X
Como si el dolor fuera perpetuo,
mis cicatrices sangrantes llueven,
ya no recuerdan el acuerdo mutuo,
de convivir con este cuerpo que duele.
No saben convivir, a decir verdad;
una siempre se levanta contra la otra,
ninguna de las dos tienen piedad,
y termino yo pagando, el alma rota.
Cuando el dolor no duele, el cuerpo no gana,
porque el cuerpo no es eterno.
Solo logra perder el tiempo, llegando el mañana;
el cuerpo yace y el dolor se hace externo.
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