Capítulo 60

"Estoy cansado de inclinarme sobre este fuego, he usado todo lo que he reunido, me he chamuscado las manos. Está brillando, las brasas apenas se ven. Una prueba de vida entre las sombras bailando sobre mis planes. Saben que casi está,
saben que casi se ha terminado. El fuego está tan bajo que es inquietante,
porque saben que cuando se apague,
será una gloria muerta. Es cuestión de tiempo antes de que me muestren
por qué nunca nadie vuelve
a dar detalles sobre el más allá. [...] Con el tiempo abandonaré la ciudad pero por ahora permaneceré con vida."

-Leave The City
(Twenty One Pilots)



La madrugada se cernía sobre ellos cuando finalmente Taehyung le hizo una seña a los lobos que lo acompañaban para que siguieran subiendo la montaña. El olor a miedo y confusión ahogaba la esencia de la lavanda.

-Seguid subiendo, nos reuniremos con vosotros pronto. No dejéis de moveros.

Él no sabía cómo dar órdenes, jamás había tenido que dirigir a un grupo y a pesar de que su padre era un buen guardián todo lo que este le llegó a enseñar parecía haberse diluido en el aire. Taehyung creía que podría con muchas cosas pero mientras observaba la demacrada expresión de su pareja y sus manos tiraban una y otra vez de esas raíces y ramas que lo envolvían hasta la cintura, entendió que en realidad aquello que había ido aprendiendo con el paso de los años se reducía a la nada en el terreno real.

Cuando la ansiedad entraba en juego  al percibir que sus peores miedos se cernían sobre la vida de aquellos a los que amaba, ahí y solo ahí, todos sus conocimientos sobre defensa y supervivencia parecían desaparecer por completo.

-Quedate quieto. - Taehyung se mordisqueó el labio inferior. - Voy a tratar de sacar las ramas, si algo te duele o sientes que te aprietan todavía más, dímelo.

Jungkook, que había estado manteniendo su mano alrededor de la de su pareja con la necesidad de poder abrazarlo pulsando en sus entrañas, dejó caer la cabeza contra el suelo de tierra y suspiró sintiéndose tremendamente agotado. Le dolía el cuerpo allí donde las ramas envolvían y apretaban sus extremidades. Esas malditas plantas estaban logrando que la sensación de claustrofobia auméntase paulatinamente con una alarmante rapidez.

-Ten cuidado. - tan solo pudo suspirar sus palabras. - Sea lo que sea que necesites hacer, no te agotes a tí mismo. Todos esos lobos huelen a miedo, tendría que ser un tonto para no saber que algo malo está pasando.

El alfa norteño se tomó un instante para mirar a su pareja a los ojos. Ahora que por fin habían logrado ser sinceros el uno con el otro y ahora que los dos sabían que ansiaban mantenerse juntos, justo en ese instante, sus vidas parecían estar a punto de verse perdidas en medio de un maldito desastre.

-Cuando todo esto termine te llevaré a recibir una runa como las que tanto te gusta admirar. Una bonita luna sobre tu cuello de la que podrás presumir cuanto quieras y una runa que como tu pareja podré besar y acariciar cuando estemos juntos. Cerca de la zona de tu cuello en la que recibirás mi marca algún día si así lo deseas.  - Taehyung trató de enviar un poco de calma a través del vínculo mental con Jungkook. - Hay dos grupos de rebeldes en el sur y en este instante uno de ellos parece haber decidido que la unión solo puede funcionar bajo sus propias ideas.

Jungkook prestó atención a las palabras de su pareja mientras su mano se extendía para acariciar la mejilla de este. La piel de Taehyung estaba caliente en medio de esa calurosa noche de verano.

-No. No creo que sea solo eso. - Jungkook frunció un poco el ceño. Recordaba bien las palabras de su madre, incluso si muchas de estas le habían resultado confusas. - Mi madre dijo mucho esta noche y entonces empezaron a ocurrir cosas que no soy capaz de explicar todavía. Necesito… Un poco de calma para lograr entenderlo todo.

Taehyung parecía estar uniendo puntos mientras escuchaba a Jungkook y trabajaba en apartar del cuerpo de este cada una de las ramas y raíces que lo aprisionaba.

-Pero al menos pude entender que el consejo territorial pretende crear una revuelta para lograr que las votaciones se lleven a cabo. Desean instaurar sobre la unión una serie de reglas que beneficien a la tradición sureña muy por encima de los acuerdos firmados entre el líder Yook y la líder Jeon. Y creo que están dispuestos a matar o sacrificar a cuántos lobos se crucen en su camino si resultase necesario.

Tal vez había más de una razón por la que las "Lunas Rojas" habían decidido ir en contra de una unión que en palabras de su propio progenitor estos mismos habían alentado para frenar la guerra. Sin embargo, ¿cómo podría saber un grupo de rebeldes norteños aquello que el consejo territorial del sur hablaba en sus reuniones? Que la madre de Jungkook lo supiera no era extraño pues esta compartía su vida con un lobo bien situado y considerado como uno de los principales miembros dentro de la línea de políticos y diplomáticos que formaban ese círculo llamado "Consejo territorial".

Y aún con todo. Unas horas atrás sus padres solo habían necesitado la mención de la madre de Jungkook para declarar ante un incontable número de lobos, que el sur estaba en peligro y en consecuencia también lo estaría cualquier lobo que decidiera permanecer en ese territorio.

-Estoy tan confundido como tú. - confesó el norteño. - Mis padres han dicho que se avecina una pelea que podría terminar muy mal o muy bien, han decidido evacuar a los lobos que deseasen escapar de una posible nueva guerra y lo han hecho al instante en el que yo les hablé de tu madre.

Jungkook buscó una explicación en los ojos de su pareja y este sonrió con tristeza.

-No llegaste a nuestra cita, así que decidí ir a buscarte pero tan solo la vi a ella. Si me preguntas, creo que nunca ha sido la omega obediente de la familia Jeon que tú tal vez creías que era. Aunque no estoy seguro de mucho esta noche… Tan solo sé que quiero que los sobrevivimos a lo que sea que pase. Sea como sea tenemos que asegurarnos de que los inocentes no paguen por los pecados y acciones de otros lobos, pero sin que nuestro deber termine con nuestras propias vidas.

Taehyung parloteó mientras posaba las manos sobre las ramas y raíces que rodeaban las extremidades de Jungkook. El agua comenzando a llenar estas hasta volverlas blandas y flexibles.

Podía percibir el modo en el que la magia de la naturaleza escuchaba su petición. Al igual que Jungkook notaba el cosquilleo que el agua dejaba sobre su piel.

-Soy un guardián. - Jungkook estaba susurrando, como si las palabras que le estaba dedicando a su pareja fuesen un secreto. - Si tengo que morir para salvar a otros, así lo haré.

Taehyung se negó a escuchar o pensar en una posibilidad como esa.

-Voy a enseñarte todo lo que sé, a llevarte a una ceremonia de equinoccio y también presumiré de los bonitos colores que los montes del norte muestran durante el otoño, incluso te enseñaré a controlar el agua y crearé para tí animales de miles de gotas que bailen en el aire cada vez que lo pidas. Te llevaré al templo para que te enseñen a descubrir tu propio poder, creo que podrías ser un buen lobo de fuego con ese carácter tan irritable que siempre muestras. Y si quieres, incluso podríamos buscar una casa en una ciudad humana para ampliar nuestros conocimientos juntos… Tengo algunos lugares que deseo ver, universidades en las que me encantaría llegar a estudiar dibujo y materiales llenos de color que amaría comprar.

Jungkook pudo ver las brillantes lágrimas descender por las mejillas de su alfa y quizás debido a aquello no pudo evitar que un enorme sollozo se le resbalase de los labios.

-Incluso creo que podríamos conseguir un trabajo a media jornada, adoptar a un par de gatos… Pero para que todo eso suceda, necesitamos salir con vida de esta situación, lobito.

El norteño cerró sus ojos y alzó una de sus manos. Las raíces crujieron a su alrededor y el terreno se hincho repleto de agua bajo sus cuerpos, los árboles silbaron protestando ante las órdenes del lobo que ahora les suplicaba que dejasen ir a su pareja.

-Con vida y también sanos y salvos. No importa lo que esta noche avecine, debemos volver el uno al otro para darnos la oportunidad de ser felices. Merecemos estar juntos por al menos un tiempo. ¿Lo entiendes, Kook? Salva las vidas que quieras pero vuelve a mí al final de la madrugada.

Jungkook no había dejado de mirar a Taehyung mientras las raíces que lo rodeaban comenzaban a rugir y alejarse de su cuerpo como respuesta al poder del norteño. Y tampoco había dejado de escucharlo.

Él quería todo eso de lo que Tae le hablaba. Ansiaba poder vivir una vida tranquila y llena de paz con la persona que quería. Deseaba al menos tener la oportunidad de descubrir si eso que sentía por Kim Taehyung estaba destinado al fracaso o si por lo contrario ambos estaban echos el uno para el otro como a veces el deseo y necesidad de su lobo parecía susurrarle al oído. Pero su pareja hablaba de una forma que le causaba miedo, había demasiadas cosas que él no tenía claras y la primera de ellas se ligaba a lo que exactamente estaba ocurriendo en la montaña, así como al motivo real por el que su madre lo expulsó del sur más allá de las rápidas explicaciones dadas.

Oh. Y por supuesto ese detalle que sacudió su cuerpo con sorpresa hace horas.

-Mi madre puede controlar la tierra. - mencionó. - Ella… Todos esos poderes que los norteños tenéis debido a vuestra conexión con la Luna… Creo que… Creo que ella conoce eso, sabe cómo hacer que los árboles escuchen sus órdenes.

Jungkook sabía que debería haber aprovechado esa situación para confesarle a Taehyung lo muchísimo que lo quería y las enormes ganas que sentía de seguir compartiendo su vida con este. Aún así, aquel tema resbaló de su boca instantaneamente.

-Hay muchas cosas de las que nuestros padres deben hablarnos, lindo. - los labios de Taehyung se posaron sobre la frente de Jungkook tras dedicarle una suave sonrisa de cariño. - Pero de momento salgamos de aquí juntos. Prometo que vas a tener tus respuestas.

Y Jungkook ni siquiera necesitó dudar. De alguna manera él sabía que si Taehyung le había dicho aquello, entonces así sucedería. Cuando cada una de las ramas se apartó de su cuerpo y los árboles les abrieron el camino hacia la cima del norte, él atrajó a su alfa y besó los labios de este con tanto amor que incluso su piel se erizó en respuesta.

-Tú también debes volver a mí cuando la madrugada finalice y el sol salga.

Taehyung asintió, apoyando su frente contra la del chico que quería. Entonces los dos sonrieron a pesar del miedo y la ansiedad que se esparcía en sus cuerpos. Lo harían, volverían el uno al otro cuando todo eso se terminase.

Un fuerte golpe precedió la masacre. El consejo territorial se encontraba reunido cuando las puertas de su sede fueron abiertas de sopetón como si una fuerte ráfaga de viento las hubiera empujado con intensidad. Un solo disparo logró que todos y cada uno de los lobos sentados alrededor de la mesa de reuniones se dispersasen.

La Luna brillaba en el cielo pero su luz comenzaba a menguar con la llegada de espesas nubes negras que parecían amenazar con una nueva jornada de tormentas veraniegas y lluvias torrenciales. La Diosa estaba furiosa y cada uno de los lobos de la montaña podría sentir su ira con tan solo tomar un poco de aire.

-Un pajarito nos ha dicho que el consejo territorial pretende forzar una votación que se saldará con los norteños perdiendo todos los derechos que por naturaleza nos pertenecen. Dicen que quienes hacen las normas también hacen las trampas, sin embargo no está escrito en ningún lado que el pueblo deba acatarlas sin rechistar.

Un arma brilló en la estancia cuando las luces del techo tropezaron con la superficie metálica del gatillo y a esta la siguieron al menos tres más.

-¿Podéis adivinar a qué hemos venido? - el lobo que se mantenía al frente era un agricultor norteño, conocido en su manada por siempre mantener una expresión amable. Ahora estaba dispuesto a matar y sus ojos distaban mucho de parecer afables. - Os prefiero muertos y bajo tierra, de esa forma la montaña no tendrá que sufrir más guerras y atentados. Sin vosotros al frente del consejo no habrá ninguna votación posible, de la misma manera en la que no habrá desigualdades sin una líder que ha sido criada en la creencia de que las clases existen y deben mantenerse. Esta noche mataremos dos pájaros de un tiro, tal vez incluso más.

La voz gruesa y enfadada resonó en la estancia. Lae Vianea, alfa principal del grupo de consejeros de la líder sureña, observó todo aquello que la rodeaba, buscando la forma de hallar un escape si sus fuerzas fallasen en la posible batalla que era consciente que estaba próxima a suceder. A un lado de esta el señor Jeon miraba a los ojos a quién sostenía el arma en alto y Cha enseñaba sus afilados colmillos mientras protegía con su cuerpo a los miembros más ancianos y respetados del consejo territorial. Eran cinco personas en total pero desgraciadamente la diferencia en el número no era un factor realmente importante cuando se trataba de ellos.

Lunas Rojas, el emblema marcado sobre sus anillos lo indicaba claramente. El padre de Jungkook sabía que llegaría el momento en el que el lado más radical del norte amenazaría una unión que no estaba dispuesto a dejar caer bajo ningún concepto. Años y años trabajando en las sombras, acostumbrando a su hijo a normalizar las costumbres del sur aún cuando él mismo las detestaba, días y días teniendo que hablarle a su pareja como si detestase el hecho de que esta fuese omega cuando la realidad era que eso jamás le pudo importar menos, décadas actuando hasta en su propio hogar por miedo a que las paredes escucharan... Su mujer mantenía oculto bajo su delicada piel un poder enorme que desgraciadamente sería considerado tabú para cualquier miembro de su familia más cercana.

Todo lo que los dos habían hecho, todos los sacrificios que decidieron llevar a cabo. Cada uno de los días en los que arriesgaron sus vidas para mantener a su cachorro a salvo, fueron por un motivo. Habían logrado que Jungkook se camuflase entre los sureños e incluso consiguieron que fuese respetado por estos como un buen guardián que seguía fielmente las normas y dogmas de su clan. Si el hijo de los Kim no hubiera tambaleado los esquemas del muchacho entonces probablemente este habría vivido sin conocer ni una sola cosa acerca del norte por voluntad propia. Porque cuando la unión parecía imposible de mantenerse, ellos prefirieron criar a un lobo que fuese como los otros, a alguien que encajase perfectamente en la sociedad que lo rodeaba y por supuesto a un guardián que no sospecharía jamás acerca de la implicación de sus progenitores con  fuerzas norteñas.

-Fuera de aquí. Esta es la sede el consejo territorial sureño y tan solo los miembros del mismo pueden cruzar la entrada.

Lae Vianea se puso en pie. Su respetado puesto en el consejo territorial no significaría nada para las Lunas Rojas pero ella seguía siendo una alfa y mientras fuera un beta el que sostuviera el arma, de alguna manera creía que el contrario retrocedería ante una orden bien dada. Por supuesto que no funcionó y antes de que el señor Jeon pudiera alcanzar a Vianea para hacerla retroceder, una bala de plata le atravesó el cráneo a la loba en cuestión de segundos.

Los norteños contaban con un factor sorpresa, al menos las Lunas Rojas. Ningún sureño esperaría ver a un lobo Yook con un arma, pues estos jamás habían creído en la violencia. Ni siquiera durante los años más duros de sus enfrentamientos, incluso cuando estos atacaron de forma implacable las armas siempre fueron el último de sus recursos. El diálogo generalmente era su primera opción. O lo era para aquellos que no tenían ideas radicales en sus cabezas.

-¡Vianea! - el señor Cha se echó las manos a la cabeza, el temblor comenzando a causar que sus manos se tensasen.

La sangre había salpicado a aquellos miembros del consejo que estaban situados a un lado de la loba y ahora el cuerpo de esta, inerte sobre el suelo de plaquetas blancas de la estancia, dejaba una enorme mancha de sangre roja. Había un motivo por el que los rebeldes más radicales seleccionaron el color burdeos como símbolo distintivo de su emblema. Derramar sangre no era un problema para ellos como lo sería para muchos otros.

A la izquierda del señor Jeon, Cha dejó escapar un gritó de sorpresa en el instante en el que las líneas de sangre que se bifurcaban por los espacios entre las plaquetas llegaron hasta sus zapatos y tiñeron la fina tela de sus calzados veraniegos con el color de la muerte. Los miembros del consejo eran en su mayoría ancianos o guardianes que se habían retirado tras lesiones de gravedad que les impedían luchar del modo que se esperaba. Todo aquello significaba que su defensa era nula y aunque se suponía que la sede del consejo estaba protegida por al menos seis o siete guardias entrenados en la propia casa de líderes, el que estos no hubiesen intervenido todavía significaba que las Lunas Rojas posiblemente no habían mostrado reparos en deshacerse de estos.

-Cuando la líder del sur se entere de esto, vuestras cabezas serán puestas en una pica. Somos el consejo territorial, estamos solo un paso por debajo del puesto de máximo poder en nuestra manada. Jeon Joy no dejará pasar una ofensa y un atentado así sin clamar venganza al respecto.

-Eso tan solo ocurrirá si sigue viva cuando esta noche se acabe. - uno de los lobos que mantenía su arma en alto sonrió, mostrando sus blancos dientes mientras iluminaba los ojos. - Pero estoy seguro de que las Lunas Rojas no cometerán el error de dejarla respirar. Así nos hagan falta ochenta balas de plata, ella morirá y el líder Yook pasará a ser el único líder de una única montaña, una única manada y un único clan.

-Vosotros…

Cha comenzó a decir.

-¡Cierra tu maldita boca! - el señor Jeon gruñó. - Ahora mismo tu clase o la mía no sirven para nada. Acabas de ver el modo en el que Vianea ha caído, si deciden disparar de nuevo solo necesitaran buena puntería y entonces cualquiera de nosotros estará muerto antes de que tan siquiera podamos pronunciar una súplica.

Aunque el señor Cha no parecía feliz con sus palabras, finalmente cerró el pico y al igual que este también lo hicieron los otros dos miembros del consejo que se encontraban presentes y que de hecho no habían pretendido tan siquiera moverse tras el primero de los disparos. Probablemente siendo conscientes de que ahora ellos eran los prisioneros y aquellos que sostenían las armas eran los captores. Su vida dependía plenamente de sus acciones.

Por suerte para el consejo territorial, el señor Jeon nunca había sufrido esa lesión de la que un médico había certificado un informe. Él jamás se lastimó lo suficiente como para dejar de luchar o de proteger a quienes amaba en la guardia. Su entrada en ese grupo cerrado de consejeros se debió únicamente a su papel como espía. Puesto que una omega no podría abrirse paso entre tantos alfas, al menos seis años atrás él se propuso ayudar a su mujer desde el propio interior del enemigo. Ayudar a que la guerra se terminase para que su cachorro pudiera vivir en libertad, aquel fue su principal objetivo encubierto desde el mismo día en el que se unió a la que en la actualidad era todavía su única y amada pareja.

Así que no dudó en alzar su mano en el aire. En un solo segundo el suelo bajo los pies de los Lunes Rojas comenzó a arder en forma de llamaradas, unas llamaradas que extraordinariamente no se movían ni hacia delante ni hacia detrás, sino tan sólo sobre la piel y ropa de los enemigos ante sus ojos. No funcionó con todos ellos, pues al menos uno fue capaz de invocar el poder del agua de la Diosa Luna pero incluso así, y con todo, sirvió para mantenerlos entretenidos durante el tiempo suficiente.

-¿Qué es esto, Jeon?

Y así fue también como el padre de Jungkook reveló lo que era ante el consejo territorial. Un espía, un lobo que conocía la magia del norte y sabía cómo usarla, un lobo de fuego. Un padre que había preferido que su hijo lo odiase antes de poner a este en peligro. Porque si Jungkook supiera lo que él y su esposa eran, entonces podría ser condenado por no delatarlos ante la líder de su clan si en algún momento la situación de la unión se inclinaba hacia un lado contrario al que ellos ansiaban.

-¡Fuera de aquí! ¡Corred y no miréis atrás!

-¿Qué es exactamente lo que está ocurriendo, Jeon? Explícate en este instante.

-Si no quieres morir, Cha, te recomiendo correr. Tus preguntas siempre han sido un maldito dolor en el culo pero empiezo a plantearme la posibilidad de si sería posible hacer arder tus cuerdas vocales hasta dejarte mudo.

Cha no esperó, viendo que ahora el agua de uno de los norteños parecía contrarrestar el ataque de fuego de Jeon, decidió tomar a los ancianos y correr lejos de la sede. Por supuesto que él no sabría hasta unos segundos después, que aquello que los esperaba en los bosques era tal vez mucho más aterrador que lo acontecido en el interior del edificio que el consejo generalmente precedía.

A las dos de la madrugada de la noche que más adelante sería conocida como "Revuelta de las Lunas", los once guardias que protegían la casa de líderes del sur fueron abatidos mortalmente con balas de plata, incluyendo a aquellos que descansaban tranquilamente en la caseta exterior donde el café acababa de ser servido en vasos individuales repletos de hielo hasta el borde.

Yook Sungjae, Jeon Joy y Lee Taemin se encontraban bajando las escaleras del segundo piso hacia el despacho en el que firmarían un trato de confidencialidad que nunca llegaría a ser redactado. Los tres se vieron atrapados en una casa sin protección, rodeados por enemigos y a un paso de ser asesinados.

-La salida de emergencia. - Jeon Joy susurró, alcanzando la mano de su prometido y clavando la mirada en el mestizo que los acompañaba. - La bodega tiene una puerta escondida tras los vinos más antiguos, está destinada a servir de escape en situaciones como esta. Vamos.

Sin mediar palabra los tres se movieron a través de la enorme casa, no miraron atrás ni siquiera para tomar uno solo de sus muchos objetos personales, de repente convirtiéndose en aliados en medio del caos. Los pasos resonaban con más fuerza y sonido de los esperado, a pesar del empeño que ponían por no causar ruido alguno. Y de repente el silencio del exterior se hizo evidente, las celebraciones de los juegos se habían detenido por completo.

-Con cuidado. - Joy le ayudó a Sungjae en la empinada entrada del lugar, los dedos de su mano afianzando el agarre del líder norteño con familiaridad.

La bodega no era un sitio demasiado  frecuentado, no lo había sido al menos en los últimos veinte años. Aunque se mantenía limpia, la puerta por la que la líder sureña quería escabullirse se encontraba hinchada por la humedad del lugar. Costó al menos varios intentos abrirla y solo cuando finalmente se precipitaron a través de los túneles ocultos tras la misma, pudieron comenzar a correr.

A oscuras, el mestizo tropezó y cayó contra el suelo de tierra en al menos cinco ocasiones.

-Saldremos en medio de la montaña. - Joy apretó la mano de Sungjae. - Una vez ahí tendremos que buscar a gente de nuestra confianza, comprobar la situación y decidir sobre la marcha. Sea lo que sea que esté ocurriendo, debemos pensar en nuestro pueblo.

El líder norteño empezaba a sentir el efecto de los supresores desaparecer pero todavía se percibía a sí mismo lo suficientemente cuerdo como para poder escuchar con atención. Así que se limitó a asentir, aún con su débil cuerpo lleno de cansancio y necesidades que se obligaba a ignorar.

Lee Taemin se limitó a seguirlos de cerca a través de las angostas paredes, sin prestar atención a los cuchicheos y miradas intermitentes que le dedicaban de vez en cuando los dos lobos.

-Los túneles tienen que permanecer ocultos, nadie debe saber nada acerca de esto. Es un secreto que todas las generaciones de líderes hemos guardado.

Taemin asintió.

-Salva a Jimin, prométeme un mejor futuro para mi gente y entonces podremos hablar de túneles secretos.

Aunque Joy hubiera querido responder, la tos seca de Sungjae captó su atención y cuando este pareció estar a punto de derrumbarse, no dudó en rodearle el cuerpo con un brazo para mantenerlo en pie.

-Bien. Jimin estará a salvo y tu gente será plenamente liberada de cualquier yugo que los una a los lobos, tienes mi palabra y tendrás la del líder Yook si me ayudas a ponerlo a salvo.

Las lluvias habían comenzado a precipitarse sobre las piedras de la parte más alta de la montaña para cuando Jungkook y Taehyung llegaron a la cima del norte.

Había al menos una treintena de lobos frente a sus hocicos y todos estos parecían encontrarse plenamente asustados.

-Una guerra entre bandos está a punto de suceder en la montaña. - tras un carraspeo de nerviosismo, el norteño se decidió a hablar y lo hizo sosteniendo la mano de su pareja incluso ante muchos altos cargos del sur. - Una facción de rebeldes norteños que reciben el nombre de Lunas Rojas no está dispuesta a permitir las votaciones que el consejo territorial del sur ansia llevar a cabo. Es por eso que hoy la cima del norte y el templo acogerán a todos aquellos que deseen apartarse de la posible batalla y luchar por una unión pacífica en la que no haya muerte o dolor.

Jungkook no escuchó mucho de lo siguiente que dijo su novio, porque su mirada primero se perdió en las expresiones llenas de ansiedad de los lobos ante ellos y después… Después sus ojos solo vieron al hombre a su lado y su nariz tan solo pareció percibir el natural aroma de este. Con la guerra a punto de volver a activarse sus miedos habían comenzado a ir mucho más allá de si sus padres aceptarían al hijo de los Kim o no, de si su puesto como guardián altiorem correría peligro al decidir amar a otro alfa. Ahora su pánico parecía más real, crudo y espeso.

Pero fuese lo que fuese que Taehyung hubiera dicho mientras él se perdía en su propia mente calibrando lo mal o bien que ambos podrían salir de esa situación, con seguridad le había servido a esas personas para creer que estaban bien protegidos. Había guardianes entre aquellos lobos que decidieron huir, al igual que había agricultores, políticos, jardineros o sanadores.

-Entremos. - Taehyung susurró y cuando los lobos comenzaron a perderse en el interior de las cuevas, se tomó un instante para atraer al alfa sureño hacia sus brazos con la intención de abrazarlo fuertemente. - Entremos y ayudemos a esa gente antes de tener que luchar si es preciso que lo hagamos.

Jeon Jungkook no había sentido nunca una necesidad tan imperiosa de fundirse contra el cuerpo de otro lobo, pero esa noche, solo una después de haber entendido que amaba a Kim Taehyung, él realmente rodeó con los brazos el cuerpo del alfa y lo apretó contra sí hasta que la respiración se tornó difícil para los dos.

-Te quiero, Taehyung. Sé que lo hago.

La mano del alfa sureño descendió sobre la tibia piel de la nuca del norteño.

-Y yo a ti, lobito. También te quiero.

Los dos se mantuvieron así hasta que alguien asomó la cabeza desde la entrada de una de las cuevas.

-Perdón. - Lae Vanity se mostró tímida al percibir lo que posiblemente había interrumpido. - Algunos lobos hemos dejado a personas importantes en el otro lado de la montaña, queremos saber si acaso habrá oportunidad para ellos.

Taehyung no soltó a Jungkook, tampoco deshizo el abrazo de ambos ante una de las hijas de la principal alfa del consejo territorial sureño. En lugar de eso incluso afianzó el agarre sobre su pareja. De todos modos esa noche dudaba mucho que cualquier alto cargo sureño se parase a pensar en dogmas y deltas mientras se escondían para evitar ser dañados por guerras no escogidas.

-Bajaré en una hora como mucho. - Jungkook habló, el miedo y el dolor estaban instalados en su garganta mientras trataba de ignorar el detalle de que Taehyung parecía repentinamente más necesitado de cariño. - Y ya sea que tengamos que morir en el intento o no, puedo asegurarte que la guardia no va a permitir el inicio de una nueva guerra. Yugyeom cumplirá su deber y…

-No me importa demasiado su deber. Lo único que pido es que él y mi madre puedan salir con vida de esa…

-Revuelta. - Taehyung susurró. - Revuelta de Lunas, supongo que se le podría llamar de ese modo.

La chica solo asintió.

-Lo que sea. Si bajas ahí y ves a alguno de ellos, diles de mi parte que en circunstancias como esta la familia es mucho más importante que cualquier territorio o política. Dile que los amo y que… Que vengan al norte a protegerse. Que se pongan a salvo.

Taehyung sonrió levemente y sus labios depositaron un camino de besos desde la oreja de Jungkook hasta los labios de este.

-Bajaré contigo al sur una vez que los refugiados tengan lo necesario para estar bien aquí. - susurró. - Vamos a acomodar a esos lobos, después que informaré a Hoseok para que él y sus hermanos les suban mantas y comida, me comunicaré con mis padres y después… Después lucharemos si es que acaso es necesario.

Jungkook sintió la tentación de negarse, de decir que Taehyung no estaba obligado a luchar en ninguna guerra pero… Pero la realidad era que el hijo de los Kim podía decidir por sí mismo lo que deseaba hacer y sinceramente él estaría más que dispuesto a luchar al lado de este si fuera necesario.

De todos modos el lobo de Taehyung era grandioso, fuerte y estaba entrenado tan bien o incluso más que el suyo propio. No lo había visto en una batalla violenta, pero se había topado con la clara evidencia de que Kim Namjoon le había enseñado a su cachorro todo aquello que un hijo de guardián sureño tendría que saber. Tae conocía el modo de lucha de los dos clanes de la montaña y ciertamente podría llegar a usar eso a su favor si llegase a ser necesario.

-Bien, alfa, vayamos a ayudar a los refugiados y después a defender nuestro futuro.

Los dos sonrieron, con tristeza y los ojos acristalados, antes de entrar en la cueva siguiendo los pasos de Lae Vanity para asegurarse de que todos los lobos que se habían escondido entre los recovecos, estaban medianamente cómodos. En una sola semana la situación de sus manadas y sus objetivos personales habían cambiado casi por completo.








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Hii!!

Lo primero, perdonad la tardanza en subir el capítulo de hoy pero me ha sido imposible encontrar tiempo antes para actualizar. Llevo una semana de locos baes, por eso tampoco he podido responder vuestros comentarios pero este fin de semana lo dedicaré en parte a leeros porque adoro conocer vuestras opiniones.

Espero que os haya gustado.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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