Capítulo 04 | Un buen comienzo.
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Catherine jugueteaba con su tenedor ya que no tenía mucha hambre. Ante esto, Remus le miró con preocupación.
—Deberías comer —dijo el castaño acercándole unos cereales— Así tendrás más fuerzas para comenzar las clases.
La morena asintió sabiendo que su amigo tenía razón, pero entre todo lo que había pasado y los nervios que tenía, era imposible tener una pizca de apetito.
Sirius no dejaba de mirar a la morena con una expresión confusa. No podía negarlo, se preocupaba por ella demasiado y eso que se acababan de conocer. Le transmitía una buena vibración, al igual que le pasó con James. Por eso iba hacer caso a su instinto e iba a hacer todo lo posible por cuidar de la chica.
—¿No tienes hambre? —preguntó al rato el ojigris.
Catherine negó encogiéndose de hombros. Miró la hora y vio que faltaban unos escasos cinco minutos para comenzar la primera clase, lo cual hizo que sus nervios aumentasen más y más.
—Cath, ¿Quieres que vayamos de camino al aula? —murmuró Marlene sonriendo e intentando que la chica se sintiera mejor.
—Que primero termine su desayuno —exigió Sirius. Se notaba un pequeño tono de preocupación en su voz.
Catherine miró al moreno con confusión. Los cuatro chicos le cuidaban y se preocupaban por ella. Desde el punto de vista de la chica, ellos eran los mejores... No sabía porque le ayudaban tanto pero estaba muy agradecida.
Como el ojigris había mandado, ella intentó terminar una parte de su desayuno. Marlene ya se había ido, no quería llegar tarde.
—No tengo ganas de clases... —murmuró James con voz ahogada y haciendo gestos.
—Nunca tienes ganas de ir a clase, admítelo —respondió Remus terminándose una pequeña barra de chocolate que tenía en la mano. Le encantaban los dulces tanto o incluso más que al resto del grupo.
—¡Pues vamos a ir, es mi primer día! —exclamó de repente la chica recuperando la energía , levantándose y andando con paso firme, lo que hizo que todos los chicos comenzaran a seguirla.
—El desayuno le ha sentando bien —añadió Peter en voz baja.
Los cuatro rieron levemente y comenzaron a andar a paso más rápido por los pasillos hasta llegar a la puerta del aula. Sirius suspiró cansado ya que definitivamente iban a llegar tarde. No quería que regañaran a Catherine por su culpa.
—Adelante —espetó Slughorn con un tono serio cuando entraron los cinco estudiantes al aula- Llegan tarde... Siéntense, luego hablaré con ustedes. Sobre todo contigo, señor Potter.
Si, ya era la tercera clase consecutiva que James llegaba tarde y esta vez no se iba a librar de un castigo... Los cinco alumnos asintieron a la orden del profesor sin rechistar y se sentaron en los huecos libres.
—Hoy comenzaremos con una pequeña introducción del libro, así que abridlo por las primeras páginas.
Tras sus instrucciones, todos los alumnos comenzaron a colocar sus libros sobre la mesa y a abrirlos por la primera lección. Catherine tímidamente levantó su brazo, ya que aún no tenía libro al ser su primer día.
—Malfoy, coja uno de los libros del armario para... ¿Como era tu nombre? —murmuró Slughorn serio, mirando fijamente a la chica.
—Catherine Harford, señor.
Lucius Malfoy se levantó y fue rápido a por el libro, mirando de vez en cuando a la chica. No podía evitarlo, por ahora era la única chica de su año que llamaba su atención pero, ¿el inconveniente? Catherine era Gryffindor.
—Gracias... —dijo tímidamente la morena al coger el libro y ver la pequeña sonrisa que Lucius le mostró.
Mientras tanto, Sirius miraba la situación con el ceño algo fruncido y sin saber muy bien a que se debía el enfado. Lucius se había pasado estos primeros días molestando a James e incluso a Remus, por lo que sólo sentía odio hacia él.
La clase pasó rápido para Catherine, que estaba asombrada con todo lo que se decía en el aula. Había comenzado a amar el mundo mágico y esto no era nada más que el principio. Slughorn mando tareas, a lo que casi todo el mundo suspiró con pereza ya que no querían hacerlas pero Catherine no podía dejar de sonreír y sorprenderse mientras miraba el libro con todo lo que tenían que hacer. Lucius, que no estaba sentado muy lejos de Cath, no paró de hablarle e intentar ayudarle con la clase. La chica se sintió muy agradecída con el rubio e ignoró las caras de odio que Sirius o James no dejaban de poner al ver el esfuerzo del Slytherin por llamar la atención de Catherine. Marlene también estuvo con ella, intentando ayudarla pero al final acabó yéndose con su grupo amigas.
—Nos vemos en otras clases —dijo Lucius con un tono amable, saliendo del aula. Catherine sonrió ampliamente y tras eso se dio la vuelta para mirar a sus amigos.
—¿Ocurre algo? —preguntó confusa al ver los gestos que aún permanecían en la cara de ambos morenos.
—Dejalos —añadió rápidamente Remus.
El grupo de cinco estaba esperando a que el profesor Slughorn, que tenía que hablar con ellos por su retraso al aula.
—Harford, Lupin, Pettigrew y Black —espetó el mayor nombrandolos por sus respectivos apellidos- tendréis que cumplir un castigo esta tarde junto a Filch.
—Pero... -intentó quejarse Sirius.
—Nada de peros, Black
Todos menos James, supiraron cansados. Catherine estaba algo enfadada consigo misma ya que había sido su culpa que todos se retrasaran.
—En cuanto a ti, Potter —continuó hablando Slughorn— te vendrás conmigo durante tres días y me ayudarás a colocar todos los ingredientes de pociones de la despensa, ¿entendido?
—Si, señor —contestó James aún más resignado que el resto. Se lo tenía buscado por llegar tarde a todas las clases.
—Ahora si me disculpan.
Tras esto el profesor se fue, dejándolos solos en el gran pasillo.
—Lo siento, chicos —comenzó a hablar la morena— no hubiéramos llegado tarde si no fuera por mi culpa.
—¡No digas tonterías! No es la primera vez que nos pasa —dijo rápidamente Sirius para hacer sentir mejor a la chica.
—Sobre todo a mi —añadió James riendo.
Siguieron charlando animadamente, lo que hizo que Catherine se sintiera más animada. Iban andando hacia la siguiente clase, esta vez no iban a llegar tarde.
La mañana no pasó especialmente rápido para el grupo de magos, pero las clases estaban dejando maravillada a Catherine y aún no había dado ni la mitad de las asignaturas. Encantamientos era, por ahora, una de sus favoritas. La clase le había gustado tanto que iba a leerse el libro de texto nada más llegar a su habitación. Además, la profesora le había parecido bastante más simpática que Slughorn. Su nombre era Minerva Mcgonagall y en su rostro se notaba que era estricta aunque también podía ser capaz de ser muy amable con los alumnos.
Ya era casi la hora de la comida, por lo que todo el mundo estaba saliendo de sus respectivas clases para dirigirse al Gran Comedor.
—¡Catherine, espera! —se escuchó que alguien decía desde el final del pasillo. Cath se dio la vuelta y vió a Dylen.
Aunque estaba algo enfadada por la escena de la enfermería, le dijo a los chicos que los vería en el Comedor y se acercó a él. Dylen estaba junto a Thomas.
—Venía a pedirte disculpas por lo ocurrido con tus amigos —comenzó a decir con preocupación— me puse furioso al pensar que ya no estaríamos tan juntos como siempre, que dejaríamos de ser amigos.
Catherine se sorprendió por las palabras del chico, pero negó con la cabeza mientras comenzaba a reírse dulcemente.
—¡No seas tonto! No te voy a dar de lado.
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Me siento fatal por haber tardado tanto en actualizar mis historias :(
Os quiere, Gambii ♡
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