OO7; bella durmiente

El sol entraba resplandeciente por las ventanas de la cocina, bañando el pequeño espacio con una luz cálida y acogedora. Taehyung, vestido con ropa cómoda y una sudadera holgada unas tallas más grande, revisaba uno a uno los estantes de la alacena, frunciendo ligeramente el ceño. 

—¿Otra vez se acabaron los fideos? —murmuró, dejando escapar un suspiro al descubrir que el estante estaba prácticamente vacío. 

A su lado, Jimin terminaba de arreglarse mientras se miraba en el reflejo de la tetera brillante que estaba sobre la encimera. Vestía su uniforme de trabajo, ajustando los últimos detalles con la precisión de alguien que tenía prisa pero también que deseaba verse bien. 

—Taehyung, no sé cómo lo haces, pero siempre encuentras algo para cocinar, aunque parezca que solo queda aire y un paquete de galletas vencidas —el castaño dejó escapar una risita, girándose para mirarlo con una sonrisa mientras se peinaba los últimos mechones castaños que habían decidido rebelarse. 

Taehyung cerró la puerta de la alacena con un golpe suave, apoyándose contra la encimera. 

—Pues esta vez, ni eso —suspiró con dramatismo, cruzándose de brazos. Luego señaló la alacena que estaba prácticamente vacía con un gesto de la mano—. Honestamente, necesitamos hacer compras antes de que termine cocinando aire de verdad. 

Jimin giró los ojos al techo, dejando escapar un suspiro teatral mientras colocaba el cepillo para el cabello sobre la encimera. 

—Eso suena como una aventura que no estoy dispuesto a emprender. Hoy tengo turno completo, ¿recuerdas? —acomodó el cuello de su camiseta que llevaba el logo de su lugar de trabajo en el pecho y luego señaló hacia el pasillo—. Pero, si quieres, Jungkook puede acompañarte esta tarde. 

El solo mencionar el nombre de su hermano hizo que Jimin rodara los ojos.

—¿Jungkook? —repitió Taehyung, alzando las cejas con curiosidad—. ¿Acaso no sigue durmiendo? 

—Exacto —Jimin soltó un bufido divertido mientras comenzaba a caminar hacia la habitación de su hermano menor—. Pero no por mucho tiempo. 

Taehyung lo siguió con la mirada, entretenido por la actitud de su mejor amigo. Apoyó un codo en la barra de la cocina y se cruzó de brazos, disfrutando el espectáculo que estaba a punto de presenciar. 

Jimin llegó a la puerta de Jungkook y golpeó tres veces con los nudillos, con tanta fuerza que incluso Taehyung se sobresaltó un poco. 

—¡Bella durmiente! —gritó el castaño con tono burlón, inclinándose hacia la puerta como si esperara que su voz atravesara los sueños de su hermano—. ¡Es hora de despertar! El mundo no gira alrededor de tu pereza, hermanito. 

El rubio no pudo evitar reírse en voz baja desde la cocina, su melodiosa risa resonando en apartamento. 

—Eres tan dramático, Jimin —dijo entre risas, negando con la cabeza. 

Jimin giró el rostro hacia él con una sonrisa cómplice, señalando la puerta que permanecía cerrada. 

—Dramático no, realista. Si dejo que este mocoso duerma más, capaz se levanta mañana. 

La risa de Taehyung se volvió más fuerte al escuchar el comentario, llenando el aire con su calidez mientras Jimin seguía golpeando la puerta de manera insistente. 

—¡Vamos, Jungkook! ¡Deja de soñar con tus músculos y despierta de una vez! 

Desde el otro lado de la puerta, el sonido de un gruñido bajo y algo incomprensible dejó claro que Jungkook había, efectivamente, despertado. Jimin sonrió, satisfecho con su logro, y se cruzó de brazos mientras esperaba. 

—Eso es todo lo que necesitaba oír —le guiñó un ojo a Taehyung antes de volver a reír, encantado con su propia pequeña victoria matutina. 

Taehyung negó con la cabeza, divertido, mientras se acercaba un poco más al pasillo. 

—Mejor ten cuidado, Jimin. No vaya a ser que termine vengándose y te saque de la cama a las seis de la mañana mañana —dijo con una sonrisa—. No creo que te guste mucho despertar a las seis de la mañana un domingo.

—¡Que lo intente! —contestó Jimin con seguridad, riendo mientras volvía a golpear la puerta una última vez, con menos fuerza. 

Pero ningún movimiento y ninguna voz se oyó en los próximos segundos.

Jimin levantó la mano para volver a golpear la puerta, inhalando con fuerza, listo para lanzar otra ronda de gritos que seguramente harían eco por todo el apartamento. 

—¡Bella dur...! —comenzó a decir, pero fue interrumpido por la voz tranquila de Taehyung que resonó detrás de él. 

—Espera, Jimin. Déjame intentarlo a mí —Taehyung se acercó entonces al pasillo, colocando una mano suave en el hombro de Jimin para apartarlo de la puerta con delicadeza. 

El castaño lo miró con incredulidad, cruzando los brazos. 

—¿Y qué vas a hacer? ¿Susurrarle dulces palabras para que despierte? 

Taehyung sonrió con calma, ignorando las palabras de su amigo, y se posicionó frente a la puerta cerrada. Con voz suave, casi melodiosa, habló.

—Jungkook, ya es hora de levantarte... —hizo una pausa, esperando algún ruido del otro lado, pero todo lo que obtuvo fue silencio. Decidió insistir—. Ya casi son las once de la mañana, ¿no tienes cosas que hacer hoy? 

Jimin bufó detrás de él, murmurando algo sobre "técnicas inútiles", pero Taehyung lo ignoró. 

—Si no te levantas pronto, —continuó Taehyung con serenidad—, no habrá tiempo para que… 

No terminó su frase. No pudo hacerlo.

La puerta se abrió repentinamente, casi con dramatismo, dejando a la vista algo que Taehyung no estaba preparado para ver.

Frente a él, a apenas uno paso de distancia, estaban los pectorales definidos y bien tonificados de Jungkook, brillando ligeramente bajo la luz natural que se colaba por la ventana del pasillo y de su habitación en sí.

—¡O-Oh, por Dios! —soltó Taehyung en un chillido alarmado, llevándose las manos a la boca mientras retrocedía un par de pasos, su rostro teñido de un rojo intenso. 

Jungkook, quien parecía aún medio dormido, frunció el ceño con confusión mientras parpadeaba, mirando a Taehyung con una expresión de sorpresa y desconcierto. 

—¿Hyungie? —dijo, su voz ronca por el sueño. 

Ambos se quedaron congelados, mirándose fijamente. Los ojos de Taehyung subieron lentamente desde los pectorales expuestos de Jungkook hasta encontrarse con su rostro. Jungkook, por su parte, parecía completamente perplejo por la reacción de Taehyung, como si no entendiera qué había hecho mal. 

—¡Por amor a todo lo sagrado, Jungkook! —interrumpió Jimin, rompiendo el incómodo silencio con un tono de regaño severo—. ¿Es que acaso no sabes usar una camiseta? 

Jungkook finalmente apartó la mirada de Taehyung y giró los ojos hacia su hermano mayor, soltando un suspiro exasperado. 

—Acabo de despertarme, hyung —su tono era despreocupado mientras pasaba una mano por su cabello desordenado. 

—Eso no es excusa —Jimin lo señaló acusadoramente, como si fuera una especie de juez en una corte doméstica—. Mira cómo has dejado a Taehyung. El pobre casi se desmaya. 

—Yo no... —comenzó Taehyung, pero su voz se cortó cuando notó que Jungkook volvía a mirarlo, esta vez con un leve atisbo de preocupación en sus ojos oscuros. 

—¿Estás bien? —preguntó Jungkook, inclinándose un poco hacia él, como si quisiera asegurarse de que no fuera a colapsar en cualquier momento. 

Taehyung dio un paso atrás, agitando las manos frente a él como si quisiera disipar la situación. 

—¡E-Estoy bien! —dijo rápidamente, aunque su tono alto y nervioso traicionaba su intento de sonar tranquilo—. Sólo... sólo fue un susto, nada más. 

Jimin, por su parte, bufó con frustración, dirigiéndose hacia Jungkook y empujándolo ligeramente hacia atrás para que regresara a su habitación. 

—Anda, ponte algo decente. Nadie aquí quiere ver tus exhibiciones gratuitas. 

—No parece que a Taehyungie hyung le haya molestado —la voz del pelinegro adquirió un tono ligeramente travieso mientras una pequeña sonrisa curva aparecía en sus labios. 

—¡Jungkook! —exclamaron Taehyung y Jimin al unísono, aunque con tonos completamente diferentes: uno avergonzado y el otro lleno de indignación. 

El menor soltó una risa baja, levantando las manos en un gesto de rendición antes de retroceder hacia su habitación. 

—Está bien, está bien. Voy a cambiarme —su mirada volvió a posarse en el rubio por un breve momento, y su sonrisa se suavizó—. Perdón si te asusté, hyung. 

Antes de que Taehyung pudiera responder, Jungkook cerró la puerta con suavidad, dejándolo a él y a Jimin en el pasillo. 

Jimin suspiró profundamente, mirando a su amigo con una mezcla de lástima y diversión. 

—¿Esto es lo que tendremos que soportar todos los días? —murmuró, sacudiendo la cabeza. 

Taehyung no respondió; su mente seguía reproduciendo la escena, su corazón latiendo un poco más rápido de lo habitual. 

Jungkook salió de su habitación poco después con una camiseta negra holgada, su cabello negro desordenado todavía testigo de su reciente despertar. Caminó hacia la cocina, donde Jimin y Taehyung estaban inmersos en una conversación que se detuvo en cuanto lo vieron aparecer. 

Jimin, que estaba de pie junto a la encimera organizando algunos sus cosas, alzó una ceja al ver a su hermano. 

—Por fin, decidiste unirte al mundo de los vivos, ¿eh? —comentó con sarcasmo mientras cruzaba los brazos—. Ven aquí, Jungkook.

El mencionado suspiró, avanzando hasta la cocina, donde se recargó casualmente contra el marco de la puerta.

Miró a Taehyung, que estaba ocupado revisando algunos recipientes en el refrigerador. Este ni siquiera giró la cabeza para mirarlo, pero Jungkook pudo notar cómo sus hombros se tensaron ligeramente al percibir su presencia. 

—¿Qué pasa ahora? —preguntó Jungkook, con una sonrisa pequeña, mirando a su hermano. 

Jimin no perdió tiempo. Con la rapidez de alguien que tenía prisa, comenzó a bombardearlo con instrucciones. 

—Primero que nada, Taehyung tiene el día libre hoy. Tú también tienes libre, y como yo no puedo hacerlo porque estaré trabajando hasta la noche, tú vas a acompañarlo a hacer las compras. 

Jungkook arqueó una ceja. 

—¿Las compras? 

—Sí, las compras —Jimin le entregó un par de billetes, colocándoselos en la mano de manera casi teatral—. Compren lo que haga falta para el apartamento. Y de paso, aprovecha para comprar cosas que puedas necesitar para la universidad. 

Jungkook observó los billetes en su mano y luego levantó la mirada hacia Jimin, quien parecía estar haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse organizado mientras ajustaba su mochila. 

—¿Desde cuándo soy tu recadero? —preguntó el pelinegro con un tono burlón, aunque no sonaba molesto. 

—Desde siempre —Jimin le lanzó una mirada significativa antes de agarrar las llaves de la mesa—. Y no te quejes. ¿O acompañar a Taehyung a hacer las compras es un castigo para ti?

Jungkook no respondió de inmediato, pero una sonrisa suave apareció en su rostro mientras miraba de reojo a Taehyung, quien todavía estaba de espalda hacia ellos. 

—No, no es un castigo. 

Jimin rodó los ojos ante la expresión de su hermano, claramente interpretándola de otra manera, pero no tenía tiempo para detenerse a analizarla. 

—Bien. Entonces eso queda resuelto. Yo me voy ya, o llegaré tarde —se colocó la mochila al hombro y caminó hacia la puerta de entrada. Antes de salir, se giró y señaló a ambos con el dedo—. Pórtense bien. 

—Como siempre, hyung —Jungkook levantó una mano en señal de despedida. 

—Sí, sí. No quiero incendios ni historias raras cuando regrese —Jimin les lanzó una última mirada antes de desaparecer por la puerta, cerrándola detrás de él con un golpe rápido. 

El apartamento quedó en silencio por un momento, salvo por el ruido de Taehyung moviéndose por la cocina. Jungkook lo observó mientras este iba de un lado a otro, buscando recipientes y organizando lo poco que tenían. 

Por un instante, se permitió simplemente mirarlo, notando la manera en que su suéter holgado se movía con sus pasos, cómo su cabello rubio caía suavemente sobre su frente. Y aunque Jungkook había decidido hacía tiempo que quería acercarse más a él, ser "algo más", todavía no podía evitar que su corazón latiera más rápido de lo normal después de las interacciones que tenían. 

Pero no podía dejar que eso lo detuviera.

Tragándose el nerviosismo, decidió actuar, y con una sonrisa traviesa dibujándose en sus labios, habló. 

—Hyung, ¿todavía estás pensando en lo que pasó hace rato? 

Taehyung se detuvo, su mano en el mango de una sartén, pero no se giró a mirarlo directamente. 

—¿Qué? —preguntó, intentando sonar despreocupado. 

—Ya sabes, en lo que viste —la voz de Jungkook se llenó de una diversión descarada mientras se acercaba unos pasos más. 

Taehyung soltó un suspiro, sin mirarlo aún. 

—No sé de qué hablas. 

—Claro que sabes —Jungkook ahora estaba más cerca, apoyándose casualmente en la barra mientras lo miraba con una expresión burlona—. Tus ojos casi se salieron de tus órbitas, hyung. Nunca te había visto reaccionar así. 

Taehyung se tensó visiblemente, y aunque no respondió de inmediato, sus movimientos se volvieron más torpes. 

—Estás exagerando, Jungkook —finalmente se giró para mirarlo, aunque sus mejillas estaban teñidas de un leve rubor que traicionaba sus palabras. 

Jungkook sonrió más ampliamente, inclinándose un poco hacia él. 

—Oh, vamos, admítelo. Te impresioné, ¿verdad? 

Taehyung abrió la boca para responder, pero nada salió de ella. Optó por girarse rápidamente, dándole la espalda de nuevo mientras murmuraba algo incomprensible para sí mismo. 

—¿Qué dijiste? —preguntó el menor, acercándose un poco más, claramente disfrutando de la situación. 

—Nada —Taehyung agitó la mano, tratando de restarle importancia. 

Jungkook dejó escapar una pequeña risa y se cruzó de brazos, observándolo mientras pensaba en su siguiente movimiento.

Había descubierto algo muy valioso: adoraba verlo sonrojarse, ponerse nervioso, y haría todo lo posible por provocar esa reacción una y otra vez en su hyung favorito. 

hola, holaaa
perdón por no actualizar estos
días, estuve por el hospital
haciéndome análisis de rutina y
me sacaron varias veces la sangre que
sentía que se me caería el brazo jsjsjsjs
pero ahora ya estoy joya, así que

espero poder seguir actualizando seguido. 💗

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