Capitulo 1
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CUPIDO.
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14 de febrero.
El Campamento Mestizo pasaba por un momento bastante extraño de transición y evolución. Después de dos guerras con apenas meses de diferencia, la moral estaba baja, se habían perdido vidas preciosas, hermanos, amigos, parejas…
Las condiciones de vida en él habían mejorado considerablemente.
En cuanto terminó la última gran guerra se empezó la ardua construir de cabañas para todos los semidioses hijos de dioses menores. Y aunque era doloroso seguir adelante, se respiraba un aire de renovación y estabilidad en el lugar; Se sentía la esperanza.
No por mucho claro, pronto el dios Apolo podría el campamento mestizo de cabeza en su cruzada para volver al Olimpo como el dios de la luz
Pero ellos no lo sabían. Claro.
Dentro de todos esos campistas que se encontraba la única hija de Eros. Allí solo existía ella. No había otro hijo del dios en el campamento mestizo.
Y en lugar de sentirse triste, y sola. Tomaba cada pequeña sensación de felicidad que le daba estar allí para compartirla con los demás.
Y en San Valentín, Juliet Laurent sentía que era su deber repartir el espíritu de la festividad en honor a su padre divino para subirle la moral a todos los campistas con la magia del amor y la amistad. Más que todo el amor, su padre era algo así como una deidad del sexo, no era el dios de la amistad ni de chiste, pero eso era un asunto que ella no pensaba explicar.
Sobre todo a los campistas más jóvenes. Ella apenas lo entendía.
Así que Por hoy: Eros era el dios del amor y la amistad. Y el marketing.
Paso unas semanas preparando un montón de cosas cursis para repartir entre los campistas, flores y galletas en forma de corazón. Eran detalles un poco tontos, pero quizás hiciera que alguien sonriera y se sintiera bien.
Se quemó las manos con silicona caliente armando las pequeñas alas para el disfraz que preparo, pero valió la pena cuando se vio al espejo.
Y desde muy temprano salió de la cabaña de afrodita vestida con una toga de color blanco con un gancho de color dorado en su hombro sobre su camisa naranja del campamento y falda tableada de color blanco. Y las alas que ella misma hizo amarradas en su espalda. Llevaba una canasta en su mano repleta de tulipanes, pétalos de rosa y confeti, y rosas rojas.
Durante todo el día estuvo repartiendo galletas y flores.
Y se sintió orgulloso al ver que le alegro el día a más de uno.
— ¡Feliz día del amor y la amistad para la linda pareja…! — Juliet tomo un puñado de pétalos mezclados con confeti de colores encima de ambos chicos. El rubio río encantado ante la emoción de la chica.— Aquí tienes.— Juliet le entrego una rosa y una bolsa de galletas caseras al encargado de la enfermería.— Espero que pases un muy bonito día y sea feliz.— Juliet tomo otra rosa de su canasta para el otro chico al lado de Will solace.
— Gracias, july.— Suspiro el rubio, agradecido y con las mejillas rosadas.
— De nada. Recuerda hacerle una ofrenda a mi padre.— Juliet por fin encontró una rosa no tan aplastada y una bolsita de galletas. Sonrió y se la tendió al pelinegro.— Feliz día, espero que la pases bien con tu pareja.
El pelinegro miró la mano extendida de la chica y luego sus ojos.
— ¿Qué? ¿Eres una gallina?
La sonrisa en el rostro de la niña de trece años desapareció.
— Ah, no.— Murmuro confusa.— Es un disfraz de cupido, ya sabes…— Se miró a sí misma.—Alas.— Exclamó.
— ¿Y por qué en lugar de ir por allí regalando galletas secas no la pasas con tu pareja? ¿No tienes?— Dice de forma inocente, pasivo, agresivo.
Los ojos violetas de Juliet se volvieron opacos, como dagas afiladas.
— Me gusta hacer feliz a la gente.— Dice Juliet entre dientes.
—¿Te gusta? ¿O eres tan egocéntrica que necesitas salvar a todos?— Dice Nico de forma cruel.— ¿En serio crees que unas galletas y rosas los harán felices? ¿No te da vergüenza?
Juliet se paralizó, consternada. Sin saber por qué de pronto el chico emo del campamento la estaba atacando. Ella nunca le hizo nada, ni siquiera lo conocía como tal, nadie se lo había presentado formalmente, pero sabía de su existencia por terceros.
— Qué linda, July. A Nico le encantan las galletas— Exclamó Will, intenta guiar la mano de su novio hacia las flores y las galletas, pero el pelinegro le dio un manotazo y metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
—San Valentín ni siquiera es una fiesta real— Siseo Nico con recelo—Es solo una estrategia de las empresas para venderles baratijas a los idiotas.
— Es solo un regalo.— Le indico Juliet entre dientes, insistente.
— Solo toma la Flor, Nico.— Murmura Will lanzándole una mirada asesina.
— No, gracias.— Chasquea su lengua con asco.— No me gusta la masa seca y llena de nueces.— Siseo alzando una ceja mirando la bolsa de galletas.
La hija de Eros no dice nada, se tensa visiblemente y mira a Will como si dijera «¿En serio te gusta este tipejo?», de forma silenciosa. Vuelve a meter la flor y la bolsa de galletas en su cesta.
Suspira y suelta una risita oxidada.
— Claro, si no te gusta no se puede hacer nada.—Se relame los labios y sonríe, toma un puño de pétalos de rosas y confeti.— ¡Feliz San Valentín!—Gruñe. Le lanza el puño de confetis justo en el rostro con fuerza. El hijo de Hades cierra los ojos ante el impacto y resopla para sacar los pétalos de rosa que se le metieron en la boca.
— ¡Julieta!—Chillo Will, sorprendido por el repentino arrebato de alguien tan dulce y amable como Juliet.
La de cabello dorado se sacudió la toga blanca y forzó una sonrisa.
— Seguiré mi recorrido. Gracias y feliz día del amor.— Les lanzo un beso de forma tensa y falsa. Se enderezó y se dispuso a irse, apenas dio un paso cuando Nico le metió el pie y la chica cayó de boca al suelo.— Mierda…
— ¡Nico! — Grito Will escandalizado y se apresuró a ayudar a la hija de Eros a levantarse.— ¡Por los dioses! ¿Estás bien? ¿Te lastimaste?— Pregunto.
La rubia de cabello dorado empezó a reírse mientras se sacudía la tierra y los pedazos de césped de su ropa.
— Eres un pequeño hijo de...—Su risa se volvió poco a poco cada vez más agresiva y transformándose en un gruñido igual al de felino salvaje.
— Eres igual de entrometida que tu estúpido padre, una.—La voz de Nico se cortó cuando la mano de Juliet se cerró sobre su cabello negro y empezo a sacudirlo de un lado al otro.
— ¡Julieta! ¿¡Que estás haciendo!? ¡Suéltalo! — Grito Will entre risas contenidas. Parecía luchar contra las ganas de reírse y la preocupación.
— ¡Suéltame! ¡Maldita loca!
Will la tomo desde la cintura y la jaló hacia atrás, despegó sus pies del suelo y aún así ella no soltaba al pelinegro.
— ¡Eres un fastidioso! ¡Tonto! ¡Quería darte el beneficio de la duda! ¡Pero no te lo mereces!— Grito mientras lo jala del cabello como muñeca de trapo.
— Por favor, Julieta. — Pidió Will con una voz dulce y lentamente el agarre sobre el cabello de Nico desapareció y Will la dejo bajar al suelo de nuevo.— Bien. Eso fue intenso...— Dio un largo suspiro.— Ahora solo pidan perdón y todo estará solucionado.— Soltó.
Juliet lo miro incrédula.
—Grrr... — Nico acomodo su cabello y enderezó su espalda.— ¡Estás loca...! ¡Tu mierda de cupido es una farsa!
Juliet se deshizo del agarre de Will antes de lanzarse sobre el pelinegro y estrellar su puño contra su nariz. Está vez Nico se defendió, empezaron a forcejear y ambos cayeron al suelo.
Se golpean y se insultan mutuamente mientras el hijo de Apolo les gritaba que por favor se detengan. Fue una escena bastante peculiar de ver.
— ¡Suéltame niña, pollo! ¡Te mandaré al inframundo de un golpe!
— ¡Eres un miserable!— Nico empujó su palma contra la mejilla de la chica y la apartó.—¡Eso no te da el derecho de hacer miserables a lo demás!¡ Ve a llorar a una esquina! ¡Grr…!—Nico metió sus dedos en la boca de la niña para ahogarla o hacerla callar, lo que pasará primero. Ella balbuceó—¡Maldito…! —Gruño la chica.
— ¡Suéltame y te suelto! ¡Dientes de conejo!— Chila el pelinegro.
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Al final Nico y Juliet terminaron en la casa grande. Obligados por Quiron a permanecer sentados uno al lado del otro, tomados de las manos, por una o dos horas. El centauro finalmente les pego las manos con cinta adhesiva.
El castigo por qué ninguno de los dos semidioses quiso dar su brazo a torcer y pedir disculpas sinceras.
Su castigo fue permanecer juntos hasta que alguno de los dos pidiera disculpas. Eso no sucedió.
Desde entonces ese castigo fue cada vez más común. No podían verse ni en pintura y cada vez que coincidían en un mismo lugar peleaban hasta llegar a lo físico. Eso paso 6 veces en un día.
— Pidan disculpas.— Exigió Quiron.
Juliet seguía jadeando, agitada y sucia, tenía el cabello desaliñado y la ropa llena de restos de comida. Sus ojos violetas miraron de forma salvaje a Nico quien estaba igual o peor que ella y después al centauro.
— Yo jamás — Gruño exasperada y miro al de ojos ónix— ¡Yo jamás me disculparé…!— Le gritó la fémina.
— ¿¡Y que te hace pensar que yo lo haré!? — Le gritó Nico devuelta.
— ¿POR QUÉ SE PELEAN AHORA?— Exclamó el centauro exasperado.
— ¡El respiro cerca de mí…!— Grito Juliet, exaltada.
— ¡Ella me rozó el brazo!— La acusó Nico devuelta, gruñendo.
Quiron lo había intentado todo, los hizo lavar los baños durante cuatro semanas, los establos, lavar los platos y todo lo que pudiera ensuciarse en el campamento mestizo, incluso los hizo hacer equipo en él todos los juegos de guerra para forzarlos a llevarse bien.
Nada de eso había funcionado, lo único que parecía hacerlos dejar de pelearse y discutir por algunos días era el castigo de la convivencia.
El centauro señaló el par de sillas en la esquina de la habitación.
Juliet y Nico se sentaron en ellas.
— Tómese de las manos.— Exigió.
Ambos acataron las órdenes a regañadientes. Enfadados.
— ¿Por qué odias tanto a Julieta?—Le cuestiono Jason, ajustando sus lentes sobre el puente de su nariz. Nico hizo un sonido de protesta, enojado—¿Hay una verdadera razón o solo es por qué es hija de Eros?— Le volvió a retar.
Nico miró a la chica a la distancia, estaba sentada en una mesa de pícnic dibujando quién sabe qué. Abrió la boca e intento protestar, decir alguna razón válida por la que odiaba a aquella chica. Pero no pudo.
— Yo…—Intento buscar algo, pero la verdad es que Juliet nunca lo trato mal apropósito. Solo respondía ante sus provocaciones —Muérete.— Nico chasqueo la lengua, apretó los labios y se cruzó de brazos. Jason sonrió al ver el berrinche que estaba haciendo.
— Trata de disculparte con ella, ya sabes, levanta la bandera blanca de la paz— El rubio coloca su mano en el hombro de Nico en forma de apoyo.—Es una buena chica, y me dijeron que la has estado molestando sin razón.
El pelinegro negó con la cabeza y puso los ojos en blanco. Enojado.
«Como si Juliet fuera tan inocente, ella me rompió la nariz» Piensa.
— No es tan así.— Se defiende.
— Dijeron y cito «El niño muerte no deja de hacerle bullying a Julieta»— Le indica el hijo de Júpiter.
Nico lo pensó un momento, ¿Acaso la molestaba sin razón? No lo creía, ella debió haber hecho algo, además de ser la hija del insufrible de su padre.
Es decir, un día Julieta se burló de su vestimenta, no, ese había sido él.
En una ocasión lo empujó apropósito al lago durante una competencia de canotaje. No. Ese había sido él.
Ella lo golpeó con un escudo en la cabeza, sí, aún recordaban el dolor en su cráneo. Pero para ser justos, él se había burlado durante media hora de su mal manejo de la espalda y la llamo inútil semidiosa de cuarta. Dioses.
Todas esas veces empezó él.
— Bien me disculparé.— Acepta finalmente, y después de recibir algunas recomendaciones fue en dirección de la semidiosa para pedir disculpas por su comportamiento.
Jason miraba la escena a lo lejos, orgulloso del hijo de Hades.
—Oye deberías detener a Nico, está yendo justo en dirección a julieta.— Le advirtió Leo Valdez, su amigo.
— Está bien. Lo convencí de limar asperezas con la chica.—Dice con una gran sonrisa.— Lo estoy guiando por el camino del bien.— Exclama.
—¿Estás seguro?— Dice Leo poco convencido y niega con la cabeza.—Esos dos no se llevan para nada bien— Le recuerda— Como los Escoceses y Franceses, Ingleses y Franceses … O Franceses y otros Franceses— Es el moreno es interrumpido por Jason.
— Él sabe que cometió un error.— Le asegura, y se gira dándole la espalda a Nico y Juliet. Para dirigir su atención al moreno.— Yo confío en él.
El pelinegro se había parado delante de la mesa, estaban hablando, pero no podían escuchar lo que decían, solo que Julieta se veía recelosa
— Sabes cuándo tratas con niños debes ser firme, tienes que hacer que se responsabilicen por sus acciones y pidan disculpas cuando hagan cosas malas como pelearse con otros niños.— Le explicó el rubio, convencido.
Los dos semidioses empezaron a discutir de la nada. Tornándose agresivos en apariencia.
El pelinegro le arrebató el cuaderno de la chica y lo subió por encima de su cabeza para sacarlo de su alcance. La pequeña rubia se puso de pie y estiró la mano para tratar de alcanzarlo.
— Jason…— Lo llamo Leo.
Juliet daba saltos intentando tomar su cuaderno mientras le gritaba.
Ambos forcejean. Nico abre el cuaderno y empieza a arrancar las hojas del mismo mientras Juliet golpea su espalda y grita.
— Nico es un buen niño, si no es perfecto, ¿Pero quién lo es? — Dice el rubio con solemnidad.—Sé que si se esfuerza un poco más podrá hacerse amigo de cualquiera— Asegura Jason. A lo lejos, Juliet pone su mano debajo del mentón del pelinegro y lo empuja hacia arriba con fuerza.—Incluso de Julieta, y quizás tiene el cabello muy largo, pero eso se puede solucionar y— El moreno la interrumpe de golpe.
— Tu solo mira eso.— Leo toma los hombros del rubio y lo gira hacía los semidioses. En ese momento Julieta y Nico cayeron al suelo. Lo golpea y le da manotazos en el suelo, se ven como dos niños teniendo un berrinche.
—¡Mi bebé! ¡Y la sobrina de Piper!—Jason grita al igual que una niña, tan agudo que Leo se cubre los oídos.
El rubio corre hacia ellos y trata de alejarlos, lo que es casi imposible porque se están jalando el cabello
—¡Basta ustedes dos! ¡Basta…! ¡Suelten!— Grita el rubio
—¡Va te faire foutre!— La rubia escupe los zapatos de Nico —¡Vous puez les pâtes et un gouvernement oppressif! Maudit italien!
Nico se sacudió en los brazos de Jason, y pateó el cuaderno de Julieta.
—¡La strega francese muore!— Bramo el pelinegro, exaltado—¡So perché non mi piaci, è nei tuoi geni...!
—¡Va en enfer!— Julieta levantó ambas manos y le saco el dedo del medio. Jason jadeo escandalizado.
—¡No! ¡Vai all'inferno!— Nico la imito con su mano libre, furioso.
Leo se lleva a la chica lejos, hacia la cabaña de Afrodita mientras esta grita un largo repertorio de maldiciones en frances hacia el hijo de Hades. Jason limpia la nariz sangrante de Nico, y lo contiene para que no vaya tras ella.
—¿Qué paso con disculparte?— Pregunto el rubio, confundido y exaltado— Pensé que ibas a seguir mi consejo, ¿Qué fue lo que pasó allí?
Nico lo miro con una sonrisa eufórica de loco psiquiátrico y con los ojos ónix llenos de un brillo carmesí.
—¡Ya sé por qué la odio! ¡Esa pequeña idiota es francesa!— Exclama.— ¡Está en mis genes! ¡Odiarla es natural!
Jason lo miro consternado.
— ¿Necesitas ayuda psiquiátrica?— Pregunto el hijo de Júpiter.
Hola, chicas y chicos.
Espero que les haya gustado el capítulo.
Me gustaría saber que opinan de Juliet Laurent, la hija de Eros.
¿Que les gustó del capítulo?
Para los que querían un enemys to lovers, pos aquí está.
Vamos a ignorar que borre la historia por qué Wattpad no me dejaba acomodar los capítulos de la manera correcta.
Memes del capítulo;
Juliet Laurent con su cabello natural;
Es bella mi bebé.
Bye bye.
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