004. la señora de styles

Vi a Louis susurrándole algo a la chica con la que estaba antes de caminar hacia mí, mientras ella le esperaba a pocos metros de nosotros. Yo suspiré, sabiendo lo que iba a decirme, lo mismo que los otros dos me habían dicho poco antes que él.

— Hey, Harry... – dijo Lou.

— Puedes irte con esa chica, Louis. No me sentiré ofendido porque me dejes solo en mi despedida de soltero.

— ¿Estás seguro? No suenas convincente.

— Lo digo en serio, Louis – reí levemente –. Realmente pensaba que Winter iba a venir... estaba equivocado – me encogí de hombros.

— Tienes a Erika... créeme, que no haya aparecido es lo mejor.

— Sí, supongo que tienes razón – asentí –. Venga, ve... esa chica se ve realmente impaciente por meterse en tu cama – susurré antes de reír –. Yo estoy muy cansado, apenas dormí anoche, creo que es mejor que me vaya ya a la cama – dije, terminándome mi vaso de whisky.

— Está bien. Nos vemos mañana, ¿sí?

— Claro. Pásalo bien – sonreí, antes de darle una palmada en el hombro.

Louis me sonrió de vuelta antes de irse con aquella chica, desapareciendo entre el tumulto de gente. Yo pedí un whisky más a la camarera, que me lo sirvió rápido. Me lo tomé todo de un solo trago y me encaminé hacia mi habitación. Una vez entré, me di cuenta de que las luces estaban encendidas. Arqueé las cejas, escuchando también la televisión de la habitación encendida. Miré a mi alrededor, buscando algo que pudiera servirme de arma por si alguien peligroso se había colado en mi habitación. Solo encontré un paraguas, así que lo empuñé y me acerqué poco a poco hacia la habitación. Mi sorpresa llegó cuando me encontré, tirada sobre la cama, con la botella de champagne que había pedido la noche anterior y con unas chocolatinas del minibar, a Winter. Al verme y, sobretodo, al ver mi arma, soltó una carcajada.

— ¿En serio? ¿Un paraguas como arma? ¿Qué tan cliché eres, Harry Styles?

— ¿Cómo has entrado en mi habitación? – pregunté, confundido pero no molesto. Nada molesto. Ella, antes de responderme, se puso de pie.

— Oh Dios mío... he perdido mi llave, ¿qué hará mi marido cuándo se entere? – dijo, fingiendo estar afligida – No, no puede saberlo... ¡se enfadará tanto! Por favor, señor... ¿cree usted que podría abrir la puerta de mi suite? Estoy seguro de que mi marido, el Sr. Styles, se lo agradecerá.

— Ah... ¿Tu marido, eh? – dije, sonriendo levemente, bajando el paraguas y apoyándome en el marco de la puerta.

— Sí... parece ser que ésta es nuestra noche de bodas – rió ella, antes de volver a sentarse en la cama y seguir comiendo la chocolatina que había dejado a medias.

— En ese caso... – murmuré, empezando a desabrochar mi camisa y a acercarme a la cama.

— ¿Qué haces? – rió ella – Ya te dije que no voy a acostarme con el primer idiota con dinero que tontee conmigo.

— Hey, eres tú la que se ha metido en mi cama. No me mandes señales confusas.

— Solo estaba esperando que volvieras.

— Te dije que vinieras al casino, que estaría allí.

— No creo que quisieras que tus amigos te vieran irte a tu habitación con una chica tan atractiva en tu despedida de soltero.

— ¿Qué? N-no... es la despedida de un amigo, ya te lo dije.

— Harry, por favor... ¿Te crees que habría venido aquí sin investigar que no me estuviera metiendo en la habitación de un psicópata primero? – rió, sin apartar su mirada de la TV – Fue bastante fácil encontrar 'Harry Styles' en Instagram, sobretodo teniendo en cuenta que casi tienes un millón de seguidores.

— Oh... ¿cómo sabes mi nombre? Yo no te dije cómo me llamaba en ningún momento.

— Tu amigo te llamó Harry, y luego te llamó Styles... fue fácil unir los puntos.

— Y... ¿no te importa que tenga novia?

— Yo solo he venido a cantar, no sé por qué debería importarme que tengas novia. Además... lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas – dijo, mirándome un segundo, con media sonrisa, antes de volver su mirada a la televisión.

Sonreí, mordiéndome el labio, mientras miraba a la chica. Se había cambiado, obviamente, y no había venido en lencería, para mi desgracia. Sin embargo sus aparencia 'indie', á la fan de All Time Low y Arctic Monkeys era también bastante atractiva, los shorts tejanos negros que llevaba dejaban a la vista sus largas piernas, y el sencillo top negro tenía un buen escote. Alrededor de su cintura llevaba una camisa de cuadros roja atada. Y me llama a mí cliché, pensé.

— Bueno... ¿qué estamos viendo? – pregunté, estirándome a su lado y mirando hacia la TV, viendo un cadáver en descomposición – Algo no muy agradable, eso seguro.

— Criminal Minds – dijo ella, dando un trago a la botella de champagne, acabándosela –. He visto tanto esta serie que sabría cómo perpetrar el crimen perfecto sin ser descubierta.

— ¿Tendría que estar preocupado?

— Probablemente... tienes a una extraña en tu cama – asintió ella, antes de reír –. Este champagne estaba increíble.

— Sí, imagino que lo estaba – asentí, tomando la botella y comprobando que, efectivamente, no quedaba nada.

— Hey, sabía que habrías estado bebiendo toda la noche, me llevabas ventaja.

— ¿Te parece si pedimos otra? – sugerí.

— Sí, suena como una buena idea – asintió ella –. Y algunas chocolatinas más no estarían mal.

— ¿Quieres que pidamos algo de comer? Tienen un buen restaurante, seguro que el servicio de habitaciones puede subirnos algunos platos.

— Tengo una mejor idea... – dijo, poniéndose de pie – Cámbiate.

— ¿Qué?

— Ponte algo más cómodo, no vas a ir por ahí en traje como un viejo.

— Winter, solo tengo trajes – reí, negando con la cabeza.

— Oh vamos, todo el mundo tiene un par de tejanos y una camiseta.

— Bueno... veré qué puedo hacer – asentí, yendo hacia el armario.

— Te esperaré en el sofá – dijo, señalando la estancia de al lado.

— Puedes quedarte si quieres, no me importa.

— Con que uno haya visto al otro ligero de ropa ya es suficiente – rió ella, yendo hacia el salón.

Me apresuré en quitarme el traje que llevaba. Entonces cogí el único par de tejanos que había llevado en mi maleta. No había llevado ninguna camiseta, pero sí un polo blanco. Metí el polo por dentro de mis tejanos y me puse un cinturón para asegurar ambos. Tampoco había llevado ningunas deportivas, así que volví a ponerme los zapatos negros que había llevado con el traje. Me eché algo de perfume y fui hacia el sofá, donde Winter me esperaba mirando su teléfono. Al mirarme soltó una carcajada y negó con la cabeza.

— ¿Esa es tu idea de vestirte más informal?

— Esto es lo más informal que tengo, Winter.

— Eres un hombre extraño, Harry Styles... – susurró, poniéndose de pie justo delante de mí.

— Sí... lo soy – admití, sin poder apartar mis ojos de los suyos. Winter sonrió por un segundo, y se puso de puntillas. Creí que iría a besarme, pero sus labios se dirigieron a mi mejilla.

— Vamos.

— ¿A dónde?

— Ya verás.

— Winter...

— Por favor, Harry... no seas estirado, déjate llevar por una noche, ¿quieres? – dijo, suspirando – Sólo una noche, haz algo diferente por una vez en tu vida.

— Está bien – acepté –. Una noche. Tú estás al mando.

— Gracias – sonrió ella –. Vamos, entonces.

Winter agarró mi mano y se dirigió hacia la puerta. Yo me quedé algo parado al ver la iniciativa que tenía. Nunca había estado con una chica así, siempre había estado con chicas millonarias y estiradas a las que había que conquistar por días antes de que te dejaran tocarles siquiera la mano. Sin embargo no quise quedar como un idiota, así que solté su mano y pasé mi brazo por encima de sus hombros. Winter le dio al botón del ascensor que estuvo en la planta pronto, así que entramos en éste, estando solos. Ella, sin decir nada, agarró mis mejillas y empezó a besarme. Yo me quedé de nuevo parado ante su descaro, quedándome quieto por unos segundos, pero aquel beso no podría durar mucho porque el ascensor llegaría pronto al hall del hotel. Por lo que intenté serenarme, y pasé mis brazos alrededor de su cintura para seguir su acelerado beso. Sus labios se movían con seguridad, siendo toda una experta, sabiendo lo que hacía.

— Vamos... – susurró sobre mis labios, tirando de mi polo hacia ella.

— ¿Eh?

— Ya hemos llegado – dijo, señalando la puerta abierta y separándose de mí –. Vamos.

— Ah, claro... Vamos – asentí, sabiendo que me esperaba una noche, cuanto menos, interesante.

Ella, aquella vez sin siquiera esperarme, se puso a caminar hacia la salida del hotel. Yo me apresuré en seguirla, yendo un par de pasos por detrás de ella. La vi sacar algo del bolsillo de sus shorts. Luego pude ver que era una llave. Lo cuál confirmé cuando se detuvo frente a una vieja moto y sacó dos cascos de ésta, pasándome uno a mí. Yo la miré arqueando una ceja, no muy cómodo con la idea de subirme en aquel trasto. Sin embargo ella pareció ni inmutarse, ya que se puso el casco y subió a la moto, haciéndome un gesto con la cabeza para que subiera detrás de ella.

— No sé si es seguro... – dije, negando con la cabeza.

— Harry. Una noche. Yo estoy al mando, tú lo has dicho. Ponte el casco y súbete.

— Está bien... – acepté, todavía no convencido.

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