Capítulo 22
Las olas blancas golpeaban sobre el acantilado de Bumer envueltas en ese mar azul índigo que ese día se mostraba limpio y en calma. El sonido del carruaje, el galopar de los caballos y una brisa que bañaba el rostro de Taehyung mientras se dirigían a sus tierras. Iba solo acompañado de Jimin y un Namjoon que prefirió montar su propio caballo por tramos. Ya se encontraba en casi perfecto estado y por eso creyó innecesario que ellos fueran con él, pero aleando que tenían asuntos que atender por esos lares, el Gran Duque insistió en ir.
Ver el mar lo mantenía extasiado porque amaba contemplar esos paisajes. En una parada habían escuchado hablar a varias doncellas de algunos piratas asolando las costas en busca de provisiones, sin embargo por las supuestas descripciones supo que no tenían que ver con aquellos bajo el mando del capitán Jeon Jungkook. Ese sujeto que se dio su propio apellido a pesar de no tener ninguno porque según sus palabras en el pasado, el hombre que lo acogió y cuidó como un padre le dijo que siempre era mejor tener su nombre acompañado de un apellido, eso lo haría ver un poco más respetable.
Pese a hablar de ello, para muchas jovencitas y pueblerinos esas personas olvidadas de sus almas eran solo cuentos de criadas, chismes de gente que aseguraban haber visto a piratas, describiéndolos como hombres guapos y aventureros a los que pocos le prestaban atención. Es que para muchos, ellos nada más que eran comerciantes marítimos y no advertían sus barbáricos actos como algo inadecuado.
— ¿Le temes a los piratas, Jimin? — Indagó Taehyung mirando fijamente a ese hombre que tantas cosas despertó en él, inquietud, confusión e incluso nostalgia.
— He escuchado muchas cosas de ellos, que algunos raptan mujeres y otros, todo tipo de personas, incluyendo a los niños además de robarse las provisiones, que son atraídos por las cosas bonitas y riquezas. Que el oro los atrae como esas aves que se llevan a su nido todo lo que brilla. — Ellos juntos, lucirían como el vivo contraste de un noble con su compañero fiel o criado de no ser por todo el cuidado que el duque emplea en su aspecto vistiéndolo con caros ajuares, su limpieza e incluso la natural belleza de Jimin. — Que les encanta el alcohol. Las historias que escucho pueden ser fuerte, pero le temo más a grandes señores que se encuentran en tierra.
— ¿Has visto alguno? — Recordando la conversación que había tenido con Namjoon en donde este le comentó que absolutamente nadie podía saber de sus tratos con Jungkook, Jimin simplemente negó. Taehyung no estaba seguro de creerle, pero no insistió en ello. — Tengo entendido que el Conde D' Meer es muy amigo de tu señor.
— ¿El conde Kim Seokjin? — Taehyung asintió ante la pregunta mientras Jimin fruncía un poco el ceño. — Según tengo entendido, son conocidos, sus padres hicieron negocio juntos. El padre de Kim Seokjin es primo del rey, son familiares lejanos.
— ¿Qué sabes él?
— Es el único hijo y heredero de los Kim D' Meer, se casará en unas semanas. Muchas doncellas quisieron casarse con él por su buen nombre, fortuna y su belleza, todos hablan de esta. — Estas últimas palabras llegaron acompañadas de una mueca que Taehyung vio, le resultaba gracioso.
— Advierto que no te agrada mucho.
— Es allegado de mi señor. — Fue todo lo que respondió, dejando en claro que le agradase o no, no se le permitía expresar su opinión.
— Comprendo... — Mencionó el castaño con una sonrisa.
Con disimulo, en el resto del camino Taehyung intentó acercarse más a quien él consideraba el sirviente preferido del Gran Duque porque era algo obvio en el trato. Contemplaba la posibilidad de que Jimin fuera el amante de Kim Namjoon y por consecuente, conocedor de información que podía obtener, pero no quería ser demasiado evidente. Para el momento que llegaron a Bumkim, Jimin sonreía bastante alegre y relajado alrededor del Gran Almirante.
— ¡Oh, hijo! — Exclamó la marquesa en cuanto contempló a Taehyung aventurándose a un extenso abrazo que su hijo no pudo romper. — ¿Qué fue lo que sucedió?
— Mujer, deja a nuestro hijo llegar, seguramente debe estar agotado tras todas las horas de viaje. — Espetó el marqués que se les unía acompañado de Esir, su hombre de confianza. — Permítame decirle cuán honrado estoy con su visita a nuestras tierras, Gran Duque. — Saludó haciendo una solemne reverencia a la que su mujer prontamente se le unió sosteniendo con elegancia su vestido. — Por favor, acompáñenos al interior del castillo. No todos los días contamos con la presencia de tan honrada figura a la que tenemos oportunidad de agasajar.
Toda la atención del marqués estuvo centrada en uno de los frutos que el matrimonio real había dado, el hijo menor del antiguo rey. El Gran Duque que con su imponente cuerpo y aspecto ocultó sin querer a un hombre más bajo. Gracias a una mano que sutilmente rozó su espalda y una mirada para tranquilizarlo, Jimin dio un paso adelante quedando a la vista de los marqueses.
— Oh, perdone, no lo había visto. — Se disculpó rápidamente el padre de Taehyung ante la visita. — Bienvenido a Bumkim...
— Kim Jimin. — Espetó Namjoon sorprendiendo tanto al nombrado como al propio Taehyung, confundiendo un poco al resto que desconocía de su persona. — Recién está acostumbrándose a formar parte de la familia, su madre, bueno, fue una dama de compañía y debido a esto no fue presentado en sociedad antes. Ahora que es todo un adulto, formará parte de mi ducado.
Esto no era nada nuevo, hijos ilegítimos de personas de la nobleza que creían alejados debido a su procedencia poco pura. Petronas que su presencia en sí era un secreto para la muchedumbre y que un día sin más admiraban la luz del sol. Por supuesto, estos eran solamente los más afortunados, muchos o la gran mayoría podría pasar a mejor vida sin saber realmente de dónde provienen o quienes fueron sus familiares. Los marqueses no hicieron preguntas indiscretas, solamente asintieron con una sonrisa y también saludaron casi rindiéndole pleitesía a un Jimin que no salía de su asombro, asintiendo con cierta incomodidad porque jamás recibió esas muestras de respeto.
Todos comieron envueltos en una fachada de armonía, tanto el Gran Duque como el Almirante se hacían preguntas no tan discretamente. Taehyung se percató de que este probablemente notara su interés en averiguar más sobre de su vida y allegados por lo que le estaba repitiendo el favor. Elaboraba sencillas frases o preguntas que sin notarlo sus padres rápidamente seguían o contestaban. Algunas veces pudo intervenir cortésmente, pero otras fue imposible. Finalizando con un brindis en el que sus miradas se encontraron, Namjoon anunció su retiro junto a Jimin.
La razón principal de ese viaje era simplemente tensar un poco al Gran Almirante, que Jimin pudiese salir, conocer y distraerse fuera de aquel palacio junto a él porque tenía el tiempo suficiente para acompañarlo. Lamentablemente, cuando sus viajes estaban ligados al trabajo, asuntos reales o algo más, era poca la atención que podría brindarle. Quería ir entregándole un poco de seguridad, más libertad mientras lo ayudaba a divertirse un poco. Irían al pueblo más cercano, harían compras, pasearían y en dos días regresarían al palacio. Por su parte, Taehyung tuvo otros planes por los cuales regresar casa
— Madre, me gustaría hacerle una pregunta. — Comentó Taehyung cuando la noche estaba más avanzada y acompañaba a su madre a tomar el té.
— Adelante, hijo, sabes que puedes preguntarme lo que sea. — Con delicadeza descendía su taza para ubicarla en la pequeña mesa de mármol frente a ella. — Te escucho.
— ¿Usted recuerda al chico que durante algunos años me hizo compañía, Jungkook? — Desdibujando la sonrisa en su rostro, la marquesa asintió suavemente.
— Ese muchacho malagradecido al que le dimos todo y se marchó sin más.
— Recuerdo que usted y padre casi enloquecieron por su repentina partida, lo estuvieron buscando durante tres días si no me equivoco.
— Era tu acompañante, algo importante para ti y sabíamos que deseabas mantenerlo a tu lado mientras te fuera útil. — Cerrando sus ojos, Taehyung asintió. — ¿Por qué preguntas por ese engendro en estos momentos? Ya sabes que se convirtió en pirata, una escoria.
— No me interesa saber los hechos actuales, solo me preguntaba la verdadera razón para buscarlo. Esa noche ambos vinieron a mi recámara para preguntarme por él, al día siguiente Jungkook desapareció sin más. No sé por qué, pero algo me dice que esa incesante búsqueda no se trataba de mí y me gustaría saber la verdad.
— No le encuentro sentido. — Resopló la madre un tanto agitada mientras se levantaba de su asiento y caminaba varios pasos hacia la ventana agitando su castaña cabellera. — Eso sucedió hace muchísimos años ya, ni siquiera recuerdo muy bien todo. — Rodando los ojos sin ser visto, Taehyung también se levantó para acercarse a ella y acariciar sus brazos, besando sus nudillos para atraerle nuevamente hasta sus asientos.
— Por favor, madre, es importante para mí, podría estar ligado a varios hechos que debo esclarecer, mi trabajo y puesto dependen de ello. — Al escuchar esto, la mujer ensanchó los ojos preocupados, luego miró hacia la puerta un tanto nerviosa. — Prometo que esta conversación solo quedará entre nosotros, ni siquiera le comentaré a mi padre. — Notó la duda en ella, mas con un sutil apretón de manos terminó por desarmarla.
— Cuando eras un niño, huiste de la casa cuando nosotros no te queríamos llevar al mar debido a que tu padre estaba muy ocupado. Decidiste irte e incluso te perdiste durante tres días, te encontramos gracias a un aviso de que te habían visto vagando. Te quisieron cerrar en un cuartel y justo en ese momento llegamos para poder sacarte de ahí. Te volviste retraído, no hablabas con nosotros o cualquier niño, casi no comías y rara vez sonreías. Cuando volviste a ser el niño alegre que nosotros conocíamos fuimos muy felices, tanto que no notamos el motivo. Pensamos que ya habías superado ese feo episodio. Meses después descubrimos que ese bastardo era la causa. Hijo, tus padres te aman tanto, te amo tanto que no quise volver a verte infeliz, así que permitimos que te lo quedarás. Tu padre que tiende hacer más débil con todos los plebeyos también le tomó cariño, por eso no nos deshicimos de él.
Los oídos de Taehyung le prestaban total atención a cada palabra que su madre decía, recordando sin poder evitarlo aquella época de juegos, alegría y compañía. Jungkook y él... Todavía recordaba aquellos bellos y grandes ojos que lo desarmaban, su destreza y testarudez, su sonrisa.
— Gracias a una mala inversión perdimos nuestro patrimonio, nos quedaban solo las tierras que pronto hubiésemos tenido que entregar y, si eso sucedía, si se daba a conocer esta información, nos hubiéramos quedado sin título y honor. Estábamos desesperados y justamente un día mientras estábamos en el puerto, cuando jugabas con Jungkook en unas pequeñas embarcaciones, varios oficiales intentaron apresar a Jungkook porque varios pescadores lo reconocieron. En medio de ese revuelo a tu padre se le acercó este señor que no conocíamos porque provenía de Murcia. Era un gran mercader que estaba comprando esclavos y nos ofertó una gran suma de oro que podía resolver nuestros problemas. Tu padre y yo discutimos sobre eso esa noche, pensamos que jamás tendríamos una oferta igual, así que decidimos venderlo, ya que se nos adelantó una parte de lo prometido. Fuimos a hablar contigo porque sabíamos que ese niño era como tu juguete preferido y estabas tan bien, ya no era necesario que tuvieses a alguien como él junto a ti. Pero escapó esa noche, lo buscamos por tres días sin éxito temiendo que nos obligaran a devolver todo con intereses, pero nos dieron una oportunidad y tu padre ha ido devolviendo aquel préstamo. Se volvieron socios y pudimos recuperar todo nuestro patrimonio gracias al comercio.
Ahora todo le quedaba claro a Taehyung, esa fue la razón por la que Jungkook marchó ese día para nunca más volver. Seguramente los había escuchado a todos a hablar y terminó por tomar esa decisión. Cerrando sus ojos, el castaño tomó impulso para levantarse y besar a su madre en la frente. Con una breve despedida marchó a su alcoba, no sin antes pasar por la recámara que alguna vez Jungkook ocupó.
Comprendía su molestia e incluso miedo, ¿pero por qué no fue a él? ¿Por qué no lo volvió a buscar jamás aunque fuese para exigir explicaciones? No, Jungkook prefirió dedicarse a la mala vida y a unirse con otro sucio pira olvidándose de él, de todo lo que habían vivido. ¿Por qué importaba si lo consideró de su propiedad o no, si fue un juguete o no cuando lo único que debía interesarle era el hecho de estar juntos? Comprendía su partida, sin embargo no lo disculpaba, no podía olvidar ese dolor y decepción acumulada por los años en los que tantas veces lloró y odió cuando escuchaba a alguien referirse al capitán Jeon Jungkook como un pirata temible.
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Todas las cosas se movían como si cambiaran de sitio, otras iban desapareciendo, junto a ello su padre y otros familiares se vieron tras esa capa de neblina blanca que tenía frente a él. Personas que no conocía fueron pasando, todo se movía como las antiguas cintas VHS cuando se rebobinaban. La construcción de su casa iba cayendo, trataba de seguir con la vista todo lo que ocurría, pero pronto se encontró mareada, hasta que perdió totalmente el conocimiento.
— ¡Oye, tú! ¡Despierta! —Abrió los ojos con parsimonia, estaba cómodo en unos brazos extrañamente familiares. — Ya veo que estás vivo. ¿Quién er-
Aquella voz se interrumpió cuando todo el cabello cayó hacia atrás y admiró esa extraña pero hermosa y amplia sonrisa dirigirse a él. Su desconcierto solamente aumentó cuando aquel castaño de rara vestimenta colocó una mano en su rostro.
— Mi pirata... ¡Te encontré!
Taehyung se incorporó en su cama después de sentir que se caía por un profundo precipicio luego de haber sentido y acariciado el rostro de Jungkook. Fue como si por un momento hubiese estado en una dimensión muerta en donde solamente existían ellos dos para luego ser obligado a ir mucho más allá, a caer mucho más profundo y despertar así, perdido y confundido. Por un instante, no supo quién era o dónde se encontraba; al mirar a su alrededor lentamente comenzaba a recobrar el aliento y ubicarse.
Esa mañana su cabeza dolía y creía que aún era a causa del envenenamiento. Se saltó el desayuno y en cambio disfrutó de un relajante baño de tina preparado por una de las jóvenes de la servidumbre a la que le pidió que se quedara a hacerle compañía. Recordando a Jungkook y todo lo que su madre le había contado en la noche, se perdió en el interior de esa mujer sofocando su rabia, frustración y también dolor. El agua se desbordaba para caer en el suelo de madera, los gemidos resonaron en sus oídos, no obstante ni siquiera de esta manera los escuchó. Simplemente, cabalgó como jinete sobre aquel cuerpo en busca de una liberación que para él llegó aunque no tan pronto como se esperó. Cuando se levantó de aquella tina a la que casi no le restaba agua fue casi socorrido por la sirvienta que se dedicó a secarlo y vestirlo.
— ¿Desearía algo más, mi Lord? — Preguntó la joven ya vestida.
— Me ha dado hambre, que me preparen algo. — Con un asentimiento la mujer hizo una reverencia y se retiró.
Tras comer en soledad Kim Taehyung se encontró con que sus padres habían mandado a llamar a un retratista para que iniciara un retrato familiar. Los odiaba, posar durante horas para que luego sus padres comenzaran a idealizar o falsear su rostro reflejando una voluntad de apariencia. Según su madre, solo moderaban algunas cosas que no favorecían, como alguna arruga o flaqueza. Supo que no ganaría en contra de esa voluntad por lo que cerca del mediodía los tres se sentaron en el salón principal, sus padres sobre un elegante banco y él parado detrás de ambos. Era casi noche cuando el retratista informó que podría terminar el retrato sin necesidad de que continuaran posando para él.
— Debe estar cansado, no ha hecho usted una pausa desde que ha comenzado a plasmar nuestras imágenes en su óleo. — Musitó Taehyung sorprendiendo al retratista que le brindó una sonrisa nerviosa. — ¿Le gustaría comer algo?
— Oh, no se preocupe, mi Lord. — Intentó negarse rápidamente, pero la seria mirada de Taehyung no se lo permitió.
— Acompáñeme a mi despacho. — Habló indicándole el camino, dándole también la orden a la servidumbre para que les llevara algo de comer sencillo. — Tengo entendido que cuando no se le contrata de alguna buena sentada familia usted se dedica a hacer bocetos rápidos, retratos hablados.
— Así es, mi Lord, he hecho muchos de esos trabajos. Normalmente, son más sencillos por lo que no tardé tanto.
— ¿Podría hacerme uno?
— Por supuesto, mi señor. ¿Para cuándo lo desearía?
— Ahora, quiero que realice un retrato hablado y tantas réplicas como sean posible hasta la mañana. Póngase cómodo, pasará aquí la noche y yo me encargaré de que se le trate bien. El pago compensará todas las horas extras, se lo prometo. — Con un pronto asentir, el retratista buscó papel, lápiz y carboncillo para comenzar a plasmar todo aquello que Taehyung le iba indicando. — La nariz fina... — Comentó cuando el hombre comenzó a trazarla. — Tiene un pequeño lunar debajo de su labio, no, un poco más abajo, justo ahí.
El primer retrato fue el que más se tardó en pintar, puesto que llevaba la mayor cantidad de detalles. Para las réplicas, Taehyung le dejó claro que no debía puntualizar esos detalles, lo único que debía era hacerlos un poco más pequeño y escribir dos palabras más abajo: buscado y recompensa.
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— Buenos días, hijo. — Saludó la marquesa cuando todos se reunieron para desayunar esa mañana.
— Buenos días, madre... — Reiteró el saludo pasando a sentarse. — Padre...
— Buenos días, hijo. — Le saludó el marqués. — Tienes al pobre retratista preso en tu estudio sin que nosotros podamos acceder y todo lo que le llevan es comida, agua y café cada dos horas. ¿Qué es eso tan importante que está haciendo?
— Es algo confidencial referente a mi trabajo, padre. No deberían preocuparse por eso.
— Si tú lo dices. — Rio el señor Kim. — En unos días vendrá a visitarnos el conde Jang, vendrá con su esposa e hija, Yeeun. La traerán antes de presentarla oficialmente en sociedad. Hemos pensado que ella sería una excelente esposa para ti, hijo. Además...
— En dos días estaré zarpando y pasaré posiblemente varios meses en altamar. Hasta que no regrese le pediré que no me hable de ello. Por ahora, mi vida está consagrada a la marina y a mi deber como Gran Almirante de la compañía bumersa oriental, así que no tengo prontos planes de contraer nupcias.
— Hijo, esta es una gran oportunidad, si la presentan en sociedad obtendrá muchos pretendientes y es posible que alguno logre pedir su mano. — Trató de insistir la marquesa viendo a su hijo dejar de comer. — Taehyung...
— Hablaremos de este tema en otra ocasión. Ahora, si me lo permiten, madre, padre, tengo muchas cosas que hacer... — Se disculpó colocando suavemente la servilleta sobre la mesa para ir en busca del retratista.
Para su gran sorpresa el sujeto logró hacer alrededor de veinte réplicas. Sus manos estaban negras y de todos modos se notaba su enrojecimiento, la hinchazón. Los últimos dos tenían varios fallos, pero servían. Como prometió le dio un sustancioso pago y lo despidió con prontitud pasando a guardar todas las reciclas de ese boceto de retrato. Fue cuando sostuvo el primero y original con absolutamente todos los detalles marcados que del rostro de Taehyung comenzaron a caer las lágrimas. La opresión en su pecho simplemente se volvió insoportable, dolía tanto que cayó en el suelo aclamando por aire, tosiendo, saliva cayendo sobre la madera. No supo cómo o cuándo, no obstante sus ojos simplemente se cerraron y él perdió el conocimiento.
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¡Hola, hola por aquí! ¿Cómo han estado? Espero que se encuentren bien y hayan disfrutado de este nuevo capítulo.
LORED
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