OO6; Taehyung

El silencio en la sala era abrumador. 

Jungkook permanecía inmóvil, como si hubiera quedado atrapado en una fotografía, observando cómo Taehyung se deshacía de sus zapatos sin prisa y avanzaba hacia la cocina con la bolsa en mano. Los sonidos eran mínimos: el roce de los pasos sobre el piso y el leve crujir del papel de la bolsa cuando Taehyung la depositó sobre la encimera. 

Entonces, Taehyung rompió el silencio, girándose hacia él con una sonrisa preciosa que parecía ensayar cotidianamente. 

—¿Esto es todo? —bromeó, con un tono ligero pero cargado de intención—. Pensé que nuestro reencuentro sería más... emocionante. 

Jungkook tragó saliva con fuerza, su garganta súbitamente seca. El aire parecía más denso, más pesado. Cuando Taehyung comenzó a caminar hacia él, el espacio entre ambos se redujo hasta que el mayor estuvo justo frente a él. 

—Hola, Kookie —la voz de Taehyung era suave, cálida, era como un eco del pasado que resonaba directamente en su pecho. 

Jungkook se puso de pie de inmediato, aunque sus movimientos parecían torpes, como si no pudiera controlar su cuerpo del todo.

Estar tan cerca de Taehyung después de tantos años era abrumador.

Y cuando el mayor le sonrió de nuevo con esa sonrisa que tenía el poder de desarmarlo, Jungkook supo con certeza algo que llevaba años sospechando: está muy enamorado de Taehyung. Mucho más que antes.

Aunque el tiempo no se haya detenido, para Jungkook, seguía siendo el hombre más hermoso que había visto en su vida. Su cabello, ahora rubio y un poco desordenado, seguramente debido al viento de afuera, le daba un aire etéreo. No había crecido mucho más desde la última vez que lo vio; Jungkook le superaba por unos dos o tres centímetros que, en ese momento, parecían insignificantes. 

Pero lo que realmente llamó su atención fue su figura.

Taehyung estaba más delgado, demasiado delgado, y sus ojos, aunque llenos de vida y calidez, lucían cansados. Había ojeras bajo ellos, como sombras de las noches que seguramente había pasado en vela. 

Había cambiado.

Taehyung notó el silencio del menor y frunció los labios en una mueca de ligera frustración. Jungkook no pudo evitar fijarse en el brillo de esos labios rosados, como si estuvieran esculpidos a mano con la única intención de tentarlo. 

—¿Qué pasa, Kookie? —preguntó Taehyung con una pequeña risa—. Estás más callado de lo que recordaba. 

Jungkook abrió la boca para responder, pero las palabras no salieron. Su garganta parecía bloqueada, y su corazón latía tan fuerte que estaba seguro de que Taehyung podía escucharlo. 

El mayor lo observó detenidamente, como si tratara de descifrarlo. Luego dejó escapar una carcajada ligera. 

—Has cambiado mucho —Taehyung ladeó la cabeza con una sonrisa divertida—. Ahora eres más alto y más grande que yo... y también te has vuelto muy serio. 

Jungkook arrugó el entrecejo, incómodo por la burla implícita, pero antes de que pudiera articular una respuesta, Taehyung se rió de nuevo, con esa risa cristalina que parecía encender en mil colores a su alrededor. 

Involuntariamente, Jungkook sonrió también. 

—Ni siquiera pareces emocionado de verme —continuó el ahora rubio, fingiendo un puchero—. ¿No te alegra que esté aquí? ¿Es eso?

Jungkook negó con fuerza, sacudiendo la cabeza con tanta rapidez que su cabello le cubrió los ojos por un segundo. 

—No es eso —se apresuró a decir, con su voz un poco más alta de lo que pretendía. 

Taehyung alzó una ceja, divertido, y esperó a que Jungkook se explicara. 

—Es solo que... estoy sorprendido —las palabras salieron entrecortadas mientras Jungkook buscaba cómo explicarse sin sonar demasiado afectado. 

—¿Sorprendido? —repitió Taehyung, ladeando la cabeza en un gesto que solo acentuaba su encanto natural—. ¿Por qué? 

Jungkook tragó saliva, desviando la mirada mientras trataba de encontrar las palabras correctas. Finalmente, se atrevió a levantar los ojos hacia él. 

—Te ves diferente... a como te recordaba. 

Taehyung parpadeó, confundido por un momento, y luego señaló su cabello, suponiendo que se refería a eso. 

—¿Es por esto? —preguntó, refiriéndose al color rubio de su cabello—. Fue por culpa de un reto tonto que hice con Jimin el año pasado. Perdí, y aquí está el resultado. 

Jungkook asintió ligeramente, todavía tratando de procesar todo. 

—Aunque... probablemente me lo vuelva a pintar. No creo que el rubio sea lo mío —Taehyung rió, encogiéndose de hombros. 

—No —la respuesta de Jungkook fue inmediata, casi demasiado rápida. 

Taehyung lo miró con sorpresa, arqueando las cejas, y Jungkook se apresuró a aclarar. 

—Quiero decir... te queda... muy hermoso. 

El silencio que siguió a esas palabras fue tan denso que Jungkook deseó poder desaparecer. Se dio cuenta demasiado tarde de lo que había dicho, y cuando vio la sonrisa creciente en los labios de Taehyung, su pánico aumentó. 

—Hermoso, ¿eh? —Taehyung inclinó ligeramente la cabeza, mirándolo directamente a los ojos. 

Jungkook tragó saliva de nuevo, tratando desesperadamente de corregirse. 

—Me refiero a que... que se te ve muy, muy bien el rubio —sus palabras salieron atropelladas, y su rostro ardió con un calor insoportable. 

Taehyung lo observó por un momento más, con una expresión que parecía una mezcla de diversión y ternura, antes de hacer una mueca pensativa. 

—Tal vez no lo cambie después de todo. 

Y con esas palabras, acompañado de una sonrisa que lo dejó sin aliento, Taehyung volvió a capturar por completo el corazón de Jungkook. 

Aún con una sonrisa en los labios, el rubio se giró hacia la cocina después de su breve — muy breve — intercambio de palabras con Jungkook. Se apoyó ligeramente en la encimera y, con un gesto casual, señaló la bolsa que había traído. 

—Traje algo para cenar —su voz era suave, casi musical—. Comida china. Hay arroz frito, pollo agridulce y un par de rollitos primavera. ¿Tienes hambre? 

Jungkook abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera pronunciar una palabra, su estómago gruñó con un sonido tan claro que llenó el silencio de la sala. Su rostro se encendió de inmediato en un rojo brillante, y sus manos instintivamente se movieron hacia su abdomen, como si eso pudiera apagar el ruido. 

Taehyung soltó una carcajada cálida y sincera que hizo eco en el espacio. 

—Eso responde a mi pregunta —lo miró con diversión y ternura—. Supongo que eso significa un sí. 

Jungkook apartó la mirada, claramente avergonzado, pero murmuró un débil “sí” que apenas fue audible. Taehyung, sin embargo, lo escuchó perfectamente y negó con la cabeza, aún sonriendo. 

—Espera un momento. Voy a buscar a Jimin. 

Con pasos tranquilos, Taehyung se dirigió hacia el pasillo y se detuvo frente a la puerta de la habitación de Jimin. Golpeó la madera un par de veces antes de hablar. 

—¡Jimin-ah! Ya estoy en casa. Traje algo para cenar, así que sal cuando quieras. 

Desde el interior se escuchó un ruido, seguido de una voz somnolienta y algo molesta. 

—¡Ya voy! Dame un segundo. 

Jungkook observó desde su lugar en la sala, y cuando Jimin finalmente salió, lo hizo con un aspecto desaliñado, el cabello revuelto y una camiseta holgada. Sin embargo, su expresión cambió al instante al ver a Taehyung, iluminándose con una sonrisa que hablaba de años de amistad sólida. 

—¡Tae! —Jimin extendió los brazos para abrazar al menor -por meses-, quien aceptó el gesto con naturalidad. 

—Hola, Jiminie —la respuesta de Taehyung fue igual de cálida. 

La facilidad y la cercanía entre ellos eran innegables, y eso despertó una punzada de celos en Jungkook. Los observaba desde su lugar en el sofá, apretando ligeramente los labios.

¿Por qué no puedo tener esa confianza con él otra vez?

—¿Qué trajiste? —preguntó Jimin, olfateando teatralmente el aire. 

—Comida china —Taehyung sonrió—. Creí que un cambio podría venir bien. Mañana podremos cenar pizza nuevamente.

—Sabes cómo ganarte mi corazón —Jimin rió, palmeándole el hombro con cariño antes de dirigirse hacia la cocina. 

Taehyung miró a Jungkook desde la distancia y ladeó la cabeza. 

—¿Vas a quedarte ahí, Kookie, o prefieres que te llevemos la comida al sofá? 

Jungkook se levantó de inmediato, avergonzado por haber sido sorprendido mirando. 

—Ya voy, ya voy... 

Los tres se reunieron en la pequeña mesa del comedor. Jimin desempacó la comida con la emoción de un niño desenvolvimiento su regalo de Navidad, repartiendo los recipientes mientras Taehyung sacaba los palillos. 

—¿No es raro? —comentó Jimin mientras llenaba su plato—. Los tres viviendo juntos, como si fuéramos... no sé, una familia disfuncional. 

—Habla por ti —Taehyung rió mientras tomaba un rollito primavera y lo mordía—. Yo soy el equilibrio perfecto en este trío. 

Jungkook dejó escapar una pequeña risa, pero no dijo nada. Estaba demasiado concentrado en observar cómo los ojos de Taehyung se cerraban ligeramente mientras saboreaba el rollito. 

—¿Qué te pasa, Kookie? —preguntó Jimin, rompiendo su concentración. 

—Nada —Jungkook negó con la cabeza rápidamente y tomó un bocado de su comida. 

Taehyung lo observó con atención, pero no dijo nada. 

La conversación fluyó naturalmente después de eso. Recordaron anécdotas de años pasados, como la vez en que Taehyung y Jimin intentaron cocinar ramen y casi incendian la cocina del apartamento, o cuando Jungkook se coló en una de sus fiestas en secundaria solo para ser descubierto y su madre lo arrastrara de vuelta a casa. 

—¿Y recuerdas cuando Jungkook quería ser parte de todo lo que hacíamos para estar cerca de ti? —bromeó Jimin, mirando a Taehyung con una sonrisa burlona—. No importaba qué fuera, siempre estaba ahí, siguiéndote como un cachorro. 

—¿Cómo olvidarlo? —Taehyung rió, mirando a Jungkook con un brillo nostálgico en los ojos—. Era adorable. 

Jungkook frunció el ceño, sintiéndose un poco humillado, pero el calor que subió a sus mejillas lo traicionó. 

—Ya no soy un niño —murmuró, tratando de sonar serio. 

—Eso está claro. —Taehyung lo miró de arriba abajo con una sonrisa que hizo que Jungkook quisiera desaparecer. 

La velada continuó con risas y bromas, pero, para Jungkook, cada segundo estuvo impregnado de la presencia de Taehyung. No importaba cuánto intentara concentrarse en otra cosa, sus ojos siempre volvían al mayor, grabando cada detalle, cada gesto, y cada sonrisa suya. 

Cuando la cena terminó y Jimin se levantó para limpiar la mesa, Jungkook se quedó sentado, aún perdido en sus pensamientos. Estaba diferente, sí, pero seguía siendo él... Taehyung, su Taehyung.

La noche en el apartamento era tranquila, apenas interrumpida por el murmullo lejano de la ciudad y el sonido ocasional de un coche pasando en la calle. Jimin fue el primero en retirarse, desperezándose con un bostezo exagerado y anunciando que tenía que madrugar para una clase importante. 

—No hagan ruido, ¿eh? —bromeó mientras se dirigía a su habitación—. Sobre todo tú, Jungkook. No quiero escuchar música a todo volumen ni nada raro. 

—Ni siquiera tengo mis parlantes aquí todavía —respondió Jungkook, rodando los ojos, pero con una pequeña sonrisa. 

—Por eso lo digo. No los traigas —Jimin le guiñó un ojo antes de cerrar la puerta tras de sí. 

El silencio se instaló en la sala.

Jungkook miró de reojo a Taehyung, quien se estiraba ligeramente, luciendo cansado pero relajado. Cuando el mayor comenzó a caminar hacia su propia habitación, Jungkook sintió cómo la ansiedad se apoderaba de él. 

¿Qué hago? ¿Le hablo ahora? ¿O me espero? Pero si me espero, ¿cuándo será el momento adecuado? ¿Y si nunca hay otro momento?

La indecisión lo carcomió durante unos segundos eternos hasta que, finalmente, el coraje venció al miedo. Jungkook se levantó de golpe, sus piernas moviéndose por sí solas. 

Taehyung ya estaba frente a la puerta de su habitación, con la mano en la perilla listo para girarla, cuando Jungkook llegó a su lado.

Sin pensarlo demasiado, extendió su mano y tomó suavemente el brazo del mayor. 

El contacto fue suficiente para que el mundo de Jungkook se detuviera por un instante. La piel de Taehyung era cálida, suave, como si estuviera tocando algodón puro. 

Taehyung se giró hacia él, sorprendido pero tranquilo. 

—¿Pasa algo, Kookie? —preguntó con su voz suave, cargada de curiosidad. 

Jungkook lo soltó de inmediato, rascándose la nuca en un gesto nervioso. 

—Yo... quería decirte algo. 

Taehyung levantó una ceja, claramente interesado en lo que quería decirle, pero esperó pacientemente. 

—Me pone muy contento volver a verte —Jungkook evitó sus ojos mientras hablaba, como si temiera la reacción del rubio—. Perdón por no haber dicho mucho esta noche. Es solo que... —hizo una pausa, tomando aire para calmar sus nervios—. No podía creer que realmente te tenía frente a mí otra vez. 

Taehyung sonrió cálidamente, esa misma sonrisa que Jungkook recordaba y que parecía tener el poder de calmar cualquier tormenta. 

—No tienes que disculparte —su tono era amable, genuino—. Yo también estoy muy contento de volcer a verte, Kookie. 

El corazón de Jungkook latía con fuerza, pero algo en las palabras de Taehyung le dio el impulso necesario para continuar. 

—Es que... en serio —el pelinegro jugueteó con el dobladillo de su sudadera, tratando de ordenar sus pensamientos—. Pasaron tantos años sin verte tanto como quería. Pensé que... bueno, pensé que quizás todo sería diferente ahora. 

Taehyung inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos mostrando un destello de curiosidad. 

—¿Diferente cómo? 

Jungkook se encogió de hombros, evitando entrar en detalles. 

—Solo... diferente. 

Taehyung asintió, aunque no parecía del todo convencido, pero no presionó. En cambio, dejó que una pequeña risa escapara de sus labios. 

—Bueno, creo que no soy tan diferente ahora, ¿o sí? 

Antes de que Jungkook pudiera responder, Taehyung volvió a dirigirse a la perilla de su puerta. Pero antes de que pudiera girarla, Jungkook hizo algo que ni él mismo había planeado. 

Extendió sus brazos y rodeó a Taehyung con ellos en un abrazo firme. 

El tiempo pareció detenerse. 

Taehyung se quedó rígido al principio, claramente sorprendido por el gesto inesperado. Pero, poco a poco, sus brazos se movieron hasta corresponder el abrazo, dándole una ligera palmada en la espalda al menor. 

—Kookie... —murmuró, con un tono de voz que Jungkook no supo descifrar del todo. 

Jungkook no respondió de inmediato. En lugar de eso, cerró los ojos y dejó que la sensación de tener a Taehyung tan cerca lo envolviera por completo. 

—Te extrañé mucho, hyung —la voz de Jungkook era apenas un susurro, cargado de sinceridad. 

Taehyung tardó unos segundos en responder, pero cuando lo hizo, su tono era igual de honesto. 

—Yo también te extrañé, Kookie. 

Jungkook se separó ligeramente, lo suficiente como para mirarlo a los ojos. Sus rostros quedaron peligrosamente cerca, tanto que podía contar cada pestaña de Taehyung y notar el brillo en sus ojos cansados. 

El menor tragó saliva, sintiendo que el tiempo se ralentizaba de nuevo.

Sus ojos viajaron instintivamente hacia los labios de Taehyung por unos segundos, pero rápidamente apartó la mirada, inseguro de lo que estaba sintiendo y del fuerte impulso de besarlo. 

Taehyung, por su parte, parecía igual de confundido. 

Finalmente, Jungkook forzó una sonrisa, rompiendo la tensión que había llenado el espacio entre ellos. 

—Buenas noches, hyung. 

Sin esperar respuesta, giró sobre sus talones y caminó hacia su habitación, cerrando la puerta detrás de él con un suspiro tembloroso. 

Taehyung se quedó en el pasillo por un momento, mirando la puerta cerrada de la habitación de Jungkook con una expresión pensativa, como si intentara comprender lo que acababa de suceder.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top