Capítulo 4
Este ángel guardián deberá cuidar a dos humanos y se trata, nada más y nada menos, de ambas chicas que empujó. Pero él se distrae un poco admirando las instalaciones de la escuela como las aulas, el gimnasio, etc.
—Miren al nuevo —hablan un grupo a chicos, a quienes les gusta andar en patineta y Zariam está con ellos.
—Es muy extraño, está mirando hace largo rato las florecitas del patio —dice uno.
—Y ahora mira el piso de mosaico —ríe burlándose.
—Ese idiota me dio un baño de agua fría, le daré una lección —interrumpe Zariam molesta.
En ese momento él está tomando un poco de agua del bebedero que se encuentra en el pasillo. Cuando él se levanta, Zariam sostiene su cabeza abajo haciendo que se moje completamente.
—Agr... —él comienza a toser porque tragó un poco de agua.
—Te gusta el agua, ¿no? Esto es por lo de hace rato, ¡no te vuelvas a acercar a mí si no quieres que te lastime! —le advierte ella enojada, luego se aleja.
Zariam tiene muy mal carácter, es morena y de cabello negro, largo hasta la cintura que siempre lleva recogido con una cola de caballo y unas cuantas mechas caen a los lados de su rostro, no es robusta ni demasiado delgada, es un término medio, casi siempre se viste con ropa oscura, una remera negras y pantalones jean sueltos que tiene la mangas desgastadas al ser arrastrados.
—Esa agua me refrescó demasiado —dice el muchacho sacudiendo su cabeza de un lado al otro. Su cabello es castaño con unas cuantas luces claras que parecen reflejos pero se natural, por el agua toma un tono más oscuro, en eso, Lauren se acerca a él.
—Pobrecito, vi lo que te hizo esa cobra —dice ella teniendo demasiada compasión—. Ten, te presto mi pañuelo para que te seques —extiende su mano pasándole un pañuelo blanco, él acepta con gusto pero cuando pasa la tela por su rostro, el mismo queda pintado de blanco.
—Tú me hiciste un facial de lodo, estamos a mano —Lauren ríe dejándolo sorprendido- confundido por todo.
Él limpia su cara con la manga de su saco y analiza la situación.
—Ambas se vengaron de mí. Mmm...me parece justo —dice cuando termina de limpiarse.
Lauren es delgada y rubia, usa tacos muy altos para disimular un poco su baja estatura, su cabello es corto a la altura de los hombros con muchos rulos, siempre lleva una vincha rosa son una flor blanca a un lado y usa vestidos cortos, todo con mucho color.
Él deberá protegerla a ambas de cualquier peligro, lo que será difícil, las dos pueden lastimarse mutuamente, y eso es lo primero que joven decide cambiar.
—Haré que ambas sean las mejores amigas —se propone muy decidido.
Cuando el timbre suena todos entran a clases, pero él no sabe a qué aula ir, hace tatetí y decide entrar en la primera puerta que está a su derecha.
—Eh... ¿Esta es mi clase? —pregunta asomándose por la puerta.
—Sí, es aquí señor Taylor —responde la profesora, es alta, joven y muy amable—. Pasa y toma asiento —dice con una voz suave.
Él entra y camina por los bancos mientras todos lo miran, hay un solo asiento libre entonces lo toma, está en la última fila, en la esquina contra la pared. Para su suerte, Zariam está junto a él, solo a unos metros de distancia, aprovechará para conocer a sus protegidas y comenzará con ella.
Mientras la profesora está dictando clases, Zariam escucha música con unos audífonos negros, el volumen está muy fuerte, tanto que él también pude escuchar el rock pesado.
—¡Zariam, deja eso y presta atención, por favor! —grita la profesora, tanto que ella puede escucharla y se saca los audífonos.
—Gracias... —dice con calma y con su voz volviendo a ser suave. Entonces ella hace unos esquemas en el pizarrón.
—Hola —él la saluda con la mano.
—Mmm... —Zariam rueda los ojos y mira hacia adelante. Unos minutos después, ella arrastra su silla hacia él y junta sus mesas.
—Oye... supe de lo que te hizo la muñequita. Es insoportable, ¿no? —susurra refiriéndose a Lauren. Zariam piensa que él pueda unirse a su grupo que odian a los súper populares.
—Eh...
—Perdón por bañarte pero te lo merecías. ¿Sabes andar en skate? —le pregunta ella algo curiosa.
—Bueno yo...
—Si sabes, estaré en el parque para practicar y si no, te enseñaré —le propone, él solo asiente un poco confundido porque ella misma le dijo que se alejara. Zariam termina con la charla y se pone los audífonos de nuevo.
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