Prologo.

Lo único que venia a mi mente era la palabra.

Corre.

Mi vida estaba colgando de un hilo, mi respiración agitada, mis pies sangrando por falta de calzado y corriendo sobre la tierra era lo peor, tres hombres buscando a una niña de 9 años solo por haber hecho una acción. Una acción la cual cambiaría su vida por completo.

El frío ya llegaba a mis piernas, mi piel era de gallina y solo podía correr y correr sin tratar de caerme por que sabía que si me caía el piso, el frío y la sensación de no poder levantarme iba a ser lo ultimo que sentiría en mi vida. El bosque ya estába cerca cada vez más solo faltaba pocos
metros, los hombres que mencioné anteriormente ya estaban muy atrás de mi pero para asegurar sigue corriendo hasta llegar a un lugar seguro.

El bosque mismo ya está al frente mío ya no había ruido y ya nadie estaba en mis espaldas,
fue cuando después de unos minutos después de entrar un poco más profundo al bosque caí en el piso al lado de un árbol el cual me recosté para revisar mis pies los cuales ardían más que el fuego por aquel maratón que hice.

Después de calmar mi respiración corte un poco mi pantalón y lo parti en dos mitades para así poder poner la tela debajo de mis pies adoloridos.

El miedo ya se había ido aunque las memorias del suceso todavía no se borraban. Mi madre suplicando por mi vida y la suya, tirada con las manos llenas de sangre y yo tirada en la esquina de la habitación viendo cómo los tres hombres lastimaban a mi mamá. Los gritos, la sangre alrededor todo era tan especifico que ni un detalle se me perdía. En la habitación logre ver un florero el cual lo partí en la cabeza del hombre que estaba arriba de mi mamá al ver que sangraba el hombre me vio y tomó unos pedazos de vidrio y lo clavo justo en el pecho de mi madre en seco. Una lágrima salió del ojo derecho de mi madre y una ultima palabra salió de su boca antes de agonizar.

"Corre".

Y aquí estoy.

Justo parada en la nada caminado con un sol que quemaba mis mejillas.
Tome una bocana de aire y seguí caminado, duré caminando más de 3 horas la brisa se podía sentir más fría eso significaba que ya estaba más adentro del norte.
El sol ya se estaba ocultando así que acelere El Paso para ver si conseguía alguna cueva en la cual resguardarme por si llovía.
Todo iba bien hasta que el sonido de un hauyido retumbó en el bosque. Todavía no era de noche pero sabía que algo no andaba bien, el hauyido sonaba como de tristeza como si alguien estuviera pidiendo ayuda.

Corrí hacia donde estaba el ruido y efectivamente cerca de un pequeño arrollo un lobo bebe huargo color caramelo brillante estaba tirado en el piso llorando sin poder moverse o que hacer.

Me acerqué cautelosamente hasta donde el lobo, esté a sentir mi presencia trato de alejarse pero no tuvo éxito.

- Hola pequeño..Necesitas ayuda?- hice un gesto como de pedir permiso para poder acariciarlo.

Este al ver que venia en paz se dejo, lo acaricie y revise su pequeño cuerpo y en efecto una pequeña rama estaba clavada en sus patitas lo cargué y con mucho cuidado traté de darle cariño para poder arrancarla.

- Shh tranquilo amigo..- Cuando estaba cargándolo pude notar sus partes y no se trataba de un cachorro si no se una cachorrita. - o mejor dicho amiga.

- Voy a contar hasta tres si? Uno.. Dos..

No llegue al tres y solo la arranqué. La pobre chillo pero logre tranquilizarla con acariciar su pata. Tome un poco de agua del arroyo y la limpie.

La lleve cargada como si de un bebé se tratara hasta que conseguí un árbol grande que daba sombra. Me recosté el piso y atraje a la cachorra hacia mi para poder estar calientes y aguantar el frío.

...

Al sentir mi cara húmeda me desperté de repente pero logre ver que la pequeña cachorra huarga me estaba lamiendo para despertar.
La mañana estaba fría, muy fría en si el cielo estaba nublado y la brisa empeoraba más. Nesecitaba encontrar refugio y comida al instante.

Tome a la lobita, la cargue y empezamos a caminar.

Estuve atenta a cada movimiento o ruido a ver si encontraba algún animal al cual cazar y comer. Pero solo estaba el ruido de la brisa fría.

La pequeña loba empezó a hauyar supuse que era por el hambre o sed.

- Tranquila Linda, pronto encontraremos algo de comer.-

3 horas después y nada. Ya casi se cumplían 3 días desde que no comía ni bebía algo decente, el viento ya estaba más que frío y mi ropa no era la muy adecuada para el clima.

- Debería de ponerte un nombre pequeña. - le sonreí a la cachorrita que llevaba en mis brazos. - A ver déjame pensar.. Moon. Ese si es un bonito nombre para una cachorra como tu.

El bosque ya se me hacia eterno, moon y yo estuvimos caminando como aproximadamente 4 horas más y el sol ya estaba bajando. Seguí caminando hasta que la oscuridad nos atrapó, no tenía a donde ir el piso está frío y no tenía nada o algo para ponerlo encima. Moon hauyaba por el frío así que la acurruqué dentro de mi ropa para que la pequeña no sufriera.

Horas después de tanto caminar un camino de antorchas se veía, cosa que llamó mi atención seguí el camino supuse que me llevaría a alguna aldea cercana. Camine aproximadamente como unos 30 minutos hasta llegar a una puerta enorme color negro, la cual daba entrada a un tipo de ¿refugio?.

Dude en tocar o llamar para ver si alguien respondía pero, tenía que hacerlo. Si no tendría que pasar más frío aquí afuera.

Tres toques deje en la puerta.

Nadie respondió.

Tres golpes más.

Lo mismo.

Cuando casi doy los próximos toques, la ventanilla de la puerta se abrió. Un hombre vestido de negro me vio ahí parada con una mirada curiosa y rara.

- Te puedo ayudar en algo? - dijo el hombre desconocido con las nos más seca y fría que pude haber escuchado en toda mi vida.

- Si, por favor.. lle-lle-vo tres di-días caminando sin rumbo alguno, sin abrigo o comida. Estoy herid-rid-da tengo rotos mi-mi-mis pies y ..-

El hombre cerró la puerta en toda mi cara.

Hubo silencio hasta que escuché el sonido de la puerta abrirse.

- Entra, ya rápido.

Que miedo.

Al entrar pude contemplar el pequeño castillo por dentro, oscuro, sucio y muy raro.

- Vamos niña. No te quedes ahí parada como tonta si no quieres que esos hombres te quiten a tu amigo.

El hombre tomó mi brazo sin fuerza y me llevó hacia las escaleras las cuales nos llevaban al piso de arriba, al caminar por unos 5 minutos pude ver que al entrar a la habitación en realidad era comedor.

Pude ver a 5 hombres ahí en la mesa principal discutiendo cosas sin sentido. El hombre me llevo hacia ello y comenzó a hablar.

-Señor, perdón por molestar pero un problemita surgió como puede ver.

- Quien es esta niña?- pregunto el señor con barba y el ceño fruncido.

- La encontré afuera pidiendo ayuda.

- Como te llamas muchacha?- pregunto otro hombre.

- Nyra señor, nyra

- A que se viene tu llegada a Castle Black?

Esto no puede estar pasando. Cómo demonios llegue hasta la muralla!?

- Mi lord, no tenía planeado venir aquí.. verá tuve que escapar y tuve que salir corriendo sin rumbo. Eh caminado por 3 días a la deriva con mi loba sin parar.

- Loba?- dijo otro hombre de cara amargada en la esquina.

- Si, mi lord.

- Disculpa niña pero tendrás que volver por donde viniste. No hay lugar para las mujeres en la muralla.

- No me diga eso mi lord! No tengo a donde mas ir! Solo mire mis pies.. no tengo zapatos siquiera. No eh comido desde hace días y mi cachorra nesecita descansar.

- No lo voy a repetir. Hermano, saca a la pulgosa de aquí.

El hombre de antes me tomó y me trato de sacar un a fuerza. Desesperadamente busque cualquier cosa que sirviera como arma y así dicho un cuchillo en frente de mi pude ver. Solté a Moon y con el mismo movimiento tome el cuchillo y lo clave en corazón del hombre.

Los hombres de la sala se quedaron petrificados con la escena.

- Si alguien vuelve a tocarme a mi o mi loba juro por dios que les corto la garganta!

La sala quedó en completo silencio. Hasta que aplausos se escucharon por detrás de mis espaldas. Dos hombres estaban parados en la puerta, un viejo que parecía de 90 años o más y otro que era más alto que el pero más joven llevaba una armadura y barba blanca se le podía notar en el rostro.

- Trabajo limpio. Ninguno de los hombres de Castle Black habrían hecho un trabajo tan bello. -dijo el hombre de armadura mirándome el cual se estaba aplaudiendo anteriormente.

- Lord Commander. Maestre Aemon.

Dijeron todos los del salón.

El señor mayor se me acercó y me dijo.

- Tu pequeña, quien te enseñó a pelear así?

- Yo misma.

- Wow, extraordinario. Pero por los siete reinos búsquenle abrigo y calzado a esta criatura que no han visto como los pies le sangran!

Dos hombres que estaban ahí salieron de inmediato de la sala al escuchar al tal maestre aemon.

- Quien eres pequeña?- se arrodilló el señor lord commander para estar a mi altura.

- Nyra señor, solo Nyra.

Mi voz estaba colgando de un hilo.

- De donde vienes?

- Vengo de Winterfell señor.

- Caminaste desde Winterfell hasta acá?

Asentí con la cabeza.

- Se nota.

- Lord Commander. - habló el hombre que intentó echarme antes.- Que vamos hacer con ella?

Hubo un silencio largo. Muy largo.

- Que se quede.

Dijo el maestre aemon.

- Que!??

Se pudo escuchar los quejidos de todos menos de el maestre y el lord commander.

- Señor, la muralla no es lugar para una niña.

- Es cierto.. Pero, ella puede aprender a cómo sobrevivir aquí. Tiene potencial.

- Yo opinó lo mismo. - dijo otro hombre de la mesa.

- Igual yo. El cambio debería de hacernos bien. Ella puede que sea una niña pero cuando se convierta en una mujer puede llegar a ser una bestia en la bátala. - dijo otro hombre.

- Lord Commander?... - dijo el maestre Aemon.

...

El señor voltio a verme y se quedó observándome por unos minutos hasta que voltio a ver a los miembros de la sala.
















- Bienvenida a la Muralla.

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