11.

Kagami se encontraba acomodando la ropa de la monarca en su armario, tarareando para sí misma mientras lo hacía. Era una melodía china que un navegante solía cantar, contaba la historia de dos amantes mariposas.

La leyenda fue entretenida para la Kagami de ocho años, y fue de las primeras historias que les contó a sus muchachos. Al hacerlo había intentado replicar la emoción del navegante que le explico lo que decía la letra, después de todo el Sr. Huáng fue excelente haciéndolo.

¿Qué habrá sido de aquel viejo?, nunca lo sabría. Así como no sabía que fue de la vida de las tantas personas con las que su madre y ella compartieron sus viajes.

Supone que es algo normal.

--¿La historia de Zhu Yingtai y Liang Shanbo?--. Kagami detuvo inmediatamente su tarareo al escuchar la voz de Marinette, girándose para ver a la Reina.

--Así es Alteza--. Asintió mientras se inclinaba a manera de saludo, levantando la mirada con curiosidad cuando Marinette se acercó mas a ella.

--Mi madre ama esa leyenda, dice que le recuerda a su infancia--. Marinette sonrío alegre, mirando rápidamente que la mucama ya casi terminaba su trabajo. --Tienes una bonita voz, aunque no sabía que podías hablar chino--

--Oh no, se la letra y su significado mas no el idioma--. Negó Kagami, casi segura que debía ser obvio. Pues asumió que su pronunciación era mala, y lo que decía no tenía sentido. --La aprendí de un marinero que siempre la cantaba--

--Para ser una memorización es bastante exacta--. La azabache menor contemplo, después de todo en la cancioncita solo detecto un leve acento japones. Bastante curioso considerando que la muchacha no conocía el idioma. 

Kagami se limitó a tararear en respuesta, suponiendo que de hecho su memoria si era buena. Algo que su familia ya había señalado.

--Sea como sea, me gustaría escuchar el resto--. Marinette se sentó en su cama, palmeando el espacio a su lado. --Y como ya haz terminado, podrías sentarte a mi lado y cantar--

--Si así lo desea Majestad--. Kagami dudaba mucho de lo que estaba a punto de hacer, pero debía dejar de pensarlo tanto porque terminaría olvidando la letra.

Pensado eso, prefirió sentarse con serenidad y continuar el canto desde donde estaba.

*

*

*

Marinette estaba encantada, encantada con los melodiosa que era la voz de Kagami.

Era un contralto que resultaba perfecto para la historia, y Marinette no podría estar mas feliz de escuchar como Kagami continuaba con la leyenda con suavidad. 

A eso le agregaba que era muy lindo como sus labios se abrían y cerraban con cada párrafo, como su miraba tímidamente hacia su regazo. O, y como estaba lo suficiente cerca como para sentir su calor corporal.

Aunque era difícil no pensar en que quisiera acercarla un poco mas, pues Kagami se había sentado en la orilla de la cama mientras que ella estaba mas en el centro.

Sus pensamientos se vieron truncadas cuando la canción termino.

--Realmente me gusta tu canto--. Se adelantó a alagarla, sonriendo sinceramente hacia la japonesa. 

--Me alegro que le guste, Alteza--. Kagami estaba confundida por esto, la Reina escuchaba cantantes de verdad y debía ser extraño escuchar su tarareo memorizado. De todos modos, supone que esta bien.

--Supongo que les cantas a tus hijos--. Marinette no tenía ganas de dejar ir a la muchacha, por lo que empezaría una pequeña charla.

--Cuando eran pequeños lo hacía seguido, ahora lo hago de vez en cuando--

Así fue como empezaron con una amena charla, lo que era usual en este punto. Dado que ambas azabaches estaban acostumbradas a dialogar todos los días, independientemente del tiempo.

La noble cayó en cuenta de inmediato que luego de escuchar la canción, estaba fijándose mas de lo normal en la voz de Kagami. No era nada malo, de hecho era curioso.

Si era completamente objetiva, el tono de voz era bastante normal. No era aguda ni ronca, se colocaba en el medio y siempre llevaba un sub-tono calmado.

Pero a ella le gustaba, le gustaba como sonaba y le gustaba como sonaba cuando la llamaba "Alteza".

Era atrayente, la hacía desearla y lo aceptaba. Sin embargo, no quería meterse de lleno en esto, ella buscaba mantener a Kagami en su vida, y cuando se daba sus "caprichos" no terminaba bien.

Es decir, tampoco es como si se terminara odiando a muerte con las personas. Pero se alejaban, y no les echaría la culpa, porque para empezar era ella la que siempre empezaba.

Y la que lo terminaba.

Eso no la detenía de lanzar un pequeño coqueteo aquí o allá. Kagami era un caso extraño, y aún con el paso del tiempo le seguía pareciendo igual de interesante que al inicio.

--Alteza, ¿si almorzó bien?--. Kagami la miró a los ojos, haciendo que centré sus pensamientos nuevamente.

--Si, lo hice--. Asintió fácilmente, ahora disfrutando de la vista de los marrones oscuros de Kagami. 

No entendía porque la mas baja la miraba a los ojos para preguntarle acerca de su comida, pero de nuevo, no era malo. Era una oportunidad de ver sus ojos sin que Kagami retirara la mirada por respeto, así que Marinette estaba feliz.

Su mirada también podía vagar por el resto del rostro de la asiática. Donde siempre terminaba de centrarse ya sea en las pecas que se esparcían por los pómulos y el puente de la nariz, o en sus labios.

Eso último era lo que miraba ahora.

--Sabes Kagami, tus labios son tiernos--. Dijo sin pensarlo mucho.

--Uh, de hecho son bastante secos--. La mencionada frunció levemente el ceño, consciente de su aspecto desarreglado. Sobre todo en contraste con la monarca. 

--Tal vez, pero me parecen tiernos--. Marinette no estaba mintiendo, le gustaban.

--Bueno, en ese caso también me gustan sus labios Alteza--. Bien, Kagami tomó la situación como que la Reina la alagaba (no sabía el porqué) y devolvería el alago. 

Es decir, la joven era atractiva y debía recibirlos a diario. Pero no estaba de mas ser amable, y tampoco estaría mintiendo.

--¿Ah si?--. La sonrisa de Marinette se amplio, pasando una de sus manos sobre el brazo de la contraria.

--Si Majestad--. Kagami evitó estremecerse ante la caricia que la noble le dio, sintiendo como subía hasta su hombro y bajaba para tomar su mano.

--¿Segura?, creo que desde ahí no ves lo suficiente--. La mucama sabía que eso no era necesario, ya que muchas veces había tocado accidentalmente los labios de Marinette. --Ven, acércate mas para que lo hagas--

En contra de su confusión interior, Kagami se permitió gatear levemente hacia Marinette. Siendo tomada por la misma para sentarse en la mitad de la cama con la noble siguiéndola de cerca.

--Aquí--. Indicó Marinette, dejando que la mayor se arrodillara frente a ella. Apoyándose en las almohadas en su espalda le dio una sonrisa complacida. --Ahora debes poder ver mejor--

--Claro Majestad--. Kagami se reprendió mentalmente para evitar tragar saliva por el nerviosismo. Priorizando mantener la compostura pese a la extraña posición. --Y sigo viendo que sus labios se ven bastante bien--

Si, porque obviamente lo único que importaba era seguir tranquila.

Aún cuando sus rodillas rozaban los muslos de Marinette, y la diferencia de altura hacía que tuviera que levantar la mirada. Encontrándose con la media sonrisa que solo la confundía mas.

--Bien, me gusta que los aprecies--. Marinette río entre dientes, disfrutando de sobremanera la expresión de Kagami. --Así como yo aprecio los tuyos---

Y aunque Kagami no hubiese estado viendo la cara de la gobernante, sabría que su mirada era traviesa. Porque así era su tono de voz.

--Gracias Alteza--. No sabía como sentirse ante eso.

Marinette si lo hacía, y ahora realmente, realmente quería poder tocar a la japonesa. Y lo hizo, tomando inocentemente su mano.

--No se si ya te lo dije, pero tus manos son muy tiernas--

*

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*

*

Acercamientos, Kagami sigue sin entender que le están coqueteando y Marinette solo continua.

Espero que les haya gustado, y perdón por la tardanza xd


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