Capítulo 9
“He estado buscando ese primer aroma, la estimulación que me ata y me atrapa al igual que tú. Todos los días el aroma y la dulce obsesión continúan, en el mismo cuarto oscuro se dispersan miles de colores.”
-Scentist
(VIXX)
☾
Jeon Joy cruzó el pasillo del segundo piso de la casa hasta llegar a la habitación en la que se encontraba hospedado el líder Yook. Como alfa principal de la manada Jeon su costumbre no era la de rogar ni la de pedir permiso, sin embargo comprendía que la situación que envolvía su matrimonio de conveniencia era tremendamente delicada y que ahora, más que nunca, el sur necesitaba la ayuda de los lobos norteños para recuperarse.
Quizá por eso alzó la mano y tocó sin prisa la madera de la puerta, no atreviéndose del todo a acceder sin permiso. Era consciente de que Yook Sungjae atravesaba un período de salud bastante delicado según las palabras de los médicos que se mantenían visitándolo un par de veces al día. El omega y líder Yook estaba demasiado ligado al norte, la naturaleza sería lo único que lo mantendría respirando y por desgracia ya no quedaba demasiado de aquello bajo el territorio de su clan.
Joy era consciente de todo eso. Al igual que sabía que debía incluir al omega Yook en la reunión del consejo territorial como muestra de respeto hacia el mismo y su manada. Debían comenzar a decidir juntos. Incluso si mantener una sola conversación había sido complicado hasta el momento, motivado por sus diferencias de pensamiento e incluso de aroma.
Los omega del norte no olían igual que los del sur. Su aroma resaltaba con más fuerza, como si el lobo se presentase en más cantidad que el propio humano de este.
-Yook Sungjae. - llamó, percibiendo que la puerta permanecía cerrada todavía. - Necesito hablar contigo de líder a líder.
Fueron tan solo un par de segundos los que pasaron hasta que el sonido de la llave siendo pasada por la cerradura sonó. Y fue el guardián personal del omega Yook quien se encargó de responder a su llamado.
-El líder se encuentra tomando su medicación en este instante. Puede transmitirme a mí todo lo que desee decirle. - habló el guardián.
Joy frunció el ceño, negándose a aceptar la insolencia cometida por parte de Yook Sungjae.
-He dicho que necesito hablar con tu líder, lo que tengo que decirle no es un asunto que competa a su guardián. Dile que acuda a mi despacho en el preciso instante en el que termine con su medicación, se trata de algo de suma importancia.
El guardián no dijo nada, en su lugar inclinó levemente la cabeza y dió un paso a un lado cuando una tos seca los interrumpió.
-Puedes pasar Jeon Joy. - el aspecto del líder Yook era sin duda más pálido que la primera vez que los dos se vieron en la frontera para pactar la unión entre sus clanes, sus ojos estaban hinchados y su cabello comenzaba a desteñir hasta llegar a un tono similar al de la ceniza que cubría sus montes. - Al fin y al cabo pronto nos veremos obligados a coincidir cada día, en mi opinión será más fácil si nos acostumbramos a ello. La unión será un fracaso si el diálogo no se convierte en nuestra rutina principal.
Joy entró en la habitación, esa que tantas veces había usado de escondite cuando jugaba con Jungkook siendo tan solo una niña. Una que no sabía todavía que tendría que acceder al puesto de líder antes de lo previsto debido a la mala salud de su padre.
La estancia no había cambiado, salvo que ahora parecía mucho más pequeña que cuando ella se escondía tras los sillones o bajo la cama tratando de escapar de su primo mientras esté la buscaba por la totalidad de la mansión. Siempre había sido su lugar favorito debido a que la ventana daba al jardín de manzanos, se recordaba a sí misma estirando sus pequeños brazos para obtener las deliciosas frutas de color verde que antes cubrían casi la totalidad de sus bosques. Ahora solo quedaban unos pocos árboles frutales, la mayoría de ellos en ese jardín que rodeaba la casa de los líderes del clan Jeon.
Era extraña la manera en la que se sentía una intrusa accediendo a una habitación de su propia casa, pero el omega Yook había llenado hasta la más última parte con su olor a melocotón.
-La reunión del consejo territorial tendrá lugar esta noche a las nueve. - dijo, con la vista clavada en los manzanos que se podían ver a través de las ventanas. - Mi senex cree que es conveniente que estés presente para decidir conmigo que respuesta darle a cada uno de los miembros que han presentado alguna queja o duda con respecto a la unión de nuestros clanes y territorios.
Joy no le dió importancia al hecho de que el guardián del líder Yook continuase quieto al lado de la puerta ahora cerrada. Quizás el detalle de que el omega estuviese atravesando una época de mala salud lo obligase a doblar la intensidad de la protección sobre su líder. De todos modos a Yook Sungjae no parecía molestarle demasiado la presencia de este.
-Tu senex es inteligente. - Sungjae sonrió, colocándose una bata sobre su pijama a pesar de que no sentía frío. En realidad las gotas de sudor se amontonaban en su frente, pero no deseaba mostrar debilidad alguna ante la líder del clan Jeon. Era consciente de lo que estos pensaban sobre los omegas. - Y estaré presente en la reunión del consejo, aún si mi salud se revela en contra de mis decisiones. Estoy seguro de que los lobos sureños todavía son reacios a la unión que hemos pactado, me gustaría poder defender a mi gente por mí mismo si tratan de dañarla de algún modo. Sea por palabras o actos.
Joy suspiró, era consciente de que había muchos problemas alrededor de aquella unión. Y culpaba a los anteriores líderes por haber agrietado tanto la relación entre lobos que en un principio formaron parte de la misma montaña y fueron concebidos por la misma Luna.
-Sé que el inicio está siendo complicado. - habló. - Pero hay pocas cosas en este mundo nuestro que no lo sean. He dispuesto que mis guardianes trabajen y aprendan de los guardianes norteños, estoy poniendo todo de mí para que la unión sea exitosa. Pero es francamente complicado luchar contra unas ideas que se han ido inculcando en nuestro territorio durante siglos. Necesitaremos más trabajo, más tiempo que unas semanas. Estamos hablando de combatir pensamientos arraigados y tradiciones fuertemente enraizadas.
-Lo sé, y es por eso que estoy siendo paciente. Pero tú como yo, sabes que toda paciencia tiene un límite. - Sungjae se situó a la izquierda de Jeon Joy. - Encargate de decirle a tus lobos que los ataques contra cualquiera que consideren delta, aún sin saber si realmente lo es, serán castigados.
-Yo…
-Como líderes es parte de nuestro trabajo decirle a nuestro pueblo que las cosas malas no serán permitidas. Si un asesinato es castigado, un crimen de odio contra otro lobo deberá serlo. Sin importar el motivo del atacante.
Joy suspiró, no podía decir que no a aquello. Aún si sabía que eso derivaría en algunos enemigos para ella. La gente del sur era bastante tozuda en cuanto a las ideas que los senex les habían enseñado desde su nacimiento.
Y en el sur los delta nunca habían sido bien vistos.
-Lo intentaré. Intentaré frenar el odio de los sureños a los norteños, pero eso es algo en lo que debemos trabajar juntos. - Joy se giró para mirar a los ojos a Yook Sungjae. - Tú como yo estás sacando algo de esta unión, por lo tanto es justo que salgas de esta habitación para comenzar a ayudarme. Ya han pasado demasiados días en los que ni un solo sureño te ha visto la cara.
-Puedo aceptar esa condición. - Sungjae alzó una mano, tratando de disimular el tembleque de la misma. - Si eso deriva en la paz para mi gente y esta montaña de una buena vez por todas.
Joy aceptó el agarre del omega Yook.
-Entonces te veré en el consejo territorial esta noche, Yook Sungjae.
-Allí estaré, Jeon Joy.
Jungkook sabía que enfrentarse a Cha Eunwoo para defender a dos lobos norteños tendría consecuencias, porque los lobos de esa familia siempre buscaban excusas para tratar de obtener el favor de su clan. Y aún así el miedo no fue algo que llegase a aparecer realmente hasta que vió a su padre charlando con el alfa mayor de los Cha. Sería absurdo decir que no le temía a la posibilidad de que el hombre le dijese lo que había ocurrido la tarde anterior con su hijo, esos idiotas usaban cada ocasión que se les presentaba ante la nariz para comenzar su batalla personal en contra de los Jeon.
Ni siquiera se debía a él mismo sino al calvario que su prima tendría que sufrir en consecuencia de sus actos. Jungkook conocía a Joy desde que tenía memoria, en cierta manera eran como hermanos debido a que habían sido criados y entrenados juntos. Los dos habían sido el único apoyo para el otro durante muchos años, e incluso si ahora la relación con su prima se había enfriado debido a la labor de líder de esta… Todavía la quería lo suficiente como para comenzar a experimentar preocupación ante el hecho de que los miembros del consejo territorial, en especial el alfa Cha, pudieran llegar a atacarla por su culpa.
-¿Preocupado?
Jungkook dió un pequeño salto antes de girarse hacia Kim, sus sentidos estaban tan atontados con la imágen de su padre hablando con el de Eunwoo que ni siquiera había notado que el jefe de los guardianes del norte había llegado acompañado por una mujer que no reconocía.
-Yo… Un poco, después de la unión la mayoría de miembros del consejo pretenden lanzarsele a la yugular a mi prima. Es algo que puedo notar, todos parecen especialmente entusiasmados con la idea de hacerla rectificar. - Jungkook observó como la expresión del padre de Taehyung cambiaba. - ¿Hay algún motivo por el que se requiera a los guardianes del norte?
Namjoon escondió las manos en los bolsillos de su pantalón negro mientras llevaba la mirada hacia cada posible lobo amenazante o con aires reboltosos que estuviese presente en la sala de reuniones de la residencia Jeon.
-El líder Yook ha confirmado su presencia, tanto yo como Park Eunha somos responsables de que todo proceda de un modo pacifíco, sin acciones que pongan en peligro el correcto funcionamiento de la reunión. Como sabes el líder del norte está enfermo y puede suponer un punto de fácil ataque para cualquier lobo que se encuentre en contra de la unión de territorios. - Namjoon le hizo una señal a la mujer que se mantenía a su lado. - Demasiados lobos que odian a los norteños en una misma habitación, el líder necesitará más que un par de guardianes minus para protegerlo esta noche.
Jungkook siguió la seña de Kim Namjoon con los ojos, solo para toparse con el curioso detalle de que este mantenía la atención sobre su padre y el de Cha Eunwoo.
-Park, mantén los ojos fijos sobre esos dos alfas. No me gusta la manera en la que sus olores comienzan a llenar la estancia de ansia, parecen demasiado exaltados para tratarse de una reunión rutinaria en la que establecer normas y bases en función del nuevo margen de territorios.
Park Eunha no solo era una de las guardianas altiorem mejor valoradas entre la gente del norte, sus brazos estaban repletos de tatuajes que indicaban la enorme cantidad de vidas salvadas por su parte. Sino que también era la madre de Park Jimin, el mejor amigo de Taehyung. Por lo que ella, al igual que Kim Namjoon, mantenía todo su conocimiento y años de experiencia a favor de la causa que contemplaba la unión de las dos manadas. Quería un futuro en el que su hijo no tuviera que luchar una guerra iniciada por sus antepasados, una guerra de la que ninguno de ellos tenía realmente la culpa y una guerra que se había mantenido por un modo de interpretar la pirámide estamental de los lobos con un extremismo peligroso.
-Es mi padre, sé que puede parecer un lobo con tendencia a atentar contra el norte debido a sus expresiones y modo de pensar pero no atacará a Joy. - Jungkook no estaba del todo seguro acerca de nada de lo que estaba diciendo.- Él… habla mucho más de lo que realmente actúa.
Ninguno de los guardianes del norte ante sus ojos pareció creer en sus palabras, y de nuevo Jungkook no podría culparlos porque lo cierto era que ni tan siquiera él mismo lograba saber con certeza si su padre sería o no capaz de dañar a su prima para conseguir que el trato de unión entre los Yook y los Jeon finalizase antes de llegar a dar sus primeros frutos.
Por eso mientras caminaba hacia su puesto en la sala de reuniones de la residencia de líderes, decidió mantener la mirada sobre su padre y el señor Cha. Namjoon no mentía cuando decía que esos dos alfas parecían demasiado exaltados para una simple reunión rutinaria en la que su prima resolvería dudas y cerraría tratos sobre el modo en el que funcionarían de ahora en adelante los dos clanes. No todos los norteños se habían mudado todavía, ni todos los sureños pretendían llegar a cruzar el puente que estaba siendo construído en la zona más ancha del río que partía en dos la montaña.
Las heridas eran demasiado tempranas, seguían abiertas después del gran incendio en el que una enorme cantidad de vidas se perdieron cuando los norteños les impidieron resguardarse en una zona de la montaña en la que el fuego no quemaba ni arrasaba. Seguía siendo doloroso pero también sospechoso, muchos pensaban que los lobos Yook eran responsables del estado en el que ahora se encontraban sus tierras y la noticia de una unión entre Yook Sungjae y Jeon Joy había reavivado todas y cada una de esas teorías.
Con la mesa repleta hasta los topes de diplomáticos y las familias más importantes de los dos clanes de la montaña, el primer consejo territorial tras la unión dió inicio y Jungkook agradeció ser uno de los guardianes en prácticas que podría mantenerse de pie al lado del asiento que ocuparía su prima. Los olores se mezclaban y resultaban tremendamente confusos, pero indicaban una clara tendencia de ganas de pelea por parte de cada uno de los presentes.
Mientras su prima tomaba asiento y el líder Yook era escoltado por Kim Namjoon y Park Eunha, Jungkook llevó sus ojos hasta su padre. Volvió a preguntarse en silencio si tal vez este sería capaz de ir en contra de Joy respaldado por el apoyo de un idiota como Cha Kwang. El padre de Eunwoo sin duda aprovecharía cualquier posible oportunidad para colarse en el puesto de líder que había estado ansiando toda su maldita vida, al igual que los antepasados de este lo habían hecho. Si algo definía bien a la familia Cha eso era la tendencia a fluir en función de aquello que mejor les iba, sin tener en cuenta las consecuencias o la propia traición.
-Líder Yook. - Jungkook inclinó levemente la cabeza en señal de respeto cuando el líder norteño le dedicó una sonrisa que no logró llegar hasta sus ojos por completo debido a las ojeras que los oscurecían. Su aspecto era ahora mucho más delicado que días atrás.
-Me alegra que estés aquí. - Jeon Joy susurró mientras se apuraba a tomar asiento en el lugar que le correspondía. - Siento que esta reunión será más complicada de lo planeado.
El consejo territorial era algo completamente rutinario en situaciones normales, pero esa no era la más normal de las situaciones. Sería la primera vez en siglos en la que diplomáticos del norte pudiesen tomar decisiones junto a los sureños.
-Antes de empezar debo pedir que se respete el turno de palabra, como es costumbre la reunión funcionará alrededor de las dudas y peticiones que los miembros del consejo manifiesten y en función de lo que la mayoría manifieste se procederá a tomar decisiones adecuadas para solventar las problemáticas expuestas. - Joy estaba temblando bajo la mesa de roble marrón oscuro. - Esta es una ocasión especial, pues el líder del norte y sus personas de confianza se encuentran sentados con nosotros como muestra de que la unión comienza a generar frutos. Y hasta que una residencia de líderes sea construída en un territorio central para ambas partes, así seguirá sucediendo. - Jeon Joy tomó aire y miró al omega que se encontraba sentado a su derecha, el líder Yook parecía esa tarde más enfermo de lo que lo había estado durante la mañana. Sin embargo su pose y mirada se mantenían altas y orgullosas. - Sin nada más que decir, comenzaremos.
-Como alfa de la familia Cha y cabeza principal del consejo territorial sur, pido la palabra para exponer una problemática que afecta gravemente a todos nuestros miembros y en directa consecuencia a nuestra gente. - Cha Kwang alzó una de sus manos y Jungkook pudo ver la sonrisa construirse sobre los labios de su padre, quién se mantenía sentado al lado de este. - ¿Se me concede el turno?
Joy se limitó a asentir, con la mirada consternada determinando que sabía cuáles serían las siguientes palabras de Cha.
-Como representante del consejo territorial del sur, me siento en la obligación de trasmitirle a nuestra líder que el pueblo se encuentra intranquilo ante la presencia de familias deltas que han comenzado a plagar nuestro territorio con ideas irrespetuosas y muestras de afecto reprobatorias que atentan contra el orden estamental de la pirámide de clases de nuestro clan. - Cha Kwang se puso en pie. - El consejo exige que se someta a votación la cuestión y que se llegue a un equilibrio entre las normas de ambos territorios. De la misma manera en que nosotros hemos aceptado de buena forma los requisitos expuestos por el líder Yook, ellos deberán aceptar la ilegalización de la confraternización entre deltas dentro del territorio sur de la montaña si la votación genera una mayoría de votos suficiente para llevar adelante la ley expuesta en este momento.
La respuesta de Joy fue interrumpida cuando el líder Yook se puso en pie, teniendo que sostenerse con las manos sobre la mesa antes de alzar la mirada.
-Señor Cha, mi pueblo ha aceptado una unión para dar final a una guerra iniciada por las diferencias que su punto de vista extremista de la pirámide estamental ha causado durante siglos. Dicha unión contempla la educación de los lobos Jeon para facilitar su aceptación hacia los deltas, la idea de ilegalizar un determinado tipo de familia en función de la clase que estas ocupan no haría otra cosa que no fuese sino generar un mayor número de problemas. La unión busca exterminar las diferencias, algo que no funcionará si ustedes deciden quién puede entrar en el sur y quién no en función de las parejas que tienen. - Yook Sungjae hizo brillar el tatuaje con forma de estrella de su cuello. - Olvida que esta unión no solo es beneficiosa para la parte norte, sino también para su pueblo. La ceniza recorre cada zona de sus bosques y las normas que los Yook hemos decidido hablan tan solo de la manera correcta en la que usar la naturaleza para evitar que algo así suceda de nuevo. Nosotros no hemos intervenido en el funcionamiento de su clan, no más allá de lo necesario y por supuesto en ningún momento en contra de su gente. No toleraremos algo así, la unión será rota en el preciso instante en el que decidan limitar la entrada de norteños a este territorio en función de la pareja que eligen.
-¿Está usted en contra de la democracia líder Yook? - el padre de Jungkook se levantó, sosteniéndose sobre su bastón mientras formaba una sonrisa sobre sus labios. - Los miembros del consejo territorial del sur exigimos una votación formal, es el pueblo quién debe decidir si acepta o no esta unión que se nos ha impuesto.
Las disputas no tardaron en comenzar, a pesar de que Jeon Joy y Yook Sungjae se mantenían en silencio. Contemplando aquello que sucedía ante sus ojos.
-Es el egoísmo lo que condenará a su manada, si quieren realizar una votación no soy nadie para impedirlo. - añadió el líder Yook. - Pero quiero que tengan claro que en el instante en el que el sur decida cerrar las puertas de su territorio a las familias de alfas del norte, la unión quedará rota y nuestros recursos pasarán a ser solo nuestros de nuevo. ¿Entienden eso?
Cha Eunwoo se limitó a sonreír.
-Entonces, si la líder Jeon está de acuerdo… Solo nos queda fijar una fecha para la votación. Pues hablo con la verdad al decir que la mayoría de los miembros del consejo territorial del sur desean esto, al igual que la gran parte de la manada.
Joy pareció dudar mientras mantenía la mirada sobre el líder del norte.
-Bien. Si el pueblo desea votar, entonces que así sea. - Joy apoyó las manos sobre la mesa y se levantó. - Cuando acabe el verano, si tras ese plazo sigue existiendo reticencia por parte del pueblo hacia algunos sectores del clan Yook… Entonces la votación se llevará a cabo y el resultado definirá el futuro de las dos manadas. Así como mi matrimonio con el líder Yook y la unión de nuestros clanes.
-Que así sea. - gruñó el padre de Jungkook, coreado por el resto de diplomáticos sureños.
Taehyung bajó las escaleras de la cabaña con la única intención de obtener un poco de agua fresca con la que aliviar la agobiante alta temperatura de las noches de verano que se hacían mucho más pesadas en el sur que en el norte. El ventilador de su habitación no estaba haciendo mucho para calmar su constante sensación de agobio y el sudor le había obligado a deshacerse de su suave camiseta de algodón, así como de cada una de las mantas. A él le gustaba sentirse abrazado por la calidez pero el sur de la montaña superaba su nivel de aguante.
Notó con facilidad que la brisa se colaba por la puerta del patio entreabierta que se encontraba en la esquina izquierda de la cocina y no le llevó demasiado notar el aroma que cubría su casa producto del movimiento del aire a su alrededor, culpó a los ventiladores del techo por el detalle de que aquel aroma llegaba a sus fosas nasales con una facilidad sinceramente alarmante teniendo en cuenta que los olores del sur no eran los favoritos de su lobo. Olisqueó tras alcanzar un vaso de agua y llenarlo de hielo, a través de la ventana logró percibir a Jungkook. El alfa sureño portaba tan solo un pantalón corto de deporte y una camiseta negra mientras peleaba contra el saco de arena de su padre, las bombillas de luz naranja del porche posterior iluminaban cada uno de sus rápidos puñetazos . El sudor le recorría la frente y los mechones azabaches se desplazaban continuamente sobre su mirada atenta, húmedos y ondulados.
Encogiéndose de hombros Taehyung caminó casi automáticamente hacia las escaleras del patio y se sentó para curiosear, la brisa de la noche calmando un poco su sensación de calor al chocar contra el sudor de la piel de su espalda y nuca. El aroma de Jungkook era distinto aquella noche, un poco más fuerte y agrio de lo normal. Su esencia de hierba mojada tras un día de verano y castañas asadas se parecía mucho más al hedor de los incendios que había podido oler el pasado verano. Chamuscado, el alfa le recordaba exactamente a ese maldito concepto en ese instante.
-¿Ha ido tan mal? - Taehyung alzó la voz, haciéndose notar. - Mi padre también parecía afectado, así que supongo que algo ha salido mal.
Jungkook tardó en reaccionar un instante, sus fosas nasales dilatandose un poco ante el constante choque de olores que suponía Kim Taehyung para él. Seguía sin acostumbrarse a la diversidad de su aroma, pero ahora que era consciente de la mezcla en el ADN del hijo de los Kim casi podía comprenderlo. Taehyung había vivido toda su vida en el norte y eso era lo que él amaba y defendía, pero el sur también formaba parte de su identidad de alguna manera.
Suponiendo que realmente dos alfas pudiesen concebir, aquello era algo que en el sur no entraba dentro de las enseñanzas que los senex le inculcaban a los lobos.
-Mal… es un modo de decirlo. - Jungkook detuvo sus movimientos y apoyó la frente contra el saco de arena del señor Kim. Los guantes de sus manos empezaban a sentirse resbaladizos debido al sudor y su respiración comenzaba a resultar dificultosa como efecto de su esfuerzo por borrar todas las ideas extrañas que cruzaban su mente últimamente. - La gran mayoría de los miembros del consejo territorial le han exigido a Joy que proteja a nuestra gente, pero eso es algo que a ti no te incumbe. No estás interesado en convertirte en guardián, hasta donde sé ni siquiera es un oficio que respetes.
Taehyung negó con la cabeza, mojando sus labios en el agua fresca de su vaso antes de tomar un hielo entre sus dientes para morderlo.
-Respeto la tarea de los guardianes, pero no me gusta que mi padre dedique toda su vida a una guerra que está destinada a repetirse constantemente mientras las personas no comiencen a pensar con raciocinio. - una pausa, silencio. Jungkook no estaba contradiciendolo como normalmente ocurría. - Puedo entender que los miembros del consejo pidan protección para su gente, pero olvidan que ellos han sido los primeros en atacar. Los norteños no hemos…
-Han pedido que nuestras normas de convivencia se combinen con las del norte, del mismo modo en el que nosotros hemos tenido que adaptarnos a las vuestras. - Jungkook era consciente de que aquello no era algo que Taehyung o cualquiera fuera del consejo territorial debería saber, pero se sentía correcto contárselo porque la votación también le afectaría a él. - Han pedido que la legalidad de familias deltas se elimine dentro de nuestro territorio a pesar del pacto de unión, quieren fuera del sur por completo la presencia de deltas y para resolverlo se llevará a cabo una votación.
Taehyung partió el hielo entre sus dientes y gimoteó despacio cuando notó que una de las esquinas había cortado su labio producto de la sorpresa. Jungkook lo miró, con la leve señal de alerta reflejada en sus ojos oscuros.
-No… no es justo. Los norteños hemos puesto normas que influyen en el correcto funcionamiento de la unión y normas que protegen nuestros recursos naturales. Esos idiotas quieren ilegalizar la unión entre personas que se aman sin causar ningún daño a los demás… ¿De verás que después de años de guerra y con una montaña repleta de ceniza lo que más les preocupa somos los deltas?
-El líder Yook dijo algo similar. - Jungkook mencionó, tomando su botella de agua y caminando hacia las escaleras sobre las que Taehyung se encontraba sentado. Sus ojos se posaron por unos segundos sobre los tatuajes que le recorrían el pecho y la espalda del hijo de los Kim, antes de fijarse en su labio cortado. - Y debo confesar que entiendo el argumento, pero nuestra gente no está acostumbrada a los deltas. No se sienten bien entre ellos y…
Taehyung relamió su labio inferior, notando el modo en el que la capacidad de curación de su lobo comenzaba a cerrar la herida con rapidez.
-Yo no estoy acostumbrado a las temperaturas altas del sur… - respondió el hijo de los Kim. - Pero aquí estoy, mordiendo hielos y dando vueltas en mi cama toda la noche porque todo lo que logro hacer es sudar a pesar de que es de madrugada. Nadie se acostumbra a nada si no lo intenta. Tu gente está demasiado atada a sus pensamientos, y no parecen estar haciendo el intento de dejarlos atrás o tan siquiera de tratar de entender nuestras tradiciones. Desde que llegué a este lado de la montaña no he hecho otra cosa que no sea tener que ignorar la rabia que me provocan las miradas de asco de gran parte de los sureños. E incluso tú, un guardián que se supone que lucha para salvar vidas… Incluso tú, piensas que los deltas no somos nada más que una anomalía.
Taehyung decidió terminar la charla antes de que otra discusión surgiera, estaba cansado de batallar con Jungkook. Los sureños habían construído una pared demasiado alta alrededor de sus tradiciones, ya fuese por miedo o por fidelidad a las mismas.
-Taehyung… - Jungkook estiró la mano para alcanzar la muñeca del hijo de los Kim. Y si esa noche hubiese estado un poco más tranquilo tal vez habría percibido la felicidad de su lobo ante el tacto fresco del alfa norteño, pero no lo hizo. - Pides que otros respeten tu cultura pero ni siquiera entiendes que nosotros tenemos nuestra propia cultura, y sea correcta o no es algo que hemos aprendido durante siglos. No es cuestión de un par de semanas acabar con pensamientos que nuestros antepasados se han encargado de transmitir con fuerza hasta el presente. Será difícil, sobretodo para los sectores más envejecidos de nuestro clan.
Taehyung apartó su mano del toque ardiente del alfa sureño, las pupilas de sus ojos dilatandose un poco ante el reto en la voz del contrario y el tatuaje con forma de luna de su cuello comenzando a brillar.
-No puedes llamarle cultura al hecho de perseguir y matar aquello que nunca habéis querido entender. Vuestra ignorancia es exactamente lo que os ha llevado a vivir entre las cenizas de lo que un día fue una montaña tan próspera como en la que yo crecí. No te atrevas a culpar a tus antepasados de lo tú mismo has decidido creer, tienes una mente propia para generar tus ideas en función de la experiencia. Eres mayor para decidir sin necesidad de que las enseñanzas de tus senex se conviertan en la verdad absoluta.
Jungkook suspiró, dejando ir la muñeca del lobo norteño mientras admiraba el brillo de su tatuaje. Había muchas cosas en los norteños que le causaban curiosidad, pero por encima de todo aquello se encontraba su deber de mantener el nombre de su familia en lo alto. Él era un Jeon, cualquiera de sus movimientos afectaría directamente a Jeon Joy.
Y por eso mantuvo su boca cerrada mientras observaba al hijo de los Kim entrar en la cabaña. El aroma diversificado de este todavía presente en la brisa de la madrugada mientras la luna llena brillaba con intensidad en el firmamento.
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Hii!!!
Bueno, es martes pero me he pasado la tarde escribiendo y francamente me apetecía saber vuestra opinión así que... SORPRESA!!
Por aquí os dejo una foto de referencia de Joy y Sungjae por si alguien la necesita. Espero de verás que os haya gustado el capítulo de hoy.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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