003. noche de cabaret
Al llegar las seis y media de la mañana ya tuve que darme por rendido, teniendo que aceptar que Winter no iba a aparecer. Suspiré y dejé mi vaso de whisky vacío sobre la mesa de blackjack donde había perdido unos cuantos de cientos de dólares y me encaminé junto a Louis hacia el ascensor. Cuando ya estábamos dentro de éste, me apoyé en la pared y suspiré, echando la cabeza hacia atrás.
— ¿Qué te pasa? Has estado muy raro toda la noche – dijo mi amigo.
— Nada.
— Harry... puedes engañar a los otros, pero no a mí. ¿Te han rechazado, verdad?
— ¿Cómo lo sabes? Louis, me das miedo.
— ¿Quién ha sido? ¿Una del bar musical?
— La rubia... la última que cantó, ¿la recuerdas?
— Joder que si la recuerdo...
— Estuvimos tonteando... estaba convencido de que vendría.
— Quizás estás perdiendo facultades.
— Harry Styles no pierde facultades.
— No hables de ti en tercera persona, da muy mal rollo.
— Como sea... no entiendo qué ha pasado.
— Bueno, quizás sea mejor así, ¿no crees? Estás a apenas un par de semanas de tu boda, Harry. No creo que verte con una rubia sea lo mejor que puedes hacer ahora mismo.
— No lo entiendes...
— Sí lo entiendo, quieres engañar a tu prometida. Lo entiendo perfectamente.
— No lo entiendes... es Winter...
— ¿Qué pasa con ella?
— Es... – suspiré – no puedo explicarlo.
— Solo olvídate de ella, no le has interesado. Sigue adelante y cásate con Erika.
— Cómo sea... ésta es tu planta – dije, cuando las puertas del ascensor se abrieron –. Nos vemos en un rato.
— Descansa, que se te pase la borrachera y verás que tengo razón.
Puse los ojos en blanco antes de que las puertas volvieran a cerrarse para que el ascensor siguiera subiendo hasta la última planta. Fui hasta la puerta de la suite presidencial, donde me estaba quedando. Suspiré, abriendo la puerta con la tarjeta y me fui directo hacia la habitación, tirándome a la cama. Saqué mi móvil para echarle un vistazo antes de dormir, y entre notificaciones vi varios mensajes de Erika. Suspiré pesadamente y desbloqueé el móvil, viendo lo paranoica que se había puesto, preguntándome dónde estaba y si estaba bien.
H.S: Hola, mi amor. Siento no haberte respondido los mensajes y las llamadas. Estaba por ahí tomando algo con mis amigos y luego hemos estado en el casino. Ahora voy a acostarme. Te llamaré cuando me despierte. Te quiero x
Tras eso, puse a cargar el teléfono, dejándolo en la mesita de noche. Luego me deshice de mi ropa y apagué la luz para dormir. No fue mucho más tarde, apenas un par de horas o tres cuando mi móvil me despertó, sonando con fuerza. Yo di un gruñido y miré la pantalla, viendo el nombre de Liam. Carraspeé un poco para intentar disimular mi voz adormilada y atendí la llamada.
— ¿Qué quieres, Liam?
— Estamos en el restaurante, desayunando. ¿No vienes?
— Joder, me acosté hace un par de horas... – gruñí, volviendo a cerrar los ojos.
— Bueno, como quieras. Es que hay alguien aquí preguntando por ti.
— ¿¡Qué!? – exclamé, incorporándome de golpe – Uhm... ahora voy, ahora mismo. Dos minutos y estoy ahí.
Colgué la llamada para ponerme de pie. Corrí hacia mi maleta, que estaba abierta sobre el tocador que había al lado de mi cama. De ésta saqué unos tejanos y una camisa de manga corta. Me miré al espejo, viendo que mis ojeras estaban bastante marcadas, así que fui en busca de mis gafas de sol y luego guardé mi móvil en el bolsillo trasero de mis pantalones. Mientras salía de la habitación, metí mi camisa por dentro de los tejanos y, tras picar al botón del ascensor, me puse un cinturón. Pasé mi mano por mi cabello, despeinándolo levemente hacia atrás. Y entonces fui directo al restaurante. Al llegar me tomó un momento ver en qué mesa estaban mis amigos, pero cuando les encontré me acerqué.
— ¿Quién preguntaba por mí? – dije, ansioso, nada más llegar a la mesa.
— Buenos días a ti también – rió Niall.
— Es ese hombre de ahí – dijo Liam, señalando a un hombre en traje.
— Oh... – dije, decepcionado. Entonces me acerqué al hombre en traje – Buenos días, soy Harry Styles... ¿estaba preguntado por mí?
— Así es, me manda Erika Richard. Quería asegurarse de que usted se encuentra bien así que me ha encargado que sea su seguridad durante el tiempo que se encuentre en Las Vegas.
— ¿Qué? – pregunté, sin poder creerlo – Discúlpeme un momento.
Me aparté del hombre y salí del restaurante, quedándome en el pasillo que llevaba a éste. Entonces saqué mi móvil, marcando a Erika. Estaba furioso así que tenía apenas unos segundos para calmarme antes de que ella respondiera la llamada. Di dos respiraciones profundas y entonces escuché su voz.
— ¡Hola, mi príncipe! – exclamó su chillona voz – ¿Cómo estás, pastelito?
— Erika... ¿por qué me has mandado a un segurata?
— Solo quería asegurarme de que estabas bien y no te pasaba nada, osito... Estaba tan asustada cuando no respondiste mis llamadas que supe que tenía que asegurarme, de algún modo, que estabas bien.
— Vas a llamarle ahora mismo y vas a decirle que se vaya.
— Pero... ¿por qué? ¡Harry yo solo quiero que estés bien!
— ¡Estoy bien, no va a pasarme nada, Erika! – dije, dándome cuenta de que estaba alzando demasiado la voz, así que volví a bajarla, empezando a susurrar para evitar que personas curiosas se enteraran de lo que estaba hablando – Cuando estoy por ahí, pasándomelo bien, no suelo mirar el teléfono.
— ¿Pero y si te pasa algo? Yo no me enteraré hasta horas más tarde.
— ¡Estoy con mis amigos, seguro que ellos podrían avisarte si algo pasara!
— Si tenéis un accidente de coche... ¿entonces qué, Harry? Ninguno podría avisarme.
— Está bien... hagamos un trato, ¿vale? Te enviaré un mensaje, cada media hora, para que veas que estoy bien. Pero le dices a ese gorila que me has mandado que se vaya.
— ¿Cada diez minutos?
— ¡Erika, por dios!
— Está bien, cada media hora – aceptó –. Pero no me quedo del todo tranquila.
— Con que te deshagas de ese gorila me basta.
— Está bien, ahora le llamo. Te quiero, mi rey.
— Y yo a ti.
Colgué la llamada y, mientras volvía a entrar al restaurante, vi al segurata hablando por teléfono. Solo fue por unos minutos, luego me miró, se despidió con un movimiento de cabeza y, gracias a dios, se fue. Yo volví hacia mis amigos y me senté en la única silla libre antes de que ellos empezaran a reírse.
— ¿Qué os pasa, idiotas?
— ¿Quién creías que sería, eh? – pregunto Niall, moviendo sus cejas y dándome un codazo – Sí que te has dado prisa en bajar...
— Nadie... – puse los ojos en blanco – Sois unos pesados, ¿eh?
— ¿Qué quería?
— Era un segurata que Erika había contratado para asegurarse de que no me pasara nada... es demasiado paranoica a veces. Pero ya está todo arreglado.
— Claro, no querrás que alguien que trabaja para tu prometida vea todo lo que haces aquí, ¿no? – dijo Louis, arqueando una ceja.
— No tengo nada que esconderle, simplemente no quiero ir con un segurata por ahí.
Tras eso, mis amigos se pusieron a hablar sobre qué plan querían hacer. Decidimos quedarnos en el hotel durante el día, en la piscina, y volver a salir por la noche. Les convencí de volver a ir al mismo bar musical aquella noche. Liam me ayudó ya que él había estado ligando con una de las camareras y quería volver para pedirle su número. Así que al final decidimos que volveríamos a ir, y aquella noche iba a conseguir que Winter se volviera conmigo al hotel, costara lo que costara.
Me pasé todo el día mirando la hora, y asegurándome de escribirle a Erika cada media hora. Cuando ya empezaba a oscurecer cada uno volvimos a nuestra habitación para arreglarnos. Me puse mi mejor traje, queriendo impresionar a Winter. Iba a dejarla sin habla. Luego fui al baño, para arreglar mi pelo como pude. Me puse mi mejor (y más caro) reloj y los anillos exclusivos de Gucci que Erika me había conseguido. Después de una buena cena en el mejor restaurante del hotel, nos subimos a un taxi de camino al bar. Al estar en la puerta sonreí viendo el cartel que decía "Cabaret Night". Eso sonaba muy bien. Entramos en el lugar. Miré alrededor, encontrándolo más lleno que la noche anterior... entendible. De nuevo una camarera nos llevó hacia la misma mesa que la noche anterior.
Mientras las horas, y las cantantes pasaban, yo tan solo miraba el reloj, deseoso de que se acercara la hora del cierre porque aquello significaría que Winter saldría al escenario. Y al fin lo hizo, tras ser presentada por el pianista, como la noche anterior, Winter caminó con fuerza al escenario, colocándose en el centro. Aquella vez no llevaba un largo y elegante vestido, únicamente llevaba un body de lencería, en encaje rojo. Y tampoco estaba sola, le acompañaban varios bailarines, masculinos y femeninos, que la acompañaron en una sugerente -casi una orgía- coreografía cuando ella empezó a cantar All That Jazz de Chicago. Yo sentí cómo empecé a sudar levemente, solo de imaginarla en mi cama. No podía permitir que me rechazara otra vez. Tenía que llevarla a mi habitación. Nuevamente, cuando la sensual actuación de Winter acabó, hice a los chicos quedarse sentados hasta que no quedaba nadie más. Entonces les dije que fueran saliendo a pedir un taxi. Sonreí cuando fui hacia la barra y vi a Winter sentada en la misma silla que la noche anterior, tomando una copa. Todavía llevaba el mismo atuendo que cuando había cantado, así que iba a requerir un gran esfuerzo el hablar tranquilamente con ella, pero sabía que podía hacerlo.
— Buenas noches, Señorita Rose – dije, acercándome a ella.
— ¿Cómo sabes que es señorita?
— No llevas anillo – dije, señalando su mano –. En un lugar así imagino que si estuvieras casada llevarías anillo para espantar a los pesados que solo buscan sexo conmigo.
— ¿Te habría espantado a ti? – dijo, arqueando una ceja.
— Ya te dije que yo no quería sexo contigo. Estoy interesado en tu voz – dije, asegurándome de que mis ojos estaban en los suyos, y no en su generoso escote.
— Bueno... me surgieron mejores planes que ir para cantar para un.... ¿cómo era? ¿Idiota atractivo?
— ¿Y esta noche? ¿Tienes mejores planes?
— ¡Harry, el taxi está aquí! – gritó Niall desde fuera.
— Tengo que irme... – dije, señalando la puerta – ¿Vendrás conmigo?
— Me lo pensaré – sonrió ella.
— Si no quieres puedes decirlo... no te insistiré más.
— No, es una buena oferta... pero quiero ver si tengo más – dijo, antes de soltar una pequeña risa –. Buenas noches, Harry – susurró a mi oído, antes de besar mi mejilla.
— ¡Styles, que se va a ir y tardaremos la vida en conseguir otro! – volvió a gritar mi amigo.
— Será mejor que te des prisa, te están esperando – dijo, dándose la vuelta para ir hacia la puerta de personal, momento que aproveché para mirar su culo, pero al darme cuenta de que se estaba girando hacia mí volví a subir mi mirada hacia sus ojos antes de que me pillara in fraganti –. Quizás nos veamos más tarde.
— Eso espero.
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