Cap. 26
Kea ve como Zariam besa a Dan desde un lugar apartado, en la oscuridad, tiene sus ojos fijos en ellos como si no estuviera pensando. Otro recuerdo viene a su mente, esa misma situación pero con él y la chica que estaba en su sueño.
-¿Celoso? –pregunta Ariel acercándose a él en silencio.
-No, preocupado. –responde sin quitar la vista, Zariam no puede verlos pero Daniel sabe que están allí entonces levanta su mano disimuladamente y le muestra el dedo del medio a los dos.
A Kea le da lo mismo pero Ariel se enfurece mucho -Es un maldito. –refunfuña apretando con fuerza sus puños.
-¡Suéltala parásito! –los interrumpe Ariel caminando hacia Dan y Zariam.
-Justo esto me faltaba. –Daniel finge que no lo había visto.
-¿Qué haces aquí? ¿No tienes que robar o torturar a otra alma? Haz tu trabajo. –dice Ariel agresivamente.
-Nadie me da órdenes ¡¿Oíste?! –Contesta Daniel poniéndose de pie -De hecho… estoy en el lugar y momento donde alguien va a morir. –dice refiriéndose a él.
-No puedes matarme, es contra las reglas. –habla Ariel confiado pero olvida algo sobre Dan
–Yo nunca sigo reglas. –Dice acercándose a él, Ariel pierde su confianza y retrocede un paso -Ja, eres igual a los demás. Cobarde. –lo provoca Daniel.
-Basta. –Kearrents intervine y se pone en el camino de Dan -¿Cuándo dejarán de pelear?
-Tú no te metas. –él agarra con fuerza el ala rota del ángel haciendo que grite de dolor.
-¡¡Ah!!
-¡Déjalo! –Ariel le da un empujón en defensa de su amigo. En un descuido, Dan toma el brazo de Ariel y no piensa soltarlo.
-Te arrepentirás maldito. –dice mirándolo a los ojos, son malignos y aterradores. La mano de Daniel comienza a brillar obligándolo que sus alas aparezcan y poco a poco comienzan a hacerse negras desde las puntas.
-Agr… -él cae arrodillado al suelo agonizando de dolor.
-¡Basta! –dice Zariam.
Dan lo suelta rápidamente, las alas de Ariel vuelve a tomar su color blanco y él se recupera, por este susto ya no tiene ganas de pelear con Dan y solo se aleja un poco débil, se nota por su paso cansado, Kea mira a Daniel serio mientras toca su ala lastimada.
-¿Qué te pasa? ¿Ya no tienes ganas de jugar conmigo? –le pregunta a Ariel.
-¡Cállate Dan! –lo regaña Zariam molesta.
-Él empezó. Interrumpió nuestra cita. –responde en su defensa.
-¿Cita? –ella arque la ceja cruzándose de brazos, pero está nerviosa de todos modos.
-Sí, hasta nuestros hermanos tienen una cita ahora. –comenta sabiendo lo que pasa.
-¡¿Qué?!
-Sí, esta vez no miento. –jura mirándola a los ojos.
-Ay no… -dice Zariam tomando su cabeza con las manos, luce muy preocupada y lo está.
-¿Qué pasa? –le pregunta Kea.
-Estoy segura que Seba olvidó a Tiago y Alex. –responde, él se da cuenta de la gravedad del asunto y se ofrece para acompañarla.
-Ni lo sueñes, eres un estorbo con esa ala rota, yo la llevaré. –dice Dan –Vamos –entonces él toma la mano de Zariam.
-¡No! –Kearrents trata de detenerlo pero una fuerte ráfaga lo arroja al suelo y ambos ya han desaparecido -No… algo está mal. –murmura preocupado.
La ráfaga lleva a Zariam y Dan a la playa, las olas golpean la orilla y la luna se refleja en el agua azul y profunda.
-Lindo lugar, perfecto para seguir en donde estábamos. –habla él con una sonrisa juguetona.
-Ahora no, ¿Dónde está esa garrapata para poderla castigar? –dice Zariam mirando a su alrededor, ella ve a una pareja sentada en la orilla y reconoce a su hermano, Kira está con él.
Ambos se besan y no les importa un carajo lo demás, cuando Zariam se acerca aclara su garganta para llamar su atención.
-Mmm… vuelve después. –balbucea Seba sin dejar de besar a Kira y sacudiendo su brazo para que se vaya.
Ahí es cuando Dan entra en acción –Linda noche ¿No hermanita?
-¡¿Dan?! –Ella se espanta y se esconde detrás de Seba -¿Qué haces aquí? –le pregunta con la voz temblorosa.
-¡Aléjate de mi hermana! –le ordena a Seba, quien se pone serio.
-¡¿O qué?! –lo desafía sin miedo.
-Sí que es tu hermano. –le dice a Zariam en voz baja -Te mataré… no sabes con quien estás hablando. –se dirige a el muchacho de nuevo.
-La muerte vendrá por ti primero. –dice poniéndose de pie.
-Ja, yo soy la muerte… -Dan hace aparecer su mortal hoz y la coloca en el cuello de Seba.
-Basta, no lo hagas. –Kira se interpone en su camino.
-Sí amas a este chico, tanto como para arriesgar tu vida por él, hermanita. –dice Daniel apartando su arma.
-¿Seba? ¿Estás bien? –Le pregunta Zariam al ver que su hermano quedo en shock –Creo que lo asustaste demasiado.
-L-la verdadera muerte… -balbucea con los ojos en la nada -¡De lujo! Qué buena onda. –sonríe acercándose a Dan, al igual que Zariam, no le tiene miedo.
-Además Kira es tu hermana, Cupido. –comenta Seba porque ella ya se lo contó.
-Sí, es tu hermano… –dice Dan, entonces se da cuenta que ya no tiene su hoz. Seba la tomo y la observa detenidamente.
-Wau… mira ese filo. –murmura maravillado.
-¡Oye, eso es mío!
-¿Cómo funciona? –pregunta agitándola una vez creando una fuerte ráfaga que deja la marca de una cortada en la arena –Genial.
-Dame eso, no es un juguete. –dice Dan arrebatándole su arma -¿Quieres ver un truco más genial?
-Hombres… -murmura Kira rodando los ojos.
-¡Seba! –Grita Zariam molesta -¿No te estás olvidando de algo? –le pregunta con más calma.
-Eh… -abre grande los ojos al recordar a sus hermanitos.
-¡Tarado! –lo regaña ella enojada, entonces se propone buscarlos, por supuesto con la compañía de Daniel mientras que sus hermano continúan con su cita –Suertuda. –dice Dan rodando los ojos. Ambos se dirigen a la casa de la maestra, no es la primera vez que se les olvida recogerlos.
-Hola, vine a buscar a Tiago y Alex. –le dice Zariam estando parada en la puerta de la entrada.
-Lo siento, ellos no están aquí. –le responde la mujer.
-¡¿Qué?!
-Otra muchacha los retiró de la escuela, dijo que eran parientes. –responde.
-Gracias. –Zariam se despide y piensa con más claridad.
-Y… lo de nuestra cita. –habla Dan en un mal momento.
-¡No hay tiempo, tengo que encontrar a mis hermanitos, lárgate si no piensas ayudar! –responde enojada. Dan queda en silencio y se aleja dejándola sola.
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