ꕤ : capítulo 06.

—Iré a la tienda, ¿Me esperas? —preguntó, dejando un nuevo beso en la cabellera contraria.

—Te espero —asintió, caminando hasta la puerta—. Voy a dejar mis cosas y a cambiarme, ya vuelvo.

—Anda, cachorra. —besó su mejilla antes de salir a la tienda, volviendo unos minutos después con dos bolsas llenas.

—¿Qué compraste? —batió las cejas.

MiYeon fue con ella, dejando las cosas en la encimera.

—Más pastillas para el dolor, otro paquete de toallitas, la soda y la mujer que atendía me dijo que era muy considerada y me dijo que tomara este chocolate para mi omega. —rió tomando asiento.

—Que amable —rió bajo, besando las mejillas de la alfa—. Vamos a hacer las hamburguesas.

—Yo solo le pongo lechuga al pan, la última vez queme la hamburguesa y por poco y me vuelves hamburguesa a mi. —rió de nuevo.

—Porque la pusiste por mucho tiempo —rodó los ojos, poniendo todos los materiales en la mesa—. Haz el aderezo. —pidió bajo.

—¿Mayonesa y ketchup? ¿O mostaza y miel? —alzó las cejas.

—Mayonesa y ketchup. —rodó los ojos nuevamente.

Oh, okay —puso todo en un pequeño recipiente, comenzando a batir—. Gruñona. —rió.

—Inútil —bufó, preparando la comida—. Soy una señora mandona.

—Ahora dame una bofetada. —palmeó su propia mejilla.

Shuhua creyó que era sin bromas, plasmando su palma en la mejilla de la mayor con un algo de fuerza.

—¡Omega! —rió sobando su mejilla—. Tonta, era una broma.

Ay, debiste avisar. —rió, besando la mejilla lastimada.

—Ya está —mostró el aderezo preparado—. ¿Que más?

—Tienes que ponerlo en el pan. —le pasó el pan de hamburguesas.

MiYeon llenó los panes con salsa, poniendo también las verduras sobre este.

—¿Ya? Me dio hambre. —acarició su estómago.

—Aún le falta la carne —rió bajo—. Y el queso.

Apuuurate, loba con hambre. —fingió estar a punto de desmayarse.

La omega rió de nuevo, tomando unos platos.

—Ponemos la carne y... Listo. —sonrió.

—A comer, oh, te cambiaste y no me di cuenta, cómo sea, a comer. —la alzó por las piernas, sentándola en una silla a su lado.

—¿Y las gaseosas? Yo quería un juguito de manzana. —hizo un puchero.

—Como si no te conociera, te traje uno. —asintió dándole la cajita de jugo, sirviendo un vaso de soda para ella.

¡Yay! —dio saltos por toda la sala—. ¡Vamos a comer a la habitación!

—¡Cachorra no saltes así! —fue tras ella con los platos en manos.

Shuhua miró el piso, haciendo un puchero.

—Soy una sucia, se manchó.

¿Eh? —se puso de pie a su lado, observando las gotitas de sangre en el suelo—. Oh, cariño, no es nada, ten, lleva esto a tu habitación, yo me encargo. —extendió los platos.

La Taiwanesa hizo una mueca, llevando la comida hasta la habitación, encerrandose en su armario completamente avergonzada.

MiYeon limpió todo lo que había caído en el suelo, llevando una toallita nueva para la menor además de unos pañitos húmedos y una camisa suya.

—¿Amor? —alzó las cejas al entrar a la habitación.

—No quiero que veas —lloriqueo—. Por favor vete.

—Shua, amor, déjame ayudarte, por favor. —fue hasta el armario, intentando abrir la puerta.

—No quiero, vete —sollozó, abrazándose a si misma—. Soy un asco, deberías tenerme asco.

—No, mi amor, no eres un asco, ¿Si? —abrió las puertas, tomando a Shuhua en un abrazo—. No pasa nada, cachorra, es algo natural y está bien que te manches. —besó sus mejillas.

—Pero alfa —lloriqueo—. Lo hice de nuevo, debí tener más cuidado.

—Nada de eso —acarició su espalda baja, llevándola hasta el vestidor—. Ahora vamos a cambiarte, comeremos y jugaremos a lo que tú quieras. —besó sus mejillas.

—Lo siento —murmuró, cambiándose la ropa de nuevo—. Es la tercer falda que ensucio.

—No hay porque sentirlo, omega —acarició su cabello, acomodándolo en un moño alto—. Está bien, ¿Acaso no se puede lavar? —rió.

—Sí se puede —asintió—. Gracias alfa.

MiYeon se inclinó al notar que la omega mantenía un puchero y ojos brillantes y perdidos, sonriendo levemente.

—Vamos a comer y tomar juguito de manzana. —sonrió.

—Pero alfita, yo quiero que vayamos al fuerte de almohadas. —murmuró.

—Podemos almorzar en el fuente de almohadas —besó su mejilla, alzándola por los muslos—. ¿Cómo te sientes, amor?

—Me siento chiquita y traviesa. —rió bajito.

—¿Ah si? —rió—. Vamos a jugar entonces, ¿Que te parece un maratón de... Bluey? —sonrió.

Mhm sipi —asintió sonriente—. Vamos y después me das mí chupi.

MiYeon rió bajo, poniendo a la omega en la montaña de almohadas que estaba en un rincón de la habitación.

—Oye Miy... —murmuró.

¿Mhm? —tomó los platos y los puso frente a la omega, sentándose a su lado.

—Tú... ¿Me amarías si fuese un niño. —ladeo la cabeza.

Hm —ladeó la cabeza—. Pues si, seguirías siendo tú.

—No Miy, yo digo... Un omega hombre, es que una vez como en un capítulo se cambiaban ambas chica de chicas a chicos porque estaban en otra línea de tiempo. —asintió.

¿Eh? No entendí —rió.

—Tontita —rió bajo—. Digamos... Tú serías un chico alfita y yo un chico omeguita —asintió—. Al revés.

—Oooh, pues seguirías siendo mi omega, así que si. —asintió.

Shuhua sonrió, abrazándose a la mayor.

—A dormir.

—A comer, no has comido nada y no puedes tener tu chupón antes de comer. —asintió.

—Pero alfa —lloriqueo—. Yo quiero dormir.

—Nada omega, debes comer. —le tendió la hamburguesa.

Mhm. —tarareo, dando una mínima mordida a la hamburguesa.

—Debes comer todo. —le tendió la cajita de jugo.

La omega rodó los ojos, terminando su hamburguesa y jugo.

—Me siento muy llena.

MiYeon se inclinó a besar su abdomen.

—Buena niña. —se levantó para tomar el chupón, poniendo el mismo entre los labios de la omega.

La omega se quedó dormida minutos después, haciendo ruidos con su chupón.

¡Gracias por leer!

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