Capítulo 20

Kim Taehyung todavía no había tenido el tiempo necesario para procesar todo lo ocurrido. Aquella mujer de cuestionable aspecto que se hacía llamar Sycorax le había dicho muchas cosas, pero no sabía cuáles fueron ciertas y cuáles no eran más que un invento o delirio de su parte.

Algunos conocimientos tenía era admisible, vio con la facilidad, pero rara manera en la que le extrajo el veneno de su cuerpo sin permitir que este coagulara la sangre. Su padre era un zoólogo, especializado en la herpetología, por lo tanto, más de una vez lo escuchó dar interminables charlas sobre reptiles y anfibios que guardaba en su laboratorio. Desconocía la especie de serpiente de la que Jungkook extrajo veneno, pero suponía que no era del todo mortal para el hombre.

Unas gotas llenas de toxinas y enzimas eran suficiente para paralizar como mínimo la zona mordida. En caso de haber sido uno potente, su sangre hipercoagularía, incluso se degenerarían sus órganos y tejidos debido a la destrucción de los glóbulos rojos producida por la hemotoxina. Al coagularse la sangre esta dejaría de bombear por los vasos sanguíneos, por lo que no transportaría oxígeno a los músculos y hubiese sufrido una trombo, se hubiera infartado antes de tener el chance de nadar. Por lo tanto, no tenía claro si exactamente era veneno de serpiente, dado que paralizado sí estuvo.

No comprendía cómo vivió entonces lo suficiente como para que esa mujer lo encontrara y tuviese el tiempo de salvarlo. De cualquier manera, no se quedó demasiado a averiguar, en cuanto pudo escapar así lo hizo, pero estaba completamente débil pese a su recuperación. Pudo sentir la fiebre en su cuerpo castigándolo mientras buscaba un camino dado que no lograba terminar de ubicarse. Taehyung no notó el momento en el que se desmayó, cuando el sonido de un carruaje se fue haciendo más cercano a pesar de ya no ver nada.

El carruaje del Conde D' Meer se detuvo en el camino cuando uno de sus hombres divisó y reconoció a Taehyung. Por orden del propio conde lo ingresaron al carruaje mientras uno de sus escoltas era enviado para darle aviso a Namjoon y que de este modo prepararan condiciones para recibirlo porque era obvio que el almirante no se encontraba bien.

— ¿Por qué hay más carruajes? — Preguntó Seokjin en cuanto llegaron y notó que no estaban solos, el visitante llegó con todo un séquito. Había una cantidad considerable de sujetos desconocidos y no pertenecientes a Bumer custodiando el lugar junto a los hombres de Namjoon.

— Nos han avisado de que Su Alteza está reunido con enviados del Imperio de Mircia. — Al escuchar esto el conde divagó un poco en sus pensamientos porque no conocía de esos lazos.

Si eran enviados del Imperio significaba que posiblemente la propia corona estuviese detrás de todo. El rey de Bumer llevaba tratando de hacer acuerdos con ellos durante mucho tiempo sin conseguirlo, algo conocido entre algunos nobles como él. No obstante, ahí estaban, conversando con el Duque menos preferido que aunque lejano, tenía derecho al trono, pero cada vez quedando más atrás en la línea de sucesión, siendo actualmente el cuarto en la fila. Si bien el almirante fue llevado al interior con urgencia apenas se detuvieron, Seokjin se tomó su tiempo para mirar por los alrededores interesado en lo que sea que estuviese aconteciendo. Cualquiera que fuese el motivo para la visita directa de enviados de la corona Mircia ahí, debía ser importante.

— Conde d' Meer... — Justo a la entrada del palacio, luego de subir la elegante escalinata de mármol, Seokjin se encontró a Jimin aguardándolo. — Os doy la bienvenida al palacio, el Duque Kim lo atenderá cuando finalice su reunión. Por favor, acompáñeme.

— Conozco perfectamente el camino, Jimin, no necesito que me escoltes por todo el lugar. ¿Su Alteza está reunido en su estudio? — Con cordialidad y respeto, Jimin asintió, notando con la elegancia que el otro señor se comportaba, justo como Namjoon lo había estado enseñando a él. — Lo estaré esperando en la biblioteca, haz que me sirvan el té.

La mirada del conde acompañó al empleado de su amante hasta que este abandonó el sitio. Un aura diferente lo rodeaba esta vez, como si un nuevo brillo destellase de sus ojos y no sabía muy bien cómo sentirse por eso porque temía pensar sobre el posible motivo tras ese sutil cambio. Jimin siempre se mostraba como un árbol de cerezo marchito y seco durante el paso del invierno, como si tuviese deseo de perder todas sus ramas secas para no soportar más el frío y la soledad. Ahora, flores de cerezo revoloteaban a su alrededor. Con el paso del tiempo, desde la primera vez que lo vio a la actualidad, justamente ese día, notaba mucho más como su mirada se había vuelto perspicaz o tal vez la palabra correcta para describirla era audaz. Dolor y alegría batallando a la par en su interior, llegando a mostrarlo a aquellos que eran tan observadores como el propio Seokjin. Para cualquier persona hubiese pasado desapercibido, pero para él que estaba demasiado consciente de la presencia de Jimin porque tenía el conocimiento de lo que este despertaba en el Duque, no podía simplemente perder de vista cada detalle que lo envolviese.

— Vuelvo a repetir, os estoy fielmente agradecido por el ofrecimiento, pero no logro comprender correctamente lo que desea, Sir...

— Sir Lee Minwoo, Mano del Rey de Mircia, consejero jefe y ejecutor de sus órdenes tanto en el Imperio como en tierras extranjeras. — Musitó con calma bebiendo del té que le habían ofrecido unos minutos atrás. — Gran Duque, tengo entendido que usted está en relaciones con un pirata que cuando le conviene hace uso de los apellidos de nuestra tierra pese a no llevar ninguno. Conozco de sus negocios a la perfección, pero no me interesa frenarlos, no quiero importunarlos, solo formar parte del mismo y tener un trato directo con el pirata. Por supuesto, no lo dejaré fuera de lo que sea que acordemos, usted y yo tendríamos asuntos muy diferentes para tratar. Entre esos, ¿qué os parecería si lo convierto en el próximo heredero a la corona bumersa?

— Ya estoy en la línea de sucesión para heredar la corono, sir.

— El cuarto, no es una posición demasiado alentadora si me lo pregunta. El rey y su primogénito están en la lista, luego vendría el nieto del rey, usted, pese a ser su hermano no tiene mucho derecho a la corona debido a que es el menor de los hijos de su padre, el antiguo rey de Bumer.

— Las cosas que habla Sir Lee se escuchan como una confabulación, algo que podría ser tratado como alta traición a mis tierras y rey. Por ende, sigo sin entender cómo es que viene hasta mi palacio para proponerme tales acuerdos. Para comenzar, no tengo tratos con la piratería, mucho menos negocio con ellos. — Namjoon desconocía los verdaderos intereses de ese sujeto, pero una palabra mal dicha no solo lo ponían en entredicho, sino que podría ser acusado de alta traición, perdiendo con esto incluso su título nobiliario si al rey así le parecía. Además, no tenía la más remota idea de por qué su insistencia para llegar a Jungkook.

— Su Alteza... — Musitó sonriente sacando de su saco lo que parecía ser un pergamino con un sello que Namjoon reconoció inmediatamente. Permaneció impasible, pero por su garganta corrió más saliva de la imaginada. — Verá, yo no hago negocios con cualquiera y, antes de comenzar a hacer negocios con Su Alteza hace un año, me aseguré de saber a quién le estaría confiando mi oro. — Sacó el cuño que plasmaba su sello. — Hemos estado haciendo negocios durante mucho tiempo, ahora, solo he querido personarme y que nos viésemos las caras. No obstante, estoy interesado en negocios un poco más extensos y lucrativos, para esto, necesito contar con nuestro amigo en común, el mejor pirata que navega estos mares. ¿Podría concertar una cita?

— Supongamos que estoy comprendiendo aquello que habla Sir Lee... Los piratas pasan la mayoría de su tiempo en altamar. En caso de yo conocer alguno, igual no hubiese podido ponerme en contacto con dicha persona fácilmente dado que su paradero exacto es desconocido y no seríamos vecinos de tierra tampoco. Pasaría mucho tiempo antes de que esta persona pise tierra firme para entablar una comunicación.

— Bueno, estoy seguro de que de ser el caso, el Gran Duque encontraría un modo, dado que incluso cuenta con la influencia necesaria para atraerlo. ¿No es la persona que trajeron enfermo el Gran Almirante Kim Taehyung, Lord de Bumkim, tierras de los marqueses de Bumkim? — Estrechando un poco los ojos, Namjoon asintió. — ¿No está el pirata Jungkook familiarizado con esta familia? Hasta donde tengo entendido, pasaron juntos su infancia hasta que los marqueses lo vendieron.

Esa era una historia que el Gran Duque Kim desconocía. Lo cierto era que del pasado de Jungkook sabía muy poco y aunque sí sabía que algo ocurría entre su amigo y el Gran Almirante desde que este fue apresado tiempo atrás, desconocía la profundidad de dicha relación.

— Supongo que usted, Sir Lee está mejor enterado que yo de muchos temas. No sé si sea demasiada osadía de mi parte, pero me gustaría preguntarle cómo sabe usted tanto de este asunto en particular. — Con una sonrisa, el hombre se encogió de hombros y asintió.

— Porque me fue prometido. — Sin comprender, Namjoon frunció su entrecejo. — Yo compré a ese muchacho años atrás o al menos comencé mi compra por él. Los marqueses tomaron un adelanto del dinero, pero cuando llegó el día de la entrega, resultó que el joven se había escapado, desde entonces la familia Kim de Bumkim ha estado en deuda conmigo. ¿Sabe qué es lo más gracioso Su Alteza? Que pocas horas después de ver que no recibiría aquello que compré, mi barco sufrió un amotinamiento por tres simples niños que se fueron con gran parte de mi tripulación. Desde entonces lo admiro, sabía que llegaría lejos ese chico desde que lo vi la primera vez en el muelle acompañando a Lord Kim y el lacayo de la familia; no me equivoqué. Ahora, quiero hacer brillar aún más su futuro mientras también me beneficio de ello. Es una situación en donde muchos nos beneficiaríamos, incluyéndolo a usted.

— Los piratas son almas libres, no les gusta ser atados por contratos con personas de la realeza con un día los uso y al otro los envían a la horca, despojándolos de todo aquello ganado. No podría decir que soy un simpatizante de su causa, pero puedo llegar a comprender el motivo de su rechazo a los tratos con nosotros. — Mentía parcialmente, sí era un simpatizante y los apoyaba, pero confirmar ese era pintarse un objetivo en su espalda. — No conozco a ningún pirata como ya bien dije, pero de conocerlo, no creo que quisiese hacer este tipo de negocios.

— Más que negocios, sería un pacto. Yo mismo me encargaría de volverlos intocables para la Marina Mircia, esto les abriría un canal muy amplio por el cual navegar sin problemas. Eso sí, siempre y cuando no saqueen mis tierras o rapten personas. Sé que no es algo que me debería preocupar porque hasta el momento ese no ha sido el proceder el pirata que busco, pero siempre hay que aclararlo. Estaré durante una semana en Bumer y me hospedaré en la villa D' Meer. En caso de que quiera contactarme o arreglar una reunión, ya sabe dónde encontrarme con discreción.

— Me sorprende que hable de discreción cuando ha venido con un séquito a mis tierras y residencia, eso no ha sido nada discreto. — Replicó Namjoon viendo al hombre levantarse de su asiento. En respuesta, solo vio una amplia sonrisa aparecer en el rostro contrario evidenciando que ese fue su plan, intentar hacerle presión. No importa cuál fuese el verdadero tema de conversación que ambos tuvieron, Namjoon quedaría expuesto si esto se llegaba a saber porque lo primero que pensaría el rey, sería justamente que intentaba hacer alianzas con el Imperio de Mircia que lo desfavorecerían.

— Siempre puedo hacer mi visita oficial, podría fiar al otro extremo de Bumer para comunicarle a su rey que usted ha logrado convencerme de una reunión con su majestad.

— Es muy inteligente, Sir Lee.

— Eso me han dicho, la Mano del Rey no puede de carecer de inteligencia cuando ayuda a regir todo un imperio. — Con una sonrisa cordial, pero que no llegaba a sus ojos, Namjoon se puso de pie, estirando su brazo para indicarle que lo acompañara a la salida.

Una vez que abrió la puerta, Jimin se encontraba esperando sus órdenes. Sin embargo, el Duque no lo envió a despedir al sujeto como él creyó, sino que el mayordomo oficial del palacio asumió esta responsabilidad.

— ¿Dónde se encuentra Seokjin? — Cuestionó Namjoon en un tono que dejaba ver su irritación, pero que continuaba siendo calmado para Jimin.

— Está en la biblioteca, mi señor. — Fue todo lo que dijo sin saber por qué estaba sintiéndose raro con la idea del Duque besando a su amante como otras tantas veces, como lo hizo con él esa noche.

Cuando vivía en casa del difunto gobernador Min, estaba acostumbrado a que este hiciera uso de él para luego estar con su esposa o cualquier otra persona. Con Min Yoongi, su hijo, no fue muy diferente y aunque en un principio se sintió mal, solo agradecía cada vez que ellos buscaban a alguien que no fuese él. Namjoon era un hombre casado y Kim Seokjin era su amante, lo supo desde que llegó cosa que nunca le importó. Pero a veces, al no poder pasar la noche junto a él en la misma habitación porque este estaba con Seokjin, se sentía solo a veces molesto mismo si nunca ocurrió nada entre ellos más allá de dormir juntos en el mismo lugar para calmar su miedo, convirtiéndose esto en una costumbre con el paso del tiempo. Ahora, luego de lo sucedido, de sentir esas extrañas cosas de la mano del Duque, todo se sentía un poco raro

— ¿Necesitará que le lleve algo, Su Alteza?

— En caso de necesitarlo lo mandaré a llamar. — Musitó estudiando el rostro de Jimin, sintiendo como su propia frustración por la visita iba mermando con solo observarlo. — Jin ha venido oficialmente y acompañado por alguna razón, hablaré con él, pero más tarde conversaremos tú y yo sobre lo sucedido, ¿de acuerdo? — Sintiendo el suave roce de las manos de Namjoon sobre su rostro, Jimin asintió con la mirada perdida hacia el suelo, aunque no por mucho tiempo, puesto que su mentón fue alzado con suavidad, sus labios acariciados con el pulgar ajeno mientras se perdía en ese agradable contacto visual. — ¿Te sientes bien después de lo ocurrido?

— Sí, Su Alteza. — Desviando la mirada por solo un segundo se atrevió a responder, arrancando una sonrisa del mayor.

— Entonces puede esperarme en mi estudio, yo me reuniré con Jin en la biblioteca y cuando termine de hablar con él, iré en tu búsqueda. — Jimin asintió sereno, procediendo a retirarse cuando su rostro fue sostenido con una firmeza sutil y sus labios apresados por otros. Un beso lánguido que se sintió extremadamente bien para ambas partes. — Me agradó lo que sucedió entre nosotros, me gustas mucho, Jimin. — Pudo ver el rubor en sus mejillas y esto solo lo hizo sonreír más. Hablaremos luego de todo esto, también del Conde D' Meer.

— De acuerdo, mi señor. — Namjoon se dio la espalda, deteniéndose en cuanto el menor volvió a hablar. — Sé que me dijo que esperara en el estudio, pero... ¿No cree que sea correcto que yo en su lugar cuide del Gran Almirante?

— Ya hay personal encargándose de cuidarlo, no te preocupes, eso no entra entre tus tareas. Puedes descansar por un rato leyendo en mi estudio hasta que yo termine.

Luego de esto, ambos permanecieron mirándose por varios segundos, Namjoon acarició la mano del menor y finalmente marchó hacia la biblioteca en la planta alta en donde Seokjin aguardaba por él. El conde lo observó moverse elegante, pero con torpeza mientras iba a su encuentro, preguntándose por qué seguía buscando algún rastro de lo que pensó cuando llegó y vio a Jimin.

— Sé que no planeábamos vernos hasta dentro de unos días, pero vine a traerte esto. — De su larga levita pulcramente diseñada y adornada resaltando el porte del conde, Jin sacó una carta que le entregó a Namjoon. — En mi viaje he tenido que encontrarme con tu suegro. Mi padre y él sabes que hacen negocios, por lo que tuve que verlo a él y a tu esposa. — Comentó con un fastidio evidente. — Me pidió el favor de entregarte esta carta enviada por su hija.

— Gracias por traérmela, supongo que esto fue lo que te trajo aquí.

— Sí, aprovechando que tenía una buena excusa he venido a verte antes de ir a mi modesto castillo. — Comentó eliminando. La distancia para tomar a Namjoon de la cintura y acercarlo a un beso que no le fue negado, todo lo contrario, se profundizó a tal punto que terminó perdiendo sus dedos en la cabellera gris del duque. — Me he encontrado con el Gran Almirante de camino aquí, al ver su estado lo traje conmigo porque lo atenderían más rápido aquí porque todavía quedan muchas leguas hasta las tierras Bumkim.

— Comprendo... — Musitó terminando de poner distancia entre ellos. — Debemos hablar. — Esas eran dos palabras que a Seokjin no le gustaban mucho. — Ha sucedido algo en tu ausencia entre Jimin y yo.

— Oh...

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LORED

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