OO3; sentimientos inexplicables

tres años después...

A los trece años, Jungkook vivía en un constante estado de curiosidad y confusión. Había muchas cosas que no comprendía: la vida, sus emociones, y especialmente, la forma en que Taehyung parecía ocupar tanto espacio en su mente sin esfuerzo alguno. 

Era sábado por la tarde, y como en la mayoría de los días, Taehyung había llegado a casa para estudiar con Jimin.

Los dos estaban en su último año de secundaria, y la universidad era ahora el tema principal de sus conversaciones. Jungkook, aunque intentaba mantenerse ocupado con sus cosas, siempre encontraba una excusa para quedarse cerca. 

—Jungkook, ¿por qué sigues rondando por aquí? ¿No tienes tarea o algo mejor que hacer? —preguntó Jimin, mientras revisaba un libro de matemáticas. 

–No estoy molestando, solo estoy... aquí —respondió Jungkook encogiéndose de hombros, aunque sabía perfectamente que su presencia no era casual. 

Taehyung alzó la mirada de su cuaderno y le dedicó una sonrisa. Esa sonrisa que, para Jungkook, parecía detener el tiempo. 

—No te preocupes, Jimin. No pasa nada si Jungkook se queda. Tal vez hasta nos pueda ayudar con algo —comentó Taehyung con naturalidad. 

Jungkook sintió cómo su corazón daba un salto inesperado. Siempre era así. Bastaba una frase amable de Taehyung para que su día mejorara. 

—¿Ayudar? ¿Con qué? Apenas entiende fracciones —bromeó Jimin, provocando una risa contenida en Taehyung. 

—Entiendo más de lo que crees —replicó Jungkook con una mezcla de indignación y timidez. 

Taehyung cerró su cuaderno y se levantó, acercándose a donde Jungkook estaba sentado en la cama. —¿Quieres que te enseñe algo? Soy un muy buen maestro, ¿sabes?

—¿De verdad? —preguntó Jungkook, sorprendido por la oferta inesperada. 

—Claro —respondió Taehyung, sentándose junto a él—. ¿Qué estás viendo en matemáticas ahora?

Jungkook balbuceó algo sobre ecuaciones lineales, sin atreverse a mirarlo a los ojos directamente. Taehyung comenzó a explicarle con paciencia, su voz suave y tranquila llenando la habitación. 

Sin embargo, Jungkook no podía concentrarse en las palabras. Su atención estaba completamente enfocada en él: la forma en que su cabello castaño caía sobre su frente, los movimientos sutiles de sus labios al hablar, y el brillo en sus ojos que parecía contagiar una extraña calidez. 

Era hermoso. 

Y eso lo confundía. 

Era una sensación nueva, inquietante pero fascinante.

No era como lo que sentía por Jimin o sus amigos. Esto era algo diferente, algo que lo hacía querer quedarse junto a Taehyung para siempre, aunque no supiera exactamente por qué. 

—Jungkook, ¿me estás escuchando? —preguntó el castaño de repente, inclinando la cabeza hacia un lado con una sonrisa divertida. 

—Sí, claro —mintió rápidamente Jungkook, tratando de ocultar su desconcierto. 

—¿Seguro? Porque tienes cara de no entender nada —bromeó Taehyung, riéndose suavemente. 

—Solo estaba pensando... —murmuró el pelinegro, buscando una excusa rápida. 

—¿En qué?

—En que de verdad eres un buen maestro —improvisó, aunque no era del todo una mentira. 

—Gracias —respondió Taehyung, aparentemente satisfecho con la respuesta—. Pero si realmente quieres mejorar, tendrás que practicar más. Prométeme que lo harás.

—Lo prometo —aseguró Jungkook, aunque lo único que realmente quería era seguir escuchándolo hablar. 

Esa noche, cuando Taehyung y Jimin se encerraron en la habitación para seguir estudiando, Jungkook se quedó solo en la suya propia, mirando el techo. Su mente no dejaba de repasar cada detalle del día: las palabras de Taehyung, su sonrisa, el sonido de su risa. 

Era algo más fuerte que la admiración, más complicado que la simple amistad. Tan complicado que aún no comprendía.

Suspiró, cerrando los ojos mientras una imagen clara de Taehyung volvía a su mente. Aunque no entendiera del todo sus sentimientos, había algo que sí tenía claro: Taehyung era especial. Tenía un brillo que iluminaba todo a su alrededor, y Jungkook no podía evitar sentirse atraído hacia esa luz. 

un año después...

Jungkook siempre había sabido que Taehyung era especial. Desde el primer día que lo conoció, algo en él lo había fascinado. Pero ahora, a sus catorce años, esa fascinación se había transformado en algo más profundo, algo que no entendía del todo, pero que lo hacía sentir inquieto y vivo al mismo tiempo. 

Era una tarde tranquila en la casa. Jimin había salido con unos amigos, dejando a Jungkook solo con Taehyung ‐que había quedado al cuidado de Jungkook ya que Eunmi llegaría tarde ese día a casa-, quien estaba sentado en el sofá del salón. Estaba concentrado en su teléfono, con el cabello castaño ligeramente largo cayendo en suaves mechones sobre su frente. 

Jungkook, desde la cocina, lo observaba en silencio.

Había algo casi hipnótico en la forma en que Taehyung estaba sentado, con la espalda relajada y una pierna cruzada sobre la otra. Sus ojos grandes y redondos parecían brillar incluso bajo la luz tenue de la sala, y su rostro, de facciones suaves pero definidas, era como una obra de arte. 

Había cambiado mucho desde que Jungkook lo conoció. Antes, Taehyung era solo un chico delgado y carismático, siempre riendo y haciendo bromas con Jimin. Ahora, a punto de cumplir dieciocho años, se veía más maduro, más seguro de sí mismo, pero no había perdido su alegre personalidad. Era alto y esbelto, con una elegancia y delicadeza natural que parecía sacada de una película. 

Jungkook dejó escapar un suspiro, demasiado alto para que Taehyung lo escuchara. 

—¿Qué haces ahí parado? —la voz de Taehyung lo sacó de sus pensamientos. Había levantado la vista del teléfono y lo miraba con una ceja arqueada. 

—Nada —respondió Jungkook rápidamente, caminando hacia él para disimular su nerviosismo—. Solo... estaba viendo si necesitabas algo.

—¿Por qué iba a necesitar algo? Estoy bien —respondió Taehyung con una sonrisa, dejando el teléfono a un lado—. Pero ya que estás aquí, ¿por qué no te sientas conmigo? Hace tiempo que no hablamos tú y yo.

Jungkook asintió, aunque por dentro sentía que su corazón estaba a punto de salirse de su pecho.

Se sentó al otro extremo del sofá, manteniendo una distancia segura entre ambos, pero sin apartar la mirada de Taehyung. 

—¿Cómo te va en la escuela? —preguntó Taehyung, apoyando el codo en el respaldo del sofá y girándose ligeramente hacia él. 

—Bien. Supongo —respondió el menor, encogiéndose de hombros. 

—¿Solo bien? Vaya, qué entusiasmo —bromeó Taehyung, riendo suavemente. 

—No es que la escuela sea muy emocionante... —dijo Jungkook, sonriendo un poco. 

—Bueno, cuando yo tenía tu edad, tampoco me parecía emocionante —admitió Taehyung—. Pero créeme, los años pasan demasiado rápido. Y antes de que te des cuenta, estarás en tu último año como yo.

Jungkook lo miró en silencio, intentando imaginarse a sí mismo en el lugar de Taehyung. Pero lo único que podía pensar era en cómo él mayor parecía tenerlo todo resuelto, como si el mundo estuviera a sus pies. 

—Hyung, ¿cómo haces para... no sé, ser tan bueno en todo? —preguntó de repente. 

Taehyung se rió, sorprendido por la pregunta. —¿Bueno en todo? ¿De qué estás hablando? No soy bueno en todo.

—Sí lo eres —insistió Jungkook—. Eres amable, inteligente, alegre, todos te quieren... hasta mi madre. Ella dice que debería seguir tu ejemplo.

Taehyung negó con la cabeza, divertido.

—Eso es porque no viven conmigo las 24 horas del día. Créeme, no soy tan perfecto como crees —respondió el castaño, sus palabras significando mucho más de lo que Jungkook creía.

—Para mí sí lo eres —murmuró Jungkook, antes de darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. 

Taehyung lo miró sorprendido, pero rápidamente sonrió.

—Eres un buen chico, Jungkook. Jimin tiene suerte de tenerte como hermano.

Y ahí estaba. Esa frase que lo devolvía a la realidad. Para Taehyung, él no era más que "el hermano pequeño de Jimin". Nada más y nada menos. 

Pero para Jungkook, Taehyung lo era todo. 

Se quedó en silencio mientras Taehyung comenzaba a hablar sobre sus planes para su próximo cumpleaños número dieciocho, riendo al mencionar las bromas que Jimin seguramente le haría.

Pero Jungkook apenas escuchaba.

Su mente estaba ocupada procesando lo que había sentido al mirarlo tan de cerca, al escuchar su risa, al notar cada pequeño detalle de su rostro que probablemente nadie más lo haría. 

Entonces lo entendió. 

Lo que sentía por Taehyung no era admiración ni un simple cariño.

Era amor.

Amor del tipo que veía en las películas y novelas que su madre solía mirar, ese amor que parecía demasiado intenso y hermoso para ser real. Era el tipo de amor que hacía querer proteger y cuidar a alguien, que te hacía soñar con pasar el resto de tu vida a su lado. 

Pero había un problema. 

Para Taehyung, él no era más que un niño. O peor aún, para Taehyung era como un hermanito menor. 

Jungkook bajó la mirada, sintiendo repentinamente una punzada en el pecho. Sabía que no tenía sentido soñar con algo que nunca podría ser. Pero aun así, no podía evitarlo. 

—Jungkook, ¿estás bien? —preguntó Taehyung, inclinándose ligeramente hacia él. 

—Sí, solo estoy cansado —mintió, esbozando una sonrisa débil. 

—Bueno, entonces ve a descansar —dijo el castaño, dándole una palmadita en la cabeza antes de volver a tomar su teléfono. 

Jungkook se levantó lentamente y se dirigió a su habitación, sintiendo como si su corazón estuviera atrapado en un nudo. Sabía que lo que sentía por Taehyung era imposible, pero también sabía que era real.

Y eso era lo que más dolía. 

tres años después...

Jungkook cerró la puerta de la casa con un leve empujón. Era de tarde, y aunque había salido con unos compañeros de la escuela, la sensación de vacío seguía persistiendo en su pecho.

Se quitó los zapatos y caminó hacia la sala, donde encontró a Jimin sentado en el sofá, con la vista fija en su teléfono, escribiendo.

Sin molestarse en saludar siquiera, Jungkook lanzó la pregunta que llevaba rondando en su mente durante toda la semana. 

—¿Taehyung hyung no vendrá tampoco hoy?

Jimin levantó la vista de su teléfono, frunciendo el ceño. —¿Y el saludo? Hola, hyung, ¿cómo estás? ¿Qué tal tu día? ¿Nada de eso?

Jungkook lo miró sin paciencia.

—Hola, hyung. ¿Taehyung no vendrá?

Jimin soltó un suspiro dramático y dejó el teléfono a un lado. —No, no vendrá. Dijo que tenía algunas cosas que hacer. ¿Algo más que quieras saber o puedo volver a lo mío?

—No, eso era todo —murmuró Jungkook mientras se dirigía hacia su habitación sin decir nada más. 

Cerró la puerta detrás de él y se dejó caer sobre la cama, mirando el techo como si tuviera todas las respuestas a las preguntas que lo atormentaban.

Habían pasado dos años desde que Taehyung y Jimin entraron a la universidad, y la relación que Jungkook había compartido con Taehyung años anteriores se sentía cada vez más distante. 

Antes, Taehyung pasaba tanto tiempo en su casa que casi parecía un miembro más de la familia. Pero ahora, esas visitas que solían ser tres o cuatro veces por semana se habían reducido a apenas unas cuantas al mes. Y en las últimas semanas, ni siquiera eso. 

Jungkook debía admitirlo: lo extrañaba. Lo extrañaba más de lo que estaba dispuesto a reconocer en voz alta. 

Durante esos años de secundaria, su vida había dado un giro que ni él mismo entendía.

Se metía en problemas constantemente, ya fuera en casa, en la escuela o incluso con su hermano. Había peleado con su hermano más veces de las que podía contar, y su madre lo había regañado en innumerables ocasiones, desconcertada por su comportamiento irreconocible. 

Pero nadie lo entendía. Ni siquiera él mismo podía entenderse. 

Jungkook suspiró y tomó su teléfono, jugueteando con él mientras su mente se llenaba de recuerdos.

Finalmente, decidió hacer algo que había estado evitando por miedo a la respuesta. Marcó el número de Taehyung y esperó, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza mientras escuchaba el tono de llamada. 

Pasaron varios segundos antes de que Taehyung contestara. 

Jungkook —dijo al otro lado de la línea Taehyung, y su voz sonaba cansada, casi apagada. 

—Hola, hyung. ¿Estabas ocupado? —preguntó Jungkook, intentando sonar casual. 

Un poco. Estaba terminando unas cosas de la universidad. ¿Qué pasa? 

—Nada, solo quería hablar contigo.

Hubo un breve silencio antes de que Taehyung respondiera. —¿Todo bien? Suenas... raro.

—Sí, estoy bien —mintió Jungkook—. Solo quería saber si vendrás el día de mi cumpleaños. Cumplo dieciocho, ¿sabes?" 

Taehyung dejó escapar una leve risa, pero no tenía la calidez de antes.

Claro que lo sé. No me he olvidado de tu cumpleaños, Kookie. Posiblemente esté ahí, pero no te prometo nada. Depende de cómo vaya mi semana en la universidad.

Jungkook apretó los labios, intentando ocultar la decepción que lo invadió.

—Ah, entiendo. Ojalá puedas venir.

Haré lo posible, lo prometo.

La conversación continuó un poco más, con comentarios breves sobre la universidad de Taehyung y los pocos amigos de Jungkook. Pero cada palabra que Taehyung decía parecía más vacía que la anterior. Finalmente, ambos se desearon buenas noches, y Jungkook dejó el teléfono a un lado en la cama. 

Volvió a mirar el techo, sintiendo cómo su pecho se apretaba de nuevo.

Taehyung había cambiado. Lo sabía. La emoción que solía llenar su voz ya no estaba, y cada vez que lo veía -esas pocas veces que aparecía en casa-, parecía más distante, más cansado, y Jungkook se atrevía a decir que incluso triste. 

No sabía qué estaba pasando con él, pero estaba preocupado. Mucho más de lo que quería admitir. 

Jungkook se sentía derrumbado. 

Se dio la vuelta en la cama, abrazando una almohada mientras intentaba detener el torrente de pensamientos que lo invadía. Pero todos, sin importar cuánto lo intentara evitar, terminaban en Taehyung. 

¿Cómo podía alguien significar tanto para él? ¿Cómo podía sentir tanto por alguien que apenas parecía darse cuenta de su existencia últimamente? 

Suspiró profundamente, cerrando los ojos mientras una única verdad resonaba en su mente: lo extrañaba más de lo que podía soportar. 

Y como si eso no fuera suficiente, Jimin, unos meses después, había anunciado que se mudaría con Taehyung a un apartamento cercano a la universidad. Desde ese momento, las visitas de Taehyung pasaron de ser pocas a no existir. 

en el próximo cap ya narraré la
actualidad ☝🏻

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