Felicidad

    —Si algo quiero en esta vida es ser feliz 

contigo y nuestra familia (Ere-Chan)


Yurio se había quedado dormido en la sala de espera y Yuuri le había dejado una manta antes de irse.

—Yuri Plisetsky —lo llamo un doctor a la mañana siguiente.

Yurio despertó, dio un largo bostezo y fue hacia donde lo llamaban.

—Le tengo buenas noticias su pequeño sobrevivió, ya fue trasladado a las incubadoras para que se complete su crecimiento, y ya puede pasar a ver a su pareja.

Yurio sonrió al enterarse de aquella buena noticia y fue a ver a Otabek.

—Buenos días amor —Exclamo Yurio al entrar a la habitación donde estaba Otabek.

—Oh Yura así que viniste me alegra verte.

—¿Cómo te sientes? — preguntó Yurio.

—Un poco adolorido es todo, pero me alegra que nuestros niños estén bien.

—Si Beka ellos están bien, dentro de algunas cuantas semanas podemos llevárnoslos y tal vez en un par de días podamos verlos.

Otabek acarició la mejilla de Yurio y dijo

—Lo ves te dije que todo iba a salir bien.

—Lo se Beka y eso me hace feliz, no hay nada que me haga más feliz que estar contigo y tener a nuestra familia.

Yurio estaba a punto de decir más pero su estomago delató que estaba hambriento.

—¿Esperaste toda la noche aquí? —preguntó Otabek.

Yurio asintió.

—Si, no podía irme a casa hasta saber que tu y nuestros hijos estuvieran bien.

—Deberías ir a casa, descansar, cenar y prepararte para la copa rusa, después de todo ahora ya no tienes por qué preocuparte más.

Yurio asintió, besó a su pareja y decidió ir a casa.

Pero antes de que pudiera ir a casa, a la salida del hospital lo esperaban, su fans, reporteros y paparazis.

—Díganos joven Plisetsky ¿cuál es el estado de Otabek?

—Yuri ¿Tu bebé esta bien?

—Es cierto que aún con todo esto ¿estarás en la copa rusa?

Entre otras preguntas le hacían, entonces Yuri respondió cada una de ellas

—Otabek se encuentra bien, en unos días lo darán de alta, en cuanto a mis bebés al parecer lograron sobrevivir ambos y si, estaré en la copa rusa por supuesto.

—¿Que se siente haberse convertido en una pareja revolucionaria y que estén cambiando el mundo poco a poco? —preguntó un reportero.

—Am no sé si eso es exactamente lo que hemos estado haciendo, con todo esto y por mi salud he estado alejado un poco de los medios y de lo que pasa a mi alrededor —respondió Yurio.

—Yo le hare un breve resumen de esto, lo que pasa es que últimamente la sociedad se ha dividido en los conservadores y liberales, ahora tiene a muchas personas de su lado, gente que piensa igual que usted y los apoyan, durante los últimos días y cuándo sucedió todo esto el numero de liberales ha aumentado —exclamó la reportera que había entrevistado a Viktor y Yuuri.

Aquello dejo sorprendido a Yurio, sonrió y luego dijo

—Pues me alegra que algo así este ocurriendo, aún no se que raza serán mis hijos, pero eso no es importante, yo quiero que ellos encuentren el amor y que la sociedad no los juzgue de la misma manera que a mí.

Yurio regresó a casa contento de que todo el sufrimiento que paso no fuera en vano y de que al fin hubiera personas que entendieran que en un mundo donde todo lo controla las razas supieran que lo más importante no es lo que los instintos dicen o lo que las reglas dictan, si no lo que el corazón dice.

Dos días después Yurio fue al hospital para recoger a su pareja y antes de ir a casa tuvieron la oportunidad de ver a sus pequeños.

—Irina se parece mucho a ti Yura, ¿crees que tenga tu mismo color de ojos? —Exclamó Otabek.

—No lo se Beka, pero mira Alekséi se parece mucho a ti.

—Creo que sí —rio Otabek, son un par de mellizos muy diferentes.

La copa rusa había comenzado, Yurio se había preparado debidamente, púes había prometido que le demostraría al mundo que siendo un Beta y que aún ante las adversidades el era el tigre de hielo.

La audiencia y el jurado habían quedado encantados con sus rutinas y por supuesto gano el primer lugar.

En el Grand Prix Final de Barcelona Otabek lo apoyaba mientas sostenía con ambos brazos a sus dos pequeños cachorros, pues al fin los habían dado de alta.

Irina era parecida a Yurio y efectivamente tenia el mismo color de ojos que él, Alekséi era una copia perfecta de Otabek, Yurio no podía estar más feliz, no importaba si los conservadores seguían criticando su relación ya nada le importaba más que tener a su lado a sus seres queridos.

—¡Oh Amazing! —dijo Viktor sorprendido al ver a los pequeños.

—Irina es igualita a ti Yuri-Kun —Exclamó Yuuri sonriendo.

El pequeño Andréi tenía un año de edad, gateaba en la alfombra de la casa Altin Plisetsky y luego pidió a Yuuri que lo alzara.

—Mira pequeño unos bebés como tú ya jugarás con ellos cuando crezcan.

Andréi rió un poco y se quedo observando a Irina quien dormía plácidamente en el regazó de Yurio.

Alekséi pudo haber sobrevivido, pero eso no quito el echo de que tuviera una complexión y una salud débil, lo que hacía que tanto Yurio como Otabek tuvieran sumo cuidado con él.

Yurio y Otabek veían con orgullo como crecían sus pequeños retoños, Alekséi aún siendo débil siempre protegía a su hermana y Alya se había vuelto un genio del patinaje como su padre.

Alya nació como Beta y tenía el carácter de Otabek, Aslan nació como Omega y tenía el carácter de su padre.

Andréi había nacido como Alfa y tanto Viktor como Yuri estaban orgullosos de en lo que se había convertido.

Irina y Andréi se encontraron por primera vez en mucho tiempo en las audiciones de la categoría junior de patinaje, cuándo Irina tenia cuatro años y Andréi cinco.

Irina había quedado maravillada con lo bueno que era el hijo de las leyendas del patinaje y Andréi pudo reconocer perfectamente que Irina era hija de Yuri Plisetsky.

—Eres muy buena Altin-chan —Exclamó Alekséi con una tímida sonrisa.

—Y tu eres muy bueno también Nikiforov-Kun —rio Irina.

—Espero verte de nuevo Irina.

—Será pronto, nuestros padres son amigos y ambos vivimos en Rusia, es tan raro que hasta ahora nos hayamos encontrado —Exclamó Irina despidiéndose con un beso en la mejilla de Alekséi.

—¿Papi Irina tiene novio? —preguntó Aslan.

—Q-uee, que cosas dices Alekséi como crees que tu hermana tiene novio, sobre mi cadáver no se la daré a nadie.

Y así Yurio le demostró al mundo que un Beta puede lograr grandes cosas si a su lado tiene el apoyo de quienes ama.

Y pensar que todo comenzó con una simple carta...

N./A. Finalmente hemos llegado al final de esta historia, la primera imagen que está en multimedia es de Alekseí de adolescente, luego esta Irina de niña y por último Andréi de adolescente, les agradezco infinitamente su votos, comentarios y leídas, ahora solo falta leernos en el Epilogo 

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