Capítulo 33
"Te doy un obsequio una vez como cebo y luego me lo llevo todo. Se vuelve una adicción para tí, no puedes distinguir el dolor del amor. En eso nos hemos convertido. Es todo para ti, en esa vaga frontera entre el bien y el mal. Mi juicio en el momento final. Me vuelves C-U-L-P-A-B-L-E. "
—Guilty (Taemin)
☽
Decir que fue difícil aceptar la oferta de Yoongi sería como ser un vil mentiroso. Porque maldita sea, no lo fue.
Como tampoco lo fue esperar pacientemente mientras él acomodaba a los pequeños en la cuna, ni escuchar los pasos de este por el pasillo antes de abrirle la puerta de su habitación y tirar de la mano del lobo hacia el interior de la estancia. Mucho menos lo había sido el llevarlo hacia la cama o el hacer que sus labios se estrellasen contra los del muchacho cuando sus piernas se acomodaron entre las de este. Podía sentirlo torpe y novato bajo su cuerpo, excitado y lleno de esa ansiedad embriagadora que el celo cercano siempre causaba en los lobos que habían pasado un tiempo sin liberarse como era debido.
—Maldita sea. —suspiró el guardián. Esa mierda, la conocía demasiado bien. Estaba quemándole el interior en ese preciso instante.
Percibía el modo en el que Yoongi quería seguirle el ritmo pero no podía. Aquella estampa, de alguna estúpida y enferma manera, no hacía otra cosa que encender una parte de sí mismo que ni siquiera sabía que existía. Min nunca había estado con una persona en su forma humana pero había decidido que quería pasar el celo con él. Y Hoseok no era tan estúpido como para pensar que lo hacía movido por algún tipo de estúpido sentimiento, no. Pero de todos modos se sentía bien al saber que alguna persona en el mundo confiaba en su persona para algo más, algo diferente de aquello que implicaba el hecho de ser un guardián altiorem. Uno desastroso como él lo era.
Lo habían elegido casi por primera vez en su vida. Y maldita sea, que la Diosa Luna lo matase si pecaba por querer hacerlo bien. Le apetecía llenar a ese estúpido lobo de viento de todo el placer que este necesitase para apartar el dolor y los traumas que con seguridad llenaban su mente y manchaban el aroma natural de su lobo.
Hoseok dió una pequeña lamida a los labios de Yoongi y sonrió cuando esté abrió los ojos como en medio de un embrujo y se estiró para probar un poco más de él. Las pupilas dilatadas y las manos envueltas en su cabello. No le importaba que el chico estuviera tirando con demasiado fuerza de las hebras, de todos modos quizás fuese culpa suya. Necesitaba un corte de cabello, desde hace quizás un par de meses. Los dos lo hacían porque el flequillo del chico ahora también caía como una cascada, rebelde y revuelto sobre su mirada perdida.
—Respira —una de las manos del guardián bajó por el torso del chico hasta alcanzar el borde del suéter que este llevaba, y entonces se coló bajo la tela. Conocía aquella lana, porque su propia madre la había tejido y la esencia de la canela de su hogar se impregnaba con el olor a mandarina que la piel de Yoongi siempre desprendía. Era como si el otoño se vertiese sobre su boca cuando lo lamía—. Estoy seguro de que entre lobos es bastante más complicado de lo que lo es entre humanos.
—¿Cómo podrías s..saber eso?
Hoseok se permitió acariciar con la nariz el borde de la mandíbula de Yoongi, imitando el movimiento de un lobo con su pareja. Conocía la danza de los animales pero nunca la había bailado por sí mismo. Aquello era demasiado íntimo y se alejaba de todo lo que había llegado a alcanzar con sus parejas. Iba más allá de lo que podía analizar y en cambio sentía un interés casi prohibido que lo empujaba a querer preguntar.
—Apuesto a que lo que hacías con tu chico era bastante más sucio y desgarbado de que lo que harás hoy conmigo. Los humanos son bastante menos simples que los lobos para el arte del amor. Aunque no he estado nunca con alguien que lo sea por completo, casi podría jurar que su modo de vivir es un poco más complejo que el nuestro. No tan instintivo. Son absurdos y deciden escoger caminos demasiado largos en comparación con lo que hace un animal, pero al final su mente se reduce a un par de simples necesidades de la misma y exacta manera en la que lo hace la nuestra. Porque somos seres vivos y nacemos para, vivir, reproducirnos y morir. Incluso si algunos deciden saltarse el segundo paso sabiendo que está perfectamente sentir placer por el mero hecho de que podemos experimentar placer, no es algo que alguien deba prohibirnos. De lo contrario nosotros dos no estaríamos aquí.
Hoseok estaba diciendo aquello porque sabía que si Yoongi estaba en esa cama era debido a que no le quedaba otro remedio. Él había estado en ese punto también, en esa posición tan dolorosa. Sabía lo que se sentía al percibir el celo quemando bajo la piel sin una pareja cerca y no quería ni imaginarse la sensación de lo que un lazo roto estaría ocasionando.
—Un humano necesita esa falsa sensación de confianza que ahora mismo yo te estoy brindando a pesar de ser, de hecho, tu captor. Porque seamos sinceros, incluso si ahora eres un elemento clave para nuestra liberación y para la investigación que está llevando a cabo la guardia… —Hoseok se relamió los labios antes de mordisquear el lóbulo de la oreja derecha de Yoongi y el placer que le recorrió el cuerpo cuando el chico gimoteó en respuesta fue sorprendentemente intenso—. Sigues siendo un prisionero para mí. Vives bajo mi techo, duermes entre mis sábanas y estás sujeto a mis normas. Tus pies se mueven en función de lo que yo dicto. Sabes eso pero estás aquí conmigo porque incluso sabiéndolo prefieres lo malo conocido a lo malo por conocer y ese sentimiento es lo más humano que podrás experimentar nunca. Sin importar cuán acostumbrado estés a permanecer en tu forma lobuna o lo poco que sepas acerca de las palabras, letras y adjetivos que las personas de mi manada usan.
No solo se trataba de la necesidad. Quizás también fuese acerca del contacto, la aflicción y el dolor. Los momentos que el chico siempre había pasado al lado de quién amaba, ahora se estaban convirtiendo en un frío revolcón con un casi desconocido. Y por mucho que Jung hubiera intentado jugar al juego del atractivo, sabía bien lo diferente que era pasar el celo con alguien amado a pasarlo con alguien que solo tenía una cara bonita.
—Estoy r..respirando. Me has dicho q..que lo haga y y..yo lo estoy h..haciendo. ¿Por qué s..solo hablas y n..no te mueves?
Hoseok sonrió, llevando su nariz hacia la glándula de olor de Yoongi y dejando que el aroma de este cubriese todo a su alrededor. El maldito otoño había llegado de nuevo a su casa en medio del invierno. Bien, tenía que darle un punto al lobo de viento. El olor podía no ser esencial pero sí resultaba embriagador cuando de alguna manera dos lobos con esencias compatibles coincidían. Y ahora mismo eso estaba sucediendo, porque su animal interior parecía querer aullar.
Había rastros de mandarina en la esencia de Yoongi, como lo había en su propio olor. Compartían una fragancia similar pero la combinación de sus antepasados hacía que la mezcla con otros aromas presentes en sus lobos se sintiese diferente. El olor a mandarina que Hoseok obtenía de su familia no tenía nada que ver con la acidez deliciosa que dejaba en su lengua el sabor de Min. Y eso. Exactamente eso. Era a lo que los clanes y manadas llamaban compatibilidad de aromas.
—Tú —Hoseok lamió sobre la glándula de olor de Yoongi y se deleitó por unos segundos con la sensación que el delicioso sabor envío a través de sus extremidades—. Estás provocando el lado equivocado de este guardián. No quieres verme enfadado, de nuevo.
La runa de su cuello no tardó en iluminarse y su boca envolvió la piel de esa zona sin llegar a morder, cerca de la clavícula de Yoongi. Ahí dónde ahora la tela del amplio suéter resbalaba.
Incluso en medio del sentimiento de excitación Hoseok tenía que mantener las dos cabezas frías. Morder y marcar no era algo que él hiciera, no lo había hecho ni siquiera en su relación más duradera. Esa idea nunca se le había llegado a pasar por la cabeza. Para él la marca era sinónimo de propiedad, ni siquiera importaba que su madre tratase de hablarle de la conexión que esta generaba como si fuese el sentimiento más puro, esencial y bonito del mundo. En su cabeza, las marcas sencillamente no tenían cabida.
Por eso maldijo cuando percibió la manera en la que el cuerpo de Min se arqueaba casi por instinto y el cuello de este era mostrado para él. Ni siquiera estaban en una relación, no había amor o cariño. Se trataba del instinto y de la atracción de dos lobos que por naturaleza y química eran de alguna forma compatibles porque la Diosa Luna había decidido jugar a divertirse con el destino de sus vidas.
Otro de los motivos por los cuales estaba bien considerar las marcas tan profundas como un asunto peligroso era que las parejas resultantes de estas no siempre estaban satisfechas y a veces ni siquiera se amaban. De vez en cuando odiaban la conexión generada que los mantenía pegados los unos a los otros con pensamientos continuamente intercambiados, cuando ni siquiera podían sentir dolor, ansiedad, felicidad o anhelo sin que la otra parte lo supiese. Los volvía completamente locos si la persona que se encontraba en sus cabezas todo el tiempo era una a la que no decidieron amar de forma plenamente racional. Con la intimidad reducida a cenizas tras haberse dejado llevar por el libido y el placer sexual, se veían obligados a compartir el resto de su existencia con un compañero que solo admitían cuando el asunto implicaba placer o fases lunares intensas. Era peligroso, absurdo y estaba hasta el borde repleto de dolores que Hoseok no deseaba correr el riesgo de introducir en su vida.
—Respira calmadamente, más de lo que lo estás haciendo ahora. De lo contrario, esto acabará incluso antes de que hayamos iniciado algo. Es el tipo de conocimiento que llegarás a tener si pruebas a pasar el celo como humano en más de una ocasión. Ahora, deja de enseñarme tu cuello como si nos conociéramos desde hace seis o siete años y quisieras tener cachorros conmigo. Es el tipo de acto peligroso que podría ocasionarte problemas con un lobo posesivo, Min.
Yoongi se revolvió levemente bajo el tacto de Hoseok, sintiendo repentinamente pesada la mano del guardián sobre su torso pero obedeció. El celo cercano había nublado su visión y lo había llevado a una época pasada en la que mostrar su cuello para que Adaham lo olisquease resultaba normal.
No sabía si para los humanos era del mismo modo o no, sin embargo estaba claro que a Hoseok no le agradaba tal acto. Así que se obligó a entender el motivo.
—N..no entiendo.
—Si te hubiese mordido, no habría marcha atrás para tí. Piensa bien a quién decides mostrarle el cuello. Es simple, sin una confianza bien ganada no deberías enseñar una zona de tí tan fácil de atacar. Para marcar o matar, tu cuello es un punto esencial.
Y Yoongi no lo hacía, no fácilmente. Hoseok era consciente de eso porque llegar hasta él le había costado un año completo. Ese chico no confiaba en él, solo sentía el celo tan fuerte bajo la piel que sus sentidos estaban nublados.
De nuevo, peligroso.
—Yo no… —espera. Hoseok no podía pensar realmente que él había mostrado su cuello para que lo mordiese, ¿cierto?—. Mostrar mi c..cuello no tiene nada que ver con m..morder. Adaham era mi p..pareja pero jamás me m..mordió. Es solo…
¿Podía tan siquiera expresarlo? Como lobo le había encontrado sentido a hacer ciertas cosas durante la ceremonia del celo con su pareja pero ahora no era un lobo, estaba en su forma humana y Hoseok parecía no ser el tipo de persona fácil de tratar. Así que se dejó caer contra el colchón mullido y suspiró, todavía con la mano del guardián sobre su torso.
No podía caminar en círculos alrededor del lobo de Hoseok o llevar su hocico hasta la mandíbula de este mientras exponía la suya propia para que este llegase a la glándula de olor sin problema. No podía tirarse en el suelo, saltar, correr o juguetear. Ahí, en esa cama y entre las sábanas, se sentía atrapado por los brazos y las piernas del guardián.
La manera en la que los humanos decidían hacer las cosas cuando el celo llegaba era claustrofóbica. No dejaba lugar a espacio ni distancia. Sus cuerpos necesitaban estar pegados en todo momento, el juego no dejaba lugar a persecuciones ni carreras sino tan solo a… Roces.
—¿No sabes cómo explicarlo?
Yoongi bufó y Hoseok rodó los ojos. Entonces la mano del guardián se movió para alejar la tela del suéter de la piel del muchacho y la suave brisa alivió la sensación de calor que impregnaba el cuerpo del lobo de viento. Fue un alivio casi instantáneo.
—Vamos a quitarnos la ropa de encima. Ese debería ser el primer paso, después deja que nos acostumbremos el uno al otro. Quizás necesites aprender un poco sobre humanos relacionándose antes de pasar a la acción, lobito.
Yoongi volvió a bufar, esta vez Hoseok no rodó los ojos, solamente tiró del lobo de viento para sentarlo sobre la cama y le quitó el suéter del todo para después lanzarlo a algún lugar del suelo de su habitación. Unos segundos después realizó la misma tarea con el suyo propio.
Generalmente el tono de piel de los lobos norteños era claro debido al clima de su territorio, diferente de las bellas pieles tostadas por el sol de los sureños. Sin embargo, cuando su cuerpo se encontraba contra el de aquel chico, Hoseok no podía negar el que este hubiese pasado gran parte de su vida en forma de animal. Estaba seguro de que Yoongi se quemaría con más facilidad incluso que él mismo cuando llegase el verano.
—Y quizás más adelante yo necesite aprender un poco sobre lobos relacionándose de esta forma en concreto también. Pero si aceptas mi teoría, eso de enseñar tu cuello apesta a sumisión. No sé cuál era tu papel en la relación con ese Adaham pero es a lo que a mí me huele. No voy a juzgar a…
A un muerto. Hoseok estuvo a punto de decirlo pero se detuvo y cuando Yoongi abrió los labios para preguntar simplemente decidió besarlo para evitar tener que responder preguntas incómodas.
Esa noche sería todo lo que harían. Así que sus labios continuaron tocándose, rozándose y conociéndose por horas mientras sus piernas se entrelazaban sobre las mantas gruesas de la cama y sus torsos desnudos se calentaban con el contacto de las pieles. Dejó que Yoongi lo úsase como método de exploración y le permitió aprender acerca de la experiencia humana de los besos y las caricias a través de sí mismo. Fingió que no le sorprendía la facilidad con la que ese chico estaba aprendiendo y desenvolviéndose como un pez en el agua. Solo que este pez no era libre del todo, estaba encerrado en una pecera con el efecto placebo de la comida.
No había mucho que el lobo de viento supiese hacer pero de alguna manera Hoseok se sentía dispuesto a enseñarle y le enseñó. Durante al menos una hora lo hizo hasta que algo en sus pantalones comenzó a doler para el propio desconocimiento de Min.
—Esto… —Yoongi protestó, comenzando a sentir sus labios doloridos—. C..creo que ha sido suficiente p..por hoy. Tengo todo t..tu aroma encima d..de mi cuerpo. Para alguien a quién no le gusta m..marcar, eres bastante insistente e..en la tarea de mantener e..el olor s..sobre tu compañero de cama.
—Bueno, marcar con olor no deja señales permanentes en tu mente y cuerpo. Es algo simplemente momentáneo y que puedes quitarte de encima con una ducha. Algunos lobos lo hacen como un simple acto instintivo, sigo siendo en parte animal. Después de todo.
Hoseok se incorporó un poco, había mantenido su cuerpo sobre el de Yoongi durante las últimas horas y sus piernas continuaban entre las del muchacho. Uno de los pies del lobo de viento incluso se encontraba bien afianzado alrededor de su fémur izquierdo en una extraña postura que parecía ser del todo cómoda para este.
—No parecías incómodo, en realidad.
—Yo n..no tengo problemas con o..olores que c..conozco. Vivo en tu c..casa, me he acostumbrado a oler a t..tí. S..Supongo.
Hoseok sacudió su cabeza antes de apartarse repentinamente. Eso confundió al lobo de viento, pero ni de lejos tanto como a sí mismo.
Yoongi no podía estar sugiriendo seriamente que se había adaptado al olor de la casa de su captor porque eso estaba… ¿Mal? Simplemente resultaba absurdo.
—Hay un asunto que tengo que solucionar para mí mismo en el baño. ¿Estás bien?
Hoseok revisó el cuerpo del muchacho. Nada de nada. No había erección presente. Okay, era bueno saber que una sesión de besos no le hacía reaccionar como un adolescente. A pesar de que parecía que a él sí. Pero en su defensa debía añadir que era su primera vez besando a un lobo con aroma compatible al suyo, había estado evitando por mucho tiempo todo lo similar a eso. La Diosa Luna definitivamente estaba jugando al baloncesto con su maldito destino. Por no mencionar que después de la batalla de las Lunas y hasta el presente había consumido supresores como caramelos con cada una de sus fases lunares.
—Puedo no h..haber pasado el c..celo como un humano p..pero todavía soy medio humano, Hoseok.
—¿Qué intentas decir?
Fue rápido. Porque en realidad Min Yoongi siempre lo había sido. Aquello fue lo que hizo que les costase tanto atraparlo durante la noche tormentosa del ataque que cometió hace un año. En la que hirió a gran parte de la guardia norteña a cargo de Hoseok, la noche que lo convirtió en un prisionero en lugar de en una víctima.
—S..solo… que sé la manera en l..la que eso se s..soluciona.
En un instante estaba sobre la cama y al otro sobre el suelo de rodillas. Frente a él, con los labios todavía enrojecidos y el flequillo ondulado frente a su mirada decidida. Hoseok tragó saliva. No pudo hacer otra cosa a parte de eso y tal vez también apoyar sus manos sobre el colchón mientras observaba la manera en la que Yoongi apartaba su pantalón y sus boxers.
Y él lo olisqueó. Como lo hubiese hecho un animal. Él muy estúpido realmente olió todo lo que tenía delante de su mirada y eso hizo que el cuerpo entero del guardián se estremeciese en consecuencia.
—Enseñame.
—Has dicho que sabías cómo solucionarlo. Entonces, solucionalo. Chico listo.
Yoongi dudó un instante, después colocó una mano sobre la base del miembro de Hoseok y comenzó un vaivén torpe.
—Demasiado seco —el guardián siseó—. Supongo que depende de gustos pero si me preguntas prefiero sentirlo un poco más mojado.
Los ojos del lobo lo observaron con curiosidad. Estaba obviamente confundido.
Y eso era malditamente caliente. Depravado. Y caliente de nuevo. Hoseok ni siquiera sabía a dónde estaban llevándolo esos malditos pensamientos, pero al menos era consciente de que no estaba obligándolo a nada. Más bien se estaba prestando como cuerpo de exploración. Si Yoongi era un estudiante, él era el cuaderno. Y estaba abierto a ser estudiado.
—Usa tu boca.
—¿M..mi boca?
El guardián asintió.
—No tienes porqué hacerlo pero si me pides mi opinión lo disfruto más de esa forma. Puedes intercalar lamidas con toques de tu mano. Hazlo con tranquilidad. Te guiaré.
Los dos tragaron aire.
Entonces el lobo de viento se inclinó y tras olisquear de nuevo por un momento, saboreó con su lengua el largo de aquello que observaban sus ojos. La mano de Hoseok envolvió la suya, guío cada uno de sus movimientos, lo enseñó de la forma en la que le había pedido y mientras tanto, los dos se dejaron ir en la sensación de placer que estar unidos de esa forma les ocasionaba.
No habían ido más lejos de besos y caricias, porque eso, lo que estaban haciendo ahora de alguna manera no era más que aquello. La forma en la que Yoongi se inclinaba para lamer y el modo en el que sus manos unidas trazaban movimientos sobre su miembro no distaban demasiado de lo que un beso y una caricia en cualquier otra parte del cuerpo sería. Y aún con todo, era placentero.
—Está bien. Deja que me aparte ahora, pequeño.
Yoongi se echó hacia atrás, las dos rodillas todavía sobre el suelo de la habitación del guardián mientras la mano que había mantenido libre jugueteaba sobre la tela de su pantalón acariciando lo que ahora claramente sí era una erección bien formada.
Los dos gimieron a la vez. Hoseok de manera desgarbada, casi desordenado y enfadado. Yoongi bajito, todavía confundido por la extrañeza que le ocasionaba el placer humano.
Y el mayor problema de todo aquello tal vez fuese, que el celo solo estaba cerca. No había llegado todavía.
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Hiiii!!
Feliz Halloween 👻🎃 y feliz miércoles, por fin llegó la parte de la historia en la que estos dos lobos empiezan a darse y no cariño juju.
Dejadme saber por favor vuestras opiniones. Yo espero de verás que os haya gustado.
Un beso,
os amo
Mel
😘
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