Capítulo 23
Esa sensación de estar dentro de un sueño y aun así tener la capacidad de reconocer que se encontraba soñando no es algo que se experimente continuamente, al menos para Taehyung no era así. Cuando abrió sus ojos se encontraba sobre una superficie dura, sentía la brisa batir contra su rostro, pero no sentía frialdad alguna. Al incorporarse no se dio cuenta de que estaba en la cima de una construcción, un edificio.
¿Un edificio?
Taehyung terminó de ponerse de pie para observar todo a su alrededor, sintiendo una familiaridad extraña que lo arrullaba mientras se acercaba al borde para mirar hacia abajo. Esa azotea desde la que podía ver todos esos vehículos a una velocidad tan rápida y por una superficie tan plana lo dejó perplejo. ¿Qué había sucedido con los caminos rodeados de monte? Incluso en las ciudadelas donde era más fácil conducir los carruajes y esos extraños automóviles de vapor que se estaban construyendo carecían de la perfección que contemplaba.
Se giró completamente en busca de un sonido que comenzaron a captar sus oídos. Podía ver con mayor claridad la pequeña mesa y el tendal justo encima de esa con una enorme sábana blanca secándose en ella. Al pasarla se encontró con una puerta que abrió con cuidado viendo todo lo que allí había. Desconocía cómo podía llegar a tal conclusión, mas sabía que todo era suyo. No era acogedor, parecía una pocilga de concreto, pero sabía que era suyo. Siguiendo el sonido hasta donde se encontraba la cama, Taehyung continuaba mirando todo a su paso, fue entonces cuando divisó algo que le llamó la atención. La única fotografía o cuadro que había en ese sitio era una con dos hombres que reían sosteniendo botellas en sus manos, ambos rodeando el hombro contrario con una mano.
— Jimin... — Susurró reconociendo al acompañante de Kim Namjoon, pero no era él. No era el mismo Jimin y ese a su lado tampoco era el mismo Taehyung que conocía. Elevando la mirada pudo ver su rostro en un espejo para luego volver a contemplar la fotografía. — Park Jimin. — Musitó casi sonriendo como reflejo de esas sonrisas. — Jimin-ah. — Mencionó al fijarse mejor en los atuendos que llevaban, ambos con uniformes.
El sonido se hacía más sonoro, casi ensordecedor, haciendo que el castaño dejara de lado la fotografía para tomar en su mano aquello que hacía ese ruido insoportable. Era una pequeña, caja... No, era un teléfono, Taehyung reconoció qué era ese objeto entre sus manos y frunció el ceño mientras miraba su pantalla y deslizaba el dedo hacia un lado.
"Buenas tardes, señor Kim. Queremos agradecerle por permanecer con nosotros y como agradecimiento queremos ofrecerle un nuevo plan de datos. ¿Le importaría responder algunas preguntas?"
Taehyung pudo escuchar las palabras de aquella mujer que le hablaba, pero simplemente rodó los ojos con un fastidio sin precedente. Fue incómodo, incluso molesto; un rechazo interno que desconocía su proceder emergiendo lentamente. Dejó el teléfono en su lugar para observarlo, pero pronto su atención fue llamada por algo más ubicado entre sus pies. Con cuidado utilizó un pie para moverlo, mas no hubo reacción y esto causó que se agachara para tocarlo.
La textura parecía la de un reptil, fría y cubierta de un escudo queratinoso, escamas, lo que pronto le hizo brincar y dar un paso atrás. Si no se equivocaba, se trataba de una serpiente que podría ser peligrosa. No importaba si mataba por constricción o mediante el uso de veneno, de cualquier forma. Las serpientes eran impredecibles y este hecho las volvía mucho más peligrosas, Taehyung no confiaba en ellas, no le agradaban.
Mirando por los alrededores, buscó algo para defenderse y asegurarse de que el animal estuviese muerto, mas solo encontró un cuchillo y esperaba que sirviera. Con sumo cuidado fue avanzando, siguiendo la cola o el cuerpo de aquella criatura sin poder concentrarse en algo más. Toda su atención estuvo concentrada en el animal. ¿Qué tan larga podía ser una serpiente?
Al parecer podían medir kilómetros, muchas leguas, según la cuenta que sacaba Taehyung mientras la seguía por toda aquella avenida. Nadie lo veía como un loco que seguía una cola que continuamente se iba anchando de manera sutil. La siguió hasta una casa que finalmente llamó la atención del castaño. La puerta estaba abierta y por ella pasaba aquel misterioso reptil. Su corazón latía muy velozmente sin saber qué se encontraría, pero eso no le impidió correr rápidamente hacia el interior.
— ¡Papá! — Exclamó corriendo hacia el interior, notando como el hombre estaba sentado en una silla, sonriendo feliz y observando un retrato en la pared mientras todo su cuerpo estaba siendo sometido a constricción.
Sin pensarlo dos veces corrió hacia él para apuñalar con fuerza a la serpiente. Para su sorpresa, el hombre lo alejaba con sus piernas, como si quisiera morir en manos de aquel bicho. Por una ventana que no había divisado se coló una ráfaga de aire que arrancó el retrato de la pared, mismo que cayó sobre la piel del animal. Los ojos de Taehyung se ensancharon al reconocer el retrato de ese pirata, se trataba de Jungkook, estaba seguro de eso. Cuando observó a su padre, todo lo que vio fue a sí mismo, sonriendo ampliamente mientras lloraba.
— Dejaremos de ser un fénix si no lo matas. Yo no importo, pero no mates a este animal. — Mencionó su padre, ese hombre que llevaba el mismo rostro que Taehyung.
— Te matará si no te libero, reventará tus órganos si no te asfixia antes. — Comentó buscando el cuchillo que había desaparecido. — Papá... — Mencionó Taehyung nuevamente una vez que agarró el cuchillo que había caído al suelo, encontrándose una vez más con la cola del animal.
La gran diferencia fue que no hubo padre o retrato, todo quedó como cuando caminaba buscando la cabeza de esa serpiente gigante. Parecía que todo se había esfumado como un sueño dentro de otro sueño.
Agilizando su andar, comenzó a correr siguiendo aquel escamoso cuerpo, llegando a correr hasta la terraza de la casa que se unía con un extraño bosque. Allí vio a Jungkook a varios pasos, sosteniendo su cuerpo en brazos. Sí, no estaba loco, el cuerpo que sostenía el pirata era él mismo. Quiso acercarse, pero esta imagen comenzó a desaparecer y esto le hizo retomar el sendero.
Corría confundido, carretas, mercados, el pueblo, el cuartel en donde varios oficiales corrían detrás de un niño que logró mirarlo a los ojos. Había estado corriendo y caminando, pasó junto a muchas personas, pero nadie vio a Taehyung a diferencia de ese niño que pronto lo ignoró para correr a mayor velocidad. Vio a sus padres y volvió a verse a sí mismo siendo un niño. Siguiendo el rastro del animal llegó al castillo de los marqueses de Bumkim en donde volvió a ver a Sycorax, ella, fue la segunda persona con quien hizo contacto, notó su presencia, pero solamente le sonrió envuelta en humo negro y desapareció.
Llegó al establo en donde había conocido a Jungkook y luego llegó a aquella noche en donde ellos vivieron juntos por última vez. Parecía un poco diferente a como él recordaba, primero se vio a sí mismo bebiendo leche con Jungkook, pero luego pareció retroceder y él permaneció en su cama esperando por algo que jamás llegó hasta quedarse dormido luego de hablar con sus padres.
Siguiendo el rastro de aquella infinita serpiente fue pasando por todos los lugares de alguna forma notables en su vida. Volvió a ver el Zafiro en su máximo esplendor y luego envuelto en llama. Por instinto procuró apagar el fuego que él mismo había provocado, pero ya era demasiado tarde. Aunque se metió en el agua para salpicar el barco, vio la madera caer por trozos hasta desintegrarse completamente. Fue otro barco su última parada y ese recuerdo era el más vívido de todos, esa última pelea que tuvo con Jungkook, ese último encuentro justo antes de caer brutalmente al agua.
Mientras caía no pudo evitar ver que el animal también parecía perderse en el mar, quizás hasta la profundidad, por eso intentó nadar hasta donde sus pulmones le permitieron. Entonces, justo ahí, cuando estaba cerca de perder el conocimiento, dos diminutas luces amarillas fueron acercándose. Abrió más sus ojos, pero no veía nada con claridad, simplemente las luces tornándose más grandes, acercándose más a él. Su cuerpo había quedado inmovilizado y entonces...
Kim Taehyung abrió los ojos tosiendo como si en verdad se hubiera quedado sin aire bajo el agua. Se encontraba en su cama, de su frente había caído un trapo húmedo que habían colocado en su frente para disminuir la fiebre. Estuvo confundido mirando a su alrededor, miró el recipiente de aluminio lleno de agua y junto a este una de las sirvientas dormitaba sosteniendo un pedazo de tela blanca.
Su cabeza dolía. De alguna forma comenzaba a reconocerlo, a recordarlo, estuvo en un sueño que no sabía si era real. Es decir, lo sintió familiar y real, pero algunas cosas carecían de coherencia. Recordó algunas de ellas, pero otras parecieron poco probable que hubiesen ocurrido y tenía razón. Obviamente, Kim Taehyung nunca anduvo por el mundo persiguiendo a una serpiente gigantesca sin lograr jamás dar con su cabeza. Su padre o él mismo tampoco murió o desapareció siendo preso de una serpiente enorme.
— Jungkook, Jimin y él mismo, esas fueron las caras que realmente pude ver y detallar en mi sueño... — Musitó Taehyung despertando a la mujer que corrió para tomarle la temperatura. — No es necesario. — Espetó deteniendo sus movimientos y buscando salir de la cama a toda prisa.
La sirvienta asintió y permaneció con su cabeza baja para no importunar al Gran Almirante, pero no pudo evitarlo por mucho tiempo porque lo veía buscar algo por cada rincón de sus aposentos dejando detrás un reguero que a ella le tocaría recoger.
— ¿Necesita mi ayuda, mi señor? — Preguntó al escucharlo maldecir, regañando mentalmente por ver como su Lord mostraba todas sus piernas y se movía con el cabello revuelto y solo una enagua blanca cubriendo su cuerpo.
— No. — Casi rugió golpeando uno de los muebles, mas luego echó sus cabellos castaños hacia atrás y miró a la mujer. — Estoy buscando un celular, un teléfono. — Al ver la confusión en el rostro ajeno, Taehyung suspiró asintiendo. — Una caja negra y rectangular hecha de metal y vidrio, más o menos de este largo y este ancho. — Mencionó intentando mostrarle con sus manos el objeto.
— Lo siento, mi Lord. No he visto nada similar, pero le ayudaré a buscarlo.
¿Cuándo fue la última vez que lo había visto? ¿Realmente lo había visto y tenido? Por un momento se confundía, no sabía qué tanto era real por momentos, pero no podía quedarse de brazos cerrados. Taehyung estaba comenzando a buscar en su propia memoria dónde quedó aquel móvil con el cual él llegó a Bumer años atrás.
— Cualquier cosa que veas similar en cualquier rincón del castillo, hacédmelo saber. — Sosteniendo discretamente el delantal sobre su vestido, la mujer asintió y tras una pequeña reverencia se dispensó para seguir las órdenes de Lord Kim.
Ya era de noche, la mayoría de los sirvientes se habían retirado, incluso los marqueses ya estaban en su recámara, pero eso no evitó que Kim Taehyung pusiera todo de cabeza. No esperaría al día siguiente, simplemente no podía. Todo aquel que se despertó se unió a su búsqueda, aunque ninguno sabía exactamente qué era lo que buscaban. No quedó un solo recoveco del castillo por revisar, ni siquiera la habitación de los marqueses una vez que los gallos cantaron al amanecer. Los establos y cualquier otro lugar de su propiedad fue verificada, mas no encontró nada y eso lo estaba haciendo enloquecer.
Era normal que desapareciera algo de ese tamaño y olvidado hacía tantos años para lo que no se le tenía uso, mas el Gran Almirante había guardado la esperanza de encontrarlo. Acostado en el suelo de la caballeriza Taehyung miraba hacia el techo, sinceramente, no dejaba que la mugre lo embargara de esa manera rodeado de animales y en el suelo sin que nada le importase desde que tuvo a Jungkook completamente para él. Fueron solamente ellos dos y fueron felices.
Ese lugar del cual posiblemente él vino fue tan familiar y tan frío a la vez. No tenía interés en regresar ahora, sentía que nada de aquello le importaba realmente o era relevante. Desconocía si aquello fue su pasado o si sería su futuro, pero estaba feliz con su presente como el Gran Almirante de la compañía bumersa oriental. En ese mundo sin edificios, tráfico y el bullicio constante de una ciudad. Amaba el bosque y sobre todo, amaba su mar. Su presente era lo verdadero, lo que sentía y quería. Todo eso era lo que se sentía de verdad su vida, su realidad. En su presente estaban sus verdaderos padres, estaba Jungkook...
Aunque quería respuestas, sentía aquella vida que iba recordando lentamente muy lejana, ajena.
Las puertas de la caballeriza se abrieron, el resonar de unos pasos lo hicieron incorporarse y a pesar de su frustración y confusión sonrió al ver a Esir acercándose a él. Como siempre, el mayor realizó una venia frente a él y luego tomó asiento sobre el heno junto a él.
— Mi Lord...
— Esir, no tienes que llamarme así y lo sabes. — Musitó palmeando su hombro, regalándole una sonrisa cansada.
— ¿Qué te trae por aquí?
— Ha hecho un caos en todo el territorio Bumkim, señor. — Mencionaba el hombre observándolo. — Me han dicho que estaba en busca de algo que no encontró.
— Sí. Esir... — El hombre elevó la mirada para prestarle toda su atención. — ¿Recuerdas aquella vez que me perdí cuando era niño? ¿Cuando mis padres me encontraron en el cuartel?
— Sí, mi señor, lo recuerdo como si fuera ayer. Todos nos asustamos mucho aquella vez. ¿Por qué lo pregunta?
— Yo tenía algunas cosas conmigo, sé que si alguien vio todo fuiste tú. — Sin poderlo negar el sujeto asintió en respuesta. — ¿Recuerdas qué cosas eran?
— Un collar con una preciosa piedra azul, un zafiro y también... — Suspiró rebuscando entre sus ropas para tomar entre sus manos aquello que Taehyung había estado buscando durante interminables horas. — Esto...
Dando un brinco en su lugar, Taehyung se reincorporó y tomó entre sus manos aquel aparato idéntico al de su sueño y fue entonces que tuvo una especie de Epifanía.
— ¿Podrías ensillarme mi caballo, Esir?
— Por supuesto, mi señor. — Asintió levantándose de su sitio.
— Ya regreso...
Sosteniendo el teléfono fuertemente, Taehyung echó a correr hacia el interior del castillo donde todavía varias personas recogían el desastre causado en busca de esa caja rectangular de metal y algo muy similar el vidrio. Cambiarse su ajuar nunca fue tal veloz y galopar hacía mucho no lo sentía tan energizante, aunque nada comparado con la libertad sentida mientras surcaba los mares.
Fue entrada la noche que Taehyung finalmente descendió del caballo por más de una hora que tomó varias veces para dejar al animal descansar y no agotarlo físicamente. Logró llegar a su destino, pero como la última vez en aquella choza en el medio del monte, no estaba la persona o cosa que él buscaba. Había cabalgado hasta el sitio en donde la bruja lo había atendido tiempo atrás con la esperanza de encontrarla. Hasta ese entonces él nunca había podido dar con ella, siempre era al revés, con ella haciendo acto de presencia en el lugar y momento menos esperado. Sin embargo, cuando la necesitaba, cuando de verdad quería hablar con ella no aparecía.
— ¡Maldita bruja! — Gritó pateando el aire cargado de frustración.
— Sí, suelen llamarme así.
— ¡Oh malquista! — Maldijo Taehyung dando un brinco mientras agarraba su espada con firmeza.
— Dicen que los de tu clase no suelen maldecir porque es considerado descortés, pero evidentemente es una gran blasfemia. — Mencionó la mujer sin mirarlo, avanzando hasta una silla en la cual tomó asiento. — ¿Qué ocurre que tus pensamientos no han dejado de estar en mí? Me has llamado más veces de las que podría contar hoy, así que no tuve que venir para así molestar que me estuvieses molestando todo el tiempo.
— La última vez me dijiste que yo no había recordado nada, me lo has venido diciendo desde que nos encontramos en el castillo cuando llegué del futuro. — Sus palabras captaron la atención del ser con forma de mujer. — Pues bien, ya lo recuerdo todo. — Afirmó sacando de sus bolsillos el teléfono y el retrato de Jungkook que él había mandado a hacer para colocarlo por todo Bumer, mismo retrato que vio en su sueño y pudo reconocer.
— El futuro... — Ella negó con un suspiro. — ¿Tu futuro o tu pasado? En ocasiones tu pasado se convierte en tu futuro. En la línea de tiempo regular ese sitio sería el futuro, tienes razón, pero ya tú lo has vivido y ahora forma parte de tu pasado porque vives un nuevo presente.
— Lo sé todo. — Espetó una vez más interrumpiendo a la mujer y señalando el papel.
— Ya sé que solía vivir en la República de Bumer, dentro de unos trescientos o cuatrocientos años a partir de ahora. Sé que al romper este retrato fui traído de regreso a este tiempo. — Sí, Taehyung había recordado ese detalle también mientras se dirigía allí. — ¿Cómo es posible? ¿Cómo llegué allí? ¿Esto qué tiene que ver con Jungkook?
— Entonces no recordaste todo, simplemente conoces la vida que viviste en ese momento y la manera en la cual regresaste a tu tiempo, pero no lo sabes todo. — Rio ella logrando que Taehyung enarcara sus cejas en confusión. — Por un momento creí que realmente habías recordado todo, pero debí haberlo supuesto porque de haber sido así, ahora mismo estuvieras mar adentro en busca de Jungkook para pedir perdón, no conmigo.
— ¿Pedir perdón por qué? — Mirándolo, Sycorax se levantó de su asiento, negando con su cabeza en respuesta. — Sycorax, por favor.
Por un momento la nombrada detuvo todos sus movimientos porque no era común que alguien mencionara su nombre de un modo tan natural y con un tono tranquilo. La súplica no era como esas que escuchaba cuando alguien luchaba por su vida o le pedían un favor que era casi exigido. Podía ver y sentir cierta angustia, ansiedad y confusión proveniente del mismo humano que una vez ella juró matar. Lo intentó, pero falló, si no hubiese sido por aquel maldito zafiro en su pecho hubiera conseguido su propósito.
Quiso matarlo, seguía siendo el mismo idiota que tiempo atrás, ¿pero entonces por qué tenía deseos repentinos de ayudarlo? ¿Tal vez porque eso también la ayudaría en un futuro? Taehyung estaba maldito y no precisamente por ella, si se metía en los designios de la persona que lo hizo sería su final. ¿Responder algunas de sus preguntas también sería entrometerse en su castigo?
— Sycorax... — Taehyung volvió a llamar haciendo a la mujer cerrar sus ojos con fuerza y luego girarse hacia él. — Por favor...
— Tu camino hacia ese lugar fue lento, no te enviaron allí directamente. — Aclaró ella jugando algo nerviosa con sus sucios ropajes. Taehyung podía ver que estaba asustada, algo la estaba importunando mientras luchaba por hablar, pero no podía adivinar qué exactamente.
— ¿Qué haces? — Preguntó Taehyung notando como ella se deshacía de cualquier recipiente que contuviera agua, aunque fuese aquellos donde el agua de lluvia había quedado estancada.
De sus manos comenzó a desprender un vapor tal que ayudó a secar rápidamente algunas zonas húmedas del lugar. Clausuró cada ventana y puerta, incluso las rendijas salteadas que se encontraban en la madera y el techo. Colocando un dedo sobre su propia boca, le indicó a Taehyung que hiciera silencio mientras murmuraba algo sin sentido para el castaño. Ella ahuyentaba cualquier oído que pudiera escucharla y cualquier ojo que pudiese verla, los estaba protegiendo para poder hablar.
— Toma asiento. — Le indicó señalando el mismo catre en donde Taehyung estuvo acostado la vez que ella extrajo aquel veneno.
— No es necesario.
— ¡Siéntate! — Demandó con voz firme y el almirante, aunque reticente, terminó haciéndole caso. — ¿Sabes lo que es un fénix?
¿Un fénix?
Sabía lo que era, en sus sueños había escuchado a su padre hablar de uno, pero no comprendía el motivo para que la bruja hablase de ello.
— Sí, es un animal, una criatura mitológica si no me equivoco.
— El fénix es un ave de larga vida que se regenera de las cenizas de su predecesor cuando ya ha vivido lo suficiente o sufrido lo suficiente. Simboliza la renovación general, es el sol que evapora el agua, es tiempo, Resurrección y metempsicosis.
— Me... ¿Metempsicosis? — Repitió Taehyung confundido y sin entender por completo las divagaciones de la mujer.
— Espíritu, alma y cuerpo... Algo que traspasa ciertos elementos de un cuerpo a otro después de la muerte o muy cerca de la misma. — Mencionó mirando a Taehyung con seriedad. — Tú eres un fénix.
— ¿Qué?
La risa momentánea de Taehyung causó que Sycorax guardara silencio. A Taehyung gran parte de lo que aquella mujer decía le parecía absurdo y a su vez agitaba su corazón como si lo pusiera muy ansioso. Una parte de él creía en esas estupideces, pero otras no. Sin embargo, vivió por sí mismo ese futuro o pasado, pero el tiempo y los viajes por este han sido comentados en varias ocasiones, ahora, el hecho de que él fuese un pájaro mitológico fuera muy diferente.
— Lo siento, prosigue. Entonces, ¿yo soy un fénix?
— No exactamente, simplemente recibiste su maldición.
— Dices que yo he sido maldecido, ¿por quién?
— ¡Eso no puedo decírtelo! — Se levantó rápidamente y Taehyung la siguió solamente para tranquilizarla.
— Comprendido, nada de decir por quién, de acuerdo. — La calmó indicándole que se sentara. — ¿Qué es la maldición del fénix?
— Nacerás y vivirás hasta el final de tus días, pero cada vez que tu traje de huesos y carnes se deteriore o lo haga tu alma debido a todo tu sufrimiento, volverás a renacer.
— ¿De mis cenizas?
— No literalmente, de tu sufrimiento, de tu desgaste. Tú te convertirás en tu propio hijo y padre. — Mencionó la mujer volviendo a confundir a Taehyung completamente.
— ¿Perdón?
— Es decir, vivirás y cuando hayas acumulado demasiado sufrimiento o vejez, también enfermedad, tendrás un hijo que no es más que una réplica de tu persona. Es por eso que digo que te conviertes en padre e hijo. Al final sigues siendo tú gracias a la metempsicosis.
Una vez más, Taehyung no estaba muy seguro de haber entendido todo, pero le sacaría la mayor información posible y ya luego, si seguía teniendo tiempo, le preguntaría por las cosas que no entendió.
— ¿Por qué me maldijeron? ¿Hice algo? ¿Mi familia hizo algo? ¿Hay realmente hay algún motivo o simplemente me ha tocado vivir con esta maldición? — Indagó viendo a la mujer tensarse, para ser una bruja poderosa, parecía bastante asustadiza a sus ojos.
— Mataste. — Dijo sin más.
— ¿Maté? Sí, he matado a muchas personas en altamar y puede que también en tierra, pero he tenido mis razones y obligaciones para hacerlo porque cumplo siempre con mi deber. No obstante, muchas personas han matado y no por eso son maldecidas.
— Lo mataste.
— ¿A quién maté?
— Jungkook.
💜💜💜
¡Hola por aquí! ¿Cómo han estado?
Un nuevo capítulo que tal vez les aclare unas pocas cosas, pero que estén bien y hayan disfrutado de este capítulo.
LORED
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top