Capítulo 19

— Lo deseo. — La prontitud y extraña seguridad en sus palabras sorprendieron a Namjoon, pero al pasar el choque inicial, asintió en respuesta. — Me gustaría saber o conocer si enverado hay algún tipo de goce real escondido en un acto tan... Tan... Tan raro.

— Entonces, ¿estás de acuerdo en que te toque, bese...? — Lo miró buscando la duda que no apareció a pesar del evidente nerviosismo. — Sabes todo lo que ese acto implica, ¿cierto? — Jimin asintió, pero no dijo nada más. — Necesito escuchar tus palabras.

— Sí estoy de acuerdo con eso, estoy consciente de todo lo que implica.

— Está bien.

Jimin se apresuró a dejar caer la tela que lo cubría para inclinarse sobre la cama cerrando los ojos, esperando que Namjoon se perdiera en él, cosa que no ocurrió. Todo lo que sintió fueron unas manos que se aferraron a sus hombres para volverlo a levantar y dejarlo frente a un Namjoon que negaba seriamente.

— Así no es, has escuchado mis escritos, los has leído... — Le sonrió pensando un poco mejor sus palabras. — Decírtelo no tiene mucho sentido, sería preferible mostrarte, hacerte sentirlo. — Musitó lentamente, acercándose un poco más al hombre más bajo que con su cabeza baja, le sacaba una sonrisa.

Sus dedos acariciaron su mentón, instándolo a elevarlo para que sus miradas pudieran encontrarse. Jimin podía sentir la calidez que irradiaba del duque.

— ¿Puedo? — El hombre más alto susurró y levantó la mano. Jimin no sabía lo que estaba preguntando porque creyó que ya estaba todo dicho, pero asintió de todos modos.

Lentamente, Namjoon puso su mano en la mejilla nuevamente, sobresaltándolo. Su respiración se atascó en su garganta y tragó saliva. Cuando finalmente se inclinó, acariciaba suavemente sus labios con el pulgar. El corazón de Jimin comenzaba a latir más rápido y debido a esto cerró los ojos, esperando que los labios de contrarios se encontraran con los suyos.

Podía sentir el aliento del mayor en su piel. Prácticamente podía volver a sentir los labios de Namjoon en los suyos, pero todavía había un pequeño espacio entre ellos. ¿Por qué no lo estaba besando? La anticipación de Jimin se apoderó de él y dejó escapar un pequeño suspiro sin tener siquiera tiempo para sentirse avergonzado por eso. Juraría que pudo sentir a Kim sonreír contra él antes de finalmente sentir que sus labios se posaban sobre los suyos.

La respiración volvía a atascarse en su garganta cuando los suaves labios de Namjoon se presionaron. Realmente eran tan suaves como los recordaba de ese encuentro minutos antes. Por un momento, simplemente se quedaron así, sin palabras, sin movimiento, solo el tacto de esa zona de su anatomía. Jimin había besado a varios antes, pero en ese momento parecía haberse olvidado por completo de qué hacer a continuación. Los labios de Namjoon se alejaron por un momento, regresando solo un segundo después. Solo entonces, Jimin movía su boca contra la ajena o al menos eso es lo que intentó porque más bien solo era un reflejo del accionar contrario.

Era firme y suave el agarre que se posicionó en la nuca del más bajo. Esto por algún motivo lo instaba a ponerse de puntillas para moverse más con mayor facilidad contra la boca del duque. Cuando su labio inferior quedó atrapado y fue tirado no pudo evitar dejar escapar un suspiro, levantando las manos hacia el pecho de su patrón mientras este le lamía lentamente el labio inferior. Sus lenguas se movieron una contra la otra, encontrándose, conociéndose y saboreándose. Lo que había comenzado como un beso lento se volvió más rápido y exigente.

— ¿Quieres parar? — El menor de cabellos negros negó con la cabeza.

Definitivamente no quería detenerse. Besar se volvía a sentir increíble, como aquellos besos que el joven amo Min le dio en sus comienzos. Besar a Namjoon era muy diferente en muchos aspectos que en ese momento no sabía diferenciar con claridad, pero las diferencias estaban ahí. De hecho, existían más diferencias que similitudes y se sintió muy bien, en verdad lo hizo.

Namjoon sonrió de nuevo, esta vez su sonrisa tardó un poco más en desaparecer, el tiempo justo para que Jimin la registrara y se asegurara de que en realidad era una sonrisa dedicada a él, a ese momento. Realmente el Duque era un hombre atractivo aunque hubiese escuchado en el pasado comentarios que ponían este hecho en duda. Desde que lo vio la primera vez, mucho antes de que lo rescatara lo encontró tan bien parecido y atrayente. Podía parecer rígido e incluso cruel para quien solo lo veía pasar, sin embargo, había algo hermoso y puro en él cuando sonreía. Jimin no podía creer que lo estuviera besando en este momento, besando a un hombre tan atractivo como poderoso. Nunca se había imaginado a sí mismo besando a alguien tan intimidantemente hermoso como Namjoon.

Por las circunstancias de la vida su carácter se tornó tan tímido y cohibido que era difícil incluso mantener una conversación con alguien cualquiera, por temor a que ni siquiera le devolvieran mirada, lo despacharan o lo rechazaran de inmediato de una forma déspota y cruel. Por otra parte, estaba este asunto de él volviéndose un lío sonrojado y tartamudo cuando hablaba con Namjoon o mientras el otro hombre lo miraba intensamente. A pesar de eso, cuanto más hablaban, más cómodo se sentía. Jimin realmente podría llamarse a sí mismo afortunado en ese efímero instante pese a todas sus desgracias.

Algunas personas habían mencionado este hecho, que a pesar de su posición dentro de la sociedad, era una ventaja que el Gran Duque Kim Namjoon fuera atractivo. Francamente, lo era, mismo si no se permitía mirarlo correcta y abiertamente, podía reconocerlo.

— ¿Qué sucede? — Preguntó Namjoon cuando lo atrajo más hacia su cuerpo y el menor se removió inquieto.

— Es solo que... No sé dónde poner mis manos. — Admitió buscando liberarlas.

— Ponlas donde te sientas cómodo. Puedes colocarlas en la parte atrás de mi cuello, en mi cabello, en mis hombros, en la cintura, solo prueba con diferentes partes y quédate con la que te sientas cómodo. — Sugirió el duque mientras lo veía asentir y acercarse a él nuevamente para unir sus labios.

Le estaba la textura de los labios de Jimin, como este se afianzaba a su hombro izquierdo mientras su otra mano rodeaba dulcemente su cuello. Namjoon no cedió en su posición, volvía a tener una de sus manos presionada contra la nuca de Jimin mientras que la otra lo sostenía cerca de su cintura. Les dio la vuelta suavemente, comenzando a empujar a Jimin hacia atrás, sin romper el beso. El más bajo golpeó algo con sus piernas, cayendo hacia atrás y tirando de Kim con él. Dejó escapar un quejido, pero se sorprendió cuando aterrizó suavemente sobre el sofá. Namjoon se encontraba encima de él, pero sosteniendo su peso con un brazo que estaba junto a la cabeza de Jimin. La otra, encontraba su camino hacia la mejilla del pelinegro mientras presionaba sus labios una vez más.

Le tomó un momento a Jimin darse cuenta de que el mayor estaba sosteniendo todo su peso en un solo brazo para no aplastarlo. Cuando llegó a ahí estaba casi en los huesos, pero ahora que se alimentaba bien y con regularidad, mantenía una buena complexión, pero en comparación, el cuerpo contrario era más fuerte y voluminoso. Jimin no esperaba que fuera así de fuerte, capaz de mantenerse durante largo rato así sin esfuerzo. Levantando la mano, agarró el brazo con el que Kim se sostenía. Podía sentir sus bíceps rígidos, dándole una tácita promesa de que no lo aplastaría o dejaría caer.

Se besaron así por un tiempo, los labios se movieron vehementemente y las lenguas se acariciaban en complicidad. Fue solo cuando la sesión de besos parecía culminar que Jimin notó algo al separarse. Se sonrojó mientras se miraba a sí mismo, dándose cuenta de lo que había sucedido y por consecuente, la persistencia de su mirada logró que Namjoon también le observase.

Nunca le había pasado algo así en un encuentro con otra persona, solo quien la ponía adentro lograba tener una erección o al menos eso creyó durante mucho tiempo en donde él no experimentó alguna. Obviamente sus amos no tenían sexo con él buscando complacerlo, él jamás había eyaculado siquiera porque una vez solo, lo menos que tenía eran deseos de tocar su cuerpo. Su mente tampoco le acompañaba, por eso, lograr algo así con unos besos, lo había dejado atónito.

Rápidamente, Jimin empujó a Namjoon sin mucha fuerza buscando sentarse. — L-Lo siento. — Tartamudeó dándose vuelta.

— ¿Por qué te disculpas? — Aunque su pecho estaba agitado, Namjoon procuró calmarse, estudiando el rostro de Jimin para confirmar que no se había extralimitado desencadenando ese pavor del que varias veces lo vio preso. Lo vio cerrar los ojos y se alejó para darle tiempo.

Tal vez sí había un problema. Sin embargo, no podía decirlo. Todavía no estaba listo para hablar de esto con Namjoon. Ese problema podría ser una de las razones detrás de su decisión para aventurarse a algo así con su amo, por qué quería esto, saber si algo así podría traer algo más que solo dolor...

— Eso es lo que sucede cuando se siente bien. — Le informó tranquilo buscando reconfortarlo.

— L-lo sé... yo únicamente... — Se giró hacia Namjoon de nuevo con los ojos vidriosos. Algo preocupado, Namjoon seguía estudiando su rostro buscando también sentarse pensando en algo.

— ¿Deseas que nos detengamos? ¿Te gustaría ir hacia tu habitación? ¿Quieres encargarte de eso?

— ¿Encargarme de eso? — Preguntó Jimin inclinando la cabeza hacia un lado confundido.

— Sí, ¿quieres que te toque o deseas hacerlo por tu cuenta?

Namjoon parecía estar serio, con expresión neutral como siempre que no estaba con él. Jimin miraba de un lado a otro entre sus ojos, tratando de encontrar algún tipo de señal, pero no había emoción descifrable detrás de sus ojos. Al menos ninguna que Jimin pudiera definir en ese momento. Repentinamente no mostraba ninguna emoción, gritaba autoridad, no una imponente, sino permisiva. Sin embargo, besar a Namjoon se había sentido bien, lo había hecho sentir... ¿Seguro?

— Yo, yo...

— ¿A menos que sea demasiado rápido? ¿Prefieres tocarte a ti mismo? — Nervioso, el menor lo miró de nuevo con grandes ojos de asombro.

— Yo nunca he...

Namjoon fue el que se mostró desconcertado ahora, regresando a su expresión neutra para no asustar a Jimin o hacerlo sentir incómodo. Sabía que el hombre al que le había permitido acceso a su alcoba no era virgen, que estuvo en la cama de otros hombres antes aunque no fuera de las mejores formas. Una normalizada y permitida, sí, no había problema alguno en que los señores tomasen lo que quisieran de sus empleados, esclavos o de cualquiera de clase más baja. No era un delito, noventa y nueve, de cada cien hombres e incluso mujeres así lo hacían. Pero para él, no era la mejor manera y no encontraba goce alguna en forzar a alguien más a algo que no deseaban.

— ¿Nunca te has tocado? ¿Ni una vez? — Jimin no dijo nada. — ¿Así que... nunca te excitaste? ¿Nunca has tenido un orgasmo en tu vida?

Jimin comenzaba a arrepentirse de su decisión, se sentía pequeño y sucio por un lado, por otro, se sonrojaba profundamente, mordiéndose el labio inferior mientras negaba con la cabeza. Estuvieron en silencio durante un momento. Observaba a Namjoon moverse, sentarse en el sofá.

— Ven aquí. — Pidió bajo señalando el lugar frente a él.

Jimin vaciló por un momento, pero finalmente se arrastró por el sofá hasta él. Se detuvo frente al castaño mirándolo a los ojos. El más alto lo agarró por las caderas y giró para que Jimin estuviera de espaldas, sentado entre las piernas de Namjoon.

— Mi señor... ¿Q-qué está... q-qué estamos haciendo? — Nervioso tartamudeó cuando sintió que los latidos de su corazón se aceleraban nuevamente.

— Enseñándote a tocar tu cuerpo. — Simplemente respondió pegando a Jimin contra su pecho, sintiendo la ansiedad ajena sobresalir.

Es que Jimin jamás esperó algo así cuando pensó en dar ese paso. Podía sentir al duque contra sí mismo, fuertes brazos sosteniéndolo más cerca del pecho. Tenía que admitir que se sentía bien, pero no obstante, estaba asustado por lo que iba a pasar a continuación y este pareció darse cuenta.

— Ssshh, relájate. — Susurró suavemente. — Estás temblando, tranquilo. — Frotó muy sutilmente sus brazos desnudos.

— Yo nunca he hecho esto así. No sé... Cómo debería hacerlo y me siento... Me siento mal de solo... solo de pensar en eso.— Admitió finalmente Jimin.

Todo esto era tan extraño para el pobre chico que por años fue brutalmente golpeado y utilizado. Este hombre detrás de él no era un completo un extraño, pero debía serlo, se trataba del Gran Duque, el hijo menor del predecesor rey de Bumer que perdía derecho al trono no ser el mayor. Ahora su sobrino regía. Estar en la cama de alguien de la nobleza tenía que ser intimidante. Eran personas inalcanzables para la gran mayoría que ni siquiera llegaban a divisar bien sus caras cuando hacían un desfile o se transportaban de un lado a otro. Namjoon estaba más en contacto directo con el pueblo, pero seguía siendo el Gran Duque proximidad. Sin embargo, era aún más extraño que Jimin se sintiera bien cuando lo besó. Se había sentido seguro en su cercanía.

Por supuesto, la idea de poder confiar en Namjoon ayudó. No obstante, solo porque sabía que tal vez podía hacerlo, no significaba que lo hiciera por completo todavía. Obviamente, Jimin confiaba un poco en él, de lo contrario no estaría ahí, por alguna razón se había sentido seguro al desnudarse y besarlo. Por otra parte, el vínculo de confianza entre ellos aún no era tan profundo, no en ese sentido y no estaba seguro de que alguien pudiera estar jamás verdaderamente a salvo junto a otro en la intimidad o fuera de esta. Pero era inmensamente útil y reconfortante saber que al menos podía confiar algo en él y que Namjoon al menos no le haría ningún daño. Hubo silencio durante un rato y Jimin estaba tan absorto en sus pensamientos que la voz de Namjoon lo sobresaltó.

— No tienes que sentirte mal o culpable, Jimin, — afirmó. Jimin no sabía por qué, pero por alguna razón le gustaba escuchar a Namjoon decir su nombre. — Esto es algo completamente normal, la mayoría de los hombres lo hacen y algunas mujeres también.

— Lo sé, es solo... — Lo sabía. Era solo que existía este molesto obstáculo interno contra el que estaba luchando, estaba tratando de superarlo.

No había sido una tarea fácil a pesar de todo el tiempo transcurrido. Jimin quería explicarle a Namjoon por qué se sentía de esa manera, pero pensó que era absurdo decirle cosas que el Duque ya sabía y seguramente le resultaba irrelevante. ¿Por qué le importaría lo que pasara con alguno de sus empleados? Por eso se limitó a cerrar la boca y dejarlo así.

— No te sientas mal por sentirte así, por querer esto. Esto es natural, Jimin. — El nombrado se humedeció los labios y asintió.— Pero entiendo si quieres parar. Podemos dejarlo así por hoy si quieres y algún día...

— No... — Protestó Jimin negando con la cabeza. — P-Por favor. — ¿Tendría alguna vez alguna oportunidad igual? Al Duque no le sirve alguien que vaya a calentar su cama para al final dejarla fría.

— Está bien. — Susurró, comenzando a frotar suavemente los brazos, luego el estómago de Jimin. — Abre un poco tus piernas entonces. — El menor acató el pedido, teniendo dificultad para respirar adecuadamente. — Levanta las caderas.

Apoyándose en los muslos de Namjoon mientras levantaba sus caderas, Jimin cerró levemente sus ojos, regresando a su asiento. Ambos pudieron ver lo duro que continuaba el pelinegro a pesar de la breve pausa hecha.

— No te avergüences. — Musitó apartando los brazos que instintivamente procuraron cubrirlo. — Reitero, esto es natural, ¿de acuerdo? — Jimin asintió. — ¿Quieres que te toque? ¿O quieres tocarte a ti mismo mientras yo te guío?
Jimin pensó en su oferta por un momento, pero decidió tocarse a sí mismo primero, sintiéndose más cómodo con ese pensamiento. Además, recordaba eso que ocurría en su barriga que tiraba de él cuando escuchaba a Namjoon leer sus historias.

— Quiero tocarme a mí mismo primero, es decir, quiero que me hables mientras me toco yo mismo. — Expresó su deseo con voz temblorosa, sin poder procesar aún que le estuviesen dando opciones para él escoger libremente.

La tela que Namjoon dejaba siempre en su sofá para cubrir su regazo en caso de necesitarlo, la colocó por encima de la intimidad del hombre frente a él que lentamente volvía a acomodarse contra su pecho. — Está bien, respira hondo para mí. — Jimin así lo hizo. — Mueve tu mano sobre la tela y agarra tu pene.

Lentamente, el pelinegro obedeció, su cuerpo se crispó ante el toque. Se rodeaba con la mano y dejando escapar un suspiro tembloroso. Nervioso, volvió a agarrar el muslo de Namjoon con la otra mano, necesitando agarrarse a algo. El hombre más alto puso su cabeza en el hombro de Jimin, sin embargo, sus manos no lo tocaron.

— Ahora... — Comenzó a hablar nuevamente, Jimin tragó saliva mientras podía sentir el aliento ajeno contra su propia piel, sintiéndolo tan cerca y saber que estaba a punto de verlo masturbarse. Por un segundo, su cabeza empezó a dar vueltas. Se sintió mareado. — Mueve tu mano hacia arriba y hacia abajo lentamente mientras la mantienes envuelta alrededor de tu pene.

Jimin jadeó cuando comenzó a mover la mano, cerrando los ojos. Se sentía... Raro, pero también muy bien al mismo tiempo. Curiosamente, trataba de concentrarse en la sensación, queriendo averiguar si le gustaba o no. Siguió acariciándose así por un tiempo porque Namjoon no dijo nada más, dedicándose solo a observarlo y escucharlo cuando dejaba escapar pequeños jadeos o se lamía los labios, comenzando a perderse en la sensación.

— Ahora frota tu pulgar sobre la parte superior. — Instruyó con la voz un poco más ronca.

Haciéndole caso, el más bajo dejó escapar un gemido entrecortado, su cuerpo se estremecía ante la nueva sensación. Echando la cabeza hacia atrás, agarró el muslo del duque con más fuerza.

— ¿Cómo se siente? — Musitó y depositó un beso en la nuca de Jimin poniéndole la piel de gallina, logrando que el menor sintiera un escalofrío recorrer su espalda.

— B-Bien... — Masculló con voz temblorosa, levantaba sus caderas, aterrizando la cabeza en el hombro de Namjoon. — Muy bien.

— Ve un poco más rápido.

Como siempre, su orden fue acatada, veía como el brazo que trabajaba aumentaba la velocidad, de soslayo, contemplaba el modo en que se mordía el labio inferior, tratando de contener los sonidos que emitía. Acababa de darse cuenta de los sonidos que salían de sus labios y estaba avergonzado por ello.

— No te muerdas el labio. — Susurraba buscando contención porque en ese momento deseaba hacerse cargo de todo el momento, pero Jimin necesitaba ir a su propio ritmo. — Déjame escucharte. — El menor inmediatamente dejó de morderse el labio permitiéndole a sus pequeños gemidos llenar la habitación.

Seguía tirando de su pene, persiguiendo esa increíble sensación mientras el mayor iba colocando pequeños besos en su cuello, escuchándolo soltar gemidos entrecortados y quejidos que no podía controlar. Al principio, el menor se había sentido avergonzado por la idea de que Namjoon lo viera hacer esto, apenado y temeroso por estar haciendo algo así, pero todo eso se había olvidado y almacenado en algún rincón de su cerebro.

— M-Mi s-señor. — Casi gritó Jimin, escuchando a Namjoon maldecir detrás de él y esa era la primera vez que escuchaba al duque hablar de ese modo.

— ¿Estás cerca?

— No lo sé. — Admitió con la cabeza dando vueltas. Todo se sentía tan bien, pero también demasiado al mismo tiempo. No sabía qué hacer consigo mismo, simplemente se perdió en el sentimiento. — Se siente raro, se siente como... Como si fuera a orinar.

— Solo déjalo ir, Jimin. — El tono de voz del duque simulaba casi un gruñido en su oído. — Puedes crear un gran desastre aquí, sobre ti mismo.

Namjoon besó, sus dientes rozando su cuello y tal vez, eso fue todo lo que Jimin necesitó para gritar cuando la sensación lo abrumó, estallando y expandiéndose por todo su cuerpo. Temblaba violentamente, soltando pequeños quejidos reiterados mientras Namjoon comenzaba a abrazarlo. Se sentía como si estuviera flotando a pesar de que no había experimentado lo que era flotar, no podía explicarlo, simplemente sabía que era bueno y comprendía si las personas querían sentir eso que él todavía estaba sintiendo.

Sintió que su mano se mojaba, acababa de correrse sobre sí mismo por primera vez en su vida. Su pecho subía y bajaba rápidamente mientras limpiaba la mano en la tela que se había movido de lugar, revelando el esperma en su mano. Hizo una mueca al verla y por instinto la limpió, buscando con la mirada al Gran Duque porque había utilizado su preciada tela para algo tan vulgar y sucio. Sin embargo, todo lo que sintió fueron los labios de Namjoon junto a los suyos nuevamente mientras los trasladaba a su cama.

Kim no sabía qué tan correcto sería que Jimin pasar la noche en su lecho, pero tampoco podía echarlo. Bueno, en teoría sí podía, era el dueño legítimo de ese gran palacio y todo en su interior, incluyendo a las personas que él sigue llamando como empleados. No obstante, conociendo parte del pasado de Jimin, simplemente no podía hacerlo. Fueron los precipitados golpes de su puerta aquello que le hizo apresurarse a cubrir a Jimin con las sábanas y salir de sus pensamientos.

— Ya has concluido tu jornada, permanece tranquilo. — Jimin no quería quedarse ahí, si lo veían, las habladurías jamás cesarían, por el contrario, todos lo tratarían peor de ahora en adelante. — ¡Adelante!

— Su alteza, se acercan al palacio carruajes transportando a enviados del Reino Mircia y por otro lado, se acerca otro carruaje, pero con el conde Kim. — ¿Seokjin?

Normalmente, Kim Seokjin viajaba en su caballo individual, venir en un carruaje significaba que el motivo de su visita era oficial y posiblemente, varias personas tuviesen conocimiento previo de esto.

— Dicen que no viene solo. — El ceño del Gran Duque se frunció ante esto sin poderlo evitar. — Nuestro informante dice que se trata del Gran Almirante, Kim Taehyung.

💜💜💜
¡DOBLE ACTUALIZACIÓN!
LORED

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