Capítulo 58

"Si quieres, podríamos ser fugitivos huyendo de cualquier señal de amor. Si, si, no hay nada, no hay nada aquí para mí. Ya no hay nada aquí para mí pero no quiero estar solo. "

-Desperado
(Rihanna)

24 HORAS ANTES :

Yook Sungjae se dejó caer sobre una de las acolchadas sillas de madera de la biblioteca de la casa de líderes. Estaba cansado y los nombres de las listas parecían comenzar a volar ante su mirada.

Ese día fue complicado desde el inicio. Con los crímenes del norte sin resolver, una enorme cantidad de lobos acogidos en el hostal de los Jung esperando que alguien les ayudase a limpiar Casiopea y reconstruir sus hogares, los niños de las tribus, las reuniones con su grupo de guardianes de confianza, su celo siendo controlado por una indecente cantidad de supresores hasta casi ocultar su olor natural y ahora eso. Una intensiva investigación destinada a averiguar si alguna antigua facción de rebeldes podría haber sido reactivada, sin importar que fuesen del norte o del sur.

Oh. Y el objetivo. Ellos también planeaban averiguar el objetivo de esos rebeldes si es que acaso lograban encontrarlos.

-Ve a descansar si lo necesitas. - Joy apoyó una enorme carpeta sobre la mesa. La cubierta de esta se encontraba repleta de polvo. - Puedo seguir revisando esto por mí misma, si necesito ayuda llamaré a Moon Byul y Sehun. Los supresores deben estar haciendo efecto y es normal que sientas somnolencia.

Aunque la oferta era tentadora, Sungjae se obligó a negar.

-No. Esto es parte de mi responsabilidad, quiero estar presente en caso de que nos topemos con algún dato sospechoso.

Joy solo hizo una pequeña mueca de exasperación pero al contrario de lo que hubiera hecho con anterioridad, no impidió que el líder norteño continúase presente en las investigaciones. Este había demostrado ser tan profesional y tan útil como lo sería un alfa, lo suficiente  para que ella aceptase sus opiniones y consejos sin que el hecho de que fuera un omega llegase a molestarla.

-Bueno, agradezco tu presencia. Sin duda puedo afirmar que eres un líder dedicado.

Sungjae sonrió. Le había pedido muchas veces a Joy que dejasen los títulos a un lado a la hora de comunicarse o hablar en privado, y aunque a ella parecía costarle un poco todavía, al menos se esforzaba por mantener sus interacciones en un ámbito cómodo y casi familiar.

-La verdad es que estoy odiando ser un líder últimamente. - Sungjae abrió la carpeta que Joy había depositado sobre la mesa. - Demasiado trabajo. La unión y los crímenes que hemos visto ocurrir, jamás pensé que todo esto se pudiera dar durante mi liderazgo. Solo llevo dos años al frente de mi manada, a veces me asusta hacer las cosas mal o no ser lo suficientemente hábil para capturar a los malos. Sobre todo cuando cosas como esta se concentran a nuestro alrededor. Si no logramos detener al culpable nuestro pueblo sufrirá las consecuencias. Necesitamos saber quién está amenazandonos y los motivos que cree tener, sean absurdos o no.

-Supongo que lo de sentirse culpable es algo que nos ocurre a todos pero no puedes permitir que condicione tu estabilidad física y mental, Sungjae. - Joy observó de nuevo esas ojeras bajo la mirada del omega. - En realidad, no ha pasado mucho desde que yo decidí encarcelar a un mestizo en base a unos recuerdos que podrían ser tan solo una sombra difusa de su pasado. Todos cometemos errores.

Sungjae posó la mirada sobre Joy. Él sabía que esta había retenido a aquel muchacho por la descripción de la madre del mismo. No se trataba únicamente de la posibilidad de que una loba perteneciente a un grupo de rebeldes se hubiera unido a un humano las suficientes veces como para llegar a concebir un mestizo de sombras, no. Tampoco tenía que ver con la ruptura de los tratados y acuerdos entre lobos y cazadores que podrían poner en riesgo la paz entre ambos. Lo cierto era que se trataba del recuerdo de su propia progenitora y de lo mucho que la descripción que el sanador había hecho empujó a Joy a recordarla después de años tratando de evitar a toda costa esa necesidad de hacer preguntas sobre ella. Nunca se había permitido curiosear al respecto porque nunca quiso lastimar a su padre.

Así que sí, quizás era un pensamiento absurdo, demasiado visceral e incluso un poco inmaduro, pero en aquella ocasión Sungjae decidió estar de acuerdo con Joy porque fue la primera vez en la que llegó a presenciar una decisión de esta marcada por los sentimientos y no por las normas de su clan o aquello que ella consideraba plenamente racional. Encarcelar a ese mestizo fue un movimiento precipitado pero también una muestra de la desesperación que Joy ocultaba, una desesperación motivada por la poca información que llegó a dársele sobre la muerte de su madre.

Dejarlo escapar había sido la decisión correcta. Más tarde podrían buscarlo si fuese realmente necesario, ya tenían muchos frentes abiertos y enfrentarse a tratados y acuerdos rotos no haría otra cosa que facilitarle el camino a aquellos que pretendían dinamitar la unión de sus clanes. No podían permitirse romper reglas firmadas con pactos de sangre. Los mestizos debían ser y permanecer  intocables.

-A veces seguir corazonadas es también un movimiento razonable. No te culpes por lo del mestizo, si realmente te pareció vislumbrar a tu madre en la descripción que el señor Kim hizo… Tal vez en tu lugar cualquiera hubiera hecho lo mismo.

-El lunar con forma de estrella. - Joy suspiró. - Eso fue lo que captó mi atención al completo. Creo recordar ese distintivo detalle en mi madre, y sus preciosos ojos violetas… Si encontrásemos alguna evidencia que una al mestizo con mi madre, mi vida entera daría un giro. Significaría que he estado viviendo una mentira todo este tiempo.

Sungjae asintió.

-Una prueba de ADN. - señaló. - Cuando todo esto termine me aseguraré de convencer a ese mestizo para que se someta a una prueba de ADN para disipar cualquier duda. Te doy mi palabra, como líder y como pareja.

Joy no fue capaz de mirar a Sungjae a los ojos, de alguna manera ese omega siempre era capaz de sonrojarla con sus palabras dulces y promesas sin sentido. Sus palabras eran alentadoras, sonaban bien y la invitaban a tener sueños que jamás se había permitido.

-Okay. Esa es una idea razonable y llena de sentido. Quizás más que la de encarcelarlo.

Los dos sonrieron.

-Eres demasiado radical a veces. En cierta forma creo que la unión nos logrará equilibrar como líderes, yo seré menos confiado y tú menos drástica.

Jeon Joy rodó los ojos y eso causó una nueva carcajada en el líder sureño.

-Realmente hay una parte de persona con reacciones humanas bajo esa capa de líder intocable. Deberías dejarla salir con más frecuencia.

Los ojos de Joy se quedaron completamente quietos y cuando la runa en el cuello del omega se iluminó, ella se relamió los labios.

-Vamos a centrarnos en la investigación, líder Yook.

-Por supuesto, líder Jeon.

Así lo hicieron, durante horas los dos líderes de la montaña se centraron en leer una enorme cantidad de informes y árboles genealógicos hasta que sintieron que sus ojos comenzaban a estar llorosos en consecuencia del agotamiento.

-¿El señor Park Tomie tiene abuelos sureños? - Sungjae frunció el ceño, señalando uno de los muchos árboles genealógicos del sur que se encontraban en las empolvadas carpetas de los registros que habían revisado. - Ha sido el consejero de protocolo de mi familia durante años pero jamás comentó algo sobre su descendencia sureña.

La líder Jeon se mostró curiosa inicialmente, solo hasta que sus ojos encontraron los nombres de los abuelos de Park Tomie en ese árbol genealógico.

-Lo has encontrado.

-¿Qué? - Sungjae la miró confundido.

-Lo has encontrado, o eso creo. Los abuelos de Park formaron parte de un grupo de rebeldes deltas que atentaron contra mi bisabuelo en más de tres ocasiones. Cuando las manadas no estaban todavía separadas debido a la división de clases que dejaba completamente fuera de la pirámide a cualquier delta o alfa que pretendiese unirse a alguien de su misma clase.

-¿Eso no descarta en cierta manera la posibilidad de que él haya atacado el norte? - Sungjae estiró su cuello con cansancio. - Lleva años ayudando a mi familia y él no parece una persona dispuesta a dañar el lugar en el que vive. Si sus abuelos defendían a los deltas y sus padres decidieron asentarse en el norte…

-Tal vez no pretenda dañar completamente el norte. Puede que simplemente esté dispuesto a obtener daños colaterales mientras trabaja en la ruptura de la unión.

-No tiene sentido. - Sungjae sentía que su cabeza estaba a punto de explotar. - No fueron daños colaterales. Los ataques al norte golpearon los dos puntos más importantes para nosotros. Ningún norteño estaría dispuesto a sacrificar Casiopea y las tribus, por muy radical que sea su forma de pensar. Quemaron uno de los sitios que más comida nos proporcionaba y el lugar que de alguna manera podría darnos ventaja sobre el sur a la hora de poner ciertos términos en la unión.

Joy suspiró.

-De todos modos necesitamos comprobarlo. Llama a nuestros guardias de confianza, pondremos al señor Park bajo estricta vigilancia. Una vigilancia que él pueda notar, queremos que se ponga nervioso y que cometa algún error. Si es culpable, tal vez podremos forzarlo a actuar precipitadamente.

Aunque Yook Sungjae confiaba en el señor Park, decidió que comprobar su inocencia era quizás necesario. Si algo le había enseñado la unión a lo largo de ese verano, era que muy pocas personas podían ser realmente de su confianza.

-Namjoon no pidió que se incluyera a Park Eunha en la investigación de los crímenes. A pesar de que es su mano derecha, él no pidió o sugirió ni por un solo instante que la hiciéramos participe de lo que estaba ocurriendo. - susurró finalmente el líder norteño.

Entre los árboles cercanos, Jungkook se vistió con la ropa que le había prestado Taehyung tras regresar a su forma humana y tomó aire profundamente hasta obtener todo el valor que le haría falta para acceder al sitio que durante años había sido su hogar y que de alguna manera ahora ya no lo era.

No estaba arriesgándolo todo por Tae, porque aunque los dos se gustaban y disfrutaban cada vez que tenían la oportunidad de pasar tiempo juntos, no hacía demasiado que ambos se conocían y no podría poner a este por delante de su madre. Pero sí lo haría por todas esas personas que deseaban encontrar una pareja sin miedo a ser castigados por el amor que sentían. Sureños y norteños debían hallar la paz de una buena vez por todas, los deltas dejarían de existir en algún momento y pasarían a ser considerados como alfas plenamente normales cuando la gente a su alrededor entendiera que en realidad eso era exactamente lo que siempre habían sido. Alfas con omegas, betas u otros alfas, no importaba la clase sino el sentimiento detrás de la unión entre los lobos implicados. Los señores Kim le habían ayudado a comprenderlo y Taehyung le había dado un significado completo a todo aquello.

Así que aunque Jungkook sería solo un alfa admitiendo en voz alta amar a otro alfa, el apellido de los Jeon que acompañaba su nombre, podría resultar lo suficientemente llamativo como para que otros lobos de familias menores lograsen obtener la confianza necesaria para atreverse a amar sin condiciones. Era eso o que alguien tratase de arrancarle la yugular con un mordisco al descubrir que un miembro de la familia de líderes se mostraba abiertamente orgulloso de ser un "delta", de cualquier manera él pretendía comenzar a salir abiertamente con Tae en cuanto la conversación con su madre terminase.

-Mamá. - Jungkook no necesitó tocar la puerta. Sabía que su padre no estaría en casa a esa hora y ese día en concreto. Todavía conservaba su llave, así que sencillamente entró. - ¿Estás en casa?

-¿Jungkook?

Aunque inicialmente su progenitora mostró una expresión de horror, su mirada terminó por relajarse. Probablemente comprendiendo y recordando que esa noche una de las fases más importantes de los juegos tendría lugar. Una que requería la presencia del consejo en primera línea junto a Joy y el líder norteño.

Era el día de las hogueras en el sur y eso significaba que la generación de aprendices más jóvenes obtendría su primer contacto con aquellos adultos que los entrenarian a diario hasta su mayoría de edad. Futuros guardianes y guardianas alfa en la mayoría de los casos y beta en menor medida.

-¿Ocurre algo? Sé que papá debe estar preparándose para realizar una formal queja ante Joy sobre el hecho de que ahora los aprendices también  tengan que recibir entrenamiento por parte de esos norteños a los que tanto presume de detestar.

Como novedad, ese año durante las hogueras de los juegos una enorme cantidad de guardianes del otro lado de la montaña tendrían que formar parte de la ceremonia de iniciación de los aprendices. Era inevitable sin importar lo que su padre o el consejo manifestasen, pues las técnicas de combate y los conocimientos de batalla de los norteños pasarían a combinarse con las del sur hasta encontrar un equilibrio adecuado. Las nuevas generaciones crecerían con un entendimiento general de lo que las dos manadas suponían.

-No deberías estar aquí, cariño. Es peligroso.

Jungkook frunció el ceño pero se apuró a abrazar fuertemente a su madre.

-Vengo a disculparme… Por haber huido así de casa. Te dejé sola con papá en un avanzado estado de ira que podría haber acabado mal si tú no supieras cómo manejarlo. Pido disculpas, madre.

La señora Jeon se limitó a asentir mientras acariciaba el revuelto cabello de su hijo y apartaba algunos rastros de hojas de las hebras del cabello azabache de este. Sus ojos buscaron los de Jungkook, violeta oscuro chocando contra violeta claro. Tranquilidad y agobio, ambas sensaciones enfrentadas en la misma estancia.

-No tienes que pedir disculpas. Tu padre te habría lastimado si hubieses seguido discutiendo con él sobre temas de los que no admite debate alguno. Pero de todos modos… No deberías haber venido al sur hoy. Incluso con las hogueras teniendo lugar, tenía la esperanza de que te quedases lejos por al menos un par de días antes de regresar.

Eso fue suficiente para poner en alerta a Jungkook, generalmente su madre se llenaba de brillo cuando él regresaba a casa pero no estaba siendo así aquella noche. Incluso con la posibilidad de que su padre pudiera atraparlo, resultaba extraño que su madre se mostrase tan nerviosa.

-Mamá… ¿Ocurre algo?

Esta negó, mas sus facciones y la leve sensación de algo agrio en su aroma natural le reveló a Jungkook que esa negación había estado repleta de mentira.

-Habla. Dime lo que ocurre.

Su madre suspiró y durante unos minutos los dos se mantuvieron en un completo silencio que erizó la piel de Jungkook. No había avanzando hacia el salón, ni siquiera se habían sentado o terminado de cruzar el pasillo del primer piso de la casa. Ella no lo había tomado de la mano para llevarlo hasta la cocina y ofrecerle algún dulce casero como casi siempre ocurría, de hecho… Ni siquiera sus expresiones parecían ser como las habituales.

Jungkook pudo sentir el fuerte golpeteo de su corazón contra su pecho. Maldita sea, estaba seguro de que ahí ocurría algo más allá de lo que él podía vislumbrar.

-La montaña ya no es segura. Tu padre y el consejo se han reunido a espaldas de los líderes para idear una revuelta destinada a alentar las votaciones que han estado reclamando durante semanas y pretenden sembrar todo el odio que sienten esta misma noche. Van a aprovechar la enorme cantidad de gente que se reunirá en las hogueras para darle la bienvenida a los nuevos aprendices.

-Un segundo. - Jungkook frunció el ceño tratando de entender las palabras de su madre. - Explícame cada una de las palabras que has mencionado sin enigmas de por medio. ¿Qué es lo que está pasando, mamá? Ve directa al grano.

La señora Jeon dudó por un instante antes de finalmente comenzar a hablar. Sus ojos brillaron por un instante.

-Las paredes escuchan, hijo. Un grupo de rebeldes se dirige en este instante a la sede del consejo con el objetivo de atacar y acabar con cualquier posibilidad de que la unión se incline hacia aquello que los representantes sureños desean. Los deltas temen volver a ser cazados y no están dispuestos a que las purgas regresen. - la señora Jeon suspiró. - ¿Quieres que sea más clara todavía? El consejo está reunido y mientras se encuentran vulnerables en la sede, un grupo de norteños pretende usar la ocasión para atacarlos y asegurarse un futuro sin ejecuciones, guerras o división de clases. No importa la seguridad de la casa de líderes, la cercanía de la sede con respecto a esta o el arriesgarse a represalias… Ellos están dispuestos a arriesgarlo todo para que la unión no se cumpla o que si lo hace sea con un único líder al frente. Uno norteño.

Jungkook tragó saliva, la vena de su cuello había comenzado a pulsar con fuerza y su cabeza parecía dar vueltas. ¿Por qué su madre sabía todo eso?

-Las purgas no van a regresar e incluso si papá y los miembros del consejo reúnen a suficiente gente para generar una escandalosa protesta, Joy les dirá que tiene cosas más importantes en las que centrarse. Las votaciones no son lo más importante ahora e incluso si tratan de hacer presión… No creo que consigan dinamitar completamente la unión. En cuanto al grupo de rebeldes del que me hablas, quiero saberlo todo. Lo que sea que hayas escuchado o visto, dímelo. La guardia eliminará cualquier posibilidad de ataque antes de que suceda.

-No lo entiendes, Jungkook. - la señora Jeon negó con la cabeza antes de dar un paso hacia atrás, alejándose del abrazo de su pequeño. - Hoy la guerra entre norte y sur volverá a ser declarada. Los radicales norteños quieren una sola montaña para ellos, no desean compartir absolutamente nada con el sur.

El alfa sureño tragó saliva, estaba asustado a pesar de que se esforzaba por mantener su cabeza fría.

-¿Cómo sabes eso? ¿Papá te lo ha dicho? ¿El consejo territorial ha sido amenazado?

Los ojos de la madre de Jungkook mostraron la evidente duda y su respuesta tardó en llegar.

-Yo… Simplemente lo sé, cariño. Escúchame, tienes que encargarte de alejar del sur a todas las personas por las que sientes aprecio. Este lugar va a convertirse en un campo de batalla en menos de un parpadeo.

-Los chicos más jóvenes… Las hogueras… Hoy debería haber más vigilancia de lo habitual.

La señora Jeon tan solo negó.

-Nada de eso sirve. Toma la mano de las personas que merezcan escapar de esta masacre que se avecina y corre hasta un lugar seguro.

Las manos de Jungkook habían comenzado a temblar. Toda esa información le provocaba pánico y en cambio su madre se encontraba tan serena como le habían enseñado a permanecer. Ni una sola mueca de pánico, tan solo la preocupación de no lograr que su pequeño cachorro se fuese a tiempo.

-Bien. Entonces ven conmigo hasta una zona segura, no voy a irme sin tí. Te llevaré al hostal de los Jung, ellos te tratarán bien y podré dar aviso a los guardianes que se hospedan allí para que me acompañen a inspeccionar el sur.

Aunque Jungkook estiró su mano tratando de alcanzar a su madre, esta se limitó a dar un par de pasos hacia atrás.

-Ve. Yo tengo algo que hacer aquí.

-No voy a ir a ningún lado sin tí. Si lo que dices es cierto tenemos que avisar a Joy.

Jungkook trató de alcanzar a su madre nuevamente pero como si se tratase de un estúpido baile, esta volvió a dar un par de pasos hacia atrás para esquivarlo.

-Mamá. Necesito hablar con Joy, llevarte a un lugar seguro y regresar al sur para tratar de controlar la situación junto a los demás guardianes. No lo diré de nuevo, ven conmigo.

-No hay nada que la guardia pueda hacer, pequeño. Es demasiado tarde y las fichas están puestas sobre el tablero. Los jugadores están a punto de comenzar sus movimientos.

-¿Qué es lo que estás tratando de decirme exactamente? ¿Es papá? ¿Él ha planeado algo con el consejo o tal vez ha recibido alguna amenaza del norte?

Su madre negó.

-Pronto sabrás, hijo mío, que todo lo que he hecho es por tí y los jóvenes que merecéis un futuro más justo y certero. Todo lo que hemos hecho.

Jungkook sentía las ganas de comenzar a gritar acumulándose en su garganta.

-Deja todos esos acertijos para otro día y ven conmigo. Necesito llegar hasta Joy.

Pero la señora Jeon tan solo necesitó levantar una mano en el aire para lograr que las ramas de los árboles se cólasen por las ventanas de la casa como si estuvieran hechas de goma moldeable. Jungkook observó aterrado la forma en la que incluso las raíces se extendían por las paredes, rodeaban los muebles, bordeaban el salón y llegaban hasta el pasillo para envolver sus piernas.

-¡Mamá!

Entonces ella susurró algo que logró erizar la piel de Jungkook.

-Llevad a mi hijo a un lugar en el que se encuentre seguro. Esta es la petición de una hija de la Luna, estoy dispuesta a pagar las consecuencias si es preciso. Ponedlo a salvo.

-¡Mamá! - repitió, su grito repleto de desesperación mientras intentaba dejar salir a su lobo.

Pero era inútil. La luna y su parte animal parecían mansos, quietos y sordos ante sus súplicas. Así que Jungkook luchó, se movió y tiró de las raíces que envolvían sus pies pero de ninguna forma fue capaz de liberarse del fuerte agarre que los árboles ejercían a su alrededor.

-Por favor… - las ramas ya lo envolvían hasta la cintura. - ¿Qué está pasando, mamá? Por favor…

Pero antes de que sus ojos pudieran parpadear y antes de que las lágrimas que quemaban en sus pupilas llegasen a derramarse por completo, las ramas de los árboles lo tomaron en volandas.

-¡Noooo!

Se lo habían tragado y lo habían escupido en la mitad de un bosque desconocido desde el que los tambores de las ceremonias de los juegos casi no podían escucharse.

Jungkook se agachó en medio de la oscuridad, se llevó una mano al pecho, todavía con la respiración dificultosa y las rodillas temblequeantes, la garganta afectada y los ojos aguados. Entender que su madre podía controlar la magia del norte resultó tan duro como sorprendente, existían muchas cosas que él no lograba explicarse y su mente parecía girar una y otra vez alrededor del terreno desconocido sobre el que los manzanos lo habían escupido mientras intentaba hallar una respuesta a todo lo ocurrido.

No podía. No podía tan siquiera pensar con normalidad. Incluso su respiración se percibía extraña y pesada. Le dolía cada extremidad del cuerpo y su lobo continuaba como apagado, dormido…

-Tienes que calmarte. - se dijo a sí mismo. - Cálmate y analiza el entorno. Cálmate, cálmate, cálmate…

Su nariz olisqueó y cuando el aroma de la lavanda lo golpeó con enorme intensidad, comprendió que él se encontraba cerca de la cima del norte mientras Taehyung lo esperaba alrededor de la hoguera principal del sur. El pánico hizo que la bilis le subiese hasta la boca, su cabeza se tambaleó del miedo.

Una enorme franja de montaña los separaba y aunque Jungkook trató de levantarse, las ramas de los manzanos lo atraparon como una soga entre la lavanda. Sus pies estaban completamente cubiertos de tierra y raíces irrompibles. Atrapado. Estaba atrapado.

-"Taehyung."

Jungkook trató de golpear las raíces, de cavar en la tierra inacabable. Él lo intentó gritando, aullando a la Luna y pidiendo clemencia… Pero nadie, ni siquiera la Diosa, parecía escucharlo.

Taemin no corrió montaña abajo para regresar a la seguridad del poblado humano donde los cazadores lo protegerían con casi total seguridad. No lo hizo, y mientras cruzaba los bosques con las piernas doloridas y la respiración agitada, se recordó a sí mismo que estaba tomando una decisión tan tonta y kamikaze como esa porque Park Jimin se había arriesgado con anterioridad para rescatarlo a él de las garras de su enemigo. Un enemigo que en realidad estaba y estaría siempre del lado de Jimin, del lado de los lobos muy por encima de lo que suponían los mestizos.

Ese omega no pareció dudar el día en el que le ayudó a escabullirse de la cabaña en la que la líder sureña lo quiso retener, tampoco dudó al llevarlo a su casa o al mostrarse abiertamente sincero a la hora de hablarle acerca de todo lo que estaba ocurriendo en su montaña con una unión pensada para eliminar cualquier posibilidad de guerra entre dos manadas que se habían mantenido luchando durante demasiados años.

Así que él se obligó a no dudar mientras corría. No sabía bien donde encontrar la casa de líderes pero sabía que esta se situaba muy cerca de las enormes hogueras que Jimin le había indicado al inicio de la noche que los dos estarían bordeando para llegar al poblado de guardianes sanos y salvos. Tan sólo tuvo que seguir el sonido de los tambores.

Habían llegado a ese poblado de guardianes juntos pero maldita sea, el omega no estaba a salvo mientras él trataba de encontrar un lugar que fuese lo suficientemente grande o llamativo como para poder ser considerado una casa de líderes. Jimin no podría esperar demasiado, no al menos con una bala en su cuerpo que no se habían parado a preguntar si era de plata o no. Fuera como fuese, el pensamiento lo hizo correr más y más, incluso cuando se topó de lleno con las festividades de los juegos y la gente llenando las calles.

-¡Ei, tú, ten más cuidado!

Sus hombros chocaban contra los lobos, sus pies tropezaban con las piernas de estos y a pesar de que en más de una ocasión sus rodillas golpearon el suelo de tierra, de alguna manera logró levantarse y avanzar.

Entonces lo comprendió, allá, en el fondo, esa casa rodeada por vallas altas donde la vegetación parecía mucho más brillante que aquella que había visto surgiendo entre cenizas por casi la totalidad del terreno sureño. Esa debía ser la casa de líderes, y si estaba equivocado entonces tendría que volver a correr una vez más.

A medida que sus pasos se hacían un poco más lentos, Taemin fue consciente de los guardianes que se encontraban vigilando el lugar y su corazón pareció frenar por un instante a pesar de lo rápido que bombeaba.

Bueno, él era un fugitivo. Tal vez la forma más rápida de lograr hablar con los líderes sería entregarse. Definitivamente de esa manera al menos conseguiría contacto directo con estos.

-¡Vosotros! - Taemin alzó la voz. - Con todo el ruido que probablemente he hecho, ¿no deberíais haberme atrapado?

Los mestizos tenían ciertas capacidades que los diferenciaban de los humanos, pero todavía eran mucho más ruidosos y torpes que los lobos. Si hubiera una cadena para medir el poder entre las tres especies,  como la había para definir qué animales eran depredadores y cuáles presas, los licántropos estarían arriba, seguidos de los mestizos y por último al final de todo se encontrarían los humanos comunes. Sin capacidades alejadas de lo normal o características físicas que les permitieran tener una fuerza muy por encima de la media.

Taemin sabía que el único motivo por el que no lo habían atrapado se debía a la enorme cantidad de aromas y estruendos que las celebraciones de los juegos ocasionaban, Jimin no se había equivocado horas atrás al decirle que quizás era la mejor oportunidad que tendrían para pasar desapercibidos, incluso si él no llevase una capucha sobre su cabeza.

-¿Estáis sordos?

Los guardianes se observaron por un instante, caninos fuera y manos tensas mientras levantaban lo que parecía ser un walkie talkie. No estaban quietos por los motivos que a Taemin le gustaría, parecían encontrarse preparados para saltar sobre él en cuanto recibiesen las órdenes para poder hacerlo. Y a esas alturas, sinceramente, él no podría hacer mucho más que patear sin éxito. Estaba cansado y su capacidad física no superaba a un lobo normal, muchísimo menos a aquellos que llevaban una vida entera recibiendo entrenamiento para enfrentarse a cualquier amenaza o peligro.

-Sehun, tenemos a un chico con ganas de dar problemas aquí. No es un lobo pero tampoco un humano y no puedo entender cómo ha llegado hasta esta zona de la montaña, su aroma…

-Vuestros líderes me están buscando. No deberíais hacerlos esperar. - provocó Taemin.

El mestizo se tambaleó cuando uno de los guardianes se movió rápidamente hacia él, en el tiempo que le llevó  parpadear este logró agarrarlo de la nuca sin tan siquiera necesitar un poco de esfuerzo. Los dedos del guardia apretaron su piel, empujándolo hacia abajo hasta hacerle rozar el suelo con las rodillas y finalmente caer.

-Guarda silencio, chico.

-No sabéis lo que estáis haciendo, apuesto a que vuestros líderes ni siquiera os han dicho quién soy o por qué necesitan mi testimonio. Quiero verlos ahora.

-Verás a los líderes si ellos desean verte. No eres nadie aquí para pedir una audiencia con la señorita Jeon. ¿Por qué no nos cuentas cómo has llegado hasta aquí?

Taemin se encogió levemente cuando uno de los guardias alzó el pie con  clara intención de patearlo, pero el sonido del walkie talkie hizo que este frenase su movimiento de forma repentina.

-Hazlo pasar. Los líderes quieren verlo.

-Te lo dije. - Taemin fingió una sonrisa. - Has perdido esa oportunidad de obtener un ascenso. ¿Cómo te sientes al respecto?

Los dos guardianes se mantuvieron en silencio mientras inmobilizaban las manos del mestizo y lo empujaban hacia el interior de la casa de líderes.

Bien. Estaba dentro, ahora solo tenía que informar acerca de la traición del padre de Jimin y con un poco de suerte los líderes enviarían a alguien para ayudar al omega. Favor devuelto, trabajo hecho y la oportunidad de libertad desperdiciada por ese lobo de ojos grandes.



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Hiiii!!

Al fin puntual. Nuevo capítulo publicado y espero que os haya gustado. Como siempre os digo, podéis dejarme vuestras opiniones al respecto.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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