Capítulo 49
"Estoy bien, no, no lo estoy. Estoy sollozando en el auto con la radio encendida. Que día tan perfecto para llorar."
-What A Perfect Day For Crying
(iamnotshane)
☾
Volver a casa tendría que ser mucho más tranquilizador de lo que lo era en ese instante. Y el motivo se debía únicamente a que en el salón de su hogar el consejo territorial se encontraba reunido mientras su madre cocinaba algo que llenaba la estancia de olores que definían su hogar. Jungkook pudo percibir con enorme facilidad las voces del señor Cha y los mellizos Lae, los miembros más afines a las radicales ideas de su padre y quienes pretendían hacer de las futuras votaciones un asunto de vida o muerte. El ataque a Casiopea había retrasado las actuaciones del consejo territorial pero no los detuvo ni por un instante en su objetivo de lograr una fusión de creencias y normas para la unión entre manadas, una unión en la que por supuesto cualquier emparejamiento entre alfas quedaría terminantemente prohibido.
Jungkook pasó rápidamente de largo la puerta del salón, caminando de puntillas hasta finalmente expulsar aire caliente repleto de alivio. Sabía que su padre probablemente lo había escuchado y olido, pero mientras durase la reunión él prefería evitar las preguntas acerca de trabajo o de aquello que mantenía tan ocupados a los líderes últimamente, eso que estaba retrasando todos y cada uno de los planes que el consejo empujaba hacia su prima a diario. No había nada tan difícil de superar como las afiladas preguntas de un hombre que trabajó como guardián altiorem durante años y años. Él, que había interrogado a multitud de lobos acusados, culpables e inocentes... Él, que siempre fue la inspiración de Jungkook para convertirse en un guardián superior a los lobos que compartían su clase y edad en la pirámide estamental. La Diosa Luna sabía la presión que complacer a su progenitor implicaba.
-Mi hijo ha vuelto. - la sonrisa de la madre del sureño fue lo primero que recibió a este cuando se adentró en la cocina.
Y fue curioso, de alguna manera lo fue, que por primera vez en años estuviese notando que su madre pasaba demasiado tiempo en el mismo lugar de la casa. No había un solo fin de semana en el que no la encontrase cocinando para él o su padre, jamás la había visto descansar un poco a pesar del estigma de inutilidad que algunos se empeñaban en mantener fuertemente sobre la clase omega.
-Mamá. - Jungkook tan solo pudo sonreír en grande antes de envolver a su madre en un abrazo, completamente encantado con el hecho de recibir el olor de esta sobre su piel a pesar de que los rastros de Kim Taehyung permanecían levemente impregnados en su última camiseta limpia tras finalizar la semana. - ¿Todo bien? ¿Papá te ha dado mucho trabajo? No deberías estar aquí todo el día, empieza a ser una rutina llegar a casa cada fin de semana y encontrarte cocinando algo.
Su madre tan solo se encogió de hombros, toda sonrisa y cariño antes de acariciarle las mejillas con las palmas de las manos.
-Nada del otro mundo, tu padre es un alfa de horarios rutinarios. - una pausa. - Todos los guardianes lo sois en realidad. ¿Cómo ha ido tu semana?
Oh. Si a Jeon Jungkook le costaba mentirle a alguien, era precisamente a su madre. Ni siquiera se trataba de la facilidad con la que esta lo descubría habitualmente, sino más bien del dolor que se generaba en su pecho al no poder decirle todo aquello que le llenaba la cabeza.
Porque simple y sencillamente ella era la persona que más amor le había regalado desde que era tan solo un niño. Por supuesto estaba su padre, Jungkook lo amaba pero por desgracia también lo temía. Mentirle a su padre era como mentir a un general, siempre con el riesgo de ser castigado duramente por ello. Mentirle a su madre tan solo significaba una charla de cinco minutos en consecuencia.
-No me puedo quejar.
Y al menos eso era cierto. Él no podía quejarse. No cuando se trataba de hacer bien el trabajo por el que llevaba toda su vida entrenando y esforzándose. No podía quejarse si en sus manos estaba proteger a las personas que amaba.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué es necesaria otra reunión en nuestra casa? El consejo tiene su propia sede cerca de la casa de líderes...
Su madre dejó escapar un suspiro y a Jungkook no le costó demasiado percibir el aroma de nerviosismo que esta no logró camuflar completamente.
-¿Qué ocurre?
Otro suspiro.
-Cosas de tu padre. Ve a ducharte, podrás preguntarle a él mientras cenamos.
Jungkook decidió que no quería preguntar más, no al menos en ese instante y todavía menos después de una agotadora semana de trabajo constante. Así que se quitaría el aroma de los Kim de encima y entonces podría volver a su tarea de averiguar lo que el consejo territorial tramaba, en un par de horas y con la mente levemente más despejada.
-Está bien, mamá.
Sintiendo el cabello todavía húmedo tras la ducha, Jungkook observó desde la ventana de la habitación el modo en el que su padre sostenía la mano de los mellizos Lae en el porche de su casa. Ese par de hermanos parecía especialmente feliz aquella noche y eso de alguna manera hizo que un escalofrío le recorriera la nuca. ¿Cuándo había comenzado Jeon Jungkook a temer las intenciones de un consejo que siempre había respetado y admirado? ¿Cuándo en general había comenzado a cambiar tantos de sus hábitos y costumbres?
Con las dudas todavía sobrevolando alrededor de su cabeza, el sureño decidió apartar la atención de lo que ocurría en el exterior y fue hacía su armario para alcanzar algo de ropa cómoda. Pronto, después de su graduación y cuando los juegos de verano finalizasen, él podría conseguir una casa propia en la que tal vez las cosas fueran un poco diferentes de lo que durante un tiempo soñó, tan solo un poco. Pronto, podría encontrar una pareja que hiciera desaparecer al hijo de los Kim de sus venas, su lobo parecía demasiado encariñado con el de Taehyung y aquella idea simplemente no cuadraba con ninguno de los esquemas marcados por su familia. Un norteño, un alfa... Eso no era ni de lejos lo recomendable para él y en cambio llamaba tantísimo su atención incluso cuando se esforzaba en negarlo o mantener la distancia.
-¡Jungkook, la cena está lista!
Un aliento después Jungkook ya se encontraba sentado al lado de su madre y frente a su padre, con una de las comidas favoritas de este sobre la mesa.
-Hoy ha sido un buen día. - el alfa sonrió, extendiendo el enorme cuchillo para cortar el mejor pedazo de carne. - Así que quiero que mi hijo lo celebre conmigo.
-Con respecto a eso... - Jungkook aceptó la comida que su padre le ofreció. - ¿No es un poco extraño que las reuniones del consejo se hagan en nuestra casa ahora? ¿Qué ha sucedido con la sede?
-¿Reunión del consejo? No ha habido nada como eso hoy en esta casa, tenemos una sede en la que reunirnos todavía. Y la seguiremos teniendo si a tu prima no se le ocurre reducir más todavía nuestras posesiones debido a esa estúpida unión entre manadas.
Su padre sonrió mientras negaba y Jungkook pudo percibir la suave tensión de la mano de su madre sobre el tenedor de cobre con el emblema de los Jeon en el mango de este.
-Eso pensé cuando llegué... Pero el señor Cha y los hermanos Lae estaban aquí.
-Son buenos amigos de esta familia, hijo.- la mano de su madre se posó sobre la suya mientras forzaba una sonrisa.
-Lo son. - estuvo de acuerdo su padre. - Y por eso han decidido ayudarme a encontrar una buena omega para tí, la pobre Lae Vianea ha sido maldecida con dos hijas omega en una familia que siempre ha traído al mundo a alfas de la más alta clase. Hemos estado pensando y hablando por un largo tiempo acerca de lo conveniente que sería una unión entre los Jeon y los Lae en cuestiones de política y control de la guardia altiorem. Es posible que cualquiera de esas omegas pueda parir a un alfa decente con un lobo normal pero si las unen a un alfa de clase superior entonces sin ninguna duda su capacidad reproductiva será aprovechada de un modo mucho más contundente y solidario para nuestra manada.
Jungkook sintió las palabras de su padre como un cuchillo que se le clavaba en el centro del mismísimo pecho. Su mente inevitablemente voló hacia un lobo blanco grande, hacia los labios rosados y suaves del hijo de los Kim, sus manos grandes, sus palabras bonitas y su voz ronca después de los besos largos. Todo eso, lo que minutos atrás había deseado que su lobo olvidase... Aquello... Él... Él no sabía si realmente estaba dispuesto a dejarlo ir.
-Entiendo que la crianza es importante pero ya se me asignó a una omega en el pasado y las cosas fueron mal porque nuestros lobos parecían del todo incompatibles, ya fuese para reproducirse o cualquier otra tarea. Creí que podría decidir por mí mismo, soy suficientemente inteligente como para fijarme en un lobo con características que llamen al mío.
-No un lobo cualquiera, una omega. - su padre sonrió. - No tengo nada en contra de los betas pero a ellos les cuesta concebir mucho más que a los omegas y cuando lo hacen a menudo su descendencia es mediocre en cuestiones de fuerza o resistencia. Ni siquiera hace falta que te diga que no puede ser un alfa. No importa cuanto esos norteños traten de romper nuestras creencias y tradiciones, ellos no lograrán convertir a mi único hijo en un asqueroso delta.
Jungkook tragó saliva, recordando sus besos con Taehyung horas atrás y el modo en el que se había sentido tan sumamente bien tenerlo cerca a pesar de sus prendas de ropa molestándolos constantemente. Él siempre era acogido con suavidad entre los brazos de este.
-Podrías haberlo consultado conmigo al menos...
-Oh. - su padre volvió a sonreír. - Lo estoy consultando contigo ahora, debes elegir a una de esas omegas Lae. Únete a las dos si lo deseas, Vianea está harta de la carga que le supone buscar alfas decentes para sus hijas.
Jungkook querría haber dicho muchas cosas pero ante su padre y los ojos atentos que lo miraban buscando obediencia, tan solo pudo asentir de forma torpe. No recordaba haberse negado a algo de lo que este hubiese esperado de él en mucho, muchísimo, tiempo. Tampoco sabía si realmente sería capaz de hacerlo, así que sencillamente bajó la cabeza y continuó cenando mientras el hombre parloteaba acerca de lo idóneo que sería presentarle a las hijas de Lae Vianea durante los juegos de verano.
-¿Qué hay con esa cara tan larga?
La voz de Jeon Yugyeom llegó mucho antes de lo que lo hizo la imagen de este y Jungkook sonrió al ver a uno de los pocos amigos fieles que tenía en el sur, a pesar de la poca frecuencia con la que podían verse ahora que los dos se encontraban cerca de obtener sus puestos oficiales como guardianes altiorem. Yugyeom era uno de sus muchos primos lejanos y al igual que él mismo, uno de los lobos que reunían el mayor número de posibilidades de obtener el liderazgo de la guardia en algún momento de su vida.
-No he dormido todo lo que necesitaba, supongo. - Jungkook sonrió, apartándose de su coche antes de caminar hacia el alfa que ya alzaba una mano para tomar la suya a modo de saludo. - ¿Qué hay de ti? Creo que has crecido al menos un centímetro desde la última vez que uno de nosotros dos tuvo tiempo libre.
Yugyeom sonrió un poco mientras llevaba la vista hacia los juegos que estaban comenzando a prepararse a solo unos centímetros de distancia. Ciertamente el tiempo había sido un privilegio escaso para todos los guardianes que se encontraban a punto de graduarse, con la unión tan reciente su tarea de aprender y adaptarse a las nuevas costumbres parecía nunca obtener un final.
-¿Te atreves a competir conmigo esta noche? He escuchado que el ring de boxeo se va a inaugurar con peleas entre los mejores lobos de nuestra promoción, daremos un grandioso espectáculo si decides aceptar mi oferta.
-Cuenta con ello, no serían unos buenos juegos sin nuestra pelea anual. - Jungkook estaba hablando en serio, desde que tenía memoria él siempre se había colocado en frente de Yugyeom durante los juegos de verano. - Por cierto, quiero presentarte a una o un par de personas del norte hoy.
-¿Norteños? ¿Estás socializando con ellos?
-Estoy conviviendo con ellos, del mismo modo en el que todos los demás guardianes del sur deberían estar haciéndolo para conocer un poco más a la manada que se ha aliado y fusionado con la nuestra. Además, estoy trabajando mano a mano diariamente con el líder de su guardia, creo que lo bueno es que nos llevemos bien. Facilitará mucho las cosas.
-Bueno, siempre puedo hacer excepciones por tus amigos. - Yugyeom se encogió de hombros con una sonrisa animada sobre sus labios. - Me he pasado la semana separando las garras de los nuestros de los dientes de los suyos, algo de paz entre manadas me daría un poco de alivio. Sinceramente... No te falta razón al mencionar que llevándonos bien todo resultará más fácil. La frontera se ha borrado pero hay muchos recuerdos y rencores que permanecen.
Aunque Jungkook ciertamente no se sentía de humor, todavía miró su reloj mientras caminaba a un lado de Yugyeom hacia la zona en la que todos y cada uno de los juegos de ese año se llevarían a cabo. Taehyung llegaría pronto y cuando lo hiciera él tendría que contarle aquello que su padre le había dicho durante la cena el día anterior, no sabía si al hijo de los Kim iba a importarle o no pero al menos sería justo. Justo con sus sentimientos y con los de una persona que como él se había acostumbrado con toda seguridad al contacto continuado entre ambos. Porque aunque se negaba a admitirlo, sabía que había más que una simple atracción detrás de la razón por la que ambos nunca lograban mantenerse lejos por demasiado tiempo.
¿Cuántas malditas veces él había tratado de no volver a besarlo y cuántas lo había conseguido? Los labios de Kim Taehyung eran algo con lo que se tropezaba habitualmente y para añadir más sazón a esa hirviente salsa, lo había invitado a los juegos de verano como se supone que los alfas hacían con las omegas que le interesaba tomar en matrimonio tras la graduación. No se podía llamar cortejo a lo que ambos tenían, sin embargo se parecía bastante.
Tener al alfa norteño sentado en las gradas mientras él competía y se zambullía en el barro humedecido con cubos de agua del ring de boxeo, era prácticamente lo mismo que tener a una omega a la que le hubiera pedido su asistencia.
-Esto es una mierda. - Jungkook decidió abrirle su corazón al único amigo que sabía que no le saltaría a la yugular si tenía la oportunidad de hacerlo, porque a pesar de que había pasado mucho tiempo desde la última vez que los dos pudieron conversar todavía se habían pasado la vida entera entrenando uno al lado del otro. - Mi padre quiere que me case con una de las hijas de Lae Vianea, en realidad creo que ni siquiera le importaría si me caso con ambas.
-Ya no es frecuente tomar a más de una omega. Pero el único dilema que veo en una oferta de la familia Lae es el de si tu capacidad de aguante en la cama dejará satisfechas a las dos por igual o no. Dos omegas son dos responsabilidades y dos lobas a las que deberás cuidar perfectamente bien de forma igualitaria sin hacer preferencias entre ambas. Las dos deberían obtener la misma cantidad de atención, caprichos, hijos e importancia. - la mano de Yugyeom se apoyó sobre uno de los hombros de Jungkook. - No veo un gran problema en tener a dos de las chicas más bonitas de este sitio a tu lado. Si alguna de las hermanas Lae me quisiera como su alfa, yo hincaría la rodilla en un instante. Son bonitas, inteligentes y sus largas melenas parecen especialmente suaves. Las perfectas omegas con las que criar a alfas fuertes que puedan tomar nuestro legado en la guardia.
-¿Dices que el motivo por el que debería estar hincando mi rodilla por las hermanas Lae es la suavidad de su cabello?
Yugyeom solo rodó los ojos.
-Solo digo que es una de las razones, creo que definitivamente su melena lisa tiene que ser suave al tacto y concretamente Lae Vanity es... Preciosa. ¿No lo crees? Ella es muy bonita.
Aunque Jungkook había percibido el tono calmado de Yugyeom al hablar o la forma en la que su amigo realmente creía que la pequeña de las hijas de Vianea era preciosa... Todavía se sintió como una mierda por entender que no hace mucho él hubiese respondido de la misma manera si alguno de sus conocidos estuviera en la misma situación que él estaba en ese momento. La forma en la que ahora un nudo se formaba en su garganta al pensar en tomar en matrimonio a dos omegas por la conveniencia de unir a sus familias, era sencillamente desagradable. Esas dos lobas necesitaban tener a un alfa a su lado que se preocupase por amarlas y eso precisamente era lo que Tae iba a decirle en el instante en el que conociera las noticias acerca de su matrimonio casi concertado.
¿Y para qué mentir? Jungkook no quería repetir el factor de sus padres cuando formase su familia. No deseaba una omega para limpiar y cocinar mientras él trabajaba, tampoco deseaba que sus hijos entrenasen incansablemente para tomar su relevo en la guardia, no al menos si estos no escogían seguir ese camino por sí mismos. Ya no importaba que un mes atrás aquel fuera su modelo ideal de familia, cuando tan solo había visto aquello que sus padres y su manada le habían enseñado. Cuando no tenía a los Kim como un ejemplo de lo que el amor podía suponer para una pareja y los cachorros de esta. Cuando nunca había visto a dos alfas quererse y amar a su hijo lo suficiente como para sacrificar todo lo que fuera necesario por el bien de este.
Y a pesar de que intentó reflexionar al respecto, la imagen de Kim Taehyung se llevó cada uno de sus pensamientos. Este definitivamente parecía especialmente atractivo alrededor del ring de boxeo que otros guardianes comenzaban a montar cerca de la plaza que rodeaba la casa de líderes. Portaba unos simples vaqueros cortos y una camiseta blanca, pero de todos modos sus ojos brillaban y su cabello, el de él, sí se veía perfectamente sedoso y suave mientras caminaba charlando de forma animada con Park Jimin. El suave viento caliente de la tarde veraniega tropezaba contra sus mechones ondulados, arrugaba la tela de su camisa demasiado grande y llenaba su presencia de esa especial intensidad que Jungkook había comenzado a saborear en el olor del aire que se teñía con los sabores de los frutos del bosque.
Tae levantó la mano en forma de saludo. Jungkook hizo lo mismo desde el otro extremo de la plazoleta, con Yugyeom curioseando sobre su hombro para captar a las dos personas que se encontraban todavía a lo lejos.
Jungkook ni siquiera pudo evitar reír un poco cuando Tae caminó a través de todos los guardianes sureños con Jimin olisqueando el ambiente repleto de esa testosterona alfa que tanto parecía odiar, definitivamente ese chico tendría que encontrar un beta u otro omega si no quería terminar volviéndose loco.
Y aunque Jungkook sabía que necesitaba ser sincero con el hijo de los Kim, tal vez podría esperar un par de horas más si con eso evitaba romper la sonrisa repleta de ilusión que le mostraban los labios del norteño a medida que se acercaba más y más a él. Solo un poco... Esperaría unas horas hasta que las ideas se asentasen bien en su cabeza. Tal vez podrían nadar un poco en Crystallo, ver la apertura de los juegos y disfrutar del ambiente de fiesta durante la veraniega tarde antes de que las cosas se oscurecieran para ambos.
Porque no importaba lo mucho que su forma de pensar hubiera cambiado desde el instante en el que conoció a Tae, todavía era un lobo sureño y un Jeon. La responsabilidad de honrar a su familia estaba sobre él y tenía la importancia suficiente como para enterrar todos esos absurdos sentimientos que nunca debería haber tenido en cuenta.
-Dejad que os presente a uno de mis buenos amigos, este es Jeon Yugyeom. Hijo de mi tío abuelo y mi mayor competencia dentro de estos juegos.
Jimin olisqueó el aire y bufó levemente.
-¿Solo hay alfas en este lugar?
-De hecho... - Yugyeom trató de hablar pero un gesto de Jungkook le hizo entender que no era el momento de comenzar a explicar con total detalle lo que los juegos de verano suponían. - Sí.
Taehyung no hizo el intento de acercarse a Jungkook más de lo necesario, conocedor de que la zona en la que estaban era inadecuada para compartir cualquier toque más allá de un saludo amistoso. Se encontraban rodeados de tantos sureños tradicionalistas que besarlo a forma de saludo sería un error con toda certeza, así que se deslizó tranquilamente en el interior de la cabeza del sureño y notarlo un poco ansioso lo sorprendió.
-"Hola, ¿todo va bien? Tu mente se siente un poco confusa hoy."
Jungkook sonrió con tristeza, le gustaba esa voz que parecía acariciar su alma cada vez que entraba en su cabeza pero era consciente de que ese sería el último día que su contacto mental con Taehyung fuera a ocurrir. Después de esa tarde, ambos tendrían que limitarse a ser dos lobos que simplemente se conocían y nada más. Sin besos, caricias o meditación mental en la que poder sumirse en un mundo diferente donde ambos podrían llegar a ser libres.
-"Hola... Todo bien, solo un pequeño contratiempo que me ha alterado pero nada que no podamos dejar para más tarde. Cuando anochezca y empiece la fiesta que inaugura los juegos... Te diré todo lo que siento necesario decirte."
-"Puedes hablar conmigo ahora si lo necesitas."
-"No. No, está bien. Hablaremos más tarde, quiero enseñarte un poco acerca de esta tradición de unga ungas que has venido a ver. "
Taehyung sonrió, Jungkook trató de responder de la misma manera.
-"Bien, entonces voy a llevarte al hogar de los druidas para hablarte de los orígenes del norte. Creo que el unga unga ante mis ojos ya está listo para saber un poco más acerca de nuestra historia y costumbres."
Y una vez más Jungkook no respondió pero sí posó su mano sobre la espalda de Taehyung mientras los cuatro caminaban juntos hacía el medio de la plazoleta en la que la música tradicional del sur había comenzado a sonar. Los tambores hacían vibrar sus cabellos, atravesaban su piel y marcaban un ritmo para los guerreros que cada uno de los alfas presentes se supone que debía estar preparado para ser en algún instante de su vida.
-¿Qué es todo esto? - Jimin volvió a bufar. - ¿Estamos a punto de entrar en una maldita batalla?
-Una batalla... - Jungkook lo pensó por un instante. - Bueno, es algo así.
La tarde estaba a punto de comenzar y cuando la noche llegase con su primera pelea en el ring de boxeo, él iba a contarle a Kim Taehyung acerca de un matrimonio que tomaría para complacer a su padre y honrar el apellido de su familia. Lobo, era lobo y era Jeon. Porque si su nombre hubiera sido otro quizás él hubiera logrado traicionar las expectativas de su padre aprovechando las nuevas normas y costumbres que la unión acarrearía... Pero él era un Jeon.
Y Jeon Jungkook tenía el cuerpo repleto de responsabilidad e ideas que habían sido plantadas en su cabeza desde hace años.
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Hiii!!!
Nuevo capítulo que espero que os haya gustado, sé que es un poquito aburrido y corto pero prometo que las cosas están a punto de estallar en muchos aspectos. Tenedme un pelín de paciencia, ¿okay?
Un beso,
os amo
Mel
💜
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