I. "Cadáver."

Si hay cambios de narración es porque estoy cambiando la historia de primera persona a tercera.

Corregido.




















Definitivamente un libro, chocolate caliente y un perro de compañía era la mejor combinación. Maya amaba leer mientras tomaba chocolate junto a su perro Draco y como habrán notado, ama la saga de Harry Potter, especialmente el personaje de Draco Malfoy, le resulta un personaje super complejo, digno de una buena analización psicológica.

Estaba leyendo Hush Hush, una de sus sagas favoritas, a Maya le encanta el personaje de Scott Parnell, y justamente leía su aparición en la saga ahora mismo, así que se encontraba con una sonrisa en su rostro. Pero unos gritos hicieron que salga de ese mundo y con eso también, provocando que Draco se pusiera alerta. Se asomó a la ventana de su habitación que daba al patio de la casa de Scott McCall, su mejor amigo.

No le sorprendió ver a Stiles Stilinski colgando del techo, mientras que Scott estaba con un bate de béisbol. 

¿En serio, Scott? ¿Un bate? ¿Crees que con un bate lograras espantar a alguien? 

Creo que es más tonto de lo que creía.

Volviendo a la situación actual, sabía que algo tramaban esos dos y eso iba a ocasionar problemas, y como siempre se vería incluida en ellos.

Con un suspiro corrió a su armario y agarró una campera de algodón azul claro, uno de sus colores favoritos, y bajó lo más rápido posible hacia esos dos tontos.

Al llegar al pórtico ambos se asustaron por su repentina presencia.

— ¿Qué traman par de idiotas?

— Nada que te incumba, Van Acker— le respondió Stiles bajando del techo. Su relación no era muy buena, Maya sólo andaba con él ya que era amigo de Scott.

— ¿Así que no es de mi incumbencia?— preguntó comenzando a amenazarlo—. ¿Qué te parece si incluimos a tu padre en esto?

Stiles se quedó callado, él sabía que ella era capaz de decirle a su padre que su hijo estaba saliendo a escondidas de su casa en mitad de la noche.

— Bien, tú ganas.

— ¿Qué haces aquí, Stiles?— habló por primera vez Scott.

— Sé que es tarde pero tienen que oír esto. Mi papá salió hace veinte minutos, llamaron a cada oficial del departamento de Beacon, incluso a la policía estatal.

— ¿Para qué?

— Encontraron un cuerpo en el bosque.

— ¿Un cadáver?— preguntó Maya.

— No un cuerpo de agua— dijo Stiles usando su sarcasmo de siempre—. Sí, tonta, un cadáver.

— No uses tu sarcasmo conmigo, Stiles.

— Si, si, como digas— contestó subiendo al pórtico junto a ellos.

— ¿Fue asesinado?— preguntó Scott ignorando la pelea de sus amigos.

— Nadie sabe aún. Sólo que es una mujer alrededor de los treinta años.

— ¿Encontraron el cuerpo que están buscando?— preguntó Maya.

— Es la mejor parte— dijo emocionado—. Sólo encontraron la mitad.

Los dos vecinos lo miraron confundidos.

"Iremos."





[...]

Llegaron a la Reserva de Beacon Hills en el Jeep de Stiles, Maya debía admitir que amaba ese auto, a pesar de que quien lo manejara sea un simio.

Se detuvieron al ver el cartel: "RESERVA de Beacon Hills, prohibida la entrada al anochecer."

Bajaron del Jeep y se dirigieron hacia la entrada, Maya no lo admitiría pero estaba asustada, no era muy amiga de la oscuridad.

— ¿En serio lo haremos?— preguntó Scott.

— Siempre te quejas de que aquí nunca pasa nada— respondió Stiles.

— Intentaba dormir bien para la práctica de mañana.

— Claro, porque estar en la banca requiere mucho esfuerzo— se burló la castaña mientras se adentrában al bosque.

— No, porque jugaré este año. Seré titular.

— ¡Ese es el espíritu!— lo alentó Stilinski—. Todos deberían tener un sueño, aunque sea patéticamente irreal, como los de Maya.

— ¡Hey! Vivir en Narnia y casarme con Edmund no es irreal.

— Si, lo es.

— Sólo por curiosidad, ¿qué parte del cuerpo buscamos?— le preguntó, ignorando su pequeña "pelea".

— No pensé en eso.

— ¿Y si el asesino todavía sigue por aquí?— preguntó con burla Scott.

— Tampoco pensé en eso.

Maya bufó sorprendida de que Stiles no haya pensando que el asesino podría seguir rondando por allí.

Comenzaron a escalar una gran montaña de tierras y hojas, definitivamente tenía que comenzar a no tomarse a la ligera la clase de Educación Física.

— Es reconfortante saber que planeaste esto con tu usual atención al detalle— dijo la chica con sarcasmo.

— Lo sé— contestó orgulloso como si lo que le hubiera dicho fuera un cumplido.

— Tal vez el que tiene asma debería llevar la linterna ¿no creen?— dijo Scott detrás de ellos apoyado en un árbol, mientras sacaba su inhalador.

Stiles, ignorándolo, comenzó a correr hasta una corta distancia donde se tiró arrastrándose por el piso lleno de hojas. Maya lo miró curiosa.

— Emm, Stiles... ¿Qué--?

— ¡Agáchate!— susurró agarrándola del brazo para tirarla junto a él. Al parecer este chico se olvidó de que las mujeres tienen algo en su pecho que duele si los golpean, pensó Maya mientras sentía como comenzaba a llover.

Scott llegó junto a ellos, a la vez que unos cinco policías iban hacia su posición con linternas y perros de búsqueda.

— ¡Excelente! ¡Vamos!— Stiles comenzó a correr en su dirección.

— ¡Stiles!— lo retaron al mismo sus amigos.

— ¡Espera, Stiles!— dijo esta vez sólo Scott mientras hacía un paf con su inhalador y comenzaban a seguirlo, intentando igualar su velocidad.

Corrían intentando que las linternas no nos alumbraran y los perros no nos oyeran.

— ¡Stiles!— gritó Maya.

Él se dio vuelta hacia su dirección, pero un perro lo halló y cinco linternas lo alumbraron, y como torpe que el chico era, se cayó al suelo junto a los pies de la chica.

— ¡No se muevan!— gritó el policía.

La luz de las linternas era tan brillante que Maya creyó que quedarse ciega por unos segundos.

— Esperen, esperen— una voz calmó a los policías que los alumbraban—. Estos pequeños delincuentes me pertenecen.

— Papá, ¿cómo estás?— dijo Stiles al mismo tiempo que ella decía: "Hola, Señor Stilinski."

— Así que siempre escuchas mis llamadas telefónicas.

— No— contestó para luego corregirse—. No las aburridas.

— ¿Y dónde está el tercer mosquetero?— preguntó refiriéndose a Scott.

— ¿Scott? Está en su casa. 

El padre de Stiles lo miraba con desconfianza.

—Dijo que quería dormir bien para el primer día de clases mañana— contestó Maya lo más rápido posible. Scott sí que le debía una después de esto.

— Estamos nosotros. En el bosque. Solos— dijo Stiles pausadamente.

Ella lo miró enojada y sorprendida. ¿Acaso Stiles escuchó lo que había acabado de decir?, ahora su padre podría pensar muy mal de la situación.

El oficial Stilinski los miró con las cejas alzadas, sorprendido a decir verdad.

— ¿U-Ustedes...?

— ¡NO! Es decir, solo caminábamos— dijo Maya lo más convincente posible.

Al parecer el padre de Stiles no creía que Scott no se encontraba allí, ya que siguió alumbrando el bosque.

— Scott, ¿estás ahí?

Al no obtener respuesta, el señor Stilinski suspiró.

— Jovencito, los llevaré a tu auto y tú y yo tendremos una charla de algo llamado invasión a la privacidad— le hablaba a Stiles mientras lo agarraba de su chaqueta y ella los seguía detrás.

Esa noche Maya juró que se vengaría de Stiles por esta.



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