OO8; de compras
La tarde estaba tranquila en el apartamento, con el sonido lejano de lo coches de la calle pasar por el complejo como el único ruido de fondo.
Taehyung, vestido con un jean holgado claro y una camiseta blanca que resaltaba su acaramelada piel tersa y cabello rubio, se movía por la cocina con el móvil en la mano, revisando y añadiendo más cosas a la lista de compras en la aplicación de notas.
Concentrado, murmuraba para sí mismo, tachando mentalmente los elementos ya añadidos.
—Leche, pan, frutas… ¿agregué los huevos? —preguntó en voz baja, más para sí que para cualquier oyente, revisando si ya había anotado los huevos.
Jungkook, en su habitación, terminaba de arreglarse.
Su reflejo en el espejo le devolvía la imagen de un chico más que atractivo, con una camiseta de mangas cortas negra ajustada que delineaba sus hombros y pectorales, junto a unos pantalones oscuros holgados y una camisa a cuadros sin abotonar que complementaban su estilo de vestir.
Taehyung, ajeno a lo que el menor estuviera haciendo, continuaba revisando su lista.
—Ah, jabón para lavar platos… Creo que falta eso.
—¡Ya estoy listo, hyung! —la voz grave de Jungkook resonó desde el pasillo mientras se acercaba a la cocina.
—Bien, Kook-ah —Taehyung no levantó la mirada de la pantalla, enfocado en no olvidar ningún detalle. No sabía cuánto es que volvería a tener tiempo para hacer las compras por lo que no podía darse el lujo de olvidarse algo.
El menor se detuvo junto a la puerta principal, observando al mayor mientras ajustaba su bolso sobre la mesa.
—Ah, Jungkook —dijo Taehyung sin voltear a verlo aún—, toma una de las bolsas de basura que están junto a la puerta, las tiramos en el contenedor de paso.
—Entendido, hyung —Jungkook obedeció sin rechistar, tomando las dos bolsas negras que estaban apoyadas contra la pared. Las levantó ambas con facilidad, una en cada mano, notando que no eran particularmente pesadas. —¿Ya terminaste con eso? —preguntó, con su tono despreocupado pero con un toque de dulzura.
El rubio, que aún revisaba su móvil, se dio cuenta de que ya habían pasado varios minutos desde que debía estar listo. Apurado, bloqueó el dispositivo, lo guardó en su bolsillo y tomó su bolso.
—Sí, sí, ya terminé… —dijo, girándose hacia Jungkook.
Y entonces se quedó congelado.
Sus ojos se posaron en el menor, quien lo miraba con una sonrisa sutil mientras sostenía las bolsas con una facilidad que parecía desmentir el peso que contenían. Jungkook lucía increíblemente bien bajo la luz cálida del apartamento, su cabello oscuro cayendo ligera y despreocupadamente sobre su frente, con ese aire seguro que, de alguna manera, comenzaba a desconcentrarlo.
Taehyung no dijo nada durante un segundo, su expresión de sorpresa traicionándolo antes de que tratara de recomponerse.
Pero era demasiado tarde.
Parpadeó un par de veces antes de intentar recuperar la compostura. Sus labios se separaron un instante, como si estuviera buscando las palabras adecuadas, pero lo único que salió de su boca fue una mezcla de tartamudeos.
—J-Jungkook… —comenzó, rascándose la nuca con repentino nerviosismo—. ¿Sabes que solo vamos al supermercado, verdad? No iremos una fiesta ni mucho menos a un bar.
Jungkook, quien había estado observando cada reacción del mayor con ojos brillantes, dejó escapar una carcajada baja, casi gutural, claramente entretenido por el comentario.
—¿Qué tiene de malo cómo estoy vestido, hyung? —replicó, todavía sonriendo mientras lo miraba de arriba abajo.
—Pues… no tiene nada de malo —Taehyung desvió la mirada por un segundo, sintiendo el calor extendiéndose por sus mejillas abultadas hasta las orejas—. Es solo que… no es necesario tanto para algo tan simple como ir de compras.
La risa de Jungkook se intensificó un poco, y al notarlo, el rubio apretó los labios, evidentemente incómodo pero sin poder evitar que su rostro se enrojeciera aún más.
—Hyung, me vestí así porque quería… verme bien, eso es todo —Jungkook hizo una pausa, su tono más bajo pero cargado de intenciones—. ¿Está mal?
—N-No, claro que no —Taehyung agitó una mano en el aire, como si quisiera restarle importancia al asunto—. Solo digo que podrías intentar… ser más casual.
Con un gesto exagerado, Taehyung dio un paso hacia el menor, dispuesto a tomar una de las bolsas de basura.
—Dame una, no necesitas cargar ambas.
Pero antes de que pudiera siquiera rozar la bolsa más cercana, Jungkook la movió fuera de su alcance con un gesto ágil, una sonrisa traviesa curvándose en sus labios.
—No te preocupes, hyung. Puedo con las dos.
—Jungkook, en serio —insistió el mayor, frunciendo el ceño mientras se colocaba las manos en las caderas—. No es necesario que lleves ambas tu solo.
—Y yo te digo que no tengo problema —el tono del menor era calmado, pero había un toque de diversión evidente en su voz.
—Vamos, déjame ayudarte, no seas terco —Taehyung extendió la mano una vez más, intentando alcanzar la bolsa, pero Jungkook volvió a moverla, alejándola aún más de su alcance.
—Hyung, de verdad, yo puedo. Estoy bien.
Taehyung soltó un suspiro pesado, rodando los ojos con frustración, aunque no pudo evitar que una pequeña sonrisa divertida se asomara en sus labios. Jungkook salió al pasillo con ambas bolsas en mano, girándose ligeramente para mirarlo con fingida inocencia.
—¿Vienes o me dejarás hacer todo el trabajo?
—No te recordaba siendo tan irritante —murmuró Taehyung, siguiendo al menor mientras cerraba la puerta del apartamento y la bloqueaba.
—Lo dices como si no te gustara —respondió Jungkook sin mirarlo, con una sonrisa que Taehyung no pudo ver pero sí imaginar.
Caminaron juntos hacia el contenedor de basura del edificio, bajando por las escaleras en un silencio cómodo. Cuando llegaron, Jungkook dejó ambas bolsas en el contenedor con facilidad, sacudiéndose las manos como si acabara de realizar una gran hazaña. Taehyung lo observó por un momento, algo en su interior revolviéndose al notar la seguridad y comodidad con la que el menor manejaba todo.
—Listo, hyung. ¿Qué sigue?
—El autobús —Taehyung señaló hacia la calle—. El supermercado no está tan lejos, pero no vamos a caminar hasta allí bajo este insoportable calor.
Jungkook asintió y ambos caminaron hacia la parada de autobús cercana al complejo de apartamentos.
La tarde seguía siendo tranquila, con un viento ligero que hacía que el cabello rubio de Taehyung se moviera suavemente, detalle que Jungkook no pudo evitar admirar mientras caminaban uno al lado del otro.
Una vez subieron al autobús, Taehyung eligió un asiento junto a la ventana, y Jungkook se sentó a su lado. Durante el trayecto, el rubio sacó nuevamente su móvil para repasar la lista de compras, mientras Jungkook se dedicaba a observar de reojo cada uno de sus movimientos, memorizando hasta el más pequeño detalle de su atractivo perfil.
Casi treinta minutos después, el autobús se detuvo frente al supermercado, y Taehyung guardó su móvil mientras se ponía de pie.
—Vamos, Jungkook. No quiero que esto nos tome toda la tarde.
—Como digas, hyung —Jungkook sonrió, siguiendo al mayor con pasos relajados, disfrutando de cada momento en su compañía.
El supermercado estaba moderadamente lleno, con gente moviéndose de un lado a otro, llenando sus carritos. Taehyung empujaba el suyo con una mano mientras sostenía su móvil con la otra, repasando la lista una vez más. Jungkook caminaba a su lado, o más bien, un paso detrás, observando despreocupadamente los estantes.
—Hyung, ¿cuántas veces necesitas revisar esa lista? —preguntó el pelinegro, inclinándose ligeramente para echar un vistazo al móvil del mayor.
—Hasta que esté completamente seguro de que no me estoy olvidando de nada —Taehyung lo miró de reojo, con el ceño ligeramente fruncido.
—Eres un perfeccionista.
—Y tú demasiado relajado —el rubio se detuvo frente a la sección de frutas y verduras, seleccionando con cuidado un par de manzanas mientras las examinaba minuciosamente—. ¿Cómo es que sobreviviste tanto tiempo sin mí?
Jungkook soltó una carcajada baja.
—No lo hice. Por eso estoy aquí, hyung.
Taehyung lo miró con una mezcla de diversión y exasperación antes de negar con la cabeza.
—Anda, busca algo útil en lugar de hacer comentarios innecesarios.
El menor no dijo nada más, pero la sonrisa en su rostro permaneció mientras se alejaba un poco, caminando hacia la sección de papelería cercana. Su mirada recorrió los estantes, buscando algo que pudiera necesitar para la universidad.
Mientras tanto, Taehyung continuaba llenando el carrito con frutas, vegetales y algunos productos básicos.
Justo cuando iba a llamar a Jungkook para que le ayudara a alcanzar algo de un estante alto, notó una figura femenina acercándose al menor con un sonrisa nerviosa.
La chica era baja, con el cabello castaño oscuro que caía en suaves ondas sobre sus hombros. Vestía un conjunto casual de jeans claros y una blusa blanca de mangas largas, y sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas mientras caminaba hacia Jungkook con evidente timidez.
—D-Disculpa… —la voz de la chica era suave, casi inaudible entre el ruido del supermercado.
Jungkook, que estaba comparando precios de cuadernos, levantó la mirada al escucharla. Sus ojos oscuros se encontraron con los de ella, y una sonrisa automática se formó en sus labios.
—¿Sí?
—Uh… —la chica jugueteó nerviosamente con las mangas de su blusa—. S-Solo quería decirte que… que eres m-muy guapo.
El menor parpadeó, claramente sorprendido por el comentario directo.
—Oh… gracias.
Desde su posición, Taehyung observaba la interacción, una sensación extraña comenzando a formarse en su estómago. Frunció el ceño ligeramente, preguntándose por qué aquella escena lo estaba molestando tanto.
—E-Eres estudiante, ¿verdad? —continuó la chica, sonriéndole con timidez—. ¿Vas a la universidad de aquí cerca?
—Sí, estoy en mi primer año —Jungkook respondió con amabilidad, pero sin demasiada emoción en su voz.
—Oh, yo... ¡y-yo también! —dijo la castaña, su sonrisa ensanchándose aún más.
Taehyung soltó un suspiro bajo, girando los ojos con frustración. Sin decir nada, empujó el carrito hacia otro pasillo, alejándose de ellos y olvidándose de aquello que no podía alcanzar.
—Ridículo… —murmuró para sí mismo, dejando el carrito a un lado mientras examinaba una estantería llena de cajas de cereal. Intentaba distraerse, pero las palabras de aquella chica resonaban en su mente, junto con la imagen de Jungkook sonriéndole de vuelta.
Rodó los ojos una vez más, frustrado consigo mismo.
—¿Qué me importa a mí lo que haga o diga? Es su vida.
Tomó una caja de cereal al azar y la puso en el carrito con más fuerza de la necesaria. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por ignorar la situación, no podía evitar esa sensación incómoda en su pecho, como si algo no estuviera en su lugar.
En el otro pasillo, la chica seguía hablando con Jungkook, preguntándole cosas triviales como su carrera y si vivía cerca del supermercado.
El menor respondía cortésmente a sus preguntas, pero su atención estaba parcialmente distraída, pues no podía dejar de pensar en por qué Taehyung se había marchado de manera tan abrupta. Porque sí, se había percatado de la presencia del mayor a unos cuantos metros alejados de ellos hasta que repentinamente se marchó.
—Bueno, fue más que un gusto conocerte, Jungkookie —la chica finalmente se despidió con una sonrisa, claramente satisfecha por haber hablado con él—. E-Espero poder encontrarnos en la universidad. ¡A-Adiós!
—Sí... Adiós —Jungkook se despidió, sonriendo de nuevo antes de girarse para buscar a Taehyung.
Caminó por los pasillos hasta encontrar al mayor colocando unos paquetes de fideos en el carrito, con el ceño ligeramente fruncido.
—Hyung, ¿todo bien? —preguntó Jungkook, inclinándose un poco para mirarlo a los ojos.
—¿Por qué no lo estaría? —respondió el mayor con un tono que intentaba sonar indiferente, pero que no ocultaba del todo su molestia.
Jungkook levantó una ceja, pero decidió no indagar.
—Solo preguntaba.
—Entonces deja de hacerlo y apúrate. Aún nos queda mucho por comprar.
Taehyung empujó el carrito hacia adelante, intentando ignorar la sonrisa que había comenzado a formarse en los labios de Jungkook al notar su actitud.
El camino de regreso al apartamento fue más silencioso de lo habitual.
Jungkook cargaba la mayoría de las bolsas —a petición suya—, y aunque intentó iniciar una conversación en varias ocasiones, Taehyung solo respondía con monosílabos o frases cortas. El rubio iba delante de él, con la mirada fija al frente y los labios apretados.
—Hyung, ¿seguro que estás bien? —preguntó el pelinegro por tercera vez mientras subían las escaleras hacia el apartamento.
—Estoy bien, Jungkook. Ya deja de preguntar —la respuesta de Taehyung fue rápida, casi cortante, mientras sacaba las llaves y abría la puerta.
Jungkook lo observó en silencio, su ceja ligeramente arqueada. No podía negar que la actitud del mayor le resultaba… bastante curiosa.
Una vez dentro, Taehyung se dirigió a la cocina y dejó las bolsas que traía sobre la encimera y comenzó a guardar las cosas en la alacena y la nevera con movimientos meticulosos, como si estuviera tratando de mantener su mente ocupada. Jungkook, por su parte, apoyó las bolsas que cargaba sobre la mesa y se quedó en silencio, observando cada movimiento del mayor.
Después de varios minutos de ese extraño intercambio, el menor cruzó los brazos y dio un paso hacia Taehyung.
—Hyung, ¿me vas a decir qué te pasa? —preguntó con seriedad, su tono más firme esta vez.
—Ya te dije que no me pasa nada, Jungkook —Taehyung ni siquiera se giró a mirarlo, continuando con lo suyo como si no hubiera escuchado la pregunta.
—¿Ah, no? —Jungkook dio un par de pasos más hasta quedar frente al mayor, apoyándose en la encimera para interrumpir su tarea.
—Déjalo, ¿quieres? Estoy cansado.
—Yo también estoy cansado —la voz de Jungkook era firme, sin llegar a ser agresiva—. Estoy cansado de que me ignores sin yo saber la razón.
—No te estoy ignorando —el mayor intentó rodearlo, pero Jungkook fue mucho más rápido, colocando su cuerpo frente al rubio, acorralándolo sin darle espacio para escapar.
Taehyung se tensó al instante, su espalda chocando contra el borde de la encimera mientras el cuerpo de Jungkook lo mantenía encerrado.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Taehyung, su voz temblando ligeramente mientras miraba hacia cualquier lado menos hacia el menor.
—Quiero saber por qué estás así —Jungkook inclinó la cabeza, sus ojos oscuros buscando los del mayor—. ¿Es por esa chica?
Taehyung frunció el ceño, claramente sorprendido por la pregunta, y negó rápidamente con la cabeza.
—¿Qué? No. Claro que no.
—Hyung… —Jungkook suspiró, su tono más suave ahora, pero con una pizca de diversión en sus palabras—. No mientas.
—No te estoy mintiendo —la respuesta fue rápida, demasiado rápida, lo que solo hizo que Jungkook arqueara una ceja, más incrédulo que antes.
—Entonces, ¿por qué no me hablas? —insistió Jungkook, inclinándose un poco más hacia Taehyung, acercándose lo suficiente como para que el mayor pudiera sentir su respiración impactando en su rostro—. ¿Por qué te fuiste tan molesto cuando esa chica me habló?
Taehyung tragó saliva, sintiendo su corazón latiendo con fuerza en el pecho.
—No estaba molesto.
—¿No? —Jungkook se inclinó un poco más, un destello de diversión brillando en sus ojos mientras estudiaba cada reacción del mayor.
Taehyung desvió la mirada hacia el suelo, evitando el contacto visual. No podía permitir que Jungkook supiera lo que realmente estaba sintiendo, no podía admitir que aquella interacción con la chica había despertado algo en él que no entendía del todo, pero que sabía que estaba mal.
Muy mal.
—Déjame pasar, Jungkook —su voz era apenas un susurro, cargada de tensión.
—No hasta que seas honesto conmigo —el tono de Jungkook seguía siendo suave, pero firme, como si supiera exactamente cómo manejar la situación.
El silencio se prolongó por varios segundos. Taehyung seguía mirando hacia el suelo, con el ceño fruncido y los labios apretados, sin saber qué decir. Finalmente, Jungkook sonrió, dando un paso hacia atrás para darle espacio al mayor.
—No te preocupes, hyung —su voz era calmada, pero había un toque de travesura en sus palabras—. A mí no me gustan las chicas.
Taehyung alzó la mirada de inmediato, sorprendido por la confesión.
—¿Qué…?
—Y tampoco me gustan los chicos de mi edad —Jungkook mantuvo su sonrisa, dándole una última mirada al mayor antes de alejarse por completo, dirigiéndose a su habitación.
Taehyung se quedó inmóvil, todavía apoyado contra la encimera, con su mente tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Sus cejas se fruncieron ligeramente mientras las palabras del menor resonaban en su cabeza.
¿Qué demonios quería decir con eso?
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