Capítulo 17

En aquella silla de madera como en la que tantas decisiones había tomado en los últimos años, detrás de ese mapa tan carente de información de aquel barco robado, Jungkook buscaba controlar su sentir mientras empuñaba el zafiro que tenía en su mano. Esa piedra azul que parecía agua, eran como sus lágrimas acumuladas, cuando la agarraba de ese modo, no lloraba, casi nada lo perturbaba, con excepción de Kim Taehyung. Al parecer, ese mineral precioso no tenía efecto contra su amigo del pasado.

No necesitaba estar en cubierta o en algún lugar específico para estar al tanto de las murmuraciones de sus tripulantes. Todos debían estar cuestionándose sus decisiones, de hecho, él mismo lo hacía. Estaba al tanto de que en cuestiones de segundo su puerta se abriría y un Yugyeom enojado con el que no tenía deseos de lidiar, entraría para hacerle una reclamación justa.

— ¡Jungkook! — Exclamó tras el chirrido de la puerta de madera abrirse, mirando al exterior se deshizo de su sombrero y entró a gran velocidad, cerrando a su paso. — ¿Estás consciente de lo que acabas de hacer y lo que eso puede ocasionar? — Fue lo primero que preguntó esperando una respuesta del capitán que no llegaba.

Cuando estaban solamente ellos dos, se hablaban como igual, sin respetar en rango gracias a la amistad que los unía desde antes de poner juntos un pie en la primera embarcación de la que se apropiaron. La idea principal fue de Jungkook, también el ejecutor, pero no estuvo solo, aunque por aquel entonces no dominaba su espada o las armas como ahora, acompañó a Jungkook, poniendo su vida en la línea a su lado. Lo salvó en más de una ocasión, antes de volverse su matelot, antes de que entre ellos también existiera un sentimiento más allá de amigos.

— Lo marcaste y lo dejaste vivir. Jungkook tienes... Corrijo, tenemos una reputación que mantener tanto en el mar como en la tierra de la que nuestras vidas y la de todos aquellos que nos siguen dependen. Gracias a la reputación que te has ganado, con solo izar nuestra bandera, los piratas y embarcaciones nos evitan, los reyes y la marina de varias naciones deben pensar varias veces antes de atacarnos. — En ese siglo XVII en el que se encontraban, en ese mundo, la reputación y los actos que se hacían para alcanzarla o mantenerla era primordial, Jungkook lo sabía, pero simplemente no pudo hacerlo. — Debiste haberlo matado y no lentamente, una tortura, un aviso público del que se hablara por mucho tiempo.

— Yeom...

— Al menos debiste dejarlo a la deriva sin tu jodida marca, porque con ese, para todos, ese hombre es tuyo. — No podía negar que una parte de su persona odiaba que alguien con quien no compartía lazos de esa índole llevara una marca que ni siquiera su matelot tenía.

Los piratas solían dejar una marca no solo en sus parejas o propiedades, también en sus familiares o cosas de importancia para ellos. Muchas veces, estos solo eran códigos respetados por otro pirata para mantenerlos protegidos en caso de que los tomaran como rehenes o secuestraran para traficarlos, también esclavizarlos. Al llevar esta marca, tenían los secuestradores derechos a un trueque o trato con dicho pirata. Podían intercambiar por bebida u otras cosas de intereses, por ejemplo, una vida por otra.

Incluso la marina respetaba esto si era de un pirata muy buscado o reconocido, sabían que este jamás se entregaría, pero al menos podrían recuperar cosas robadas, establecer una tregua o intercambio de prisioneros gracias a los que recibirían pequeñas condecoraciones o pagos. Esa marca que el capitán había dejado en el Gran Almirante, lo situaba como la única persona de importancia. Hasta el momento, Yugyeom, con el título de matelot era el más importante en la vida de Jungkook frente a todos.

— ¿Por qué diantres continúas velando por ese susodicho que por segunda vez, te iba a llevar a matar? Esta vez, incluso podría haber tenido éxito. — Las manos de Jungkook se apretaron más, la piedra enfriándose junto con su temperamento.

— Le di un basto golpe a su orgullo, lo conozco, eso para él fue más doloroso y denigrante que cualquier tortura o muerte pronta. — Respondió en un tono bajo el pelinegro que abría sus ojos, encontrándose con los contrarios fijos en él.

— A mí no tienes que mentirme, no soy un ignorante como la mayoría de tus tripulantes, conozco códigos viejos y nuevos, pero sobre todo, te conozco a ti. No te mientas más a ti mismo, Jungkook. ¿Humillaciones? Existen un millón, peor que esa que supuestamente le brindaste, eres el mejor para eso, para torturas también. Una leve cortada en su espalda, tu marca en su ingle y lanzarlo tan cerca de la costa no es ni siquiera el castigo que se le daría a un niño noble. Si tienes alguna deuda de vida con él, la has saldado en más de una ocasión. Si el Gran Duque no hubiese movido sus hilos, hace mucho hubieras terminado en la horca, ejecutado por su orden. Todos nos jugamos la jodida vida por ti, para rescatarte y tú vas a encamarte con quien te apresó, quien te mandó a ejecutar. El mismo que volvió a traicionarte, quemó tu Zafiro y no le importó una mierda tu bienestar. ¿Por qué demonio sigues protegiéndolo?

— Déjame solo.

— Te ha estado cazando sin tocarse el puto corazón. Lo tuviste a tu merced muchas veces, incluso hace un rato y preferiste salvarlo.

— Vete. — Ignorando su pedido, el hombre de cortos cabellos negros avanzó hasta él, tomando sus muñecas para hacerse espacio y tomar un rostro que se rehusaba a elevarse.

— ¿Tienes sentimientos como hombre por él después todo? ¡Jungkook! — El nombrado levantó la cabeza de golpe, sus ojos se habían tornado amarillos, su piel quemaba al punto en que Yugyeom tuvo que retirar sus brazos, su lengua se desplazaba por sus dientes y fue entonces que el teniente supo que era momento de dejarlo solo.

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Taehyung no permitió que nadie lo viera desnudo, creyó que moriría antes de llegar porque la herida en su espalda no era tan superficial, sentía desangrarse mientras nadaba, pero logró llegar a tierra. Como un vil rufián robó unos harapos que unos pescadores tenían airándose, no pudo evitar hacer una mueca de asco por ese desagradable hedor, mientras se las colocaba y echaba andar.

Caminaba, tenía una dirección fijada en su mente, pero él no seguía el rumbo. Su piel ardía, dolía y escocía como si más allá de aquella herida tuviese algún tipo de veneno invadiendo su sistema. Sus sentidos se estaban paralizando, era absurdo, pero le faltaba el aire y sentía sus venas hincharse, su sangre coagular en su interior. Era imposible, unas cortadas no lograban eso, por eso simplemente creyó que estaba ardiendo en fiebre. Continuó avanzando varios minutos hasta que sus párpados se cerraron y su cuerpo se desplomó sobre la hierba de aquel bosque por el que iba atravesando.

Fue el olor de algo quemándose y un humo que invadía sus fosas nasales lo que le hizo despertar. Intentó incorporarse, su cuerpo paralizado no se lo permitió. Sus ojos miraban el suelo cubierto de heno, una especie de jícara humeante y otras hierbas se iban consumiendo dejando que todo el humo viajara directamente a su nariz. Forcejó consigo mismo para moverse, al menos mirar a su alrededor, pero lo que su vista alcanzaba era insuficiente.

— No lo sigas intentando, eres tan necio que no verás ni siquiera lo que se encuentra frente a tus ojos. — Esa voz le resultaba familiar, la voz de una mujer que nunca había logrado ver correctamente. — Descuida, no morirás hoy, no es tu fecha. Ni aunque yo quisiera matarte para librarme de mi propio castigo podría hacerlo.

— ¿Quién eres y por qué me hablas sin usar honoríficos? ¿Sabes con quién estás tratando? Yo soy...

— Kim Taehyung, lord y heredero del Marquesado de Bun, linaje Kim. Gran Almirante de La Marina Real Bumersa, seguramente unos títulos más, pero en resumen... Eres simplemente un ser humano que carece de muchas cosas, que nace, crece, se desarrolla aunque posiblemente en un ciclo erróneo porque mientras más creces más idiota te vuelves. Te alimentas, orinas, defecas y morirás como todos. ¿Qué es exactamente lo que hace que tu persona resalte ante los demás? Han venido y se han ido muchos títulos nobiliarios, monarquías, reinados, hombres, pero yo aquí sigo. Entonces, no me importa esas estupideces por la que los humanos se rigen y a las que tanta importancia les da cuando no te enterrarán con nada de eso. En unos años, incluso el nombre se va perdiendo con la descendencia, van apareciendo mandatos y leyes que eliminarán hasta de la historia a personas como tú.

Taehyung escuchaba con su ceño fruncido, pleiteando por soltarse de las manos que lo agarraron sin éxito. Fue sentado sobre aquel cutre catre, frente a la vos que por primera vez le ponía un rostro claro. Sus dientes eran un asco, no estaba seguro de que incluso eso que tenía en su boca fueran dientes. Su cabello lleno de heno se arrastraba por el suelo mientras caminaba y se sentaba descalza frente a él, con un vestido que poco cubría sus partes íntimas debido a todos los agujeros en este. Desvió la mirada con repulsión, mas ni cerrando los ojos podía desaparecer las imágenes de su mente.

— ¿Quién eres?

— ¿Por desgracia? Soy la guardiana de alguien que te protege, al igual que tú, estoy cumpliendo un castigo. — Suspiró la mujer observándolo.

— Nos hemos visto varias veces, en el fuerte y...

— ¿Sigues sin recordar más?

— También te vi cuando niño...

— ¿Cuándo más?

— ¿Nos hemos visto más veces? — Indagó Taehyung confundido, recordaba muy poco o nada sobre algunos sucesos que parecían estar guardados con llave en su mente, como todos los niños que perdían recuerdos de cosas que hicieron en su niñez. No obstante, nada importante y que tuviese que ver con una mujer tan despreciable. — Lo que sí recuerdo es tu voz, es la primera vez que te veo de esta forma, en... — No sabía qué decir exactamente. — ¿Carne y hueso? Me dije a mí mismo que estaba loco, pero eres real.

— Más de lo que nos gustaría a ambos. Existen muchas cosas ininteligibles para muchos en este mundo, otras muy simples que los humanos complican sin necesidad porque todo debe ser como ustedes desean y de forma en que puedan comprenderlo para decidir si aceptarlo o no. Todos son unos tercos, cosas innecesarias que si yo pudiera desaparecería de este mundo y... Agggg... — La mujer se quejó cuando algo en su cuello apareció mostrarse y quemarla, como un collar con una cadena a la que Taehyung no le vio final, solo que salía de aquella diminuta caballa. Como apareció, desapareció. — En fin. Tú y todos los humanos son unos estúpidos.

— ¿Qué y quién eres tú? Ya sabes mi nombre, deberías decirme el tuyo.

La mujer lo miró con fastidio, no le agradaba ese hombre. De hecho, si pudiera matarlo lo hubiese hecho desde hacía muchísimo tiempo, mucho antes de liberar su maldición y que este vagara por milenios sufriendo. Bueno, lo intentó, solo no contaba con que ese humano no podía ser asesinado por ella.

Estaba al tanto de que Taehyung estaba de regreso en esa época con su última oportunidad para remediar todo. Al igual que ella, ese humano fue castigado por un horrible crimen a ojos de seres superiores. Debía cumplir una penitencia de dolor, sufrir en vida un poco más del daño y sufrimiento infligido en alguien más, en ese pirata que la encadenó y condenó. Cuando su penitencia acabara, Taehyung estaba supuesto a regresar a ese tiempo con todos los recuerdos almacenados por siglos para así, poder rehabilitar su unión.

Sin embargo, él no recordaba nada, como si nuevamente hubiese hecho algo equivocado en el futuro y, como castigo, fuera enviado nuevamente al pasado sin la oportunidad de conservar todos sus recuerdos. Sin estos, lo más probable era que cometiera los mismos errores, ella estaba obligada a darle advertencias, ayudarlo, pero no a decirle toda la verdad. Cuanto antes él desaprovechara su segunda oportunidad y muriera, antes ella podría quedar en libertad.

— Mi nombre es Sycorax. — Mencionó al fin, tarde o temprano lo descubriría y no cambiaba en nada.

En silencio, Taehyung la observó durante varios minutos antes de estallar en una carcajada sonora que le hizo caer en cuenta de que la movilidad estaba regresando a su cuerpo. Sycorax lo miró confundida, incluso algo molesta, mas guardó silencio mientras lo observaba.

— ¿Sycorax? ¿Como la bruja Sycorax que inventó este poco conocido escritor y que poca relevancia tuvo en la obra? ¿Cómo es que se llamaba? Ah, sí, el escritor William Shakespeare. Con ese tipo de obras no sé si sus libros tengan futuro alguno, pero en fin.

— Otro idiota que piensa que todo sale de esa inservible mente que tienen los humanos. ¿Crees que él la inventó?

— Espera, ¿me vas a decir que tú eres esa bruja y que ese sujeto se inspiró en ti? — La mujer negó levantándose de su asiento, acercándose para hacer una leve cortada en el muslo de Taehyung. — ¿Qué haces? — Justo en ese momento, el castaño tomaba consciencia de su desnudez.

— Extrayendo el veneno sobrante y que no se ha adherido a tus tejidos o mezclado con tu sangre. — ¿Veneno? ¿Jungkook realmente lo había cortado con armas bañadas en veneno?

— ¿Qué tipo de veneno? — La mujer lo miró seria, apretando su muslo con fuerza para la supuración.

— Una especie de serpiente.

— ¿Una serpiente? — Ella asintió. — Supongo que se trata de una marina. Ese canalla sí que conoce mañas. — Musitó aguantando el grito que se iba formando en su mente.

— ¿Has escuchado alguna vez hablar sobre la maldición del fénix? — Preguntó la mujer echando una mezcla de algas y otras cosas sobre su herida.

— No creo en maldiciones, magias o esas historias sin sentido que las personas se empeñan en creer o compartir. No creo en destinos trazados tampoco en la fortuna que una supuesta vidente me pueda decir. Mi futuro y mi destino me lo labro yo. — La mujer sonrió sin decirle algo más, envolviendo su muslo en pedazos de telas para que mantuviera el ungüento en su lugar. — ¿Por qué me estás salvando?

— ¿Crees que eso es lo que hago? Estás equivocado, ese destino en el que no crees, te tiene preparado cosas peores que el envenenamiento por una serpiente. Quizás cuando el tiempo pase y de nuevo tú sufriendo te encuentres, desearás fervientemente regresar a este día para pedirme que te deje morir.

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Hola, pasando para dejarles un capítulo cortito. Espero que les agrade, un abrazote virtual.
LORED

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