XX. "Es día de entrenamiento, cariño."
"Ven a casa de Allison, tengo una propuesta para hacerte."
Ese era el mensaje que Kate me había enviado minutos antes de mi llegada a la dicha casa, pero antes de que pueda hacer sonar el timbre la voz de Kate me distrajo.
— Estoy aquí.
¿Cómo debía saludarla, con un beso?
No, ni que haya estado toda mi vida junto a mí.
¿Con un apretón de manos?
Ni que fuéramos hombres.
¿Con un asentimiento de cabeza?
Ni que fuera una caza-recompensas.
Al parecer tardé en decidirme, ya que Kate se encontraba abrazándome tan fuerte que creí que me partiría en dos.
— Me alegra de que me hayas dado una oportunidad— dijo separándose.
— Si, si todo muy bonito. ¿De qué se trata la "propuesta"?— pregunté haciendo comillas con mis dedos.
— Impulsiva, al igual que yo— sonrió— En nuestra familia siempre se nos han dado bien el tema de las armas, desde armas de fuego hasta arcos y flechas. Algunos como cazadores, otros como ganadores olímpicos. Me enteré de que estuviste involucrada en el incidente en la escuela y po--
— No tuve nada que ver con lo sucedido— la interrumpí.
— Yo no dije que lo hicieras. Sólo se me había ocurrido que te gustaría defenderte, de ese modo no te sentirías tan indefensa e incluso podrías sentirte poderosa.
No confiaba en ella, pero debía admitir que la idea me gustaba. Una vez le había pedido a mi padre llevarme a clases de tiro o diferentes actividades de ese estilo, pero nunca me lo permitió. Siempre quise sentirme cono Katniss o Tris, así de poderosas, sin miedo a nada, sin depender de los otros. Además, si ayudaría a Scott no debía quedarme de brazos cruzados.
— Está bien. Acepto tu propuesta, pero mi padre no debe enterarse de esto.
— Trato hecho.
— ¿Cuándo empezamos?
— Justo ahora.
Pero antes de que pueda contestar un pañuelo con olor a alcohol tapó mi nariz y todo se volvió negro.
Desperté algo aturdida. Me sentía mareada y con ganas de vomitar, lo último que recordaba era estar hablando con Kate.
Intenté levantarme de donde me encontraba, pero algo me lo impedía; Me encontraba con las brazos atados tras mi espalda en el respaldo de la silla donde estaba sentada, pero eso no era todo, también me encontraba amordazada. Comencé a gritar, pero era en vano, lo único que se escuchaba eran gemidos sin sentido de ser provocados.
Todo estaba oscuro hasta que un cuerpo acercándose a mí se hacía cada vez más visible.
Ay no, no puede ser posible.
— Es día de entrenamiento, cariño.
Volví a intentar a hablar, pero nuevamente sólo pude responder con gemidos.
— Shhh... Tranquila, esto es parte de tu entrenamiento, te hará fuerte y te ayudará a escapar de tus enemigos.
¿Enemigos? ¿De qué diablos habla?
— Ahora... Tu enemigo te capturó y te ató en esta silla, no puedes hablar, ni moverte más de cinco centímetros, ¿qué harías para escapar sin hacerle saber a tu oponente que estas escapando?
Comencé a pensar, ¿qué puedo hacer sin hacer ruido o llamar la atención?
No tengo fuerza como para romper la silla, ni tampoco tengo un cuchillo para cortar las cuerdas. Pero tal vez haya algo afilado por aquí.
Empecé a buscar detrás de mí: madera, madera, madera, fierro curvo, madera, madera, clavo... ¡Clavo!
Eso puede funcionar.
Sin dejar de mirar a Kate, fingiendo estar escuchándola, comencé a rozar las cuerdas de mis manos con el filoso clavo, tarde un poco, pero pude lograrlo. Saqué la mordaza de mi boca y me levanté.
Alguien me agarró por detrás y puso una navaja en mi cuello.
— El enemigo te atrapó y te tiene indefensa, entre la espada y la pared, literalmente— dijo riendo a lo último— ¿Qué haces?
Sin pensarlo como si fuera automático, golpee con mi pierna su pantorrilla, por lo cual callo y le propiné un codazo en la nariz con tanta fuerza que quedó noqueado en el piso.
Cuando me di cuenta de lo que hice me sorprendí. ¿Desde cuándo tenía esa fuerza?
Kate comenzó a aplaudir energética.
— Creo que lo hiciste más rápido que yo mi primera vez. Estoy sorprendida.
— ¿Gracias?
— Terminamos por hoy, puedes irte.
Salí confundida, no sabía dónde estaba. Giré al salir del edificio.
Era la casa de Derek.
Me encontraba corriendo hacia la escuela, a la vez que llamaba a Stiles, debía llegar al partido, se lo había prometido.
— ¿Hola?
— Sti... ¿Derek?
— Si.
— Wow que frío, ¿eres hermano de Elsa?
— ¿Quién?
— Ya sabes... Let it goooo, let it goooo— dije cantando al final.
— No sé de qué diablos me estás hablando.
— No importa, te haré ver la película así se ablanda tu frío corazón.
— Ve al punto.
— Okey. ¿Dónde están ya llegaron al partido?
— No creo que lo hagamos.
— ¿Por qué?
— Estamos en el hospital, debemos saber qué es lo que en verdad pasó con la madre de Scott.
— Voy para allá estoy a una cuadra.
Corté la llamada y comencé a correr aún más rápido.
Al llegar vi el Jeep de Stiles con Derek dentro, me acerqué a su ventanilla, la cual bajó al verme.
— ¿Y Stiles?
— Dentro.
— ¿Lo dejaste ir solo? ¿Sabes de lo que es capaz?
— Por si no lo sabes soy un fugitivo.
— Fugitiva, Katniss— le contesté para echarme a correr hacia el hospital.
— ¡SIGO SIN ENTENDER DE LO QUE HABLAS!
Encontré a Stiles segundos después, estaba viendo dentro de una habitación, como si buscara algo a la vez que hablaba por teléfono... Esperen, ¿Derek no había atendido el celular de Stiles?
Este chico tiene mil celulares.
— Stiles— dije al llegar a su lado.
— Maya, hay que huir de aquí— dijo con desesperación.
— ¿Por qué?, ¿qué pasa?
— Es él. Él es el Alfa, el tío de Derek. Él--
Dejé de escucharlo al ver a un hombre tras él con la mitad de su cara quemada por el incendio.
Stiles giró hacia donde veía al ver mi cara de terror y se puso frente a mí.
— Ustedes deben ser Stiles y Maya.
Intentamos escapar que la enfermera nos bloqueó el paso.
— Espera... Tu y él... Él...
— ¡Ay por dios!— le seguí.
— ¡Vamos a morir!
De repente Derek apareció propinándole un codazo en la cara a la enfermera.
— ¿No era que no le pegabas a las mujeres?— pregunté con la poca ironía que aún quedaba en mi cuerpo.
— ¿Es que nunca te callas?— me respondió.
— Eso no fue amable. Ella es mi enfermera y ella es...
— Sólo es una loca que te ayuda a matar personas y ella es sólo una niña— le contestó Derek.
— ¿Niña?— pregunté ofendida.
— ¡Qué te calles!
— Okey, okey.
— A un lado— nos dijo.
Al ver que Stiles no reaccionaba lo agarre de la camisa y lo alejé junto a mí.
— ¿Crees que maté a Laura a propósito? ¿Crees que asesinaría a alguien de mi familia?
A Derek se le iluminaron los ojos de color azul y saco sus colmillos para luego gruñir, ese fue nuestra señal para correr detrás del mostrador.
Derek y el Alfa comenzaron a pelear y se fueron hacia otro lado, esa fue nuestra oportunidad para escapar e ir a buscar a Scott.
Logramos llegar con Scott, pero él ya lo sabía todo.
Esta noche, es decir, la noche después de todo lo sucedido con el Alfa, Kate volvió a enviarme un mensaje.
"Tenemos que hablar. Estoy en la puerta."
Como mi padre no se encontraba, no debí pedirle permiso a nadie.
Al salir me encontré con la camioneta de Kate, pero no estaba sola...
Allison estaba con ella.
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