Capítulo 41
"Besos en la frente como los de los enamorados, envueltos en tus brazos. Los estuviste escondiendo en pianos vacíos, abandonados en la oscuridad. Tengo la música en ti, bebé. Dime por qué."
-Apocalypse
(Cigarettes After Sex)
☾
Jungkook respiró profundo cuando la lluvia de la tormenta tropezó contra la piel de su cara tras abandonar la cueva. En las últimas horas el proceso de búsqueda de sobrevivientes se había ampliado con el objetivo de cubrir y revisar hasta los más diminutos recovecos. Ni siquiera le importó que los sonidos de los truenos se hicieran a cada minuto que pasaba más y más frecuentes o que los silbidos de los árboles siendo movidos por el viento resultasen casi ensordecedores. Como tampoco pusieron atención al detalle de que la lluvia comenzaba a colarse por algunas de las grietas más anchas de las cuevas, formando barro imposible de evitar en los suelos llenos de tierra. Con las patas sucias, el olfato quemando y su respiración afectada por la nula ventilación, guardianes del sur y del norte buscaron hasta que las opciones parecieron terminársele durante gran parte de la tarde y la noche.
A solo unos pasos por detrás de él y alejado del lugar en el que el sureño se encontraba tratando de escabullirse de la sensación de ansiedad, el señor Kim parecía hacer malabares con los intentos de mantener cortas conversaciones calmadas con todos esos pequeños lobos de ojos aterrorizados y manos temblequeantes que se encontraban sentados ordenadamente sobre el suelo de roca de la cueva mientras enseñaban sus dientes como solo los cachorros sabrían hacerlo. Ellos lo sabían tan bien como Jungkook, habría preguntas e intentos de interrogatorio medidos para obtener un poco más de información por parte de esos pequeños. Aún aterrorizados y llenos de ansia, continuaban siendo los únicos sobrevivientes junto con el lobo que estaba siendo cuidado por los Jung. No habían logrado encontrar a ningún adulto más, lo que implicaba que de forma fulminante esos niños se habían quedado solos. Huérfanos. Sin una familia que los pudiese proteger y acompañar en el proceso de crecimiento.
Jungkook alzó su mirada hacía el cielo de la noche oscura, ni siquiera el viento aportaba frescor a su cuerpo caliente y agotado por el esfuerzo. Sus ojos tan solo encontraron nubes llenas de oscuridad que se iluminaban cada varios segundos por la escalofriante luz azulada de los rayos que rompían el firmamento. Y aún así decidió usar ese escalofriante paisaje lleno de una calma obligada rota por los sonidos de los cercanos truenos, como escape de las imágenes que se arremolinaban continuamente en su cabeza.
-Sé lo que sientes. - la mano de su prima se apoyó sobre uno de sus hombros, él no necesitó girarse para percibir la forma en la que el aroma protector y familiar de Joy trataba de cubrir a su lobo. Como si una esencia conocida pudiese borrar de su cabeza todo ese sufrimiento que su lobo había visto impregnado en las miradas de los cachorros que habían sacado de los escondrijos de las cuevas. - Todos esos niños... Es inevitable pensar en la posibilidad de que nuestra gente haya asesinado a sangre fría a sus padres buscando algún tipo de venganza absurda. Por eso mientras la investigación continúe, ordenaré que una gran cantidad de los recursos del sur sean puestos a su servicio para al menos proporcionarle comida, cuidados sanitarios y cobijo por varios años. Tendré que buscarles casas de acogida seguras, tal vez en el norte hasta que se aclare si el sur ha sido responsable en alguna medida de los crímenes cometidos.
Jeon Jungkook cruzó los brazos sobre su pecho antes de girarse, con Joy imitando sus movimientos en un instante. Los dos miraron las linternas encendidas en la parte frontal de la cueva que una vez supuso el hogar de varias familias, ambos pusieron sus ojos en esos niños a los que el padre de Taehyung continuaba acariciándole el cabello delicadamente mientras les repetía que los guardianes estaban ahí para tratar de ayudarles y que nada, absolutamente nada, les ocurriría mientras él pudiese evitarlo.
El viento que removía los árboles se colaba en la cueva, lograba que las paredes y oquedades creasen sonidos que le erizaban la piel a Jungkook mientras sus ojos captaban cada detalle de la escena. Era tan triste... Ver eso sabiendo que cachorros tan pequeños tendrían que encontrar un nuevo hogar, dejar atrás sus tradiciones y cultura, quizás incluso olvidar aquello que las tribus habían supuesto.
-No estoy así ante la posibilidad de que nuestra gente haya podido tener algo que ver con esta masacre.- respondió finalmente Jungkook. - Me siento afectado por ver todos estos resquicios de vida que ahora están completamente abandonados, esto era un poblado donde al menos un par de tribus convivían. Cada una de ellas con sus propias características especiales. - el alfa sureño solo pudo tragar aire mientras clavaba los ojos sobre su prima. Haciendo una pausa para ordenar sus ideas por unos instantes antes de seguir hablando. - Es apabullante entender el modo en el que la vida puede desaparecer con tanta rapidez. Esas tribus construyeron su propio mundo pacífico aquí, seguían sus tradiciones sin interferir con el resto de manadas de la montaña y su forma de vivir no dañaba a nadie... Todo lo que construyeron con esfuerzo... Se perderá, Joy. Esos niños no pueden quedarse aquí por sí mismos. Son demasiado pequeños para sobrevivir y dudo mucho que una familia de acogida decida comenzar a vivir en cuevas tan solo para adaptarse a las tradiciones de esos pequeños. Mira la forma en la que los huesos se le marcan en las manos y brazos a esos cachorros, el modo en el que solo pueden enseñarnos los colmillos para defenderse. Probablemente ni siquiera saben cómo morder apropiadamente a un enemigo todavía.
Joy tragó aire a su lado.
-Y tal vez eso sea lo mejor. Quizás si hubiesen aprendido a pelear a una edad temprana como lo hicimos nosotros, su legado hubiese sido exterminado desde la raíz. Puede que ninguno de ellos hubiese seguido la orden de esconderse y se hubieran lanzado contra sus atacantes sin pensar en nada más que en la defensa que debía ser llevada a cabo. Eso es lo que hacen los guerreros y los Jeon lo somos. Con sus pros y contras. - Joy volvió a colocar la mano sobre el hombro de Jungkook, haciendo que su primo se girase para mirarlo. - Pero ellos son niños, niños de verdad y no eso que nosotros fuimos durante nuestra infancia. Existe una enorme posibilidad de que ellos tuvieran más interés en aprender a cultivar que en conocer el modo correcto de morder una yugular para matar de forma rápida. Si algo así hubiera sucedido en nuestro territorio, los cachorros alfa y beta habrían salido a luchar sin excepciones. Conoces nuestras tradiciones y formas de pensar. Nuestro legado habría quedado reducido a la nada, el suyo todavía tiene posibilidades de renacer. Niños o no, han vivido toda su vida en una tribu con determinadas creencias. Y todavía tenemos a ese otro lobo para que les ayude a recordar lo que son. Ese que se niega a colaborar y está bajo el cuidado de los Jung. Puede que ver a todos los cachorros le ayude a decidir lo qué hacer, si darnos su mano para ayudar a encontrar un culpable o no.
Sí, ese al que Jungkook casi le había hecho perder sus cachorros después de ver la forma en la que este se había tirado hacia el cuello de Taehyung con ninguna intención de dejarlo vivir o mostrar piedad. Ese que ahora era cuidado cuidadosamente por la madre de Hoseok y algunos sanadores expertos. Después de ser atacado por alguien que ahora le pedía confianza... Era poco probable que este quisiera darles su ayuda, ya fuese para encontrar a un culpable o cualquier otra cosa.
-Lo sé. - Jungkook le dedicó una pequeña sonrisa a su prima a pesar de sus sentimientos llenos de negatividad. - Cualquier lobo Jeon que conozcas te dirá que esconderse es la última opción pero apuesto mi apellido a que esos padres no estarían de acuerdo con nuestras formas de pensar. Esos padres decidieron dejar ir a sus cachorros como respuesta desesperada a un ataque que no esperaban. Los dejaron ir sin tan siquiera saber si ellos podrían salvarse.
Joy asintió. Sus ojos estaban en aquello que sucedía frente a ellos, al igual que los de Jungkook, sin embargo esta no mantenía su atención sobre el líder de la guardíia del norte y las casi graciosas estrategias con las que luchaba para tratar de obtener al menos una pequeña sonrisa en los rostros de cachorros que claramente no confiaban en las personas que habían aparecido en sus cuevas tras haber sufrido un ataque imposible de olvidar días, sino semanas, atrás. Su atención estaba un poco más allá, donde Yook Sungjae claramente agotado y con resquicios de ojeras bajo su mirada, clavaba sus temblequeantes rodillas sobre la grava del suelo para extender las cantimploras de agua hacia los lobos más pequeños que escondían sus cabezas entre el largo cabello blanco como la nieve de una beta un par de años más mayor que el resto. Y en la manera en la que estos pequeños parecían estar siendo convencidos para beber a pesar de que todavía no confiaban debido a ese tatuaje que le brillaba en el cuello con un tono más cegador que el del resto de lobos Yook que ella había conocido desde el inicio de la unión.
Sungjae parecía estar jugueteando un poco con eso, logrando que los pequeños parecieran curiosos ante esa brillante estrella que le brillaba en el cuello.
-Tendremos que comenzar a bajar en cuanto los niños beban, si bien tenemos cantimploras de sobra todavía necesitan comida y atención médica.- la guardiana de confianza de Joy se acercó a ellos de forma tranquila, incluso cuando las manos le temblaban al agarrar la asa de la mochila verde que le cruzaba el pecho.- Los... Los omegas sureños han dicho que el humor de los cachorros está tremendamente afectado y podrían desarrollar traumas tras el encierro. Todo parece indicar que no han salido en ningún momento de las cuevas. No hay señales de que hayan intentado cazar o buscar recursos tampoco y... - la alfa Jeon tosió un par de veces. - Estoy aquí para consultar si debo o no seguir una orden que no me ha sido dada por usted. El señor Yook ha pedido que se haga subir a un druida para llevar a cabo una ceremonia de purificación, no estoy segura de lo que es eso pero creo entender que se basa en algún rito llevado a cabo por los norteños para asegurarse de que las almas de los lobos muertos de forma traumática descansen en paz. Los cadáveres de los niños que no han sobrevivido al encierro...
-Está bien. - Joy se limitó a asentir. - Ahora estamos en el norte, es probable que Yook Sungjae tenga más poder de decisión que yo en estas tierras. Sigue sus indicaciones sin necesidad de consultarlo conmigo. Ahora él es también tu líder.
-Señora... - Moon Byul inclinó levemente su cabeza, mostrando cierta confusión.- El líder Yook es un omega...
-Creo que sé eso, Moon Byul. - Joy le dedicó una sonrisa calmada. - Pero ese omega es líder de la manada del norte y voz absoluta del clan Yook, ahora mi prometido y futuro cuidador de la unión entre territorios a mi lado. Estoy segura de que sabe mejor que yo como llevar a cabo una ceremonia funeraria en sus tierras.
Jeon Moon Byul mantuvo sus labios sellados mientras asentía lentamente. Jungkook podía entenderla, todavía era temprano para que el sur se acostumbrase a las tradiciones norteñas, a él también le costaba un poco todavía. Nadie en la manada Jeon hubiese obedecido a un omega, no al menos antes de que todos esos acontecimientos comenzasen a cambiar su realidad de forma drástica.
Ahora estaba trabajando mano a mano con estos y sin duda gracias a ellos su tarea de encontrar sobrevivientes había sido muchísimo más sencilla de lo que lo habría sido sin su ayuda. Era obvio que necesitaban sus cualidades, la propia guardia del sur debería empezar a pensar en el detalle de incluir omegas en sus filas para casos tan urgentes como el de esa noche. Quizás si los hubieran tenido cuando los grandes incendios quemaron su hogar... Jungkook pensaba que solo tal vez les hubiera resultado sencillo encontrar al culpable.
-Cuando la tormenta se calme... - Jungkook habló. - Debemos bajar a los cachorros tan solo cuando el trayecto sea seguro para ellos y para que eso suceda aún parecen quedar unas horas. Me encargaré de conseguir algo de comer para mientras tanto.
No quiso escuchar una respuesta. Salir de ese lugar probablemente ayudaría en el necesario proceso de calmar la ansiedad de su lobo.
Oh, Jungkook negó levemente confundido mientras se quitaba la ropa entre los árboles y ya alejado de las entradas de las cuevas la ordenaba bajo algunas rocas secas a las que el agua de la lluvia parecía no haber llegado gracias a las frondosas ramas de los abedules. Si tan solo hubiese una persona cerca que pudiese prometerle con certeza que todo estaría bien pronto... Pero incluso si la hubiese, a esas alturas él ya ni siquiera sabía si podría llegar a creerle.
La bajada desde las cuevas fue mucho más complicada de lo que lo había sido la subida, con el suelo empapado y el barro en un estado casi líquido por completo. Las patas de Jungkook se habían hundido hasta las rodillas mientras protegía el grupo de doce niños que Jung Yunho, Jeon Sunho y él bordeaban para evitar posibles escapes inesperados.
Aunque su forma lobuna parecía asustar menos a los cachorros que su forma humana, estos todavía se encontraban en un estado de miedo absoluto. Sus cortas piernas avanzaban con total lentitud de la manera en que podían, a pesar de sus delgados cuerpos y estómagos vacíos de comida no protestaban o pedían detenerse.
Jungkook era consciente de que no había sido suficiente con lo que les había logrado llevar tras corretear por el bosque en el medio de la tormenta. No llegaba con un poco de comida simple y casi sin proteínas para que las energías de estos regresaran. Habían pasado días enteros sin alimentarse y necesitarían sanar antes de que sus extremidades pudieran responder bien a las órdenes de moverse con agilidad. Aunque él mismo les ofreció a todos su lomo para llevarlos junto al resto de guardianes cuando decidieron comenzar a moverse, ninguno de los cachorros pareció dispuesto a aceptar algo así. A pesar del evidente cansancio de sus expresiones estos seguían prefiriendo la distancia hacia ellos, ninguno de los guardias que lo acompañaban había logrado el menor progreso en la importante tarea de hacer que esos pequeños se sintieran un poco mejor.
Algunos de los pequeños estaban comenzando a dejar escapar el llanto de entre sus labios a esas alturas y después de un par de horas de camino. Aunque cada vez faltaba menos, el barro continuaba dificultando la bajada hacia el poblado de guardianes norteños donde podrían descansar del modo en el que todos y cada uno de ellos lo necesitaban. Los lobos más pequeños no dejaban de sollozar mientras se sujetaban a las manos de sus hermanos y hermanas mayores, sonando afónicos después de haberse mantenido en silencio en las grutas de sus cuevas por probablemente días enteros.
-Pronto... - el susurró del líder Yook rompió el sonido de las gotas de lluvia contra las hojas de los árboles y el chapoteo de sus patas hundiéndose en el barro. - Pronto vamos a llegar a un sitio en el que os prometo que estaréis bien. Como líder de la manada Yook, os doy mi palabra de que nada malo os ocurrirá mientras esté en mis manos impedirlo.
En el frente de la formación de guardianes, los líderes avanzaban despacio en su forma humana con Kim Namjoon y Moon Byul protegiendo sus pasos de cerca. Yook Sungjae había obtenido la confianza del más pequeño de los cachorros, el único que estuvo dispuesto a aceptar una mano de ayuda cuando sus diminutos pies se hundieron inevitablemente en el barro hasta hacerle casi imposible caminar sin caer y llenarse las mejillas de esa suciedad que se le impregnaba en la piel con cada gota de lluvia tras haber estado demasiado tiempo escondido en un escondrijo bajo tierra. De hecho, Jungkook estaba seguro de que ese pequeño ni siquiera sabía andar del modo adecuado todavía. Era tan solo un bebé, un cachorro que no superaba los dos años de vida. Ahora este se encontraba dormitando entre los brazos del líder norteño tras haber perdido hasta el más pequeño resquicio de su hogar. Sorbía por la nariz, sus mejillas se encontraban enrojecidas y todavía llenas del polvo y la humedad de las lágrimas que hasta hace muy poco había dejado caer de forma tan desconsolada como lo haría un lobezno al perder de vista a su madre.
El calor continuaba siendo insoportable, pero la suave llovizna que había dejado la tormenta tras la noche y la brisa veraniega del amanecer, lograban que el ambiente resultase tan solo un poco menos agobiante para los pequeños. Solo un poco, porque para esos niños probablemente una tormenta de verano o el calor del ambiente que los rodeaba, sería lo menos peligroso que sus ojos veían o habían llegado a ver.
El alfa sureño pudo oler el pánico en ellos, incluso saboreó con pena el modo en el que los cachorros reaccionaban con pavor cada vez que sus ojos se encontraban... Y eso le estaba revolviendo el estómago. Las náuseas no habían dejado de hacerle sentirse mal en todo el trayecto de regreso a las tierras lideradas por el clan Yook.
-Ya casi. - Sungjae volvió hablar, su voz tan suave como la seda cuando decidió frenar sus pasos para agacharse y tomar un poco de lavanda mojada entre los dedos de sus manos. - Allá donde la lavanda crece, para la manada del norte de la montaña, significa hogar. Donde los manzanos dan sus frutos y llenan nuestras casas de dulzor tras las cosechas del otoño, cuando el membrillo es cocinado en cada casa llenando nuestros poblados de su aroma. Donde la luna protege nuestras tierras y nosotros lo agradecemos sembrando sus frutas y flores favoritas cada primavera para que ella, divina y única, bañé con sus rayos de luz de plata aquello que nosotros hemos enterrado. Ahí donde la tierra fértil deja florecer la lavanda fresca y permite crecer los frutales más bonitos, ese será vuestro nuevo hogar si lo aceptáis.
Y por alguna razón incluso Jeon Jungkook y Jeon Joy creyeron en esas palabras cuando observaron al más pequeño de los cachorros estirar su pequeña mano hacia la lavanda que el líder Yook le ofrecía con una brillante sonrisa iluminando su gesto lleno de cansancio. La sonrisa se abrió paso entre la tristeza de esos ojos violetas y pareció brillar en el medio de la tormentosa mañana.
-Ya casi. - repitió, sus labios dejando un beso tranquilo contra la frente del pequeño. - Ya casi estamos en casa.
La puerta de la cabaña sonó con más fuerza de lo normal ese amanecer al ser cerrada, no había rastros de delicadeza y tampoco el frecuente intento fallido de su padre por no despertar a su familia. Tampoco había una expresión satisfecha en el rostro de esos dos guardianes que ahora arrastraban los pies hacia la cocina, donde Taehyung y Seokjin esperaban ansiosos por noticias.
-Se supone que no debería decir esto... - Namjoon relamió sus labios antes de aceptar el abrazó de su esposo y mirar a su hijo. - Pero supongo que algo bueno debe ser dicho después de haber atravesado tantas complicaciones a lo largo de esta semana.
Seokjin dejó que la palma de su mano se deslizase por la mejilla de su pareja en un movimiento repleto de familiaridad y costumbre. No le llevó más que unos segundos lograr captar en este el aroma revuelto de todos esos sentimientos confusos que le llenaban el cuerpo al lobo ante su mirada.
-¿Habéis encontrado sobrevivientes? - fue una pregunta susurrada, no muda pero sí tan baja que si Jungkook y Taehyung no hubiesen entrenado del modo adecuado su sentido del oído quizás nunca podría haber llegado a captarla.
-Hemos encontrado una docena de niños escondidos en las cuevas. Aterrorizados y desnutridos, no estamos seguros de cuánto tiempo llevaban ahí pero los líderes han ordenado que se les busquen casas de acogida en el norte y se envíe a sanadores de confianza para inspeccionarlos mientras son acomodados en el hostal de los Jung de forma urgente. - suspiró. - Los cachorros no confían en nosotros. Al igual que ese lobo que está en el hostal de los Jung, todos menos uno se niegan a dejar que nos acerquemos.
-Y el uno que ha confiado un poco, ni siquiera sabe hablar todavía. - añadió Jungkook.
-Bueno, puedo decir que es normal. Para ellos debe haber sido traumático perder su rutina, a sus familias y definitivamente la forma de vida de manera tan sumamente radical. Dejad que me cambie. - Seokjin dio un paso atrás sin llegar a soltar la mano de su marido.- Vosotros dos deberíais descansar un poco. Los sanadores podemos tomar el relevo ahora y ayudar, llamaré a...
Si bien el señor Kim no terminó su frase, Jungkook averiguó por el modo en el que los ojos de este respondían a lo que sea que su esposo le estuviera expresando en silencio, que probablemente ambos estaban compartiendo una importante conversación privada.
-Bien, bien. - finalmente el Seokjin asintió en voz alta. - Vamos a hacerlo de esa forma si crees que es la mejor manera. Dejemos que coman bien y se asienten, en unas horas iré a ayudar si es necesario. Yo... Necesito recoger hierbas y comenzar a preparar algunas infusiones, sería bueno si te dieras una ducha y durmieras un poco. Has pasado la noche entera trabajando.
El alfa sureño tenía los ojos quietos sobre los padres de Taehyung, observando quizás con cierto descaro la dinámica de estos y el modo en el que esos dos deltas casi parecían tener más veracidad como pareja de la que jamás habían llegado a tener sus propios progenitores. Ellos eran algo prohibido, algo que siempre le habían enseñado a despreciar y sin embargo... Jeon Jungkook ya no podía seguir mintiéndose a sí mismo como método para aprender a odiarlos. Él simplemente ya no lograba ligar las palabras de sus tíos, padre, abuelo y senex a lo que la familia Kim era.
No veía traición o pecado en la manera en la que los dos alfas ante sus ojos se estrechaban en un apretado abrazo para apartar el dolor del cuerpo del contrario, no captaba ningún asco en la forma en la que estos siempre trataban a Tae como el mayor tesoro que la Diosa Luna había llegado a concederles...
-¿Qué...?
Jungkook observó al hijo de los Kim con cierta confusión cuando él sujetó una de sus manos para arrastrarlo hacia el piso superior de la cabaña, los largos dedos de Taehyung rodearon su muñeca en un movimiento calmado. Lejos de la cocina y del sitio en el que los padres de este permanecían mirándose a los ojos como si el mundo entero a su alrededor hubiera desaparecido, ellos dos también decidieron tomar el tiempo necesario para mirarse.
-Mis padres necesitan privacidad y tú pareces a punto de colapsar. - explicó Taehyung. - Además, estás lleno de barro y apestas a sudor. Sería bueno si te das un baño y duermes, mi padre hará lo mismo hasta que su presencia vuelva a ser necesaria. Apuesto lo que sea a que no has dormido demasiado.
Bueno, Jungkook directamente no llegó a dormir ni una sola hora en el proceso de rescate de esos cachorros que milagrosamente habían sobrevivido solos y sin comida, pero en ese instante lo que ansiaba era revisar la herida que el hijo de los Kim había sufrido durante el incendio de Casiopea. Él tan solo estaba un poco cansado, nada que un buen baño y unas horas de agradable sueño en un mullido colchón no pudieran llegar a solucionar. Taehyung en cambio parecía seguir sumido en un lento proceso de curación que se escapa de lo normal. La plata no había perforado su piel con tanta profundidad como para que las vendas siguieran siendo necesarias, sin embargo la nuca del chico estaba cubierta por gasas que parecían haber sido cambiadas hace poco. Impecablemente estiradas sobre la zona afectada que necesitaba ser cubierta de ungüento.
-Tu herida... - Jungkook se había acostumbrado a preguntar con afirmaciones cuando no lograba que las palabras se formasen del modo adecuado en su boca. Era bueno ser consciente de que a menudo Taehyung lograba entenderlo con facilidad.
-Está bien a pesar de que todavía no haya sanado. Papá no sabe qué es exactamente lo que han usado para terminar impregnando la zona de plata con solo un golpe sin dejar rastro alrededor de la zona en la que fui golpeado pero... Ya casi no duele, con las curas adecuadas la inflamación ha descendido mucho. - una de las manos de Taehyung le acarició la mejilla y Jungkook no pudo evitar recordar la imagen familiar e íntima que los señores Kim habían mostrado minutos atrás al saludarse. Su mano voló hacia la espalda del alfa norteño en un movimiento casi reflejo y suspiró con gusto al comprobar que este ni siquiera daba un pequeño paso hacia atrás para imponer distancia. Kim Taehyung sentía esa cercanía agradable, del mismo modo en el que le estaba comenzando a ocurrir a él. - Ahora mismo me preocupa un poco más esa extraña aura oscura que rodea tu aroma y parece estar dañando a tu lobo. ¿Qué es lo que ha pasado?
-Yo... - Jungkook dudó, relamiendo su labio inferior antes de acercar su boca a la del contrario. - Realmente no me apetece hablar de ello en este instante pero si quieres un resumen justo, supongo que puedo decirte que esos cachorros estaban aterrados y hambrientos cuando los encontramos. - la nariz del norteño rozó la suya en un movimiento lleno de consuelo. Para él. Taehyung estaba regalándole ese cariño a él. - Pude oler el miedo que nos tenían... Y mi boca sigue sabiendo a todo eso... Yo...
Las palabras no eran del todo necesarias cuando podía abrir su mente para la persona que se encontraba ante sus ojos y cuando lo hizo Jungkook no pudo dejar más de lado el detalle de que estaba cometiendo un delito. Porque dentro de su territorio cederle la mente a otros lobos estaba completamente prohibido si no se trataba de una cuestión de vida o muerte, no podía importarle menos en ese instante. No cuando encontrar a Tae en su interior se sentía como una caricia directa a su corazón desamparado.
El regusto a frutos del bosque llegó solo unos segundos después y cuando los labios de Tae tomaron el control de los suyos, Jeon Jungkook adoró el dulzor y acidez de las frambuesas y arándanos que lo conformaban. Adoro la forma en la que las manos grandes del alfa norteño se cerraron alrededor de su cintura para jalarlo cerca, la manera en la que su corazón latió con fuerza e instintivamente sus brazos abrazaron la nuca del hijo de los Kim mientras caminaban patosamente hasta la habitación de este sin ser vistos.
Lo adoró a él y el modo en el que lograba calmar el malestar de su lobo con gestos tan simples como una caricia a pesar de que sabía que era de su misma clase. Sin importar ni un poco que fuese otro alfa. Realmente lo adoró. Lo adoró a él, a Kim Taehyung y no a un omega que cumplía con todas esas características que tantas veces sus senex le habían repetido a lo largo de su etapa de crecimiento y aprendizaje.
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Hii!!!
Espero que os haya gustado el capítulo, hoy como el anterior martes estoy publicando prácticamente a las 00:00 de España y nuevamente en esta ocasión lo hago así porque mañana quizás me sea complicado publicar a una buena hora.
A partir de este capítulo los momentos entre Jungkook y Taehyung irán intensificándose paulatinamente, así que se aceptan teorías.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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