Capítulo 69
"Que venga otro colapso. Nene, me encanta cuando llueve sobre mí porque, cariño, ya estoy bajo el agua. En la cuneta, no es nada nuevo. Entonces, ¿qué es otro colapso? Nene, me encanta cuando llueve."
—I Love It When It Rains (Loveless)
☽
Quizás deberían haber seguido las recomendaciones de regresar al campamento para ver a los sanadores y comprobar la situación general de la manada tras haberse librado de sus enemigos, o al menos deberían haberlo hecho antes de decidir comenzar su camino hacia casa. Sin embargo, ambos tomaron la decisión de adentrarse directamente en el bosque incluso conociendo cuáles podrían ser las consecuencias de ello.
Tal vez lo estaban haciendo movidos por la necesidad de regresar lo antes posible a aquel lugar al que de alguna manera Jung Hoseok finalmente deseaba volver a llamar hogar o quizás porque el deseo de mantenerse en familia los empujaba con mucha más fuerza que cualquier otra cosa. Porque el vínculo pulsaba a su alrededor con una fuerza ensordecedora, los mecía y los obligaba a mantenerse unidos. Como un latido del corazón que vibraba constantemente en el interior de sus venas. Bum, bum, bum.
Así que no lo hicieron, no regresaron a dónde los guardianes de la Unión estaban siendo llamados para reunir sus fuerzas en caso de que alguna réplica de guerra se sucediese durante los siguientes días de forma inesperada o aislada. Los dos ignoraron cualquier muestra de raciocinio que generalmente guiaría sus pasos y permitieron que los lobos liderarán en el camino con los cachorros a sus cuestas. Corrieron a través de la montaña conocida desde la frontera que marcaba la Unión hasta el centro del poblado de guardianes situado en el norte, atravesaron el río aún cuando sus patas dolían debido a las lastimadas almohadillas y los cortes que le recorrían la piel hasta casi rozarle los huesos. Caminaron cuando su aliento los obligó a aligerar el paso pero jamás se detuvieron. No hasta que los farolillos apagados del poblado aparecieron en su visión y las calles conocidas de piedra tallada comenzaron a hacer sonar sus pasos en medio del silencio roto por el sonido de la tormenta que ya comenzaba a alejarse. El olor a lavanda lo bañaba todo y ese era un aroma conocido.
—"Estamos aquí. Ya hemos llegado."
Para cuando se adentraron en el territorio del poblado de guardianes la cojera de Yoongi era todavía más evidente pero de alguna maner había logrado olvidarse por completo del dolor que la ocasionaba.
—"Winter y Drako también lo saben."
Se miraron a los ojos. Y eso fue todo lo que necesitaron.
Su casa estaba cerca y lejos a la par, a un costado del poblado. Porque Hoseok siempre había preferido mantenerse un poco aislado del centro del mundo. Estaba allí donde el murmullo del río podía escucharse a lo lejos, donde los animales no temían acercarse a curiosear y los árboles parecían engullir con sus hojas cada una de las esquinas. Y esa casa, la casa del guardián altiorem, los recibió con olor a cerrado debido al tiempo que se tuvieron que mantener alejados de sus paredes, puertas y ventanas. Pero también con una mezcla de aromas que recientemente había comenzado a impregnar todas sus cortinas, mantas y estancias. Una mezcla de olores que combinaba bien con la esencia que habían comenzado a generar cuatro lobos en concreto, porque allí ya no solo vivía el solitario hermano Jung al que las personas del norte acudían cuando tenían problemas... Ahora, allí residía una familia al completo.
Aunque eso era algo de lo que todos los miembros de la misma, apenas tenían consciencia.
—Ponlos sobre la alfombra, encenderé una buena hoguera.
La transformación del guardián altiorem fue tremendamente rápida y concisa a pesar de las heridas que todavía bañaban su piel y el evidente cansancio que le rodeaba los ojos iluminados. La plata se olía en su piel sudada y manchada de tierra, en sus manos ensangrentadas y sus uñas agrietadas.
Pero aún así caminaba recto y de pie como un árbol que el viento no era capaz de derribar.
—Con un poco de suerte la leña que guardo para la cocina se habrá mantenido seca, será imposible utilizar la del patio con esta tormenta. Partiré algunos troncos grandes y los cortaré de manera que no generen demasiado humo para los cachorros.
Yoongi no cambió de forma, mantuvo a su lobo activo entre muchas otras razones porque no se sentía con la fuerza suficiente como para llamar a la parte humana. Él era mucho más grande en tamaño que Jung, le conllevaría mayor esfuerzo, mayor tiempo y mayor dolor. Así que con cuidado sus dientes sostuvieron la ropa todavía humeda de sus pequeños, apartaron las prendas mojadas y los acomodó sobre la mullida alfombra situada frente a la chimenea.
Mientras su mirada seguía los movimientos del humano desnudo de ropa y cubierto de moratones, en algún momento la necesidad de tumbarse cerca de los cachorros para dormir fue mucho más intensa que su resistencia. Así que decidió dejarse ir. Decidió que podía cerrar los párpados por unos minutos. Winter y Drako se sujetaron a él y bebieron, hambrientos tras casi un día entero sin haber recibido comida alguna.
Pero ya había pasado. Ya podían relajarse y comer.
De todos modos, habían llegado al fin a casa.
A su nuevo hogar. Y Hoseok sabría encargarse de cuidarlos como necesitan.
Algo en el interior de Min estaba seguro de ello.
(***)
El lobo de viento solo abrió los ojos cuando el llanto de los cachorros lo despertó de su sueño. Los ventanales de la sala de estar mostraban la noche cerrada a través de estos y las líneas de lluvia indicaban que aunque la tormenta seguía, parecía haber obtenido una especie de calma residual.
Apoyó su brazo izquierdo en la alfombra mucho antes de notar el cambio y atrajó a Winter y a Drako más cerca para permitirles acurrucarse. Su forma humana había aparecido por sí misma y ahora él se encontraba cubierto por una manta de lana tan suave como la alfombra bajo sus piernas. Las heridas de su cuerpo habían sido limpiadas, curadas y vendadas.
—¿Hoseok?
De alguna manera el miedo seguía ahí. Miedo a perder a alguien que había comenzado a querer. No verlo cerca traía a su memoria sucesos del pasado que esperaba no tener que vivir de nuevo jamás.
—Estoy aquí. —la voz se escuchó alta y clara.
Bastó con alzar un poco la cabeza para notarlo. El guardián parecía estar tratando de romper algunos troncos en la puerta de la cocina que daba al patio exterior, sostenía un hacha en su mano y tan solo llevaba puestos unos pantalones de color negro a pesar del clima humedo. A diferencia de sus heridas, las de Hoseok, no habían sido tratadas todavía pero sí parecía aseado y limpio a comparación del momento en el que los dos habían cruzado la puerta de entrada horas atrás.
—Ven pr..pronto.
Sus palabras no tardaron en surtir efecto. De hecho, fueron solo un par de minutos los que transcurrieron antes de que el portón de madera lateral de la cocina se cerrase y Hoseok apareciese en su visión con los brazos repletos de pequeños troncos que más tarde depositó cerca de la chimenea formando una pequeña montaña ordenada.
El fuego brillaba con intensidad pero sin duda necesitarían seguir alimentándolo durante el transcurso de la noche. No porque el clima fuese extremadamente frío a esas alturas del año, sino porque los cachorros habían estado sufriendo la insistencia de la tormenta por un buen rato. Todo el calor que pudiesen generar para estos, sería bien recibido. No bastaba con los botes vacios de medicina que se encontraban posados sobre la mesita y que con seguridad el guardián había obtenido de alguno de sus neceseres. Tendrían que disponer del calor que su padre y el hogar le podían proporcionar para no enfermarse.
—Mañana tendré que ir al campamento. No puedo retrarsarlo demasiado, los lobos a mi cargo se han quedado atrás y mi familia está allí— Hoseok hizo una pausa—Quiero decir, la otra parte de mi familia —la mano del guardián altiorem se movió hacia el cabello de Yoongi después de acomodarse al lado de este sobre la alfombra y le revolvió los mechones blancos hasta despeinarlo por completo. Había una herida cerca de la ceja del lobo de viento que parecía no querer curarse, eso lo enfadaba. Su lobo se sentía lleno de ira cuando pensaba en lo que había causado las heridas del cuerpo de aquel chico—. No sabemos cuál es la situación general y...
—Lo sé. Iremos juntos s..si quieres —Yoongi apoyó su mano sobre la del lobo de tierra y la bajó hacia la zona en la que descansaba la manta mullida—. ¿Qué crees q..que pasará ahora?
Hoseok se mantuvo en silencio por un instante, mirando sus manos unidas mientras el crepitar de la leña seca ardiendo y las gotas de lluvia chocando contra el cristal los acompañaban. La piel generalmente nivea de Yoongi parecía estar bañada por el sol cada vez que la iluminación naranja del sol se reflejaba contra su rostro y creaba sombras alrededor de sus gestos.
—Ahora... —suspiró—. Supongo que pasaremos por un período en el que nos moveremos con cierta prudencia antes de tomar cualquier decisión estable. No sabemos si hemos ganado una batalla o una guerra realmente. La gente no volverá a sentirse segura hasta que pasen meses, quizá incluso años.
—Supongo que podría q..quedarme hasta s..saber bien lo q..que le espera a esta montaña. Si a tí te gusta la idea. N..no me gustaría encontrarme con o..otro ataque sorpresa en las cuevas de las t..tribus.
Hoseok giró su cabeza, una sonrisa iluminaba sus ojos y recorría sus labios lastimados. A Yoongi realmente le hubiese gustado besarlo como hacía días que no podía hacerlo, sin embargo en esa ocasión su cabeza se rozó contra el cuello de este. Sabía que al guardián no le gustaban las marcas de olor pero en un momento así casi resultaba una necesidad para él. Iba más allá de una marca, se trataba de un acto de cariño que implicaba unión y le daba sentido a lo que poco a poco se estaba comenzando a formar entre ellos.
Adaham seguía en su mente y siempre lo estaría. Hoseok no reemplazaría a su primer amor porque eran amores distintos los que sentía por el padre de sus hijos y por el lobo que ahora lo sostenía cerca. Yoongi sabía que desde algún lado del firmamento el padre de sus hijos estaría feliz de saber que los cachorros tendrían no a una sino a dos personas pendientes de ayudarles a Winter y a Drako durante el largo camino de crecimiento que suponía la vida de un licántropo.
—Quédate —Hoseok se inclinó hacia el toque de Yoongi, su mano deslizándose hacia la nuca de este para mantenerlo cerca de su piel. Podía sentir el olor de él sobre sí mismo y aquello lo embriagaba de una manera tan pacífica e ideal que cualquier posible protesta había desaparecido de su mente en un solo instante—. Y si algún día decides irte, me aseguraré de visitarte, lo haré cada vez que pueda. Mi deber está con la Unión pero el de mi lobo...
Hoseok sostuvo la barbilla de Yoongi, lo hizo mirarlo a los ojos.
—El instinto de mi animal grita dentro de mi pecho que vosotros sois mi familia. ¿Cómo podría ignorar eso?
Yoongi sonrió.
—Tendrás que a..acostumbrarte entonces a los instintos de un lobo tradicional y cercano a lo que implica estar plenamente ligado a la tierra. La Diosa sabe q..que necesitaré seguir cumpliendo c..con ciertas tradiciones.
—No olvides que tu lobo es un lobo de Tierra al fin y al cabo.
Hoseok apoyó su frente contra la del lobo de viento, su mano todavía acariciaba la mano de este cuando sus labios lo abordaron. No le importaba tener que adaptarse a las tradiciones de Yoongi, como un lobo, de hecho, quizás le vendría bien acercarse un poco más a su animal y olvidar el sufrimiento humano que durante los últimos años lo había condenado a volverse un mal guardián.
Su lengua acarició el labio inferior del chico, invitándolo a abrir más la boca. Y cuando este supo lo que hacer instintivamente, cualquier herida y dolor de su boca causado por las heridas en consecuencia de la plata usada por los cazadores, quedaron atrás. Olvidadas.
Su mente explotó en un segundo. Su lobo tan solo olía un aroma en esa casa que durante tanto tiempo había olido a soledad.
Ahora la fragancia de la familia, el amor y el deseo más puro lo impregnaba todo.
—Espera —la mano de Yoongi se apoyó contra su pecho y Hoseok sintió que la palma de este le quemaba la piel. Viento y Tierra unidos—. Será mejor que me permitas curarte esas heridas antes de...
Pero Winter y Drako volvieron a llorar, y ambos centraron su atención en los pequeños.
Esperarían. Si la Diosa Luna estaba de su lado tendrían todo el tiempo del mundo para disfrutar de la agradable sensación de ardor que significaba dejar que sus pieles se encontrasen sin prendas molestas de por medio.
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Hiii!!!
Tenía pensado publicar el cap un poquitín más tarde pero he empezado mis vacaciones del trabajo esta semana, así que me ha dado tiempo a repasarlo y sacarlo a esta hora sin problema.
Aprovecho este capítulo para celebrar el regreso de nuestro Hobi porque cada vez queda menos para tenerlos a todos de vueltaaaa y también para mostrar mi pena por la muerte del vocalista Liam Payne. Los más antiguos en esta app quizás sepan que durante un tiempo de mi vida las canciones de 1D sirvieron de inspiración para muchos capítulos e historias y también me animaron a abrir una cuenta de Wattpad. No olvidemos jamás lo importante que es prestar atención a la salud mental.
Cuidaos muchísimo.
Un saludo.
Os amo,
un beso
Mel
💜
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