Capítulo 15

— ¡Capitán! — Escucharon los dos aquel grito que les hizo incorporarse.

Jungkook besaba el hombro de Taehyung mientras protestaba en voz baja, no querían que lo interrumpieran en esos momentos, pero sabía que si Yugyeom había ido hasta el zafiro era porque algo grave estaba ocurriendo. Por su parte, aunque lo había visto muy poco, el castaño reconocía la voz del sujeto con quien el hombre que lo abrazaba realizó un matelotage. Escucharlo no le gustaba, ver la forma en la que entró sin llamar haciendo notoria su familiaridad tampoco le agradó.

Sin cubrirse, se extendió más sobre aquella cama para atraer a Jungkook a un íntimo beso notando la sorpresa en el recién llegado. Quedó varios segundos mirándolos, para cuando se dio la vuelta, Taehyung separó al pelinegro que se quedó anhelante de sus besos, sonriendo sobre él.

— ¿Él no puede llamar a la puerta?

— Nunca lo ha hecho, es mi matelot. — Musitó Jungkook sentándose en la cama para ver al mayor. — Es solo eso.

— Un matelot es el hombre con quien te unes en matrimonio en altamar, ese que comparte cada botín contigo a partes iguales, quien calienta tu cama, con el que incluso se comparte las conquistas sexuales. No es ningún secreto que si pasas tanto tiempo junto con una persona alejados del mundo, los sentimientos comiencen a fortalecerse. Entiendo que ustedes pasen largas temporadas en el mar con las mismas personas, en su mayoría, siempre hombres, por lo que follar entre ustedes es un acto común. Pero tú que eres el capitán y el de más alto rango, tuviste que decidir y pedirle que fuera tu matelot para que esto pudiera tener lugar.

— Es cierto, nuestra unión fue producto de todo esto, es algo que no solo es sexual y que tampoco es solo capitán y mano derecha. Por años él fue quien cubrió mi espalda, la persona que estuvo a cada momento a mi lado y con el único que creí que podría cerrar algún tipo de vínculo. Por su lealtad y sentimientos merecía tener el derecho de quedarse con todo lo que juntos hemos luchado, un seguro de vida a largo plazo si a mí me llegara a pasar algo. — Taehyung se levantó a gran velocidad de la cama, esquivando el toque que lo procuraba. — No obstante, es solo eso.

— ¿Te parece poco, Jungkook? Sexo, lealtad, compañerismo, ganancias, vida, comparten todo esto juntos, incluso sentimientos porque dices que no es solo una cosa u otra y dices que es solo eso.

— Almirante, no puedes recriminarme por esto. Sabes lo que siempre has significado para mí, pese a todo lo ocurrido entre los dos. Aquí estoy, entregándome nuevamente a ti, pero no puedes pretender que deje de lado inmediatamente toda mi vida, que haga cambios en ella cuando recién apareces y solo hemos pasado una noche juntos. — Comentó frustrado, en un tono que al castaño muy poco le gustó. — Ni siquiera hemos hablado de lo que vamos a hacer a continuación, no sabemos donde estamos parados tú y yo.

— Lamento interrumpir. — La puerta del camarote volvió a abrirse. — Tiene una reunión urgente. — Habló Yugyeom sin decir el nombre de Namjoon porque no confiaba en ese hombre. — Alguien le pidió tu cabeza al rey, ya saben que escapaste y te están buscando. Debemos zarpar cuanto antes, capitán.

— De acuerdo, déjanos solos. — El otro pelinegro se quedó mirando en la puerta hacia ellos, apretando con fuerza tal que sus dedos se blanquecieron por la presión sobre la madera. — He dicho que nos dejes solos, Yugyeom.

— Como ordene, mi capitán.

La mirada de Taehyung estaba fijada en la puerta todavía, el pirata no lo notó porque estaba a su espalda, pero Yugyeom fue testigo de la evidente molestia y casi rabia que su presencia causó dibujada en el rostro del almirante. Su mirada parecía mucho más alta con su cuello tan firme y estirado, el despeinado cabello suelto que caía sin un orden sobre sus hombres. Mandíbula cuadrada y tensada, esa mirada que también parecía pesar y traspasar el alma, como si con ella pudiese escanear todo su interior y chequearle hasta la pureza de su alma. No obtuvo malas vibraciones de ese matelot y eso, le molestaba muchísimo más.

— Supongo que ahora contentarás a tu matelot. — Comentaba caminando en busca de sus ropas abandonadas por todo el camarote, sintiendo la madera tibia por la buena temperatura contra sus pies. — Recuerda no usar el lado derecho de la cama, todavía está cubierta de mi semen, bueno, nuestro, al no ser que eso les cause placer.

— Taehyung... — Llamó el pirata que dibujaba una sonrisa en su rostro frente a esa actitud inesperada. Cuando niños también solía ser así cuando otros niños que visitaban el palacio de los Kim deseaban jugar con él. Sin embargo, hubo un tiempo que odió eso, después de escuchar esas palabras de Taehyung a sus padres, porque no era que lo quisiera, sino que lo consideraba de su propiedad y como tal lo trataba, como un esclavo más, un juguete que se negaba a compartir. Justo esto fue lo que hizo que su sonrisa temblara, pero no se detuvo, se acercó hasta obligarlo a detener todos sus movimientos apoderándose de sus brazos. — Tú y yo tenemos que hablar, muchas cosas que aclarar todavía. Necesitamos esclarecer cualquier sombra que nos rodee sin importar cuán antigua esta sea.

— Tienes que irte.

— Lo sé, pero no antes de hablar contigo, no sin saber que me estarás esperando. — Espetó el pirata atrayéndolo hacia él, colocando las manos sobre el cuello contrario para acercarse tenuemente para besarlo. — Por favor, prométeme que me esperarás.

— No deberías pedirle eso a alguien que se quedará en tierra mientras regresas al mar, Jungkook.

— Zarparé esta noche, todavía debemos abastecernos. Reuniré a mis hombres y una vez que esté todo en orden, encontrémonos al inicio del anochecer en los bosques altos. — Taehyung permaneció serio, observándolo, quería negarse, pero terminó por aceptar. — Gracias. — Sonrió el pelinegro buscando nuevamente sus labios. — Hablemos y después, espero que decidas esperarme.

Sus labios se unieron, esta vez no profundizaron su beso, solo permanecieron así durante varios segundos hasta que el castaño comenzó a vestirse, siendo imitado por el hombre que nombró ese barco y con el que por horas compartió algo más que cama. Al salir, Taehyung ignoró la presencia de Yugyeom y este tampoco hizo el intento por hablarle. Los tres se montaron en un bote en el que fueron hasta el pequeño islote que tenían camino a Bumer, fue ahí que se separaron, no sin que antes el pirata atrajera al Almirante a un beso apasionado, logrando que su matelot se afianzara a sus remos con fuerzas, procurando no ver.

— Quiero que reúnas a todos nuestros para el anochecer, zarparemos en cuanto termine de oscurecer y quien no esté a bordo se quedará en tierra. — Ordenaba Jungkook mientras descendía del bote y caminaba en dirección de los caballos que aguardaban por ellos para ir a encontrarse con Namjoon.

— Nuestros hombres ya aguardan por nosotros. Deberíamos salir antes del anochecer, en cuanto hables con el Duque Kim. Es muy peligroso que continúes en tierra, en el mar tenemos ventaja, las compañías evitan incluso atacarnos abiertamente, aquí somos un blanco fácil.

— Si ya todos están avisados y abastecieron el barco, que la tripulación se mantenga preparada para zarpar. No te preocupes por mí, en cuanto termine estaré con ustedes. — Yugyeom negó estirando su brazo para evitar que Jungkook se subiera al caballo, acercándose para abrazarlo. — Yeom...

— ¿Por qué lo haces? — Indagó maldiciendo en su interior porque nada de eso le hacía sentido. — ¿Por qué te vas a arriesgar por él? — Jungkook permaneció mirándolo, frunciendo su ceño hasta que su matelot lo besó. — No permitas que la historia juntos te ciegue. — Él conocía todo lo ocurrido entre ellos dos, conoció a Jungkook antes de que este conociera a Taehyung y lo volvió a ver justamente cuando escapó de su familia. El capitán nunca le ocultó nada, por eso con todos sus conocimientos, no consideraba prudente darle una segunda oportunidad a quien ya lo había dañado una vez. — No vayas a ese encuentro, por favor.

— Nos vemos en el barco cuando caiga la noche. — Fue todo lo que dijo poniendo distancia para luego subirse al animal y salir cabalgando.

Desde donde estaba, a caballo, a Jungkook solamente le tomaría una hora llegar hasta las tierras del Gran Duque de Bumer. Ese era el tiempo suficiente para ir, conversar con él y regresar a su encuentro con Taehyung antes de volver a perderse en altamar.

— No hemos terminado todavía, Jimin. Debes leerme esta oración. — El nombrado pese a querer protestar porque ya estaba cansado, asintió regalándole una sonrisa a Namjoon.

Esa era una de las actividades que hacían juntos siempre que estaban en el palacio, el Gran Duque quiso enseñarlo a leer y escribir bajo el pretexto de que, si iba a trabajar junto a él, tenía que tener los conocimientos básicos.

— "Dicen que n-nada puede interponer... Interponerse frente a un h-hombre como ese, ni s-siquiera con un revólver." — Leía Jimin con un poco de dificultad, pero más fluido que hacía dos semanas atrás cuando se aprendió todas las letras y sonidos, cuando las oraciones a leer dejaron de ser tan sencillas. — Esto es una muerte inst-instantánea, pero el otro, ese que lleva marcado matelotelle.

— Matelotage... — Corrigió Namjoon con paciencia, sentado en su estudio. — Se pronuncia diferente, es una palabra francesa. Matelotage. ¿Recuerdas el significado de esa palabra? — El menor asintió. — Repite después de mí. Matelotage...

— Matelotage.

— Correcto. — Jimin ocultó su sonrisa, pero las comisuras del duque se elevaron cuidadosamente.

— "Matelotage, debe enfrentarse a un amor instantáneo, como los m-mismísimos dardos de Eros. ¿Y quién, quién puede enfrentarse y vencer al amor?" — Jimin culminó aquella oración, permaneciendo en silencio a la espera de nuevas indicaciones.

— ¿Podría decirme qué ha podido interpretar de esta frase que has leído?

— Creo... — Por un momento sus palabras se quedaron atrapadas en su pecho, namjoon le tenía paciencia, no lo presionaba, por eso dejó que fuese el propio Jimin quien se animara a responder sin miedo a equivocarse. — Creo que habla sobre lo peligroso que es el amor. Muchos podemos sobrevivir a la herida de las armas, enfrentarnos a ellas de manera física, pero no hay nada que hacer frente a los sentimientos que tan dañinos pueden llegar a ser.

— No es una mala analogía. — Asintió Namjoon. — Sin embargo, creo que no ponen al amor solo como algo dañino, la comparación con las armas va más allá del mal. Se trata de que podemos hacerle frente y esquivar los golpes o ataques físicos, pero no aquellos que el amor genera. Sin embargo, el amor no tiene un por qué ser dañino y malo. Puede ser algo bonito, que te haga feliz.

— El amor solo duele, no es real. El amor no es un sentimiento de pobres, de esclavos que no merecen amar. — Rebatió Jimin con prontitud, pero del mismo modo calló pues, sin querer había alzado un poco su voz.

Namjoon no le respondió, permaneció en silencio estudiándolo hasta que la puerta de su estudio fue abierta y por esta, un pirata completamente sudado se coló. Jimin se sobresaltó, sin embargo, en cuanto constató que era Jungkook, el miedo pasó. Con prudencia, se inclinó ante los presentes, esperando a que lo dimitieran por el momento, para así abandonar las clases que había estado tomando.

— Nadie me ha visto, puedes estar tranquilo. — Espetó Jungkook mientras tomaba asiento y el mayor se asomaba al balcón para asegurarse de que no hubiese muchas personas viendo. — Todo despejado.

— Tu cabeza tiene precio...

— Siempre lo ha tenido. — Se encogió de hombros, inclinándose para servirse un trago de esas elegantes botellas. — Es increíble como un hijo de nadie como yo, siempre tiene una absurda recompensa sobre su cabeza, como todos me la quieren cortar.

— Porque tu cabeza y tus pensamientos pueden ser peligrosos. — Hablaba Kim con desinterés, echando algunas monedas en una bolsa que le lanzó al pirata, misa que fue agarrada en el aire. Ahí tienes un adelanto del próximo encargo. — La marina real y el ejército están en tu búsqueda, debes irte cuanto antes y no volver a pisar tierra bumersa por un buen tiempo. Mínimo un año, dos si es posible.

— No estaré dos años en altamar. — En otra ocasión no le hubiese importado, pero si Taehyung aceptaba esperar por él, no lo abandonaría por tanto tiempo.

— Si te atrapan, te tocará algo peor que la horca, mínimo querrán llevarte a la guillotina. Eso sin contar que si se descubre los nombres de todos los involucrados en tu escape, habrá muchos problemas. El Gran Almirante Kim Taehyung, el mismo que te apresó la última vez estará seguramente a cargo de tu captura como la cabeza principal de la Marina Bumersa. Ese hombre es un peligro para todos.

Al escuchar ese nombre, Jungkook no pudo evitar sonreír. Ese hombre tenebroso del que Namjoon hablaba, era más que un conocido suyo, compartían historia, sentimientos, fue el mismo que amaneció en sus brazos ese día, con quien en la noche hizo el amor más de una vez, de diferentes maneras.

— ¿Te estás riendo? ¿Hay algo en todo lo que te estoy diciendo que te cause gracia?

— No precisamente, solo se me hace tierno verte tan preocupado. Descuida, tengo el asunto del Gran Almirante controlado, no pasará nada, no con él al menos.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro? — Jungkook enarcó una ceja y el duque bufó elevando sus manos rindiéndose. — Solo procura que no te agarren porque no sé si podremos intervenir nuevamente y principalmente, asegúrate que el nombre de Seokjin, Hoseok o yo no salgan a relucir.

— ¿Qué hay del gobernador, Min Yoongi? — Namjoon volvió sentarse con sus mandíbulas tensadas.

— Tampoco convendría que se le agarrara porque es capaz de delatarnos solo por hacer el daño, pero sería bueno si lo desaparecieran, así no lo tendría molestándome a cada rato.

— Te molesta, pero sigue respirando.

— Estamos hablando del Gobernador de Bumer, alguien que tiene tratos directos con mi primo, el Rey de Bumer. Ellos dos incluso se llevan mejor que nosotros que somos familias, irme en su contra es tener a Kim Junmyeon detrás de mí y no es algo que me convenga.

— ¿Suho? — Jungkook sonrió y el contrario rodó los ojos. — Supongo que su "aprecio" por Min continúa intacto después de todo. De acuerdo, pero recuerda siempre que los accidentes ocurren y el gobernador no está exento de ellos.

— Por favor, por ahora solo procura que no seas atrapado, el resto son problemas menores. ¿Sí?

Poniéndose de pie, Jungkook asintió para calmar al mayor. Con cautela, se asomó a la ventana para ver si era seguro bajar y, con tan solo miradas, ambos se despidieron. Faltaba poco para que comenzara a anochecer, debía apresurarse para llegar a su encuentro con Taehyung y poder seguir hasta donde su tripulación aguardaba. Fue por eso que cabalgó a toda velocidad, yendo por rutas que no solían cubrir las autoridades, que muchos desconocían, pero él, pese a estar la mayor parte del tiempo en altamar, jamás olvidaba. El bosque alto fue por años su lugar de juego con Taehyung y Esir.

Iba a toda velocidad cuando una piedra impactó contra su hombro y otra en su cabeza haciéndolo caer del caballo en el que a gran velocidad se movía. Por suerte, cayó sobre una gran cantidad de hierba que amortiguó su golpe. Estaba mareado, llevó su mano derecha hasta la parte posterior de la cabeza, sintiendo la humedad tibia que allí se encontraba, observó sus dedos, estos estaban cubiertos de sangre.

El sonido de unos pasos lo hicieron incorporarse rápidamente, pero antes de poder defenderse, un rostro conocido apareció, confundiéndolo al mismo tiempo en que le hacía sonreír. La última vez que lo vio, este estaba llorando a lo lejos cuando pensaban ahorcarlo, antes de eso, pasó muchos años en que tampoco sus caminos se volvieron a cruzar desde aquella noche en que lo ayudó a escapar.

— ¿Esir? — El hombre lo abrazó muy rápidamente, pero con la misma velocidad se separó, entregándole un paño para que se colocara en la cabeza. — ¿Qué estás haciendo por aquí?

— Evitando que vayas hacia una encerrona. — Habló bajo, tirando de su brazo para llevarlo por otro lugar. — Tienes que apresurarte, hace un rato escuché en el cuartel general cuando fui a llevarle a Taehyung una carta de la marquesa, que vendrían a apresarte.

Con una sonrisa, Jungkook palmeó su espalda, buscado entre sus harapos la pequeña bolsa que Namjoon le acababa de entregar. Esir se quedó en un inicio confundido, luego negó al ver su contenido, devolviéndosela.

— Vete de una vez.

— Solo toma esto, no sé cuándo nos volvamos a ver y prometí aquella vez que te lo pagaría. — Rebatió Jungkook presionando su mano contra el pecho del mayor que sería tirando de él.

— Y yo te dije que todo lo que quería era que te mantuvieses a salvo y ahora no lo estás. Esta zona ya no es segura para ti.

— No debes preocuparte, no estaré mucho tiempo por aquí, solo me veré con Taehyung, después regresaré. Hemos vuelto a vernos, han sucedido algunas cosas y quedamos en conversar, así que no creo que él mande a sus hombres a capturarme, descuida. — El mayor negaba, haciendo que los ojos del pelinegro se ensanchara. — ¿P-Por qué pones esa cara?

— H-Hijo, nuestro Tae no es el mismo niño que una vez conocimos, ahora es el Gran Almirante y su sentido del deber, su honor, puede ser lo más importante para él en estos momentos. — Todavía en negación, Jungkook agitaba su cabeza, sonriendo. — Vete, él ya dio la orden de tu captura y si estoy aquí, es porque sabía que estarías aquí, he venido para alertarte porque escuché que por aquí te apresarían. Tienes que huir, vete al mar, la tierra no es un lugar seguro.

— E-Esir... — El sonido de unos caballos y varios oficiales se empezaron a escuchar a lo lejos, al parecer, habían encontrado el caballo en donde se había estado desplazando.

— Perdón por ese golpe, pero si continuabas avanzando a su lugar de encuentro te iban a atrapar. Corre, Jungkook, corre y por un largo tiempo no regreses. Debes olvidar estas tierras y todo lo que hay aquí, a todos quienes estamos aquí. — Musitó empujándolo para que echara a correr. — ¡Vete! — Exclamó casi como un susurro para que el eco no se escuchara. — Corre...

Jungkook se le quedó mirando confundido, su ceño fruncido, veía la angustia en el mayor, pero él no lograba comprender lo que estaba ocurriendo. Le volvió a entregar la bolsa que Namjoon le dio y, tal cual se lo pedía Esir, echó a correr en dirección contraria a los oficiales. Si lo estaban buscando, ir a la embarcación a donde lo aguardaban sus hombres era ponerlos en riesgo, por eso prefirió dirigirse al Zafiro y esperar como otras tantas veces a que todo se calmara. No obstante, cuando en un diminuto bote lo divisó, solo llamas había. Incendiaron el Zafiro, podía ver las pequeñas embarcaciones de la marina. Era imposible que hubiesen dado con ese lugar, la única forma de que dieran con él era si alguien que ya había estado allí los guiaba. Tal cual le dijo Esir, ¿Taehyung lo había vuelto a traicionar? Como en aquella noche en que huyó de su casa, ¿Taehyung volvía a traicionarlo de ese modo?

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2/2

¡Hola nuevamente por aquí! De  regreso con una actualización que se volvió doble porque Wattpad no me dejaba publicar el capítulo con más de 3k de palabras y como era un poco más de 6k pues lo dividí en dos.
Espero que estén bien y que disfruten de estos 2 capítulos, nos vemos pronto...
LORED

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