010. la mecánica del amor
Sentí que no tenía ningún tipo de respiración. También me sentía pálido, como si toda la sangre en mis venas se hubiese marchado. Varias gotas de sudor caían por mi frente. Di unos pasos hacia atrás hasta sentarme en uno de los bancos que había en el jardín. Winter vino hasta quedar enfrente de mí y se cruzó de brazos, arqueando una ceja y negando con la cabeza.
— ¿No eres capaz de quererme porque yo no soy rica y famosa como Erika?
— P-pero... apenas te conozco, Winter.
— Lo sé, y sueno como una lunática diciéndote que te quiero, ¿verdad? Imagínate cómo suenas tú pidiéndome que no esté con otro chico porque estás celoso.
— ¿Qué?
— No estoy enamorada de ti, ni te quiero – rió ella –. Quería que te dieras cuenta de lo estúpido que estabas sonando.
— ¡Joder, Winter, no me des estos sustos! – dije enfadado, respirando otra vez.
— ¿Me dejarás tranquila ahora? – dijo, empezando a caminar de vuelta hacia la fiesta.
— Pero... ¿podré seguir viéndote? – pregunté, corriendo tras ella y agarrando su muñeca.
— Quizás.
Winter sonrió e hizo que la soltara antes de seguir caminando, dejándome atrás. Yo di un gruñido y volví también a la fiesta. Unos segundos después de llegar a donde todo el mundo estaba, ya comiendo el aperitivo, que era servido por varios camareros que se paseaban entre la gente con enormes bandejas, Erika corrió hacia mí. Llevaba un vestido distinto, aquel era algo más sofisticado y con menos cola que el anterior.
— Mi osito, ¿dónde te habías metido? Te estaba buscando – dijo, antes de darme un corto beso.
— Había ido al baño, princesa – sonreí, abrazando su cintura –. Estás preciosa.
— ¡Aw, mi rey! – dijo con su voz chillona – ¡Te quiero tanto!
— Vamos a comer algo – dejé de abrazarla pero dejé uno de mis brazos alrededor de su cintura para ir junto a ella hacia uno de los camareros que llevaba una bandeja con canapés de caviar.
— Tenemos que ir a hacernos fotos antes de la comida – me recordó Erika.
— Claro, deja que coma esto y ahora vamos.
A otra persona podría parecerle tedioso tener que estar haciéndose fotos constantemente con tal de satisfacer la necesidad de halagos y atención que Erika tenía. Pero a mí no me importaba. Ya que todas aquellas fotos solo ayudaban a mi imagen. Cada vez que subía una foto conmigo yo ganaba seguidores. Probablemente cuando subiera las fotos de la boda ya consiguiera llegar al millón en Instagram. Más seguidores significaba más fama, y más fama significaba más dinero. Así que podía manejar el tener que hacerme algunas fotos diariamente.
Justo cuando terminé de comerme tres de aquellos canapés de caviar, le hice un gesto con la cabeza a Erika para que fuéramos a hacernos las fotos. Sin embargo, cuando estábamos de camino a los jardines traseros donde poco antes había estado teniendo sexo con Winter, Erika tiró de mi mano hacia alguien. Al ver que estábamos dirigiéndonos hacia Winter y James, noté un nudo en mi garganta.
— ¡James! – exclamó mi mujer.
— Erika – le sonrió él, dándole dos besos –. Muchas felicidades, señora de Styles – dijo a la vez que le daba un abrazo –. Está siendo una boda preciosa. Y tú estás radiante.
— Muchas gracias, James – dijo Erika.
— Felicidades a ti también, Harry. Estás casado con una mujer encantadora, espero que sepas lo que tienes y no lo eches a perder – dijo, sonando algo amenazante.
— Por supuesto, nunca arruinaría mi relación con Erika. Ella es todo lo que quiero.
— Aw, ¿a que es romántico, mi osito? – dijo Erika, dándome un fuerte abrazo – ¿Ella es tu novia? – preguntó, señalando a Winter – Príncipe, ¿cómo no me dijiste que la cantante que contrataste era la novia de James? ¿Cómo era tu nombre?
— Winter – respondió la rubia, sonriendo hacia Erika como si nada –. Muchas felicidades a los dos.
— Winter... intentaré recordarlo – rió ella –. Hey, si eres la novia de James ten-...
— No soy su novia. Solo nos estamos conociendo – la interrumpió.
— Pero pinta bien la cosa... ¿no? – murmuró James, pasando su brazo por encima de los hombros de Winter, que tan solo sonrió y bajó la mirada, actuando como si estuviera nerviosa.
— Aw, sois adorables. Seguro que termináis siendo novios. ¡Incluso casados! Así que tenemos que hacernos amigas. ¿Qué te parece si mañana pasamos el día juntas?
— No es una buena idea – dije rápidamente.
— ¿Por qué no? – preguntó Erika, arqueando una ceja.
— Uhm... es nuestra luna de miel.
— Ya sabes que no nos vamos hasta la semana que viene, cariñito. Ay, madre mía... ¡no sé dónde tienes la cabeza!
— Me encantaría pasar el día contigo, Erika – sonrió Winter, apoyando la cabeza en el hombro de James –. Quiero conocer a los amigos de Jay-Jay.
— ¡Genial! Pídele mi número a James y quedamos por la mañana, ¿vale? – sonrió, acercándose a darle dos besos a la rubia – Ahora tenemos que irnos, nos vemos luego.
James y Winter se despidieron de nosotros mientras yo sentía que iba a vomitar. "Jay-Jay". ¿Qué clase de apodo estúpido era aquel? Además, estaba preocupado. ¿Por qué Erika quería hacerse amiga de Winter y por qué ésta había aceptado la invitación? ¿Tenía Winter planeado contarle lo que había pasado entre nosotros? Tenía que impedir que aquello ocurriera.
— Erika, no creo que debas hacerte amiga de Winter.
— ¿Por qué no? ¿Qué te pasa, Harry?
— No sé, no me da buena espina.
— ¡Pero si tú mismo la contrataste para la fiesta de compromiso!
— ¡Por eso mismo! Ahora sabe que tu padre es el Dom Richards, seguro que solo quiere hacerse amiga tuya para hacerse famosa.
— Oh, por favor, Harry. ¿Y qué más da? ¿Has visto lo guapa que es? Necesito más amigas guapas para mi Instagram.
— ¿En serio, Erika? – bufé.
— No tienes que preocuparte por mí, osito. Estaré bien, ahora vamos a hacernos las fotos.
Después de que nuestro fotógrafo principal nos hiciera varias fotos, Erika y yo regresamos al aperitivo, anunciando que la comida ya iba a empezar, así que todo el mundo se fue a sus mesas asignadas. Desde mi lugar podía ver perfectamente a James y Winter, y estaba seguro de que más de uno debió notar como no podía apartar mi mirada de la rubia mientras ésta no dejaba de coquetear con mi amigo, dándose de comer el uno al otro y riendo con complicidad. Al terminar de servir el postre, la fiesta propiamente dicha iba a empezar, así que nos cambiamos de localización, mientras Erika iba a cambiarse de vestido nuevamente, a uno sin nada de cola para poder bailar sin pisársela. Ella y yo abrimos el baile, con un vals clásico, mientras cientos de flashes grababan el momento, probablemente para subirlo a Instagram Stories. La cabeza de mi mujer estaba apoyada en mi torso, mientras yo debía dirigir sus movimientos, ya que ella tenía el oído atravesado y era tan mala bailando como lo era cantando. Poco a poco la fiesta se fue animando, la música cambió de estilo, la gente no dejaba de pedirse copas, y Winter se volvió el alma de la fiesta con sus pasos expertos y su movimiento de caderas completamente hipnótico. Varias personas se fijaron en ella, haciendo un corro a su alrededor, mientras ella reía y bailaba, sacando a varias personas para que la acompañaran, tratándolas como si fueran amigos suyos de toda la vida.
Mientras Erika se fue a retocarse el maquillaje y el peinado con sus trabajadores encargados de cada cosa, yo me acerqué hacia Winter y James, que en aquel momento bailaban juntos al ritmo de Britney Spears y su ... Baby One More Time. Cuando el chico vio que me estaba acercando a ellos, sin apartar mi mirada de la rubia, agarró sus mejillas y se acercó a sus labios, besándola con fuerza. Winter, lejos de rechazarle, agarró la corbata que James llevaba, tirando de ésta para acercarle más a sus labios. Él bajó una de sus manos hasta el culo de Winter, poniendo su mano sobre éste y acariciándolo poco a poco. La canción poco a poco se fundió, dando paso al clásico de Oasis, Wonderwall. Yo, sin ningún tipo de reparo, agarré la cintura de la rubia con ambas manos e hice que se girara, y que por tanto dejara de besar a James. Me miró con la ceja arqueada, yo solo sonreí y agarré su muñeca para que se acercara a mí.
— Solo quiero bailar – susurré a su oído –. Se te da muy bien.
— Todo se me da bien, Harry – rió ella –. ¿Estás seguro que lo que quieres no es poner a James celoso? – adivinó.
— Tan solo quiero bailar. Si a él eso le pone celoso es que tiene un problema.
— ¿Todo bien, Styles? – interrumpió James, acercándose a nosotros y pasando su brazo por encima de los hombros de Winter.
— Sí, sólo quiero bailar con ella. No puede ser que haya bailado con todos los invitados a la boda pero no con los novios.
— Bueno... está bien, pero piensa que todo el mundo os está viendo – dijo, todavía algo receloso, antes de dar unos pasos hacia atrás.
— James es mi amigo – susurré al oído de Winter, abrazando su cintura y moviéndome lentamente al ritmo de la canción.
— Lo sé... ¿y qué?
— No quiero que le hagas daño.
— No es mi intención.
— ¿Vais, de verdad, a ser novios?
— Quizás.
— ¿Te gusta más que yo?
— ¿Qué importa? Tú estás casado, él no.
— ¿De verdad quieres hacerte amiga de Erika?
— ¿Estás de broma? Su padre es Dom Richards.
— ¿No le dirás nada? De lo que pasó entre nosotros.
— Claro que no.
— ¿Por qué no? Podrías sobornarme, pedirme dinero, o contactos.
— No soy mala persona. Además, si te sobornara, no podría volver a acostarme contigo.
— ¿Tienes pensado volver a acostarte conmigo?
— Quizás.
— Eres algo impredecible.
— Lo sé.
— Y no sé por qué, pero me encantas.
— Lo sé.
— ¿Cómo puedes saberlo?
— El corazón... – susurró a mi oído, poniendo una de sus manos en el costado izquierdo de mi pecho – te late rápido. Tienes las pupilas algo dilatadas, cada vez que me miras te pasa... Así que o estás permanentemente drogado, o es que te gusto.
— No sólo eres guapa, ardiente, y tienes un talento increíble, sino que además eres lista... ¿tienes algún defecto, Winter?
— Muchos – rió ella, negando con la cabeza.
— ¿Como por ejemplo?
— No voy a exponerte mis debilidades, Harry. No soy tan estúpida. Sé que lo usarías para que me enamorara de ti.
— El amor no funciona así.
— ¿Ah no?
— No. ¿Nunca has estado enamorada?
— No.
— ¿Es ese tu defecto? ¿No sabes querer?
— Quizás – susurró a mi oído, a la vez que la canción terminaba.
Antes de dejarme intentar seguir conociéndola, Winter se alejó de mí. Volvió hacia James, que había ido a por dos copas. Le pasó una de ellas a Winter, que apoyó su cabeza en el hombro del chico. Éste la abrazó con un solo brazo, mientras su mirada se perdía en algún lugar del suelo, y su sonrisa se desvanecía. Era imposible que Winter no hubiera querido a nadie en toda su vida. Alguien debía ser el causante de aquel huracán que era Winter Rose.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top