Primera
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[ALQUILANDO UN HÉROE]
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Su máscara estaba retirada de su posición, guardada en su bolsillo dejaba ver la identidad del héroe Deku. Izuku Midoriya tomaba un pequeño sorbo de café caliente para nivelar un poco la temperatura de aquella noche casi de diciembre. En cuestión de segundos, y con tan solo oprimir un botón, todo su traje se recogió en un solo punto hasta ser tan compacto como un pequeño morral de quien nadie sospecharía. Entró de nuevo a la despoblada tienda.
Miró por los pasillos algo interesante que comparar, lo único que encontró fue un paquete de sus papas a favoritas. Sin embargo, en cuanto fue a tomarlo alguien lo agarró primero. Rendido levantó la mirada para ver quien había sido más rápido, para su asombro, una chica.
Casi de la misma estatura, agradecía haber crecido un poco mientras estudiaba en la U.A. El pelo castaño y largo estaba suelto, acompañado de unos orbes de color miel que por segundos parecían oro. Mejillas levemente rosas y una pequeña sonrisa tímida.
Parecía un ángel que bajo solamente para robarle sus papitas.
Tan anonadado estaba en su belleza que ora cuando reaccionó, ella ya estaba saliendo de la tienda con su reciente compra. Se cacheteó así mismo con poca fuerza, y salió de allí con las manos vacías.
Pasó por las calles a paso lento, sus gafas se empañaban por sus altos suspiros acompañados de un cubrebocas para evitar se reconocido con tanta facilidad, el pelo verde que en su etapa estudiantil se notaba más, ahora apenas y se podía resaltar. Sacó su celular, y marcó la única llamada perdida que tenía, pasaron algunos segundos, hasta que la otra persona contestó.
—Hola, Midoriya. Lamento haberte llamado mientras estabas ocupado.
—No te preocupes, Todoroki-kun. Estaba tomando un café de hecho.
—Tengo algo que decirte.
—¿Y eso sería...?
—No tendrás que extender tu jornada por hoy, estás libre.
—¿Eh? ¿Por qué?
—Bueno veras... tienes una cita. Y ya está todo arreglado, no puedes faltar.
—¿Una cita? ¿Recuerdas que fue lo último qué pasó cuando me diste un cita?
El bicolor no contestó.
—Exacto, nada pasó porque me dejaron plantado.
Una risa al fondo desde la otra línea sale sacó un vena del enojo a Izuku.
—Dile a Ochaco que deje de reírse, ya tengo suficiente conque ustedes dos sean mis jefes provisionales por la alianza de la agencias.
—Lo siento. Pero esta vez es diferente, es la chica quien te buscó... o algo así. Tienes que ir a la dirección que te acabo de enviar, más te vale estar ahí en menos de 15 minutos.
—Pensé que era broma.
—Pensaste lo mismo cuando te dije que Ochaco sería tu jefa.
Una risa de nuevo se escuchó al otro lado de la llamada e Izuku colgó levemente humillado. Miró su reloj y se tronó los dedos de las manos.
—Dijiste 15... llegaré en cinco —envuelto en una capa de líneas rojas, desapareció del lugar en un segundo.
Grandes y silenciosos saltos era la forma más efectiva de llegar sin llamar tanto la atención. Varios anuncios publicitarios obstaculizaban su camino, pero nada que un buen smash no solucionara. O eso le hubiera gustado hacer cuando vio la extraña foto que le había tomado un paparazzi cuando una paloma defecó sobre su hombro.
Al divisar a los lejos un pequeño restaurante, aterrizó en el piso sin mayores problemas. Se sacudió la ropa y entró al lugar. Un mensaje entrante lo alertó. Era un número desconocido que le decía que lo esperaría en la mesa de el fondo a mano derecha <<era necesario darle mi número de teléfono>> rascó su cabeza y se fue a sentar. Una mesera se acercó a los pocos segundos, Izuku solo volvió a pedir otro café. En cuanto llegó a penas tomó un poco antes —con cuidado de que nadie lo mirase—, de quedarse viendo la puerta de manera indefinida.
Solo faltaba un minuto, cuando sus nervios le comenzaron a ganar.
¿Una cita? La última salió muy mal.
¿Y si era demasiado linda para él? Balbucearía tanto que parecería un bebé con problemas.
¿Qué tal si su actitud era insoportable? Irse sin más sería peor.
Tantas variables que deseaba que realmente ella no viniera. Pero fue todo lo contrario. En medio de sus mar de preguntas, alguien se sentó frente a él.
—¿Eres el amigo de Shoto-kun? —preguntó con una dulce voz.
Apenado asintió y mantuvo el silencio.
Hasta que se dio cuenta que era la misma chica de la tienda. Su corazón casi le da un vuelco pero supo "disimular". No hablaba, pero su cara roja era milagrosamente cubierta por el tapabocas.
—U-un gusto —logró decir el pecoso mientras desviaba la mirada.
—El gusto es mío. Me llamo Ichinose Chizuru —se presentó con una cálida sonrisa—. Gracias por venir.
—S-si —susurró—. ¿Co-cómo estas, Ichinose-san?
—Bien, pero no estés tan nervioso. Yo no muerdo —acompañó de un pequeño guiño que puso todavía más nervioso a Izuku—. Shoto-kun dijo que era un gran amigo de él. Cuéntame sobre ti.
—Pu-pues soy un héroe, me gusta ayudar a las personas. Pero eso lo hacen todos —pensó que decir—. Mi sueño es llegar a ser el número uno.
—Aspiras a grande. Que interesante —comentó mientras miraba el morral del chico y deslizaba la mirada hasta los ojos de este—. Y todavía más que nos hayamos encontrado antes. Tal vez era una señal del destino. ¿No crees?
—Puede ser, jeje.
Ambos rieron y se quedaron observando.
—No me has dicho tu nombre —se cruzó de brazos la castaña—. Yo ya me presenté.
<<¿No sabía que yo era Deku?>>.
—Prométeme que si te lo digo te mantendrás en silencio —la oji miel asintió e Izuku se retiró el tapabocas—. Soy Izuku Midoriya.
Los ojos de la chica se abrieron a más no poder, sus manos temblaron un poco y ahogó un grito al estilo de un fan.
—E-eres tu. Esto es increíble —dijo en bajo tono—. E-eres el héroe Deku —sus ojos con estrellas le dieron nostalgia al pecoso—. ¿Me das tu autógrafo?
—Cla-claro.
La chica buscó entre su bolso, pero solo sacó un pequeño bolígrafo que la pasó al chico. Acto seguido le estiró la mano al chico dejando su antebrazo y expuesto.
—No tengo una hoja —dijo entre nerviosa y apenada—. Así que...
—Pe-pero... no quiero arruinar tu piel —cortó causando que ambos separaban la vista.
Izuku el cual aún sostenía la muñeca de la chica le devolvió el bolígrafo. Sin dejar que su racionalidad interfiera, dejó el dinero del café sobre la mesa, y tomando la mano de la chica, ambos se fueron del restaurante.
Ichinose aún sonrosada se dejó llevar por el chico hacia un gran fuente de agua que de a poco se congelaba. Para cuando miraron el cielo, pudieron observar como pequeños copos de nieve descendían. Los dos siguieron caminando, aún con la mano tomada, hasta llegar a un banca desgastada por el tiempo con vista hacia la fuente. Izuku al darse cuenta de lo que hacía la soltó.
—Pe-perdón, no me di cuenta —se disculpó con la cara muy roja.
—¿Para que me trajiste hasta aquí, Izuku-kun? —un suspiro salió de su boca y se hacía notar en el aire—. No creo que sea para hacer muñecos de nieve.
—Simplemente sentí la necesidad de hacerlo... además, no había pedido nada de comer y la señora estaba haciendo caras extrañas.
—Jeje —a su risa Izuku se unió—. Bueno, ya es tarde...
—Si. Ya lo creo —dijo de acuerdo.
A pesar de haber dicho eso, tanto el peli verde como la castaña se quedaron sentados. Mirándose a los ojos sin decir nada, simple dejaron que pasara el tiempo.
—¿Q-qué te parece si te acompaño hasta tu hogar? —se levantó y esta vez le estiró la mano—. Aunque no estoy trabajando como tal, tengo el deber de todavía velar por todos.
—Hablas como si de la nada todo fuese a explotar —aceptó la mano del chico y caminaron de nuevo.
—Nunca se sabe —concluyó con una sonrisa un tanto amarga.
—Tienes las manos calientes —comentó la chica—. Pareciera que hubieras usado guantes.
—Cuando estoy con chicas bonitas funciono al revés —confesó dejando a Ichinose sin palabras—. ¿Por dónde es?
Ella con su mano libre señaló y los dos se dirigieron hacia la calle principal.
Las tiendas de alrededor brillaban desde adentro, uno que otro establecimiento de katsudon generaban tentación por Izuku, pero logró mantenerse firme. De manera simultánea, ambos desviaban la mirada hacia el otro. Izuku estaba feliz y confundido, Ichinose en su concepto se le hacía una persona un tanto peculiar.
—Chizuru-san, ¿todavía tienes las papas?
—Si.
—¿Me das?
—Claro, pero me deberás...
—¿Una cita? No veo el problema.
La cara de la chica completamente sorprendida dejó salir un carcajada. Sacó el paquete de su bolso separando las manos con el chico. Destapó y dejó salir el olor del interior, con cuidado y con cautela de que nadie le viera el rostro al chico, le bajó el tapaboca y le dio un papa a la vez que lo cubría con un beso en la mejilla.
—¿Aún no está tan tarde? —susurró cerca del oído del chico lo cual lo erizó.
—¿Ti-tienes algo más que hacer?
—¡Planear nuestra próxima cita! Yo también la quiero...
Y nuevamente le pasó un papa al boquiabierto peli verde.
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[ALQUILANDO UN HÉROE]
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FIN
—Ne, Todoroki-kun —llamó la castaña—. ¿Para qué es que me dijiste que Ichinose-san había pedido una cita?
—Se supone que para perder los nervios...
La chica miró su celular.
Una foto del chico completamente dormido en las piernas de Chizuru y con un pequeña marca de labial cerca de la comisura de los labios.
—Yo creo que los nervios los terminó perdiendo Deku-kun...
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