Capítulo 50
“Escapemos de este mundo, corramos ven conmigo hasta el final, mi amado. ¿Habrá un final triste para nosotros dos? ¿Perdimos nuestro camino? Abrázame hasta que me aplastes. Bésame con más encanto, amado. El amor lo es todo, el amor lo es todo. Amor, amor, amor, amor.”
—Love Wins All
(IU)
☽
El fuego cubría la parte exterior del museo cuando Jongho detuvo el coche patrulla en la entrada. Las manos le temblaban sobre el volante y hacía al menos una media hora que había dejado de escuchar las indicaciones de su superior a pesar de que estas continuaban sonando en la radio como un eco vacío y sin sentido.
No estaba seguro de porqué Yunho había ido a ese sitio durante la noche pero desde luego sabía que había algo más que una simple visita detrás de aquello. Lo sabía desde hace un tiempo, incluso si se había tratado de mantener al margen.
—Deberíamos esperar aquí hasta que el resto llegué y podamos decidir una forma de entrar sin causar más daño del que probablemente ya haya causado quién sea que esté prendiendo fuego a todos esos árboles —el compañero de Jongho silvó desde el asiento de copiloto, notando el humo que procedía de las zonas colindantes al museo—. Este no es nuestro trabajo de todos modos. ¿Por qué has pedido que nos traigan?
Jongho no estaba ciego, por mucho que a veces se empeñase en cerrar los ojos con fuerza.
Maldita sea, no se había decantado por la unidad de criminología solo por el sueldo. Le gustaba resolver casos complicados y Yunho fue uno desde el día en que se toparon por primera vez en esa tienda de informática cuando decidió acudir allí en búsqueda de ayuda para arreglar uno de los ordenadores que estaban ligados a un caso cerrado que sus colegas creían caducado por la escasez de pruebas útiles. Después de aquello no pasaron un solo día separados a excepción de ocasiones contadas en las que cada uno de ellos visitaba a esas familias que todavía no se atrevían a presentar al otro. Hasta el presente. Por alguna razón ese día parecía estar a punto de cambiar algo.
Generalmente en su unidad había personas dedicadas a la informática pero daba la casualidad de que Jongho casi se mete en el peor lío de su carrera por querer tomar un caso por sí mismo sin avisar a nadie y sacar de la sala del segundo piso un ordenador que siendo sinceros siempre debió permanecer en la sala del segundo piso. Que Yunho lo salvase sin tan siquiera saberlo aquella vez, fue solo el comienzo de muchas cosas. Incluso se atrevió a ayudarlo buscando excusas factibles cuándo se enfrentó a la realidad de tener que explicarle a sus superiores que había encontrado a un posible criminal detrás de un ordenador que no debería tener entre sus manos.
Esas eran el tipo de cosas que no estaba dispuesto a perder. Por muy extraña que pudiese ser la vida de su pareja. No sabía si este era parte de una secta, un culto o el club de la herradura pero maldita sea, tendría que ser el propio Yunho quién se lo explicase porque él iba a sacarlo del desastre que estaba sucediendo en el museo esa noche.
—Vamos a entrar, ahora mismo.
—Jefe pero los…
—Vamos a entrar —Jongho salió del coche—. El que quiera quedarse en el coche esperando a que lleguen los refuerzos que nuestros superiores han decidido enviar a destiempo, puede empezar a escribir mi informe de renuncia como un favor amigable. No sé quiénes quedan ahí dentro pero mi trabajo es salvar tantas vidas como me resulte posible y eso es exactamente lo que voy a hacer. Pero primero, una en concreto. ¿He sido lo suficientemente claro?
(***)
Los tres lobos sabían antes siquiera de empezar a correr fuera de la sala del museo, que probablemente nada ocurriría de la forma en la que habían esperado en un inicio pero tener que comenzar a luchar en el instante en el que se apuraron a dar el primer paso fue inesperado.
—Carne fresca.
La voz chillona apareció mucho antes de lo que lo hizo la figura delgada y huesuda de una bruja de cabello plateado.
—Y una mierda —Elia retrocedió—. No voy a ser la comida de una bruja. No lo voy a ser. Eso podría ser la pesadilla de cualquier lobezno, maldita sea. Odio esto. Lo detesto. No va a ser hoy, no lo va a ser,
La mano de la loba se alzó, tratando de llamar ese fuego que anteriormente había respondido como parte de ella en sus venas. Nada ocurrió, incluso si sus piernas temblaron por el esfuerzo y cada parte de su ser se tambaleó. La sangre perdida y el agotamiento de sus extremidades le estaban jugando una mala pasada que la adrenalina cubría como una máscara imperceptible.
—Escuchadme bien. No la mireis, no la escucheis, solo corred.
Hoseok apretó su agarre sobre la mano de Yoongi, vertiendo su fuerza sobre la tierra bajo las plaquetas que formaban el suelo y concentrándose en cada raíz oculta más allá del cemento y la piedra mientras sus piernas comenzaban una carrera hacia la salida. Por cada uno de sus pasos una rama de magia potente golpeó sus nucas.
Yoongi frenó un segundo, posó los ojos en el suelo dónde todo temblaba a su alrededor de sus pies y clamó por un poco de ayuda de la Diosa. En su grito silencioso el viento respondió con un rugido y la estructura entera del museo amenazó con caer sobre sus cabezas.
—Duele —fue el primero en notarlo, justo en su lesión y subiendo por todas sus piernas antes incluso de que la transformación les permitiese moverse más rápido—. Es como si te comiera los huesos desde dentro.
Hoseok giró la mirada, sus ojos buscaron los del lobo que pulsaba en el interior de su vínculo por encima de la ruptura dolorosa que había dejado el vacío de su hermano. Yoongi le aportaba calma y no estaba dispuesto a perderlo.
—Sé que duele, por eso debemos continuar en movimiento. Incluso si es difícil de entender, no podemos dejar de correr por mucho que nos duela.
El viento que siempre había sido un hogar para Min, esa vez no estaba salvándolo de los ataques implacables de aquella mujer. Aunque lograba desviar la magia de esta, todavía incidía en el interior de su alma cada una de las veces en las que se topaba con la suya. Chocaban. Y cuando lo hacían se convertían en un millón de agujas clavándose con fuerza en cada zona expuesta.
—Esa bruja está tratando de maldecirnos con sus trucos. Lo que dijeron los ancianos druidas sobre los túneles y nuestro destino empieza a tener sentido —Hoseok gruñó, el dolor traspasando su piel—. Saben que estamos en peligro y puedo jugarme el pescuezo a que también sabrán cuándo exactamente esta mierda se volverá peligrosa de verás. Si salimos de aquí los haré hablar a mi manera, se ha acabado el honrarlos con el respeto que se merece un Dios. No son la Luna ni la Tierra.
Jung estiró una última vez sus manos, esta vez tirando del aire a su alrededor como si intentase levantar consigo algo tremendamente pesado. Sería egoísta por una vez, nadie podría juzgarlo. No cuándo ni siquiera él sabía si lograrían escabullirse de esa maldición.
La magia oscura los había tocado en varias ocasiones y él no estaba dispuesto a permitir que Drako y Winter perdieran lo único que les quedaba. Sencillamente no pasaría si estaba en sus manos evitarlo.
Todo su poder se concentró alrededor de esa idea. Así que flexionó los codos y tiró. Tiró de su poder como si quisiera arrancarlo desde su mismísima alma mientras a su lado Yoongi hacía vibrar el viento a su alrededor y Elia buscaba la manera de llamar el fuego en sus venas. Sus gargantas parecieron desgarrarse a la vez.
—Tenemos muy poco plazo de tiempo para escapar de ello —gimoteó, las dos manos formando puños y los nudillos blancos—. Si lo logra no hay nada que vaya a quitarnos de encima lo que sea que intente introducir en nuestros cuerpos. Necesitaremos movernos rápido, llevar la estaca hasta la montaña y acudir a un sanador tan pronto como la aseguremos.
Y la Tierra, oh bendita Tierra, al fin pareció responder a la llamada del guardián altiorem cuando la garganta de este se abrió por completo en un grito de guerra y sus manos se alzaron en el aire estirando los dedos hacia la Luna. La onda que estalló en el interior del edificio causó que los pocos cristales que se mantenían intactos comenzasen a resquebrajarse y caer, pero también desestabilizó el sentido del oído de la bruja.
La mujer necesitó algunos segundos para volver a encontrarlos con la mirada, el suelo comenzó a abrirse tras los pasos de estos haciendo brotar de la tierra húmedas raíces que protegieron los pasos de los lobos. Y el cielo, por fin, respondió a Elia. Porque del cielo el fuego hizo caer una llamarada tan larga como una lengua de fuego.
—”¡Corred!”
Ninguno dijo nada en contra de la orden de Hoseok. Los tres corrieron a la par, protegiéndo los costados el uno del otro.
Agotados. Sangrientos. Malditos con casi total seguridad. Pero lo más importante, con la estaca en su posesión mientras el museo se deshacía a sus espaldas y corrían a la protección de la montaña conocida.
(***)
Jungkook y Taehyung volvieron a la pared en la que Yunho se ocultaba tan pronto como los dos niños fueron acogidos por el grupo, esta vez acompañados de un débil pero siempre fuerte Sungjae.
El estruendoso caer de las cristaleras logró que se encogieran aún en su forma lobuna a medida que sus dientes tiraban de la chaqueta del hermano de Hoseok y lo arrastraban por el césped del jardín.
Despacio. Demasiado despacio para ser bueno y lo suficiente como para no resultar arriesgado aún con los vampiros protegiendo a lo lejos sus pasos. Podrían cometer muchos errores si decidían ir rápido y con prisa.
—Ni un paso más —una voz familiar gritó. El olor del miedo fue evidente entre la peste de la rabia y la ansiedad—. Maldita sea, adoro a los animales pero esto… Vosotros… Algo me dice que no solo sois perros… Esas personas de piel blanca, lo que hacen y cómo se mueven, las mujeres que no dejan de reírse desde el tejado del museo… Todo esto es una locura. Debo estar perdiendo la cabeza.
El chico negó un par de veces y solo la orden silenciosa que resonó en las cabezas de manada lo salvó de un ataque por parte de quienes protegerían al líder de la Unión con su propia vida.
—Pero no importa, no me importa nada salvo él. Dejadlo y bajaré la pistola. Dejadlo ir. Soltad a Yunho. ¡Ahora! ¡Alejaos de él!
Jongho sostenía su arma de trabajo en alto. Los brazos sumamente rectos y la mano firme a pesar de que sus labios temblaban.
Jungkook y Taehyung se miraron.
Sungjae actuó.
Transformarse en medio de una batalla era poco recomendable y lo convertía en un objetivo para cualquiera de las brujas que volaban sobre sus cabezas divirtiéndose con el sufrimiento de cada lobo herido. Pero aún así lo hizo, como líder o como una persona que entendía el amor.
A lo lejos, una loba frenó sus acciones para mirar.
—Bien, probablemente ahora sientas todavía más ganas de disparar pero debes saber que si lo haces tu pareja probablemente tendrá menos oportunidades de salir de aquí que las que tiene con nuestra ayuda. No es fácil confiar en personas desconocidas y no voy obligarte a hacerlo…
—¡Cierra el pico! ¡Tú…!
—No me corresponde explicarte nada porque sé que Yunho explicará todo cuando despierte. Y la única manera de que logre despertar es llevándolo a ver un sanador que conozca bien los riesgos de una herida generada por magia negra. Vuestros hospitales no le servirán de nada.
—¿Por qué debería creer a alguien que ni siquiera conozco? Maldita sea, todo aquí parece un campo de batalla. Dejad que me lleve a Yunho y haré como si no hubiese visto nada. Nos iremos y no volveremos a hablar del tema.
Sungjae negó, dando un paso más hacia Jongho con una calma sorprendente para encontrarse justo delante de un arma cargada que parecía reunir muchas probabilidades para ser disparada.
—Creeme, Yunho no va a poder curarse si un sanador experimentado no lo ve. Puedes traer esa pistola contigo y llevarnos esposados todo el camino si lo deseas pero permítenos salvarlo. Lo haremos con tus reglas, la única que nosotros pondremos es la de que uno de nuestros sanadores lo revise.
—Yo…
—Estás viendo a esas brujas volar, no están sobre el tejado. Me has visto pasar de la forma animal a la humana. Has mencionado que los hombres de piel blanca hacen cosas que un humano no haría. No eres estúpido y probablemente también conoces el significado de lo que cuentan las leyendas de este museo. Sé que estarás conectando todos los puntos justo ahora. No te pido que confíes en nosotros pero te ruego que me dejes salvar a un compañero.
El agarre de Jongho sobre la pistola finalmente titubeó.
—Yunho es todo lo que tengo.
—Y por eso no dejaré que ninguno de los dos tenga que vivir sin el otro. Síguenos y te cubriremos la espalda. Puede que tus brazos puedan sostenerlo con más cariño que nuestros dientes.
Aunque la duda se extendió por todo su rostro y aroma, esa noche Jongho tomó la decisión de abandonar las órdenes de sus superiores por segunda vez.
Yunho merecía incluso el riesgo de cagarla tanto como para ser asesinado por una rara especie de Teen Wolfs.
(***)
Las brujas desaparecieron cuando lo hizo la estaca, sin embargo no lograron hallarla.
Sobre el jardín anteriormente verde del museo los restos de sangre bañaron la hierba que esa mañana había sido cortada. Los policías humanos se movían de un lado a otro con artilugios en sus manos y expresiones inescrutables.
Los lobos y los chupasangre se habían retirado tan pronto como la tempestad se lo permitió.
—Agradecemos de corazón vuestra ayuda en esta batalla —Joy inclinó su cabeza hacia el grupo de vampiros, aún sabiendo que probablemente tras la ayuda vendrían peticiones casi imposibles de saldar—. Os ofrecemos asilo en la montaña hasta que el conflicto se resuelva si es necesario. Es todo lo que tenemos.
Eran cinco. Una familia pequeña y casi extinta.
Muchos podrían pensar que no suponían peligro alguno, pero lo suponían. Precisamente por eso los brujos y los cazadores parecían ansiar obtener un arma que podría de alguna manera atarlos a su bando.
La pregunta esencial para hacerse en ese instante sería, ¿qué creían los brujos que tenían de su parte los lobos para la batalla final? Si se veían en la necesidad de buscar tales reclutas, ¿acaso los creían más fuertes de lo que realmente eran o pensaban acaso que conocían la ubicación de los Pétalos de Zafiro?
—Agradecemos su oferta, líder Jeon —la mujer sonrió. Sus ropas estaban repletas de sangre de bruja y su cara manchada—. Pero me temo que tenemos un hermano que llorar y un nuevo destino al que movernos. Confiamos en que ahora otros podrán mantener la estaca a salvo, hemos dedicado demasiado tiempo a su cuidado.
—¿Os marchareis? —Joy abrió los ojos, sin poder evitar la sorpresa—. Habéis vivido en este lugar durante siglos. Si es la seguridad lo que…
—Lo hacemos, la decisión está plenamente meditada. Nos vamos a un sitio donde las familias son más grandes y el territorio se encuentra lejos de lo humano. Allá podremos estar bien si alguien decide atacar, nadie podrá asesinar impunemente a ningún otro de nosotros. Nunca más.
—Nunca más. —los cuatro vampiros restantes repitieron.
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Hiii!!
Un poco más tarde de la hora que tenía pensada pero por fin nuevo capítulo subido!!!
Espero que no os haya decepcionado y que os gustase un poquitín.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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