Capítulo 18
A veces Jimin no terminaba de sentir todo aquello como algo real. Poder tener a pesar del amo estar en casa un día durante el cual podía levantarse a la hora que deseara sin obligaciones. Una habitación, una cama propia y decente que no oliera a estiércol, ratas y humedad. Un sitio para su aseo personal, un espejo. Tan raro poder contemplar su propio reflejo sin que pareciera tener una máscara puesta. Sola quedaba una pequeña cicatriz debajo de su ceja derecha, una fina línea en su frente que por momentos no se veía y otra en su mentón. Con todos los golpes recibidos, debía estar orgulloso por el modo en que su rostro lucía.
No había hinchazones, ardores por las heridas o dolores recorriéndolo. Su cuerpo podía moverse con agilidad, sin quejas. No habían vuelto a abusar de su persona, no recibía maltratos físicos, verbales o mentales desde que fue acogido en el palacio del Duque Kim, no obstante, a veces se movía por reflejo para cubrirse cuando alguien levantaba su mano o se acercaba. Sentía su cuerpo doler a pesar de que este se encontraba en perfecto estado.
El daño producido en la esfera emocional todavía mantenía vulnerable su integridad psíquica, continuaba viendo manifestarse insultos, sarcasmos, coacción, intimidación, engaños, manipulación, desprecio u otras cosas. Por eso continuaba siendo reservado y extremadamente prudente alrededor de todos, solo junto a su nuevo amo se encontraba tranquilo, sonriente. Namjoon tenía la capacidad para hacerle alzar la mirada sin temor a que lo fueran a golpear por atreverse a hacer contacto visual.
Nadie lo mandaba a buscar para estar con él a cualquier hora, podía irse a dormir sin el temor de despertar gritando de dolor por una invasión en su interior. No era jodido como un animal cualquiera para luego quedar cubierto de semen y escuchar palabras como "apestas, deberías tomar un baño", cuando ni siquiera le permitían tomar uno decente cuando deseaba. "No puedes hacer nada bien, se supone que debes satisfacerme, pero estar contigo es como estar con un cadáver."
Ramera.
Basura.
Inservible.
Eres el culpable de toda esta mierda.
Si cooperaras no tendría que tomarte siempre de estas cosas.
Jimin cerró los ojos alejándose del espejo, ya no quería verse, no quería recordar porque ahora estaba bien. Ya no tenía a ninguno de los amos Min sometiéndolo, absteniéndolo incluso de comida o moliéndolo a golpe cuando no hacía las cosas como ellos querían. Le dolían los recuerdos, su inocencia al creer que Min Yoongi sería diferente a su padre. Hubo un tiempo en que lo trataba muy bonito, lo alimentaba, le hacía sonreír, lo acariciaba y besaba de un modo que no le causaba asco. No era una obligación que hacía sin más en donde no sentía nada y se quedaba tranquilo para que todo pasara rápido y así ser liberado por algunas horas. A veces, se encontraba recordando a ese Min, uno que solo fue una farsa, utilizándolo a él para molestar a su padre. No creyó que después de fallecer el viejo Min, él no solo reclamara el título de su papá y propiedades materiales, sino también su persona del modo en el que el difunto lo hacía.
En silencio, terminó de secarse su cabello, vistió sus ropas que desprendía un agradable olor a la lavanda que incluían en el agua para perfumar las telas. Tan limpio y agradable...
— ¡Buenos días! — Saludó con una sonrisa tenue al entrar en la cocina para buscar algo que calmase su apetito voraz a esa hora.
La respuesta a su saludo no fue más que serias miradas de quienes se encontraban trabajando allí, principalmente la encargada de la cocina. No era sorpresa para Jimin no ser querido en los lugares. Creyó que al ser el amo diferente, el resto de los empleados también lo sería, mas fue una gran equivocación. Al comienzo no hacían su descontento tan evidente, pero con el pasar del tiempo y el notorio trato preferencial que para todos Namjoon le entregaba, la hostilidad solo se acrecentó.
— ¿Qué deseas? — Indagó la encargada de mirada seria.
— He venido a comer algo y llevarle la merienda al amo. — Informó tranquilo, viendo como el resto de los presentes continuaban con sus actividades.
Las suyas se resumían solamente a atender a Namjoon en todo lo que este necesitara y algunas veces, se encontraba también al servicio de sus invitados si estos eran demasiado importantes o cercanos a él. Las tareas que Jimin debía realizar en la casa no eran pocas, una persona siempre tendría necesidades, pero en comparación con el resto de la servidumbre, estas eran mucho más sencillas.
— El Gran duque ha pedido que cuando te levantaras, fueras a su estudio, supongo que nuevamente tendrás la oportunidad de comer con él. — La oscuridad y la molestia se podían sentir en sus palabras pese al tono utilizado. — Alguien debe estar haciendo muy bien su trabajo como para lograr comer con el patrón y pasar tanto tiempo a su lado como lo haces tú.
— Estoy a su servicio.
— Imagino que das únicamente los mejores servicios. Solo espero que recuerdes que a pesar de llevar mejores trapos y recibir un mejor trato, eres uno más sin cuna o nombre, un empleado más. — Jimin la miró calmo, no necesitaba que le recordaran algo que ya él sabía de sobra, pero asintió. — Aquí tienes, la comida de ambos. ¿Puedes con todo?
— Sí, no se preocupe.
Rodando el pequeño transportador de madera, Jimin se dirigió hacia el despacho de su amo, tocó la puerta esperando la autorización para entrar y, al recibirla, entró con mucho cuidado.
— Amo, he traído su merienda. — Mencionó empujando el repartidor de comida.
— ¿En qué habíamos quedado, Jimin?— Preguntaba Namjoon ocultando la sonrisa que afloraba en su rostro frente a la confusión en el rostro del menor mientras recogía los papeles en los que había estado trabajando de la mesa. — Yo no tengo esclavos, todos los que trabajan para mí, reciben un sueldo justo y lo hacen por voluntad propia. No los tengo amaestrados como animales, no ejerzo dominio en ninguno, al menos no de forma inapropiada y atosigan. Prefiero que me llames señor, máximo, su alteza o gran duque. — Los ojos de Kim se posaron en el hombre que colocaba los alimentos sobre la mesa. — Muchas gracias, por favor, toma asiento, vamos a comer.
Jimin no podía decir que no se estaba acostumbrando a comer con él siempre que no hubiese otros invitados en el palacio. Cuando Namjoon viajaba, se encontraba muchas veces sin saber qué hacer, extrañando su presencia, la compañía que mutuamente se brindaban. A veces, le seguía pareciendo mentira que alguien que se ubicaba en orden de precedencia debajo de un emperador, rey o archiduque y por encima de un príncipe soberano o duque soberano, fuera alguien tan calmado. Usualmente, quienes llevaban un título nobiliario tan destacado ni siquiera interactuaba con los plebeyos, mucho menos con alguien como él.
— He terminado alguno de mis escritos y me gustaría que los escucharas. Saber tu opinión sería gratificante y satisfactorio para mí.
— Os ruego perdón, mi señor, pero no creo que mi opinión deba tomarse en cuenta dado que mis conocimientos no son bastos. — Con una sonrisa, Namjoon guardaba silencio observándolo. Estaba orgulloso de ver la mejora en su expresar, no solo había aprendido a leer y escribir a su lado, sino que cada vez más parecía un joven Lord.
— Por favor, toda opinión es válida y me gustaría conocer la tuya. — Jimin mordió muy sutilmente su labio. Recordando que esto era un gesto inapropiado para realizar delante de los señores, lo liberó con prontitud y observó al Gran duque esperando que este no lo hubiese notado. Supo que sí lo había visto cuando al alzar su mirada se encontró con otra fija en él que le hizo desviar la vista. — Procederé a leer. — El más bajo asintió de acuerdo, tomando una mejor postura para prestarle atención.
"Nunca había forzado a una mujer, siempre había tenido damiselas ansiosas de meterse en su cama, era el venerado Conde d' Meer y todas querían ser tomadas por el demonio, hasta las más devotas... Todas querían probar su vara endiablada. Y he allí a la única que se le había resistido, por temor, orgullo, y era la única que le interesaba y tendría de todas formas. Prefería ser castigada a yacer en sus brazos cundida de pasiones reales.
Él vio ese hermoso vestido pegado al cuerpo, él mismo la había desnudado anoche para acariciarla con suavidad y sentir su respuesta. En sueños gemía y respondía como una dama ardiente, pero despierta lo rechazaba y odiaba. ¿Debía tomarla en sueños para que se entregara a él voluntariamente? No, la tomaría despierta maldita sea, quería que sintiera cada instante cuando besara su cuerpo y entrara en ella como un demonio, aunque se resistiera..."
La tos de Jimin interrumpió su lectura, algo que hizo a al duque apartar la mirada de sus letras para centrarse en el hombre que para su sorpresa, se encontraba sonrojado. El más bajo parecía luchar para mantener una compostura perdida, cerraba sus prominentes labios y buscaba por momentos perder su mirar en el bosque que dese su sitio podía contemplar.
— ¿Y bien? — Namjoon aguardaba por la opinión de un hombre que no encontraba las palabras adecuadas para expresar su sentir. — No debes darme una opinión demasiado elaborada, tampoco buscar las palabras correctas en tu vocabulario, solo dime. — Parecía tener la capacidad de adivinar sus pensamientos, Jimin no entendía cómo, pero lo hacía.
— No parece usted, mi Señor. — El mayor no comprendía muy bien sus palabras, la confusión en su rostro fue notable para aquel que jugaba con las manos, nervioso. — Os desconozco realmente, no sé quién es, pero lo que he visto hasta ahora no me permite creer que esas cosas sean escritas por usted.
— Hay una magia escondida en la escritura que te permite ser quien deseas, incluso inventar personajes que nada tienen que ver contó persona, que no te identifican o comparten algo contigo. Mis escritos tienen mi esencia, pero no llevan verdadera parte de mí como persona. Ahora, si te refieres al erotismo explícito, esto no es un nuevo producto, pese a que parece que no existe total libertad sexual. Desde hace varios siglos el desarrollo de la sociedad burguesa y sus valores han permitido que este tipo de escritos vean la luz, muchos señores disfrutan de ellos y algunas doncellas también. El hombre ha manifestado sus predilecciones sexuales a lo largo de su historia, incluso hace trescientos años cuando finalizó el período de oscurantismo de la Edad Media.
— Mi Señor, ¿me permitiría hacerle una pregunta? — Namjoon asintió. — Usted prefiere yacer con otros hombres, ¿por qué escribe sobre encuentros con mujeres?
— Como he dicho anteriormente, puedo escribir todo tipo de acontecimientos aunque estos no me reflejen. A eso le agregaré que es cierto, prefiero la compañía y calor de otro hombre, pero también conozco el de algunas mujeres aunque prefiera evitar los encuentros con ellas.
— ¿Le desagradan?
— Esa no sería la palabra correcta, las mujeres, todas en general son dueñas de una belleza y sutileza que va más allá del físico. Mis experiencias con ellas no fueron desagradables, pero nunca pude ser yo, nunca lo disfruté como lo hago en compañía de otro hombre.
Entre ellos se instaló el silencio, el Gran Duque observaba a Jimin y este al paisaje. Tenía muchas dudas, escepticismo sobre el tema también porque no comprendía el goce detrás de aquello que tantos humanos buscaban ciegamente, muchos de forma sucia, primitiva, salvaje. Para él, esas actividades eran por obligación física, cuando debía ser utilizado como método de pago a patrones o individuos que se quisieran cobrar de esa forma y, en las acomodadas familias, la vía para mantener próspero su linaje. Un medio necesario para variados fines. Sin embargo, había algo en la forma en que su Señor hablaba de ello, sus narraciones, su templado tono o quizás, aquellas cosas sin querer vistas y escuchadas cuando el Conde d' Meer visitaba el palacio. Una curiosidad creciente se instalaba en su mente y pecho, algo que sus mejillas evidenciaron al tomar un tenue rubor natural.
— ¿Jimin? — El nombrado volteó su vista hacia el Duque, viendo por un momento un brillo que conocía porque muchas veces lo notó cuando el conde Kim Seokjin iba.
Diferente, Jimin sabía que era diferente y podía entender el motivo. Quizás su experiencia personal no fuera basta en ciertos temas, alguna ingenuidad, inocencia o falta de comprensión en otros, pero por las malas había aprendido una cosa o dos de la vida, mucho más incluso. Un brillo similar, pero que nada tenía que ver con el lujurioso que albergaban los hombres de las tabernas, algunos de los señores que visitaban la casa perteneciente a los Min donde solía servir u otros tantos que vagabundeaban por las calles pese a sus finos y elegantes trapos.
— ¿Algo que desees decirme? — El menor negó rápidamente, desviando por respeto aún más su mirada. — Me gusta escuchar tu voz cuando debes responderme algo.
— No, mi señor, no tengo nada que decirle.
— ¿Te he hecho sentir incómodo, hay algo que te disguste o moleste?
— No, es solo que... — Guardó silencio, pronunciar aquello podría acarrear severas consecuencias. Namjoon jamás le había alzado la voz siquiera, pero seguía siendo del Gran Duque del sur de Bumer. — Solo me preguntaba cómo...
— Puedes decirme siempre lo que desees sin temor a una represalia por mi parte, Jimin. Sabes que así no es mi proceder con mis empleados, menos contigo. — Asintiendo levemente, el nombrado empuñó sus manos sobre sus rodillas para buscar fuerzas, abriéndolas al ritmo que miraba al duque. — ¿Curiosidad sobre mis escritos? — Jimin asintió una vez más.
— Sí, mi señor.
— ¿Qué deseas saber? — Las palabras abandonando la boca de Namjoon eran como un repentino nudo formando en su garganta y que gracias a los golpes en la puerta, terminó de soltar en un suspiro contenido. — Adelante.
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Jimin en silencio controlaba la temperatura del agua que estaba preparando para que Namjoon pudiese tomar un baño. Desde hacía un buen tiempo, esta tarea hecha antes por el mayordomo principal, quedó como otras tantas referentes al Gran Duque, exclusivamente desempeñada por Jimin. Desde entrada de la tarde, no lo había vuelto a ver. Evidentemente, Namjoon no le dio detalles de su salida, pero pudo ver el modo en que salió vestido y del modo en que lo hizo. Según su experiencia desde que había llegado ahí, eso solo significaba una cosa, q ue iba a atender algún asunto que involucraba o algo tenía que ver con el pirata.
Kim no ingería grandes cantidades de bebidas alcohólicas y cuando lo hacía, no tenía el hedor con el que sus atuendos a veces llegaban. Otras veces, el olor era de pólvora o incluso tinta. Estaba claro que el Gran Duque, ayudaba al capitán de los zafiros en actividades de contrabando y otros temas. Jimin era muy observador, analizaba en silencio, pero jamás preguntaba o hablaba. Desde que comenzó a estudiar con el duque, pudo notar muchas más cosas porque ya podía leer, comprendía muchas de los mensajes ocultos en palabras dichas o plasmadas en papel con doble sentido o un significado poco obvio.
La zozobra de su partida siempre acompañaba, lo ponía inquieto. Si a Kim Namjoon le sucedía algo, él y todos sus empleados correrían peligro. A pesar de ser libres junto a él, podrían ser capturados y revendidos en subastas de esclavos o simplemente tomados y entregados directamente a otras personas en el mejor de los casos Podrían terminar muertos y las posibilidades de peligro no eran pocas aunque dejar ese mundo podría más que ser un castigo o doloroso, en diferentes situaciones esa salida era una bendición, alegría. No quería caer en las manos de Min u otros hombres como él. Ya se estaba acostumbrando a esas partidas, mismo si la inquietud permanecía.
— Buenas noches. — La voz a su espalda le hizo sonreír, alejándose para apagar el fuego en la chimenea de esa habitación que se encontraba calentando el agua. Desde hacía un rato, Jimin se encargaba de calentar y verter agua para tener el baño preparado, listo para la llegada del Gran Duque.
— Buenas noches, a-... Mi señor... — Corrigió rápidamente, debería estar acostumbrado, sí, pero la palabra "amo" seguía escapándose de sus labios. — Le tengo el baño listo.
— Muchas gracias, hoy más que nunca siento que lo necesito. — Era agradable ingresar a sus aposentos y encontrar a Jimin ahí, sentir su presencia o ser el recibidor de sus cuidados.
Como acostumbraba cuando no llevaba demasiadas prendas de vestir encima, él mismo se quitó su ropa sin la ayuda del menor que se encontraba apartado en una esquina. Sus miradas se mantenían siempre discretas, respetuosas, aun cuando Namjoon se encontraba en una gloriosa desnudez. Lentamente, entró al agua tibia, pocos segundos más tarde, Jimin se acercaba para comenzar a verter con cuidado agua caliente hasta que el duque levantó la mano en señal de ser suficiente, un suspiro uniéndose a la confirmación.
Sin necesidad de esperar una orden, Jimin se acercó para ayudarlo a tallar su cuerpo. No era desagradable el tacto de su piel, nunca temía hacer. Su trabajo porque jamás el contrario, pese a pertenecer a un gran rango social, lo orilló a situaciones no deseadas, molestas, dolorosas o simplemente muy incómodas, irritantes incluso.
Namjoon cerró los ojos, dejando las manos de Jimin recorrer su cuerpo, pero, sin permitirle jamás frotar zonas íntimas. Disfrutó de los mimos de unas manos que a pesar de verse suave, eran muy ásperas y con gran callosidad en reflejo de todo el trabajo ejercido durante años. A pesar de eso, se sentían bien porque eran cuidadosas, sus toques preciso, firmes cuando debían serlo, delicadas cuando querían también.
Esa noche, el baño se sintió mucho más corto de lo normal, cuando Jimin se alejó en un comienzo Namjoon no dijo nada, luego abrió los ojos cayendo en cuenta de que tal vez se había relajado tanto que perdió la noción del tiempo. Enorme fue su sorpresa al encontrarse al borde de la tina a un joven que lo miraba fijamente. El más bajo comenzó a temblar, dudando de lo que haría, esa idea que durante algún tiempo rondaba su cabeza. Su boca jamás verbalizarían su pensar, por ende, decidió que la mejor manera de hacerse entender, era mostrando con hechos lo que deseaba.
— Jimin... — Namjoon se apresuró a detenerlo cuando notó el modo en como este comenzaba a elevar su propia enagua.
Estaba preparado para conversar con él, un sermón que le hiciera entender una vez más que no era necesario tratar de recompensarlo o pagarle de esa manera como en el pasado intentó. Tenía demasiadas cosas que expresar. Sin embargo, el instrumento óptico que eran sus ojos quedaron totalmente eclipsados por el cuerpo que frente a él quedó desnudo. Una sorpresa del más alto agrado, debía admitir, un choque producido por algo inesperado, nuevo hermoso. Permaneció en silencio sin saber por primera vez, que palabras utilizar para dirigirse a Jimin o si siquiera existiera una adecuada en ese momento.
El agua calma se agitó lentamente cuando el primer pie ajeno entró a su tina seguido de otro. Podía ver a Jimin temblar, si no era pedido o no tenían ese tipo de relaciones o actividades, era una gran falta de respeto invadir el espacio personal de alguien más de ese modo, principalmente si se trataba de un plebeyo importunando a la nobleza. Se requería enorme valor o un gran descaro y, en el caso de Jimin, creía más que fuese el primero. Lo vio sentarse frente a él encogiendo súbitamente sus piernas para no rozarlo, procurando calmarse y luchar con su miedo.
— Mi señor, le ruego que perdone mi desfachatez. — Comenzó en un tono muy bajo, esperando que el duque dijese algo. — Me ha dicho que puedo decirle o pedirle cualquier cosa. — Suspiró tembloroso, incapaz de mirar directamente a su señor. — Sé que estoy cometiendo una falta grave, que puede disponer de mi vida por ello.
— No te mandaré a matar por algo como esto, Jimin. — Fue todo lo que dijo, quizás más serio de lo esperado.
— Desde que leo sus escritos, o mejor dicho, desde poco después de pertenecerle y llegar aquí, mi curiosidad solo ha ido acrecentando. D-Desearía que... — No sabía cómo darle forma a sus pensamientos y palabras, por ello, optó por omitirlas completamente disminuyendo la distancia entre ambos.
Namjoon lo vio acercarse, pero no lo detuvo, al menos no inmediatamente porque a una parte de sí, le apetecía ver hasta dónde sería capaz de llegar el contrario. Siempre lo había estudiado, analizado y Jimin no era un hombre débil o cobarde, de haberlo sido, no hubiese sobrevivido tantos años, no estuviese ahí junto a él. Simplemente estaba muy dañado, necesitando de una mano que lo ayudara a levantarse y quizás mostrarle el camino para curar sus heridas porque Jimin se encargaría de eso por él mismo. Con las herramientas necesarias podría reconstruirse él y al mundo que lo rodeaba.
El torpe choque inicial de sus labios cambió poco después a una unión sosegada. El menor intentó ponerle un ritmo innecesariamente veloz e intenso que Namjoon controló dejándolo en solo el reconocimiento de sus labios, dejando a sus lenguas marginadas. Jimin creía que iba a ser separado, quizás golpeado automáticamente, pero no esperó una respuesta así, no un beso vehemente, pero tranquilo, unos brazos que abrazaran su cuerpo y mucho menos una amplia sonrisa que mostrara un hermoso par de camanances cuando volvieran a separarse.
— Creo que todavía quiero disfrutar un poco más mi baño. — Comentó Namjoon estirando la mano para alcanzar dese su posición con mucho cuidado el caldero en donde el resto del agua caliente aguardaba. — Compartámoslo.
Jimin quedó confundido, pero en silencio, se dejó guiar cuando el mayor lo volteó y comenzó a tallar su cuerpo. Su labio inferior se perdió por un momento entre sus dientes, al liberarse tembló y luego, junto al superior formó una sutil sonrisa. No hubo mayores palabras durante el tiempo que duró el baño. Cuando Jimin se apresuró a salir, Namjoon lo mantuvo en su posición siendo él quien tomara la tela que los secaría para luego trasladarlos hasta su habitación.
Al quedar nuevamente cara a cara, el duque sonrió apartando el húmedo cabello negro del rostro contrario, acariciándolo brevemente. — He podido comprender tu mensaje implícito en tus acciones, sé lo que significó ese brote de osadía. Ahora, mi pregunta es, ¿realmente deseas esto o es algo que haces por gratitud o porque crees que es lo correcto?
— Lo deseo.
💜💜💜
¡Hola por aquí! ¿Cómo han estado? Sinceramente espero que bien y, de no ser así, que todo mejore pronto.
Por cierto, Altamar ha ganado su segundo premio, primero, los SBA Taekook Awards y ahora los Taekook Awards 2021🎉🎉🎉 Gracias por continuar aquí leyendo esta historia.
LORED
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