Capitulo 5.

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LOOK AT ME.
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Malcolm y yo pedimos permiso para salir del campamento mestizo.

Quiron acabo por concedérnoslo cuando le rogué que nos dejara tener una cita oficial. Entonces llegamos a un acuerdo, le asegure que dejaría de causar problemas por una semana y me mantendría lejos del hijo del Rey del inframundo. Sin peleas ni gritos.

Nisiquiera lo pensó y aceptó gustoso.

Podía mantenerme lejos de Nico por una semana. Solo tenía que ignorarlo y fingir que no existía, y eso hice.

Nunca pensé que esa sería la forma de meterme debajo de su piel, si hubiera sabido hace cuatro años que ignorarlo era todo lo que tenía que hacer para que perdiera la cabeza por completo lo hubiera hecho mucho antes.

Supongo Nico di Angelo es tan egocéntrico que no soporta que no se reconozca su existencia.

— Crees que me importa — Se cruza de brazos —Pero no me importa.

Ni siquiera lo miro.

Me concentro en el combate que se desarrolla frente a mí.

Incluso me mantengo inexpresiva.

Tengo todo el cuerpo tenso como una roca y alguien se encargará de picar mi columna vertebral con una aguja, me arde la cara y mi corazón estaba tan agitado que me vi obligada hacer ejercicios de respiración, inspira por la nariz y exhala por la boca de forma lenta y pausada para relajarme.

Lo odio tanto que mi cuerpo entra en combustión cuando está cerca.

— Así que la ley del hielo, que madura eres.—Bufa de forma despectiva—Ni quién quisiera hablarte.— Resopla.

¿Si le desagrado tanto por qué se para justo a mi lado? Que se vaya a comer tierra o algo así. Campesino idiota.

Mis ojos captan a lo lejos el cabello rubio platinado de Malcolm con el grupo que sube el muro de escalada vigilando a los niños pequeños. Él me mira a lo lejos. Me preguntó si sintió que lo miraba, él sonríe, alza la mano en forma de saludo y la agita varias veces en el aire. Yo hago lo mismo.

Que lindo y amable es. Nico debería aprender de él, quizás si fuera más agradable tendría una nueva pareja.

—Tú y Malcolm.— Me cuestiona con incredulidad, no respondo—Pensé que habías llegado a la conclusión de que era un aburrido sin chiste.—Bufo. Él está demasiado lleno de sí mismo, porque nunca dije algo parecido.

Y Malcolm no es aburrido. Me gusta como es, me transmite seguridad.

No quiero a alguien que se la pase de fiesta en fiesta solo por qué sería más emocionante, ¿Que cosa? ¿Que me ponga el cuerno estando borracho?

No, gracias.

—¿Te molesta que hable de él?

Lo miro de reojo con una mueca de disgusto contenido. Esto de hacerle la ley del hielo a Nico hará que me salga una hernia en el ombligo. Maldición.

— Sí, seguro son muy compatibles. — Asegura el pelinegro— No lo conozco, pero si te gusta debe haber algo muy mal con él.— Afirma con seguridad.

Pongo los ojos en blanco.

¿Y el que sabe? No es como si tuviera un máster en relaciones.

— Parece una versión barata y sin tinta de Jason.— Bufa y ahogó una risa en mi garganta. Me cubro la boca para que no se dé cuenta de que estoy sonriendo—Pero seguro te gusta eso, la gente insípida e intelectual.

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Me puse un vestido negro que me llegaba a la altura de mis muslos con lazos en los tirantes, mayas de color rojo Cherry y lindos zapatos de tacón de cuero lustroso. Adorne mi cabello con una diadema negra con perlas y unos aretes de la misma joya.

Estaba satisfecha cuando me vi al espejo. Tengo un estilo muy elegante, así que siempre parece que voy a un lugar realmente caro. Ya saben, el lujo antiguo. Los nuevos ricos exhiben las marcas en sus ropas como si fueran trofeos, los de riqueza generacional saben que menos siempre es más.

Nací con una cuchara de oro en la boca, nunca lo oculte, y a la gente no le sorprende mi forma de vestir.

Escuché un golpe en la madera.

Ese debía ser Malcolm.

Corrí en dirección a la puerta y antes de abrirla mis ojos se encontraron con el jarrón apoyado en el marco de mi ventana rota, lleno de peonias.

Un ramo completo de mis flores favoritas en el mundo.

Deje escapar un resoplido y abrí la puerta para encontrarme con mi cita quien me esperaba con una sonrisa.

Salimos del campamento hacia la ciudad, primero dimos una pequeña caminata por las calles y luego fuimos a una bonita heladería. Charlamos de temas comunes, la escuela, la familia y la vida normal mientras íbamos de camino, al llegar me abrió la puerta y dejo que pasara primero. 10 puntos por la caballerosidad y el esfuerzo.

— Normalmente, compró lo que combina con mi ropa— Le respondo con un tono burlón cuando pregunta por mi sabor favorito.— Todo sea por la estética — Afirmó con seguridad.

El rubio platinado de ojos grises metálicos suelta una pequeña risa encantada. Nos ponemos al final de la cola para nuestro turno poder pedir un helado mientras charlamos.

— ¿Por qué no me sorprende?— Se cuestiona a sí mismo, sonriente.

— ¿Y tú qué tal? ¿Cuál sabor te gusta?—Le cuestionó curiosa.

— Vainilla.— Responde de inmediato.

Suelto una pequeña carcajada.

—¿Qué?— Me cuestiona, sonriente.

— Nada— Cubro mi boca con mi mano para evitar que me vea reír —Te ves como alguien que le gusta la vainilla — Balbuceó entre risas.

—¿Qué significa eso?— Me cuestiona con falsa voz ofendida.

Ambos reímos.

— La vainilla es aburrida.

Literalmente siento como todo mi cuerpo se paraliza. Reconocí esa voz de inmediato, Malcolm y yo dirigimos nuestras miradas en dirección de la voz. Pelo negro largo, piel pálida de subtono oliva. Botas militares, todo vestido de negro y cadenas colgando en su pantalón. Él estaba de espaldas, apoyado en el mostrador mirando los sabores de helado con tranquilidad.

¿Desde hace cuánto está aquí? ¿Y por qué está al frente de la fila?

—¿Qué haces aquí?— Pregunto Malcolm confundido.

Nico no respondió.

— Háblame de este sabor— Le pidió a la empleada, señalando el helado.

La pobre empleada se vio obligado a explicarle el sabor y los ingredientes de cada uno de los helados. Él fingía estar indeciso y pedía muestras para poder elegir un helado. Pasaron 20 minutos, y él seguía mareando a la señorita que sirve el helado.

— ¿¡Puedes elegir!? ¡Es solo un helado!— Chillo exaltada, pues una cola ya se había formado detrás de nosotros— ¡Solo elegí! ¡Y ya!

Nico me miró por encima del hombro.

— Ya elegí.— Me respondió alzando ambas cejas a la vez — Quiero el de torta suiza.— Pidió finalmente.

La empleada le sirvió un cono, y entonces hizo la fatídica pregunta;

—¿Desea algo topin?

Una sonrisa se extendió en los labios del pelinegro y entrelazó sus dedos.

— ¿Cuáles tiene? ¿Puede hablarme de ellos?— Pregunto con amabilidad.

Malcolm y todas las personas formadas detrás de nosotros esperando su turno soltaron un gruñido de fastidio.

Yo no puede evitar reírme un poco.

Me dio una palmada en la frente, y luego masajeo mi entrecejo. Harta. Intentando aliviar mi frustración de alguna forma por su molesto intento de arruinar mi cita con Malcolm.

Finalmente, Nico di Angelo obtuvo su helado y se apoyó en una pared cerca de nosotros para degustarlo. Yo elegí de cereza y yogur, bueno, por qué iba con mi conjunto y Malcolm de vainilla como había dicho hace 30 minutos.

Mire mal al pelinegro y este solo me sonrió mientras comía su helado.

—¿Qué le pasa?— Me cuestionó Malcolm y yo negué con la cabeza.

— Déjalo, está de mal vibroso por qué eché tierra sobre su comida.— Bufo y lo tomo del brazo para salir de la linda heladería — Mejor ya vámonos.

Salimos de la heladería sin mirar atrás, cómo aún no había oscurecido decidimos ir a ver una película.

Tomamos un taxi al centro comercial más cercano y compramos dos boletos para la comida romántica de turno.

Compramos palomitas y refresco.

Nos sentamos en los asientos del medio de la sala oscura y fría.

La sala no está llena, hay muy pocas personas lo que me hace pensar que la película es mala (eso no importa) por qué hay una gran posibilidad de que esto termine en besos y eso me emociona. No puedo esperar. Por fin un momento romántico a solas.

La única luz de la sala venía de la pantalla, el resto era oscuridad. Sentí el brazo de Malcolm pasar alrededor de mis hombros, y sonreí satisfecha. Giro mi rostro para mirarlo, y me encontré con sus ojos viéndome.

Sí, de esto estaba hablando.

La película no importa, solo estar en una sala oscura para poder besarnos.

Él se inclina hacia mí y yo apretó mis manos sobre mis muslos, impaciente y entrecierro los ojos para recibirlo, entonces varios proyectiles chocan contra mi cara y la Malcolm.

El rubio platinado se detiene en el acto y yo igual, abro mis ojos y noto que estamos bañados de palomitas.

Ambos miramos arriba y en un par de asientos de distancia estaba Nico con un bol de palomitas en una mano y en la otra una soda grande. Luce agusto. Demasiada diría yo. Nico se apoya en los asientos frente a él, mirándonos de forma inexpresiva mientras se lleva un gran puño de palomitas a la boca y luego sorbe del popote. Por lo dioses.

— Eso que estaban haciendo es penado en muchos países.— Dice en voz alta y un tono indiferente.— El cine no es para eso. Cochinos.

Lo miré con la boca abierta y Malcolm se sacó los lentes para limpiarlos.

El resto de la película, cada vez que Malcolm se acercaba o yo trataba de apoyar mi cabeza en su hombro, Nico se encargaba de arruinar el momento con algún comentario mordaz o en su defecto lanzándonos un gran puñado de palomitas en la cabeza. Tratamos de quejarnos con el encargado, pero eso no funcionó por qué Nico utilizo la niebla para poner las cosas en su favor. Así que no lo sacaron.

La película fue una locura.

Aunque las ocurrencias de Nico para interrumpirnos me hicieron reír más que la propia película de comedia.

Terminamos en un McDonald's del centro comercial, después de tener una mala experiencia en la cita. Un par de mesas lejos de nosotros, estaba Nico comiéndose una hamburguesa.

—¿Qué le pasa? Nos ha perseguido por dos horas.— Me susurra mi cita mientras yo mastico mis papás.—¿No están llevando esto demasiado lejos?

— Lo sé, lo sé.— Miro de reojo a Nico quien parece muy feliz tragándose un gran bocado de su hamburguesa.— Pero no puedo echarme para atrás.

—¿Por qué?— Me cuestiona.

Parpadeó lentamente.

— No sé.

— Ustedes han tendió esta guerra durante ¿Qué? ¿Cuatro años?— Me cuestionó— Juliet, ¿No crees que es el momento para limar asperezas?

—¿Yo?— Jadeo ofendida— Yo no soy la del problema—Digo entre dientes.

— Lo sé, eres adorable.— Me responde con simpleza, sé que es sarcástico.

Pero yo me sonrojo profundamente.

— Dioses.— Me apartó el cabello de la cara, aún apenada.— No hablemos de él, por favor. Está loco.— Exclamó.

— Bien.— Responde, estira su mano hacia la mía y toma mi mano.— ¿Qué es lo que te gusta?— Pregunta.

— Las peonias.— Mis dedos se entrelazan con los suyos.— ¿Y tú?

— La arquitectura e historia.

— Oh, eres un nerd de la historia.— Digo con ternura y alegría.

Los ojos de Malcolm centellan.

— Sí, y no me ofende tu comentario. Tú eres una aplicación de citas hecha persona.— Devuelve la burla.

— Eso tampoco me ofende.— Exclamó con simpleza y tono coqueto.

El almuerzo termina relativamente normal. Nico lanzó una bebida sobre nuestros pies por accidente, pero se quejó de que no nos cayó en la ropa.

Repaso mi labial con cuidado de no salirme del contorno natural de mis labios en el cristal apenas reflejante de una de las tiendas. Malcolm había ido al baño para limpiar el refresco de sus zapatos y pantalón y yo aprovecho para retocar mi maquillaje. El labial suele caerse después de comer.

Miro mi reflejo y sonrió para mí misma al sentirme satisfecha.

Mis ojos se desvían por inercia y noto la figura de Nico a mi lado a través del cristal. Hago una mueca de disgusto y me giró para verlo parado a mi lado.

— ¿Por qué haces esto? Di Angelo.— Le cuestiono con rudeza.

Nico me mira de reojo mientras saca un cigarro del bolsillo de su pantalón y lo pone entre sus labios rosados.

— Fumar es un hábito horrible.— Siseo y el alza una de sus cejas

— Ilusionar a los chicos es un hábito horrible— Dice entre dientes con el cigarro entre sus labios — Y no te veo intentando corregirlo.— Agrega.

Saca su encendedor de su chaqueta y pronto está exhalando humo.

— Además no tenía nada que hacer, además de claro …— Me señala con el cigarrillo entre sus dedos — Arruinar tu estúpida cita.— Completo Nico.

— Voy en serio con Malcolm.— Me defiendo, cruzándome de brazos.

— Vas a aburrirte.— Sopla el humo contra mi rostro — Y le romperás el corazón.— Afirma el pelinegro.

Desvío la mirada.

— Eres un idiota.

Caminamos a la estación de autobuses solo para poder charlar un rato mas.

Nico camina unos metros detrás de nosotros. Y en este punto es ridículo.

Nos sentamos a esperar el próximo autobús a Long island cuando Nico decidió que debía sentarse justo en el espacio que había entre nosotros para evitar que estemos juntos. Dioses.

No importa lo mucho que me queje o que Malcolm le diga que es infantil, él nos ignora, incluso lo disfrutá.

Y otra vez siento todo el cuerpo terriblemente tenso. Es como si mis células palpitaran cuando él está cerca de mi cuerpo. Mierda.

Me dan escalofríos y se me pone el rostro caliente del enojo.

Espero el autobús con la cara roja del enojo y el ceño fruncido. Lo odio.

— Estás siendo odioso.— Sisea Malcolm intentando mantenerse sereno.— Y muy infantil.

Nico lo miro de reojo.

— Tu voz es odiosa. Cállate.

— ¡No le hables así!— Chillé.

Nico gira su rostro hacia mí, y dirige todo su cuerpo en mi dirección.

— Tú empezaste esto. Me lanzaste tierra sobre la comida y una malteada sobre la cabeza. Soy indulgente.— Me gruñe con la mirada oscurecida, Nico habla como si me estuviera haciendo un favor al solo seguirme en mi cita.

— ¿No sé te salió de las manos? Es demasiado seguirnos de esta forma.—Dice Malcolm con suspicacia.—¿Acaso estás enamorado de Juliet?— El rubio platinado le cuestiona con simpleza.

Nico y yo lo miramos atónitos por tal acusación. Ojos abiertos por completo y la mandíbula caída hasta el césped.

— Eww— Gemimos con asco Nico y yo al mismo tiempo.

— Primero Ew, segundo— Miro a Nico y su pinta de emo, luego mire al hijo de Atenea —Ew.— Mustio asqueada.

—Puedes para mí tiene sentido, eres una experta en el amor, ¿No lo ves?— Me cuestiona con mucha calma.

— Malcolm me gustas por qué eres inteligente, pero deja de crear teorías extrañas.—Le suplico, exaltada.

— ¿Cómo podría gustarme?— Le cuestiona el hijo de Hades, frunciendo el ceño con molestia—Sus problemas mentales son equivalentes a las veces que se ha teñido el pelo.— Asegura el pelinegro, mirándome de reojo.

Frunsco el ceño, ofendida

— Oh, y tú eres el ejemplo de sanidad metal.— Le cuestionó sarcástica.— Tú eres la persona más idiota del mundo, prefería cortarme un brazo antes de estar contigo.— Siseo molesto.

— Ni aunque todos los malditos hombres y mujeres del mundo murieran, estaría contigo.

—Ni que tuvieras la oportunidad, maldito emo de cuarta.—Digo entre dientes, completamente furiosa— ¡No estoy tan dañada mentalmente como para que me guste un tipejo como tú!

Seguimos discutiendo hasta que llega el autobús, y durante el viaje, incluso durante el camino hacia la barrera y el árbol de Thalia, dónde Nico se fue para no molestar al dragón que se encarga de custodiar el vellocino.

Malcolm y yo hablamos un momento antes de tomar caminos diferentes.

Yo fui a mi cabaña para darme un baño y ponerme la camisa naranja del campamento y unos shorts.

Paso el tiempo, y cuando terminó la fogata, Malcolm me llamo a un lugar apartado donde supuse que me iba a pedirme ser su novia y me besaría en la oscuridad para que el centauro jefe del campamento no nos regañase por comportamiento indebido en un lugar con tantos niños. Al menos lo supuse cuando nos encontramos apartados y solos mientras el resto regresaban a sus cabañas para dormir finalmente.

— Me gustas.

Mis ojos se iluminan en la oscuridad y sonrió satisfecha por su declaración.

— Tú también me gustas.— Exclamó.

Ahora me besará. Seremos novios por dos años antes de casarnos, viviremos en Manhattan y adoptaremos un gato o un conejo, luego tendremos una hija y viviremos felices para siempre.

¡Bésame! ¡Bésame ahora!

— Pero— Agrega.

Mis ojos pierden el brillo y mi sonrisa desaparece por completo.

— ¿Pero?— Jadeo confundida.

— Estás ocupada ahora. Cuándo tu guerra con el hijo de Hades terminé, llámame y estaré listo para el paquete completo.— Explica con seriedad. Él no está jugando—Una relación seria.

Me gusta lo serio y responsable que es. Por eso lo elegí, sabía que él nunca iba a romper mi corazón apropósito.

Y ahora, él aparece pedir lo mismo.

— Pero, no, yo—Tartamudeo, ansiosa, no quiera que esto terminará antes de empezar. No por culpa de Di Angelo.

— Me gustas, pero es obvio que no tengo toda tu atención.—Afirma y yo niego con la cabeza repetidas veces. Él me mira con pesar—Quizás eres solo una «escala» en el camino de mi vida amorosa adolescente.— Suspira y se lleva el cabello hacia atrás—No lo sé, por qué pasas más tiempo peleando con Nico di Angelo que conmigo.

Una escala.

¡Una maldita escala!

Durante la cita, Malcolm me preguntó cómo sabía a qué persona flechar y saber quién era el amor de su vida.

Yo le dije que las personas flechadas por mí no son por qué sean el amor de la vida del otro, es por el aprendizaje que les dará para su verdadero amor. Es esa «escala» que te enseña como ser una buena pareja, aprender del error para ser la mejor versión de ti mismo para esa persona final.

Para ese amor.

— ¡No!—Balbuceo y lo miro con preocupación— ¡No soy una escala en el camino! ¡Yo soy el destino!

Lo veo dudar.

Como si quisiera acercarse y besarme, pero no lo hace.

— Pruébalo.—Pide— Y avísame cuando tu pequeña guerra termine.

Malcolm se va y yo me quedo allí, estática y completamente atónita.

Me acaban de dejar mi casi algo por no poder comprometerme. ¡Yo soy la reina del compromiso! ¡Maldición!

Todo es culpa de ese criminal vestido de negro con tendencias depresivas.

Lo voy a matar.


(. . .)

— ¡Oye!

Le lanzo el casco a la cabeza y trato de no reírme por qué sonó como un coco vacío cuando lo golpeó. Estoy enojada, así que tengo que permanecer sería.

— ¿Me…?— Nico se lleva la mano a la cabeza y se gira para verme, perplejo—¿Me lanzaste tu Yelmo a la cabeza?— Se mira la mano y abre los ojos por completo. La sangre llena de destellos doradas que brota desde su cabello se desliza por frente y se mezcla con la lluvia torrencial—¡Maldita loca, estoy sangrando...!— Me grita exaltado.

— Oh, y eso no es nada.— Le grito y me aproximo a el a paso decidido—¡Arruinaste mi cita con Malcolm!— Le Grito enojada—¡Ahora ve allí y dile que no tenemos nada!— Exijo.

La expresión dolorosa y molesta de Nico se transforma en una de pura satisfacción y entendimiento.

— Ah, mira que tenemos aquí— Se burla.— Le dieron calabazas a la experta en el amor. Qué triste.

La alergia en su voz me hace hervir la sangre. De verdad no lo soporto.

— ¡Es todo tu culpa!—Le grito —¿Por qué me odias tanto?— Pregunto con voz exaltada y llena de furia.

Los ojos de Nico se oscurecen y una media sonrisa se extiende en su boca.

— Por qué puedo y quiero.— Me recalca palabra por palabra.—Me complace saber que arruine tu plan de 50 pasos para una vida perfecta.

Espera.

Espera.

¿Cómo sabe de mi plan de 50 pasos para una vida perfecta de ensueño?

Ese cuaderno está bajo llave en mi cabaña. Nadie sabe de él. Solo yo.

—¿Cómo sabes eso?— Le cuestionó horrorizada—¿¡Te metiste en mi cabaña de nuevo!?—Le grito.

Nico pone los ojos en blanco.

— Dejaste la ventana abierta.

Inhaló con fuerza.

—¡¿Fuiste tú quien rompió mi ventana con una piedra!?

Lo miro escandalizada.

La lluvia es tan fuerte que estoy completamente empapada.

— Dejaste una llave justo allí ¿Cómo pensabas que no la usará?

Golpeó mi puño contra su pecho justo sobre su armadura de hierro Estigio.

—¡Una piedra no es una llave!— Le gritó totalmente furiosa.

El me sostiene de la muñeca y evita que siga golpeándolo.

—Según tú.

—¿Cuál es tu problema?— Trato de arrebatarle mi mano, pero el no me suelta—El verme fallar satisface de alguna forma tu triste y retorcida existencia.— Digo entre dientes.

Nico asiente con la cabeza.

— Así es, al 100%

— Te vas a arrepentir de esto.— Le advierto señalando lo con mi mano libre—Voy a hacer tu vida miserable.

— Inténtalo, dientes de conejo.

La frustración y furia me atraviesa y reacciono chocando mi boca contra la suya, ya sea para callarlo o porque él aseguró que era repulsiva. Esto debe ser una tortura para su cerebro gay.

También es la única manera que tengo para joderlo por mis limitados recursos para molestarlo. Además, él hizo lo mismo hace una semana.

Solté el cuello de camisa con mis ojos violetas fijos en los suyos mientras la lluvia chocaba contra mi piel.

Tengo el sabor metálico de su sangre en mi paladar. La sangre de su frente debió deslizarse por la lluvia hacia sus labios y termino en mi boca.

Nico se mantiene inexpresivo, en este punto su cabello está completamente húmedo, algunos mechones se pegan alrededor de su cara y sus ojos ónix se mantienen oscurecidos. Sin brillo.

Se me encoge el pecho.

¿Me golpeará? Por qué parece que me va a golpear en este momento.

Oh, no. Tengo miedo, me están temblando las piernas.

Es momento de utilizar la vieja confiable; Huir muy rápido.

Retrocedo un paso y al instante siento la mano de Nico aferrarse a mi cuello y deslizarse a mi nuca para evitar mi huída. Por un segundo me aterroriza la idea de que me dé un cabezazo.

En lugar de eso, tira con tanta fuerza de mí que choco contra su pecho. Se inclina, y se me acelera la respiración. Realmente intento parecer tranquila, sé que está tratando de intimidarme, pero esta tan cerca de mi rostro que creo que va a arrancar mi nariz de un mordisco. Y lo creo capaz de eso.

— Te odió.— Gruñe antes de capturar mi siguiente aliento en su boca.

Es explosivo, como un fuego crepitante que cobra vida.

Sus suaves labios se funden con los míos, nuestras bocas se agitan en una batalla desesperada. Golpeó su pecho con mis manos y trato de empujarlo. El primer deslizamiento de su lengua me golpea como una lanza de fuego. Una sensación pulsante acaricia mi cuerpo mientras paso el pulgar por la delicada piel de su mandíbula. Su beso es peligroso. Adictivo.

Agarro su cabello y lo jaló cuando él toma mi trasero. Lo maldije una y otra vez entre besos, me niego a perder.

Nico aprieta su mano en mi nuca. Una risa malvada resuena en el fondo de su garganta mientras nos devoramos el uno al otro, sus caderas sobre las mías y una mano en mi garganta. El beso no se parece en nada a la última vez cuando estaba febril. Esta vez es carnal, casi animal, la forma en que nos enfrentamos el uno al otro.

Esto se siente como una más de nuestras discusiones.

Como si el pequeño sabor nos dejara sedientos e impacientes.

Cuando suelta mis labios no lo hace sin luchar, muerde mi labio inferior y tira de él con sus dientes.

Ni siquiera me tomé el tiempo de recuperar el aliento, pongo mi mano en la parte baja de su mentón y lo empujó hacia arriba con fuerza.

—¡¿Qué mierda haces!?— Grito con la respiración agitada.

Nico hizo el esfuerzo de quitar mi mano de su mentón.

— ¡Tú me besaste primero! ¡Solo te la estaba devolviendo!

Cuando empiezan los manotazos sé que pronto nos arrastraremos en el suelo como dos críos mientras nos jalamos del cabello y yo lo muerdo.

— ¡Pero yo no te chupe las amígdalas!— Grito y lo golpeo—¿¡Qué coño hacia tu lengua en mi garganta!?— Chillo.

— ¡Es por qué ni siquiera sabes cómo besar! ¡Novata!—Nos vamos de lado y caemos rodando en la hierba mojada. Estoy tan molesta que no puedo parar de golpearlo sobre la armadura. Él trata de apartar mis manos— ¡Estabas rígida como un cadáver! — Exclama.

— ¿¡Y tú sabes mucho de besar cadáveres!? ¿¡No!?— Grito. Alguien me toma por detrás y me aparta de Nico, es el equipo azul que llegó para buscar la bandera de mi equipo.

— ¡Basta ustedes dos!— Grito Jason y me ayuda a levantarme.

— ¡Él empezó!— Grito.

— ¡Ella me lanzó su Yelmo a la cabeza! — Me acusa Nico, señalando su frente.

— ¡Él arruinó mi cita!— Grito.

—Basta, basta los dos.— Pide Jason con frustración.— Discúlpense.

—¡No!— Gritamos al mismo tiempo.

Terminamos en la casa grande, sentados en una esquina, con las manos atadas con cinta adhesiva.

Hola chicas y chicos.

Espero que les haya gustado el capítulo. Creo que es el último que publicaré en esta aplicación, si el 15 borran alguna de mis historias me iré definitivamente de la aplicación a Inkitt donde ya tengo una cuenta.

Allí estaré actualizando mis historias y se algo pasa con las antiguas, las volveré a publicar all.

Si quieren seguirme, estaré actualizando por si acaso hay algún cambio o Wattpad no se fresea tanto.

(Actualización; Por ahora no me han borrado nada)

El capítulo de hoy se resume en dos imágenes;

Bye bye.

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