03. 𝖲𝗒𝗆𝖻𝗂𝗈𝗍𝖾

—C H A P T E R     T H R E E—

Simbionte.

Eddie y la fémina se encontraban fuera de su apartamento, el castaño ingresó una de sus manos a los bolsillos de su pantalón y se apresuró a tomar su celular y marcar al número de la Doctora Skirth; ingresó las llaves en la perilla metálica y abrió la puerta, se giró y se posicionó detrás de la chica a la vez que la empujaba dentro del apartamento, a lo que ella frunció el ceño.

Habla Dora, deje un mensaje—Se escuchó el mensaje en el buzón de voz de la llamada.

Skirth, si, soy yo. Acabo de volver—Habló Brock—Oye, ¿estas bien? No he sabido nada de ti, quiero saber si estás bien—Explicó mientras se dirigía a su refrigerador.

Por otro lado, la castaña se encontraba inspeccionando con su mirada cada rincón en el lugar; no tuvo mucho tiempo de analizar ni explorar la enorme ciudad de San Francisco gracias a que Eddie estaba demasiado alterado e insistente en que tenían que esconderse de la sociedad por algunas horas.

—Pero si hiciste bien en decirme lo del laboratorio. Si, oye, conozco a alguien—Continuó hablando mientras abría la tapadera de una botella—Lo voy a llamar y—Bebió un poco, hizo una mueca de asco a la vez que la chica se acercaba—Pude tomar varias fotografías—Dejó el celular en un espacio libre y se acercó al lavadero donde abrió la llave y colocó un vaso, empezando a llenarlo con agua—Él las va a publicar, pero necesito que vayas conmigo, sólo llámame, llámame—Explicó antes de beberse el agua.

La chica se acercó curiosa a la botella, la tomó con su mano izquierda y la acercó a su nariz.

Hizo una mueca y la alejó un poco ante el penetrante aroma a alcohol que se adentraba en sus fosas nasales.

Observó a Eddie, quien se sostenía del lavadero y de la barra, su cara se arrugaba debido a una molestia que ella intuyó que fue generada por el líquido bebido hace unos instantes.

"¿Tan mal sabe ésto?". Se cuestionó observando la botella y dejándola donde anteriormente había estado.

Curiosa por saber que ocurría con el individuo, se acercó hasta él—¿Estás...?

Se sobresaltó y retrocedió un poco cuando Eddie se reincorporó, éste se llevó su mano derecha hasta su estómago y frunció el ceño.

Avanzó hacia la chica, quien retrocedió pensando que quería hacerle daño, se dio cuenta que no era el caso puesto que el castaño abrió la puerta del refrigerador y comenzó a sacar algo de comida.

Sacó dos bolsas y le arrojó una, la cual atrapó al instante. Observó con curiosidad la bolsa roja entre sus manos y procedió a abrirla, un crujido de parte de Eddie hizo que le observará de reojo.

El nombrado comía con desesperación del envoltorio, sin importarle que varias piezas del contenido cayeran al suelo.

Abrió la bolsa, observó el alimento esponjoso pero áspero que tomó con su mano, olfateó la masita en sus manos, un olor agradable y extraño se hizo presente.

Alzó sus hombros un poco restándole importancia a la situación y se llevó el bocado hasta sus labios, donde procedió a masticarlo al estar en el interior de su boca.

Sus ojos se abrieron grandemente ante el increíble sabor que su paladar pudo degustar a la vez que observaba con los ojos muy brillosos el paquete en sus manos, a lo que comenzó a comer con más desesperación.

—Ésta cosa que comen ustedes es deliciosa—Murmuró llevándose más frituras a la boca.

—¿Qué?, ¿nunca habías comido sabritas?, ¿frituras?—Interrogó.

Negó—Con que así se llaman.

Eddie frunció el ceño extrañado, pero el rugir en su estómago lo guió hasta el contenedor de basura, donde divisó algo de pollo—Si—Susurró con alegría a la vez que ingresaba el alimento hasta su boca.

La chica, quien aún se encontraba comiendo, le observó extrañada.

"Vaya forma de comer". Pensó.

Tiró el paquete al suelo al ver cómo las pupilas de Eddie se tornaban de un color negro y después blanco.

"Carajo. El simbionte. Tengo que salir de aquí". Se dijo así misma mientras retrocedía lentamente.

Esquivar problemas siempre era mejor que nada, o eso creía.

"Cierto, no puedo decir carajo, a Dora no le gustaría.... Aunque bueno, ella no está". Titubeó.

Caminó con sutileza y en silencio hasta la puerta de mármol, no es que tuviese miedo de Eddie, después de todo parecía un humano común y corriente al que podría golpear si quisiera hacerle algo; no como con el equipo de Carlton, ellos iban armados y para cuando quiso reaccionar ya le habían disparado.

Tenía miedo del simbionte, nunca había escuchado de un tal Venom, pero había uno en sus memorias que no la dejaba dormir.

La atormentaba cada vez que se iba a dormir, lo odiaba, lo aborrecía y quería matarlo.

La utilizó para destruir su planeta.

A su familia.

La usó como una simple marioneta y ella no pudo librarse de él.

Aprovechó sus poderes, su fuerza y energía para hacer que su planeta se reduciera a nada.

Aún dolía.

Eddie soltó la comida de golpe y se tambaleó un poco antes de dirigirse a otra habitación, donde ella, inconscientemente, le siguió a una distancia considerable, ignorando por completo su anterior propósito y plan de escape.

Era un simple humano que no merecía ser controlado. No como ella.

Así que tenía que sacarle al parásito de sus sistema para que él no tuviera que cargar con la misma culpa que ella.

Sólo que aún no estaba segura de cómo hacerlo.

Escuchó cómo Eddie vomitaba, a lo que formuló una mueca de asco. Sin duda la estaba pasando muy mal.

—Aaah, ¿qué me está pasando?—Preguntó asustado.

Se acercó un poco más y divisó cómo se lavaba los dientes, el castaño observó su reflejo en un espejo y sus ojos se tornaron blancos y con algunas venas resaltadas en color negro.

"Eddie".

—¡¡AAAH!!

Después de dar ese grito ella se sobresaltó y piso mal, a lo que sus posaderas terminaron por estrellarse contra el suelo. Arrugó su rostro ante el dolor y llevó su mano hacía un costado de la zona recién golpeada.

Por otro lado, Eddie al retroceder se golpeó contra la cortina de la bañera y cayó en ésta, ante el golpe, terminó por quedar inconsciente.

En los laboratorios de la Fundación Life, el cuerpo sin vida de María fue encontrando.

Dora y algunos doctores observaban con pena el cuerpo, hasta que una voz los interrumpió.

—¿Qué tan grave es?—Preguntó Carlton.

—Muy grave—Responde uno de los doctores

—¡¡¿Qué tanto?!!—Gritó frustrado.

—C-Creemos que el intruso... Se lo llevó—Explicó—A los dos—Corrige.

Carlton, junto a uno de sus guardaespaldas, se acercaron imponentes.

—¿Se los llevó?, ¿se los llevó?—Repitió observando a la doctora Skirth.

—No sabemos qué pasó.

—Quiero hablar con los que estuvieron en servicio...

—Ya lo hice Señor.

Carlton formó una mueca de furia e indignación—Quiten ésto de aquí—Señaló el cuerpo de María.

Los doctores obedecieron, Skirth comenzó a tapar el cuerpo mientras lo sacaba del lugar.

—Carlton, tiene que oír esto.

—¿Qué?

—Su presión se normalizó, también el hígado—Habló el doctor mientras se acercaban a una celda donde una persona portaba a uno de los simbiontes.

—Lo sabía. Sólo necesitaban más tiempo para adaptarse—Comentó—Traigan más sujetos, ¿okey?

—Si—Afirmó, le hizo señales con su mano a otra doctora y ambos salieron del lugar.

—Vamos—Dijo a su guardaespaldas—Están despedidos—Señaló a dos guardias—¡Encuentren mi simbionte!

Eddie despertó, se encontraba recostado sobre el sofá mientras la chica estaba de pie, a unos metros de distancia, observándolo.

Se quejó mientras se sentaba y divisaba la cantidad de cosas que anteriormente había estado comiendo tiradas en el suelo.

—¿Qué?

—A mi ni me veas, fuiste tú—Se excusó levantando sus manos en señal de inocencia mientras.

—Que asco.

La chica intentó formular una sonrisa, que salió más como una mueca que dejaba al descubierto sus dientes.

Corregido 11/03/2022

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©-mandaloriana76

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