Cap. 18

Otro día de clase, mientras Lauren se encuentra hablando con sus amigas, ve como Kearrents camina junto con Zariam.

-Esa maldita cobra quiere quitarme lo que es mío. –refunfuñe furiosa.

-¿Qué es tuyo exactamente? –le pregunta Ariel al escucharla.

-Hablo de Kea, ella quiere robármelo. –contesta quejosa.

-Les dije que no sigan.

-No hago caso ni a mis padres ¿Por qué crees que te obedeceré? –habla sonriendo.

-Tal vez no lo recuerdas pero Dylan me dio una paliza hace unos días y si te ve con mi amigo, le hará lo mismo a Kearrents. –le explica mirándola fijamente.

-No me importa. Encima si te hubiera visto antes lo recordaría. –murmura seductoramente y avanza para besarlo.

-Pierdes tu tiempo. –Ariel mira a un lado.

-¿Qué? ¿Eres gay o qué? –pregunta haciendo una mueca.

-No, solo obedezco las reglas. –dice seriamente.

-Eres un amargado.  –Lauren se aleja contoneándose, mientras Ariel la mira molesto –Niña mimada. –murmura entre dientes.

En ese momento su mirada queda fija en ella, Lauren se acerca a un arbusto donde hay flores y escoge una para ponérsela en su cabello. Ariel no puede apartar sus ojos de ella y algo lo impulsa a seguirla a todas partes. Lauren se da cuenta de esto y decide enfrentarlo.

-¿Qué sucede contigo? ¿Por qué me sigues a todas partes? –le pregunta harta.

-Ja, como si quisiera seguirte. –habla desinteresado pero por más que trate de ocultarlo, su mirada fija lo delata, es como si estuviera deseándola.

-¡Para de seguirme! –grita molesta dándole la espalda para irse pero Ariel la toma del brazo.

-Espera. –Lo dice casi suplicando –Me gusta. –confiesa él.

-¿Qué cosa? –pregunta Lauren confundida.

 -La flor.

-Ah ¿Esta? –Ella se quita la bella flor y se la entrega -¡Lauren! –la llaman sus amigas, ella las mira sobre su hombro y cuando vuelve a mirar hacia adelante ve como Ariel se aleja.

-Eso fue extraño. –Piensa confundida –Kea tiene esa misma mirada cuando ve flores. –recuerda ella.

Mientras tanto, Zariam y Kea hablan sobre un problema muy graves; los hermanos de ella.

-Uno de estos días me voy a meter un tiro, esas pestes me vuelven loca. –se queja estando agotada.

-¿No pudiste dormir? –pregunta él.

-No, estoy muerta de cansancio. –dice acostándose en el césped.

-¿Te puedo preguntar algo? No te molestes. –habla Kea sentándose a su lado.

-¿Qué?

-¿Qué sucedió con tus padres? –pregunta cuidadosamente.

-Y… ¿Por qué no usas tu miradita de vampiro trucho para averiguarlo? –dice sonriendo.

-Ja ja, no es tan fácil, mejor dime. –propone entre risas.

-Es lo típico, un padre borracho y una madre sufrida, él termino muerto y descuartizado por un camión y ella… se consiguió un tipo rico que la mantenga y tuvo que elegir, sus hijos o la plata, es obvio lo que eligió. –cuenta como si nada, su madre los abandono sin importarle nada y por eso Zariam tiene que ocuparse de sus hermanos.

-Eso fue muy cruel. –habla Kea agachando la mirada.

-¡Odio mi vida, es una porquería! –grita furiosa.

-Bueno, yo estoy aquí para ayudarte. –dice él dulcemente.

-No puedes ayudarme. –murmura Zariam mirando a un costado.

-No te muevas. –Kearrents arranca una flor que esta junto a la cabeza de ella.

-¿Una flor?

-Me encantan, son suaves y huelen muy bien. –dice mirando con atención la florecilla.

-No me digas. –Zariam lo mira extrañada.

Kea no resiste más tener esa flor en su mano entonces se la come con desesperación -¿Estas drogado o qué? –pregunta ella haciendo una mueca.

-Me encantan. –habla mientras la saborea y lame sus labios.

-¿Comes flores? ¿A qué saben? –Zariam se levanta y lo mira como si él estuviera loco, ver comer a un vago una flor, es fuerte.

-Sí, pero solo algunos ángeles lo hacen, también Ariel y Kira.

-¿Alguien dijo mi nombre? –interrumpe ella estando colgada de cabeza por la rama de un árbol.

-¿Quién eres tú? –le pregunta Zariam.

-Kira, mucho gusto en conocerte Zariam. –contesta, entonces suelta la rama y se sienta junto a ellos.

-¿Cómo sabes mi nombre? Kea te lo dijo.

-Nop.  Yo conozco a todo el mundo. –habla sonriendo.

-Ella es unos de los ángeles más antiguos del mundo. –comenta Kearrents.

-No hace falta que digas eso. –dice Kira avergonzada.

-¿Eres un ángel guardián? –pregunta Zariam desconfiada.

-Claro que no, mi trabajo es muy importante y también un fastidio, muchas veces quisiera no ser… -ella se queda callada al sentir un fuerte cosquilleo en todo su cuerpo.

-¿Qué le pasa?

-Su trabajo la llama. –Responde Kea –Mejor alejémonos un poco. –él lleva a Zariam detrás de in árbol y desde allí miran lo que Kira hace.

Ella frota sus muñecas entre sí, donde tiene dos pulseras negras, las mismas se transforman en un arco de madera muy reluciente, entonces fija el objetivo; una pareja que hablan entre sí, se trata de una de la hermanas de Lauren, es Loran.

-Dos flechas. –murmura Kira preparándose para disparar, en el arco aparecen esas dos flechas con unas cintas rojas atadas por ellas.

-Los va a matar, de lujo. –dice Zariam.

-No, solo espero que tenga puntería. –habla Kearrents un tanto preocupado.

En ese momento Kira lanza las flechas, una queda en el brazo de Loran y luego se convierte en una luz que entra en ella, al parecer no sintió nada.

-¡Cuidado! –Kira se agacha al ver que la segunda flecha revota por un árbol y vuelve hacia ella, la flecha sigue rebotando por todos lados hasta dirigirse hacia Zariam.

-¡No! –Kea la protege y la flecha se clava en su hombro derecho –Ah. –reprime un grito.

Zariam se apresura, saca la flecha de un tirón y la arroja al suelo, la misma toma un color negro y se convierte en cenizas. –Ya está. –dice para calmarlo.

-Lo siento, lo siento. –se disculpa Kira corriendo hacia ellos.

-Estoy bien pero eso me dolió. –habla Kea tocando su hombro.

-¡¿Estás loca?! Casi lo matas.

-No, mis flechas no pueden matar. En estos días odio mi trabajo. –dice Kira agachando la cabeza.

-¡Eres una maldita loca! –le grita Zariam.

-Basta. –interrumpe Kearrents –Zariam, no seas tan cruel, ella es Cupido.

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