VERGÜENZA.

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Capitulo 14.
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Narrador Pov.

Hazel había esperado con ansias encontrarse con su hermano mayor en el campamento mestizo.

Era agradable verlo y actualizarse sobre su vida, que, por cierto, siempre parecía un poco complicada. Quizás por qué vivía en esa ostentosa ciudad llena de luces y aparatos electrónicos. La vida en la Nueva Roma era mucho más tranquila, incluso con su puesto.

Pero la hija de Plutón había notado un comportamiento inusual en Nico.

Él se veía… Triste.

Es decir, Hazel creía que Nico siempre estaba rodado por un aura triste, pero esto resultaba diferente. En días como esos, días malos, su hermano se aísla y se toma un tiempo consigo mismo.

Sobre todo con la llegada de las cohortes al campamento mestizo, pues este se volvía más caótico y ruidoso que de costumbre.

No solo los juegos de guerra se intensifican y las normas se tornan mucho más rígidas para todos.

Las noches de fogata parecían fiestas elaboradas en lugar de un montón de adolescentes reunidos para comer malvaviscos y cantar canciones.

Y Nico no solía asistir a ellas. Nunca.

Pero lo hacía, y eso quizás era lo que más parecía fuera de lugar. Nico no disfrutaba del bullicio, menos de las canciones y voces ensimismadas.

Pero allí estaba todos los días. Sin falta. Sentado a su lado. Y aunque le gustaba pensar que su hermano hacía un esfuerzo extra por ella, parecía un acto fuera de su carácter normal.

— Frank, Piper y Jason preparamos un pícnic mañana cerca del campo de entrenamiento¿Quieres unirte? — Le pregunta la morena de ojos dorados.

Nico apenas tuvo reacción ante la propuesta, parecía distraída, como si buscará algo entre la multitud.

— No, gracias.— Nico declina la respuesta amablemente.—No quiero que tu novio llene de pelaje mi ropa negra.— Bufa el pelinegro.

Hazel hace un puchero.

— No se transformará, lo prometo.— Le asegura la morena, insistente.

— Eso dices, pero cada vez que ve una ardilla se vuelve un bulldog.— Nico se burla y aunque Hazel encontró aquel comentario cruel, soltó una risita.

Ambos hermanos se acercan a la mesa donde reparten chocolate caliente y malvaviscos para azar en la fogata.

— Hola, Julieta.—Dice Hazel al notar la presencia de la hija de Eros, pues entre todos los mestizos camuflaba con facilidad—¿Con que asaras tus malvaviscos?— Le cuestiona cuando la joven gira su cabeza para verla.

Cuando los ojos violetas de la castaña miran a Hazel hay un cierto brillo que desaparece cuando mira a Nico.

— Hola.— Tarda en responder unos segundos como si necesitará pensar que decir —Asar comida en un palo es antihigiénico… — Murmura antes de hacer un movimiento con la cabeza en forma despedida y caminar hacia los hijos de la diosa Afrodita.

— Claro. —Dice Hazel en voz alta, demasiado tarde por qué Julieta se había ido— Ha estado muy callada últimamente, parece apagada — Se gira hacia su hermano—¿Sabes algo? ¿Debería hacerle una tarta?

Nico sigue con la mirada a Julieta y cuando la ve tomar asiento con sus amigos finalmente la mira de nuevo.

— No lo sé.—Murmura, decaído.

— Hablaré con ella, me preocupa.—Dice la menor— Sé que ustedes no se llevan bien, ¿Quizás han llevado las cosas demasiado lejos de nuevo…?

A Hazel le faltan dedos para contar las veces que recibió una llamada del hijo de Júpiter por qué su hermano mayor y Julieta habían hecho de las suyas.

Incendiar ropa, cortarse el cabello mutuamente, planear todo tipo de venganzas elaboradas y pelearse.

Creyó que aquel juego de niños acabaría con la madurez que trae la mayoría de edad, pero a inicios de verano recibo la llamada de Jason para informarle de las travesuras de ambos semidioses; Había comida, barro y malteadas involucrados.

Hazel sintió añoranza por el hecho de que las cosas entre esos dos no habían cambiado, que al menos una parte de su infancia seguía vigente.

La fogata transcurrió con normalidad y otra vez, Nico decido permanecer en su asiento, incluso cuando empezaron a cantar como una abuela se pone su armadura. Lo que fue sorprendente.

Hazel es igual a un pollito, se duerme a las 8 pm y después a las 7 am, tiene el sueño ligero por lo que cualquier ruido fuera de lugar la despertaba.

—¿A dónde vas…? — Hazel levantó el pecho de la cama—Es tarde.

Nico estaba vestido con un suéter gris y unos jeans negros, botas negras que parecían hechas de cuero y los dedos llenos de anillos como siempre. Iba de salida, pero se había tropezado con un peluche que Hazel tiró de la cama por accidente mientras dormía. La chica arrugó la nariz y miro su reloj.

— Son más de media noche.— Le indico con extrañeza.

Nico permaneció calmado, ni siquiera parecía alarmado por ser descubierto escapando de su cabaña por Hazel.

— Quiero un poco de aire.— Le responde con voz ronca.

Esas palabras hicieron que Hazel se sacudiera el sueño de encima.

«Tomar aire» era el sinónimo de fumar para su hermano griego.

Cuando Hazel lo llamo a inicios del verano y le comento que había dejado de fumar, se había alegrado mucho y lo había felicitado por abandonar un hábito que solo le traería problemas.

— Pensé que lo habías dejado…— Murmura sin ocular su preocupación.

Nico no dijo nada por un momento. Respiro hondo y le dio una pequeña sonrisa para tranquilizarla.

— No te preocupes.—Se relame los labios y mete ambas manos en los bolsillos de su suéter—No me esperes despierta, daré una vuelta…

Cuando su hermano mayor se fue en un viaje de sombras «preocupada» no era suficiente describir como Hazel sentía. No entendía qué había pasado. Escucho de Jason que le estaba yendo muy bien, y ella misma lo confirmó en más llamadas que se hacían cada fin de semana para actualizarse. Algo le había pasado, si no era así, entonces no podía explicarse dicho cambio.

No le gustaba invadir la privacidad de su hermano mayor, pero reafirmaba su derecho como hermana menor y lo hacía de todos modos. Solo era… Solo para encontrar el problema y pensar en la mejor manera de ayudarlo.

— Solo para ayudarlo… Solo— Se acercó con cautela a la cómoda de su hermano y abrió el primer cajón.— Ay, Nico…— Gimió decepcionada.

Otra vez estaba robándole cosas a Julieta. El verano pasado juro que dejarías de hacerlo, pero le parecía «hilarante» verla perder la cabeza por qué no encuentra su maquillaje o sus llaves, cualquier cosa pequeña que le quepa a Nico en los bolsillos. Hazel se puso de puntillas, y tomo todo lo que cavia en sus manos pequeñas.

Se los devolvería a su verdadera dueña a la mañana siguiente y se disculparía por las acciones tontas y descuidadas de su hermano.

— Diablos Nico, debes dejar de hacer ésto… —Sisea molesta.—En mi época quemaban con cera de vela las manos de los niños que robaban.— Bufa.

Hazel se detuvo de golpe al ver una pequeña caja. La tomo pensando que Nico había robado el diario de Julieta y la abrió para verlo el contenido. No era un diario, eran fotos que parecían meticulosamente guardadas. Abrió la bolsa que los contenía, curiosa. Al ver la imagen frente a ella, sus piernas se volvieron gelatina y cayó al suelo con la respiración agitada, mortificada a niveles inexplicables. Iba a vomitar.

— Lamento molestarte a altas horas de la noche— Las manos pequeñas de Hazel tiemblan sobre el pelaje de su conejo ceniza— Pero no sabía a quién acudir y-y… imaginé que podrías estar despierto.— Murmuro apenada.

Leo dejo una taza de té humeante frente a Hazel, para calmarla.

— Tengo insomnio, así que estoy a tus servicios las 24 horas.—Exclama Leo mientras limpiaba la grasa y ceniza de su rostro con una toalla —Cálmate— Sonríe ladino—Nadie quiere que te arranques uno de tus bonitos rizos.

Hazel dejo de enrollar su dedo alrededor de un mechón de pelo rizado. Era un mal hábito que solía hacer de forma inconsciente.

— Veamos.—Leo se sienta frente a ella en la barra, atento— Cuéntame que te preocupa, señorita Hazel.— Dice.

Hazel le explico como pudo sus preocupaciones sobre su hermano mayor, y como eso lo llevo a invadir su privacidad y encontrar las fotos.

Se las entrego a Leo, y pidió su opinión sobre todo el asunto.

— ¡E-es decir! ¡Entiendo que está en esa edad…! En mi época los jóvenes también se fugaban para casarse—Dejo a ceniza en el suelo y empezó a gritar— ¿Pero por qué ocultármelo? ¡Soy su hermana! ¡Lo habría apoyado!—Niega con la cabeza, se inclina hacia leo y susurra—Además… Creí que no le gustaban las chicas de esa forma.

Leo aparta las fotos. Muy lindas por cierto, el vestido blanco resaltaba los pechos de Juliet. En realidad entendía por qué Hazel llegó a la conclusión de que se habían fugado juntos. Juliet se veía como una novia, Nico llevaba un esmoquin, y estaban bien peinado. En general se veía decente. Y se veían cercanos, más que cercanos, parecían enamorados. Bailando, y luego posando para la cámara.

El moreno aparta el té y sonríe.

— Eres adorable.— Ronronea —Es como si hablara con una jovencita escandalizada de otra época.—Leo se burla y Hazel resopla avergonzada —Oh, olvidaba que eso eres.— Se ríe.

— Podemos concentrarnos en mi problema, y no es mis … Hábitos y personalidad anticuada.— Súplica.

— No dije que fuera anticuada, dije que es adorable.— La corrige —Nico no se casó, acompaño a Julieta al baile de debutantes… Lo que es, una locura si lo piensas bien.— Le explica. Pues recuerda que Juliet pidió su opinión sobre el vestido que usaría ese día.

— ¿Qué es eso? ¿Baile de debutantes?— Le cuestiona confundida.

— Es una tradición en la que se presentan a las jóvenes de familias ricas como miembros de la sociedad… O algo así, es una vieja costumbre de la gente rica. —Leo trata de explicar, pero ni siquiera el envío entiende muy bien de lo que se trata —Pero aun así, esto es oro puro.— Murmuro burlón.

— ¡No puedes decirles a nadie!— Chilla Hazel. La morena niega con la cabeza y se soba el entrecejo—¿Por qué…? No entiendo, nada.—Suspira.

Sí, solo la acompaño a un baile que había de la demás evidencia ¿Acaso estaba exagerando y estás eran cosas actuales que hacías con personas que no te interesan de forma romántica?

— ¿Hay algo más?—Pregunta Leo.

Hazel se muerde las uñas.

— Bueno, yo encontré … Una foto más comprometedora, y pensé.

— ¿Qué foto?

Hazel se sonroja profundamente.

— No te la enseñaré, es escandaloso… Y va en contra de la privacidad.

Leo sonríe.

— Descríbemela.— Pide el moreno y Hazel lo mira con sorpresa.

La romana duda por un momento.

— …—Hazel traga saliva— Es una foto.—Se aclara la garganta — Ah, Julieta.— Su voz tiembla y oculta su cara con las manos— Ella, bueno, ella estaba…— Aprieta labios.—Sentada, en, en la cama de… De mi hermano sonriendo a la cámara, y pues, ella llevaba puesta su camisa.—Balbucea nerviosamente, avergonzada.

Leo soltó una risita.

— Te costó decir eso ¿Verdad?— Le cuestionó Leo y Hazel resoplo

— ¡Claro que lo es!—Su voz tiembla —¡Una chica no debería! ¡Y Nico! ¡Él es peor por qué siendo un caballero no puede permitir…!— Bufa y suelta una especie de lamento de frustración.

— Hazel. — Leo se relamió los labios — Nico y Julieta están manteniendo una, bueno, ellos están— Leo trata de encontrar las palabras—Son amantes.

Hazel suelta un quejido.

—¡No! ¡Eso es…!

Leo respira hondo.

— Tu hermano está muy solo y amargado— Tantea— Sabes esto le hace bien, y no está obligado a nadie a hacer nada, así que…— Alarga.

Hazel apoya la cabeza en la mesa.

— Eso es horrible, hubiera preferido que se casarán en secreto.— Sisea.

— Hazel.— Insiste.

— No.— Se queja.

— Cariño, todos tienen sexo. — Hazel hace el sonido que hacen las brujas al ser salpicadas con agua —Y Julieta no es una florecita inmaculada. Ella es la hija de la personificación del deseo… Creo que sabes cómo funciona.— Le indica— ¿Verdad?— Le cuestiona.

Hazel lo mira con el rostro rojo y parpadea varias veces.

— …

— ¿Verdad?— Le cuestiona.

— Es inmoral, y cualquier…— Le tiembla la voz— ¡Voy a gritarle a Nico!

Quizás era anticuada, por qué lo era, pero Hazel aún estaba aferrada a la idea de llegar virgen al matrimonio, y aunque ella trataba de aceptar todas estas nuevas cuestiones liberales, eso no significaría que dejaría que Nico corrompiera a una pobre chica.

— Shhh…— Leo Valdez coloca sus manos en los hombros de Hazel y la guía de vuelta a su asiento.— Mira, tu hermano ya tiene suficiente con que Julieta le haya dado calabazas.

— ¿Y estaban juntos?— Pregunta confusa, pues ser «Amantes» sonaba como algo escandaloso e inmoral.

No como una relación romántica.

— Bueno, no lo sé.— Tantea, el moreno confundido. — Pero Nico actúa como un zombie triste— Hace una mueca—
Y emo.— Bufa con asco. — Déjalo.

Hazel respiro hondo.

Lo pensó por un momento y se volvió a sentar frente al hijo de Hefesto.

Leo tenía razón de cierta forma, Nico ya se veía bastante mal para que ella lo mortificara aún más. Lo dejaría.

— Bien.

La tienda abierta las 24 horas situada cerca del campamento mestizo estaba surtida con todo lo que un semidiós y mortal pudiera desear, era más bien una gasolinería en la carretera.

Aun así seguía siendo la única tienda a kilómetros y los mestizos veteranos se las arreglaban para escapar sin ser vistos por las Arpías que vigilaban la barrera del campamento mestizo.

Juliet, quien estaba pasando por el peor episodio de estrés y ansiedad que había tenido en mucho tiempo, tenía sus propias formas de escapar sin ser vista. Su terapia se basaba en envases llenos de todo tipo de químicos para teñirse el pelo, escuchar canciones de Taylor Swift hablando mal de los hombres, una cantidad absurda de gomitas y un paquete de doce cervezas.

Cervezas premium. Costosas.

Llegó a las 12; 37 pm, tomo una cesta y fue directo a la zona de los congelados para buscar un paquete de cervezas.

Nico quien no había estado tan deprimido desde que Will solace lo termino por primera vez después de golpear a Paolo en un ataque de celos cuando los encontró coqueteando y «Exageró» la situación. Así estaba en búsqueda de su propio para superar una situación difícil. Dos cajas de cigarrillos y una botella de whisky.

Se fumaría las dos cajas esa misma noche y se llenaría el estómago con whisky, y quizás cuando estuviera lo suficientemente borracho tomaría el coraje para ir a hablar con Juliet. Ya había hecho las paces consigo mismo y estaba dispuesta a arrastrarse.

Desde la perspectiva de Juliet tocar fondo equivale a teñirse el cabello y desde la perspectiva de Nico volver a fumar significa tocar fondo.

Mientras Nico escogía una botella en la heladera, Juliet escogió a entre los tintes baratos para cabello que vende la gasolinería. Nico pasó por el pasillo de los dulces, se detuvo al ver aquellas gomitas que Juliet solía comer.

Ni siquiera lo dudo y tomo una bolsa. Y siguió su camino a la caja.

Claro que Juliet no lo noto, por qué estaba distraída intentando que el cajero le vendiera las cervezas.

—¿No eres muy joven para comprar alcohol?— Pregunto el encargado.

La castaña intentó sonreírle de forma amable, pero tenía mal aspecto. Había descuidado su apariencia, cosa que en realidad nunca había hecho. Tenía un gorro de lana rosa sobre su cabello de aspecto precario, una sudadera y un chándal negro, y zapatos deportivos.

Juliet desistió de intentar coquetear por qué no estaba de humor.

—¿Lo soy?— Lo cuestionó con voz amargada, arrastrando las palabras.

El cajero frunció el ceño.

— Muéstrame tu identificación.

— Tengo la edad legal para tomar alcohol, lo sabes ¿Verdad?— Hablo dulcemente —Tengo 22, lo viste en mi licencia para conducir.— Ronronea y los ojos del cajero se nublaron como si hubiera perdido el libre albedrío.

Claro que podía usar el embrujahabla, gracias a los genes de afrodita.

— Sí, lo vi en tu licencia para conducir.— Me dio la razón.

Juliet intento tenderle la tarjeta de crédito, pero alguien tiró sus compras sobre la mesa y lanzó un billete cien dólares, aunque en realidad parecía una compra de no más de 20 dólares.

— Pagaré en efectivo, quédate con el resto.— Dice una voz ronca.

Ambos semidioses se le erizaron la piel, se giran de inmediato hacia el otro y cuando sus ojos se encontraron soltaron un jadeo de sorpresa.

—Oh.— Dijeron al mismo tiempo.

Juliet metió su tarjeta en su bolsillo, tomo sus compras y salió de la tienda 24 horas rápidamente a pesar de que había empezado a lloviznar. Ella iba a dejar que Nico pagara por sus cosas como represalia, aunque a él no le importaba pagar por sus compras.

Nico dejó el billete, tomo su bolsa y salió corriendo detrás de Juliet.

— Juliet, Juliet.— La llamo varias veces y finalmente la chica se detuvo—¿Podemos hablar?— Dijo con la voz apretada, ocultando sus nervios.

La chica se giró lentamente y miro la bolsa en su mano con una mueca.

— ¿Para qué? ¿Para que después puedas fumar hasta morir?

Nico escondió la bolsa detrás de su cuerpo de forma instintiva.

— Tú tampoco eres buena bebiendo y parece que quieres tener una noche animada.— Contraataca señalando el paquete de doce cervezas.— ¿Eh?

Ambos se quedaron callados unos segundos bajo la leve llovizna que poco a poco parecía aumentar.

—¿Qué quieres?— Pregunta Juliet.

— …—Nico se relame los labios y baja la mirada —Está lloviendo, vamos a otro lugar o vas a enfermarte.

— No quiero.— Exclamó Juliet.

— Está bien.—Nico se acerca un paso —Nos enfermaremos juntos entonces.

Juliet ni siquiera lo mira, no habla o trata de iniciar la conversación. Tiene la mirada fija en sus feos zapatos.

— No sé cómo empezar.—Admite Nico— Dejaste de hablarme por completo.

— ¿Yo? ¡Tú me ignoraste primero!— Le grita, ofendida—¡Si querías acabar las cosas pudiste hablarme dicho…!—Juliet tomó la pequeña caja de tinte en su bolsa y la lanzo a la cabeza de Nico quien la esquivo, pero igual golpeo su pecho.— ¡Pero solo! ¡Decidiste ser un cobarde y ni siquiera te acercaste!—Trata de tomar otra cosa de su bolsa y se la lanza—¡Si me hubieras dicho la verdad lo hubiera entendido…!

Nico esquivo los proyectiles.

— ¿Que quieras que hiciera? Pensé que habías vuelto con Malcolm.— Se excusa el pelinegro rápidamente

— ¿Malcolm? ¡Y el que tiene que ver con esto!— Le cuestionó exaltada.

— ¿Malcolm? Tu chico soñado— Le pregunto —Perdón por sentir que decidiste irte por la opción segura.

— ¿Qué?— Grito Juliet ofendida, y tomo una de las cervezas de lata y la apretó en su mano como si estuviera lista para lanzarla— ¡T-tú…! ¡Estás tan loco! ¡Él y yo no tenemos nada!

Nico se acercó y envolvió su mano alrededor de la muñeca de juliet, bajo la mirada para encontrarse con los ojos violetas de la hija de Eros. Estaba seguro de que si le lanzaba esa lata de cerveza le causaría una contusión.

— Los vi hablando el día de la celebración de la victoria.— Dijo, finalmente, con la voz apretada.

Juliet frunció el ceño.

— Entonces malinterpretaste toda la situación — Recalca la semidiosa —Por qué solo me estaba disculpando por hacerlo perder el tiempo.

Nico apretó los labios.

— ¿No te gusta?

— ¿Cómo fue que llegaste a esa conclusión?— Le cuestiona.

Juliet no entendía de dónde venía ese pensamiento, por qué habían estado juntos durante semanas. Era una puta locura, es decir, ¿Cómo podría pensar que ella iría detrás de otro hombre cuando estaba acostándose con él?

— Yo creí…— Nico hablo con voz tortuosa. Sonaba arrepentido y dolido—No estaba tratando deshacerme de ti. Solo pensé que, querías volver con Malcolm.— Admitió con voz rota.

Juliet tenía los ojos inyectados en sangre y cristalizados, intentaba no ponerse a llorar, pero Nico se lo ponía difícil por no ser un completo idiota. Si fuera un idiota, sería fácil para ella mandarlo a la mierda y olvidarlo.

Hacía frío, estaba lloviendo y su ropa estaba completamente empapada.

Ambos estaban abrumados.

Ver llorar a Juliet hacían que los ojos de Nico picarán y ardieran.

— No sé… No sé qué quieres de mí, ahora.— Responde la joven.

Nico se acerca a la castaña, aun manteniendo su agarré en su muñeca y deslizando su otra mano por su brazo para mantener el contacto.

—Perdóname.— Suplica el pelinegro y la abraza ligeramente, asustado por el posible rechazo.— No llores, lo siento, lo siento Juliet.— Murmura Nico.

Juliet no sabía cómo reaccionar. Una parte de ella quería apoyar su rostro en su pecho y llorar, otra quería muy significativa, quería tomar una lata de cerveza y lanzársela en la cabeza.

Si lo perdonaba, daba paso para que Nico la siguiera lastimando, pero si no lo hacía sería miserable por meses.

Seguramente se arrepentiría.

— Yo, no.— Juliet empuja a Nico y se quita el gorro de la cabeza —¡¿... Ves este desastre?! ¡Mira lo que horrible que estoy por tu culpa!— Grita.

Por alguna razón, el tinte castaño se había caído en la parte superior de su cabeza, dejando al descubierto el tono dorado de su cabello rubio pálido. Su tono natural. El problema es que juliet había estado tan afectada por todo el asunto de Nico, ignorándola que no fue capaz de cuidar de sí misma.

Nico intentó permanecer serio, pero se llevó la mano a la boca antes de soltar una pequeña risa ronca.

—¿¡Te parece gracioso!?

—¡No! ¡Claro que no!— Grito Nico a la defensiva — ¡Solo…!— Dio un traspié e Intento acercarse. —¡Juliet dime lo que quieres! ¡Dime! ¡Que sientes!

La chica se encogió sobre sí misma.

— ¿Que sientes por mí?— Vuelve a insistir, su cabello negro goteando.

Juliet lucia como un volcán a punto de explotar. Solo que no sería lava lo que saliera de ella, sino vómito verbal.

— ¡Me da vergüenza que me vean contigo! ¿Sí? ¡Y que después hagas algo como esto y me humilles frente a todos!—Grita tan fuerte que le arde la garganta—¡Yo nunca te haría algo así!

En lugar de estar molesto por tal declaración de desconfianza, Nico la mira con entendimiento y se señala a sí mismo, colocando su mano derecha sobre su pecho mientras trataba de articular las palabras correctas.

— A mí también me da vergüenza que me vean contigo.— Admite —Yo solo, pasamos los últimos 4 años peleando frente a todos y… — Se frota el rostro con fuerza—¡Eso no me importa! — Se dice a sí mismo—¡Yo solo! ¡Solo sé que quiero estar contigo!— Asegura.

Juliet lo mira sorprendida, con la reparación agitada y ojos llorosos.

— ¡Entonces…!— Trago saliva—¡¿Por qué dejaste de hablarme?! ¡No puedo confiar en ti! — Le grita exaltada.

Nico intentó acercase de nuevo, pero Juliet retrocedió de inmediato. Nico se detuvo en seco, con el cuerpo tenso.

— Juliet, esto fue un malentendido y acepto que me equivoqué, no debí de sacar conclusiones apresuradas. — Le explica con pesar y sinceridad.

Haciéndose responsable de sus acciones por lo ocurrido.

Juliet se mantuvo callada unos segundos con la mirada baja.

—Se espera que supliques.— Susurra.

El rostro de Nico se llenó de alivio.

— Amo suplicar.— Asegura.—Dime lo que quieres y te lo daré…

Nico se acerca lentamente y al notar que Juliet no retrocedía la abrazó.

Fundiendo sus cuerpos. Hubo un segundo de silencio y tensión, y luego absoluto alivio. Se sintió tan cercano, cómodo y cálido a pesar del frío.

— Volvamos al campamento.— Pide Julieta acomodando su rostro contra el pecho de Nico y aspirando su olor.— Se me congela el trasero.

— Bien.— Dice entre risas jocosas. Se inclinó y beso su mejilla, Juliet alzó la cabeza y lo miro en silencio, en forma de invitación. Nico dejó un casto beso en sus labios lleno de calor y cariño.— Haremos lo que quieras.— Susurra y empuja la punta de su nariz contra la de Juliet antes de volver a besarla.

Juliet se mantenía de puntillas, tratando de alcanzar sus labios.

Estaba tan feliz y aliviada por qué todo se resolviera, que sentía su pecho cálido y cosquillas en el vientre.

Se sentía correcto perdonarlo y darse otra oportunidad mutuamente.

Iban a intentarlo.


— ¡Hades…! ¡Qué alegría verte!— Exclamó Afrodita con felicidad.

— ¿Cómo es qué…? — Frunció el ceño.—¿Cómo es que puedes contactarme?—Siseo Hades al ver el mensaje de iris que se proyectó frente a su trono y vio a la diosa del amor frente a el.

Afrodita se queda callada un segundo.

— El poder del amor.— Vatio sus pestañas varias veces y sonrió.

Hades alzó una ceja.

— Habla.

— Oye, mi hijo va a matar al tuyo.— Le avisa antes de meterse una galleta en la boca y beber una taza de té.

Hades lo pensó un momento.

— ¿Cuál de todos ellos?

— Eros, Dios de la atracción sexual.— Le aclara la diosa del amor.

El rey del inframundo frunció el ceño.

— ¿El de las alas?— Le cuestiona.

¿Por qué su hijo se pelearía (de nuevo) con el dios del deseo?

— Sí, el de alas.—Confirma.— Tu hijo se divierte jugando a la casita con mi nieta— Se ríe encantada y satisfecha— Eros no estará feliz cuando regrese y se entere. — Le avisa de antemano.

Hades lo pensó un momento.

— Dos tres mi hijo le daría una paliza al tuyo. Nico está mayorcito, y puede resolver sus propios problemas.—Dice con seguridad.—Solo voy a intervenir si su vida está realmente en peligro.

Afrodita lo mira curiosa.

— ¿En serio…? Por qué quién sabe— Tanteo con voz sugestiva —Quizá sea tu última oportunidad de tener nietos de ese chico.— Le recuerda la diosa.

Eso llama la atención del dios.

Hades parpadeó varias veces.

— El primogénito de Eros… ¿Es una chica? ¿Una de verdad?— Cuestiona.

Sabía cuáles eran los gustos de Nico y había perdido la esperanza de que tuviera hijos para complacerlo.

— Sí. — Responde sonriente.

Hades se frota la barbilla.

— Cuando regrese dile que quiero reunirme con él.— Pide— Antes… De que quiera cortar partes de mi hijo que podrían darme nietos.

Afrodita sonríe complacida.

— Está hecho.— Exclama.

— Bien.— Hades se reclina en su trono, luciendo pensativo.

Afrodita entrecierra los ojos.

—Oye, Hades, siempre tuve curiosidad…

— No. Adiós.— La interrumpe y dispersa la proyección de arcoíris.

Holaaa chicas y chicos.

Espero que les guste el capítulo desde una perspectiva más general, por fin mis niños se dieron una oportunidad.

Hades ya está planeando los nombres de sus nietos mientras Nico piensa en la forma de que Juliet no lo deje.

Pobrecita Hazel, ella bien preocupada y leo con ganas de darle unos besotes.

Memes del capítulo;


Bye bye.

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