XV. Atrapados con visitas inesperadas.
























— ¡CIERRA!, ¡CIERRA!

— ¡¿TE PARECE QUE TENGO UNA LLAVE?!— ironizó Stiles.

Y acá estábamos, tratando de no ser devorados por un Alfa mientras intentábamos cerrar las puertas de la escuela inútilmente.

— ¡TRAE ALGO, LO QUE SEA!— le grité.

Stiles puso su típica cara de tener una idea y miró por la ventana hacia el exterior. Intrigada dirigí mi mirada hacia donde él veía: Unas pinzas... Esto no será bueno.

— No, Stiles. Estás loco si crees...

— Quédense aquí— me interrumpió.

Stiles salió por ellas con precaución de que el "animal" no lo matara en el camino.

Estaba realmente asustada, no sólo por mí, sino por todos nosotros. Si algo les llegara a pasar a alguno de ellos, creo que moriría.

Sí, sí... También Stiles.

— ¡STILES, REGRESA!

El grito de Scott me sacó de mis pensamientos permitiéndome ver al Alfa acechando a Stiles detrás del Jeep. Comencé a gritar al igual que Scott hasta que Stiles reaccionó y entro de nuevo para trabar las puertas con la nueva herramienta adquirida.

— ¿A dónde fue?— pregunté refiriéndome al Alfa, ya que no lo veía por ningún lado.

Retrocedimos mientras intentábamos regular nuestra respiración.

— No resistirá, ¿verdad?— preguntó Scott cuando ya nos habíamos alejado de las puertas.

— Probablemente no— respondió Stiles.

— Alentador— dije para vernos entre nosotros y comenzar a correr, nuevamente, hacia algún aula dónde podríamos estar más seguros.

— ¡El escritorio!

Cerramos la puerta y ubicamos el escritorio de modo que costara un poco más abrir la puerta, pero antes de hacerlo Stiles nos frenó.

— ¡Alto!, esto no lo mantendrá afuera. Es tú jefe.

— ¿Qué?

— Deaton. El Alfa. Tú jefe.

— No.

— Sí. El hombre lobo asesino.

— No puede ser.

— Ay por favor. Desaparece y diez segundos después esa cosa llega y arroja a Derek, ¿no es suficiente?

— No, no es él.

— Mató a Derek.

— Derek no murió, no puede estar muerto.

— Salió sangre de su boca, eso no califica como una herida menor. Esta muerto y seguimos nosotros.

— Bien, entonces, ¿qué hacemos?

— Vamos a vivir. Nos iremos. En serio debes pensar en renunciar a tu trabajo.

A toda esa conversación, yo me había acercado a las ventanas para asegurarme que el Alfa no se encontrara cerca. Pero al ver el Jeep de Stiles algo llamó mi atención.

— Stiles...

— Estoy teniendo una conversación muy importante y seria con nuestro amigo Scott, sobre cómo su jefe nos va a asesinar. Así que si no te importa, Maya, no nos interrumpas.

— ¡Cállate, Stilinski y ven a ver como esta tu maldito auto!

Al escucharme nombrar su auto, Stiles corrió hacia donde me encontraba para ver el capo de su Jeep totalmente destruido.

— ¿Pero qué...?

Pero antes de que pudiera completar la pregunta, una de las ventanas de arriba nuestro estalló.

Stiles me agarro de los brazos y me atrajo hacia él para sentarnos en el piso y cubrirme de los vidrios. Cuando todos los pequeños cristales habían parado de caer, Stiles liberó su agarre dejándome libre.

— Gracias, y-yo...— dije mirando todos los vidrios alrededor nuestro para luego llegar a su rostro.

— ¿Te encuentras bien?— preguntó examinando mi rostro en busca de alguna herida.

— Si, tranquilo— contesté para luego dirigir mi vista hacia el objeto que había provocado el estallido.

— Es mi batería— dijo Stiles alarmado.

— Debemos irnos— afirmé.

— No, está allá afuera— contradijo Scott.

— No podemos quedarnos para siempre.

— Odio admitirlo, pero Maya tiene razón, Scott.

Dándose por vencido, Scott nos guió hacia afuera del aula para dirigirnos hacia los vestidores, de ese modo, al haber menos ventanas había menos posibilidades de ser atacados por otra parte del vehículo de Stiles.

— Llama tu papá— le dijo a Stiles apenas entramos al lugar.

— ¿Le digo qué?

— No sé. Una fuga de gas, un incendio, si esa cosa ve el lugar lleno de policías se irá.

— ¿Qué tal si no?, ¿qué tal si se convierte en Terminator y mata a todos los policías, incluido mi papá?

— Pero tienen armas.

— Sí, y a Derek le dispararon con una bala de acónito para tranquilizarlo, ¿recuerdas?

— Entonces debemos encontrar una salida y correr— dije metiéndome en la conversación.

— No hay nada cerca a menos de un kilómetro y medio— respondió Stiles.

— ¿Y el auto de Derek?

— Podría ser.

— Sí, vamos afuera, agarramos las llaves y nos llevamos el auto.

— Y a él— agregó Scott.

Ya de acuerdo con el plan fuimos hacia la salida de los vestidores, corrimos a las puertas traseras, pero al intentar abrirlas, no pudimos, estaban trabadas por algo del exterior.

— No moriré aquí, no moriré en la escuela.

— Stiles cálmate, no moriremos— intenté tranquilizarlo.

— ¿Qué está haciendo, qué quiere?

— A mí. Derek dijo que es más fuerte con una manada— respondió Scott.

— Genial. Un hombre lobo que le gusta trabajar en equipo.

De repente el Alfa se encontraba frente a nosotros, comenzamos a correr lo más rápido que nuestras piernas nos lo permitían hasta llegar al sótano.

— Esperen.

— ¡¿Un lobo gigante nos persigue y quieres que nos detengamos?!— respondí.

— Es un celular.

— ¿Qué?

— Es el celular de Allison.



[...]

Luego de que Scott hablara con Allison, fuimos al punto de encuentro que habían acordado frente al estante de trofeos. Apenas llegamos Scott comenzó a hacerle preguntas a Allison.

— ¿Qué haces aquí?

— Porque me lo pediste.

— ¿Yo te lo pedí?

— ¿Por qué creo que no enviaste ese mensaje?

— Porque no lo hice.

— ¿Cómo llegaste aquí?— siguió Stiles.

— Jackson condujo.

— ¡¿Jackson esta aquí?!

— Y Lydia— Agregó— ¿Qué pasa?, ¿quién mandó el mensaje?

De la nada, la puerta se abrió dejando a una Lydia desesperada y a un Jackson un poco extraño y sudoroso.

— Al fin. ¿Podemos irnos?— preguntó la pelirroja.

Pero antes de que alguien diga algo más el techo comenzó a crujir. La tensión llenó el ambiente provocando que tomara la mano de Stiles dando un apretón, que fue devuelto de la misma manera por él.

— ¡CORRAN!— gritó Scott.

Comenzamos a correr, nuevamente, hasta llegar a la cafetería y trabar las puertas con todo lo que encontrábamos, mientras que por otro lado Lydia y Allison preguntaban qué ocurría.

— ¡CHICOS!— no habíamos notado que Stiles se había detenido y trataba de llamar nuestra atención—. Bien hecho, ahora, ¿qué haremos con la pared de mil metros de cristal?— preguntó señalando detrás de él.

Si que éramos estúpidos.

— Scott en verdad quisiera saber que está pasando— dijo Allison.

Scott se veía desesperado, era obvio que él no quería contarlo, pero si no lo hacía perdería a Allison.

— Scott...— susurré con lágrimas en mis ojos provocadas por el miedo.

Todos me miraron, era raro que llorara a no ser que fuera por algún libro o película.

— Ven aquí...— susurró Stiles acercándose a mí.

Me abrazó brindándome la contención que necesitaba en ese momento, le devolví el abrazo desahogándome un poco para no caer en mil pedazos.

Cuando me sentí mejor, me alejé dándole las gracias, a la vez que él me regalaba una pequeña sonrisa. Al parecer todo seguía igual a pesar del tiempo que había durado nuestro afecto.

— Asesinaron al conserje— comenzó Stiles cortando el embrollo que se había armado.

— ¿Qué?— preguntó Lydia con su chillona voz.

— Si, el conserje está muerto.

— ¿De qué estás hablando?, ¿es una broma?— preguntó Allison alterada.

— ¿Quién lo hizo?— siguió Jackson.

— ¡Scott!— lo llamo la morocha.

— No sé, pero está afuera y los matará.

— ¿A nosotros, nos matará?— cuestionó la pelirroja.

— ¿Quién?, ¿quién es?

Quería decirlo, pero era decisión de Scott, nosotros no podíamos interferir.

— Es Derek. Derek Hale.

Deberíamos haber interferido.

— ¿Derek?

— Si, fue él todo el tiempo. Si no salimos de aquí nos matará a nosotros.

Sip. Definitivamente, deberíamos haber interferido.


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