Capítulo 30
"A un paso de tu puerta, eso podría haber sido una caída libre. A un paso de tu puerta, cayendo en una sala infinita."
—This Is Why
(Paramore)
☽
Yoongi solo se permitió alzar la cabeza cuando el ambiente que olisqueó a su alrededor le pareció completamente calmado. Los cuatro ancianos habían tomado asiento en sus respectivos lugares, ocupando aquella fase de Luna que desde el inicio de la noche se les había indicado.
—La construcción de los túneles es algo que se escapa incluso de nuestra capacidad de memoria, muchacho —uno de los lobos habló—. Pero sí lo que quieres es una respuesta eso es exactamente lo que te daremos.
El lobo de viento realmente no tenía idea de lo que debía de hacer mientras los druidas hablaban, así que mantuvo su postura gacha. Recordaba a Hoseok y a Sungjae hablando acerca de esa especie de necesidad que aquellos lobos parecían tener acerca del respeto, así que fue respetuoso.
Como sucedía en su manada, se mostró pequeño al lado de lobos más grandes y sabios. Dejó que la edad de estos fuese mucho más importante que él o sus necesidades. Acalló la prisa que en realidad sentía por saber más acerca del misterio que envolvía cada uno de los túneles que recorrían la montaña y desembocaban en el centro de su hogar.
—No sabemos bien para qué los idearon los antiguos pero sí sabemos para qué nos llamaron a protegerlos por primera vez nuestros antepasados.
—Así que esperemos que sirva a tu causa si te hablamos de ello. Ahora, alza tu mirada y deja que veamos tus ojos brillar de la misma forma en la que un día vimos los de tus antepasados.
Aquellas palabras hicieron latir con fuerza su corazón. Yoongi sabía que su clan había tenido contacto con druidas, recordaba los cuentos de su padre y conocía las historias de su abuelo pero también era consciente de que durante su crecimiento cualquier tipo de interacción había quedado relegada a simples anécdotas. Él no conocía los detalles porque nunca llegaron a serle revelados, nunca llegó a recibir el intercambio de información que ser el siguiente en la sucesión de su manada le supondría. Tampoco pudo ver la magia de esos lobos funcionar más allá de la protección en las zonas más profundas de las paredes de sus cuevas en forma de runas calcadas profundamente en la roca madre.
Para él habían sido la mayor parte de su vida una mera leyenda.
—Alza la mirada, muchacho.
Los lobos parecían tomar turnos en función de la fase de Luna que ocupaban. Y cuando finalmente Min se atrevió a mirarlo, sus ojos siguieron a cada uno tratando de memorizar hasta el más mínimo detalle en el proceso. ¿Habrían llegado a conocer a su padre o abuelo? ¿Esos ancianos tal vez subieron en algún momento hasta la cima para hablarle a sus líderes sobre la protección de los Pétalos de Zafiro?
—Como bien sabrás pequeño lobo de viento, sobre todo siendo hijo de quién eres, la labor de un druida es esencialmente la de proteger la naturaleza —el anciano que ocupaba la posición de Luna Llena estiró una de sus manos, dejando ver sin dificultad el modo en el que una planta de lavanda crecía de forma hermosa y sorprendente alrededor de su dedo índice como si se tratase de un anillo—. Somos lobos e hijos de la Luna pero para nosotros la manada, el clan y la Diosa solo son parte de un algo muchísimo más grande. Cómo lo son también los laberintos bajo nuestros pies y las flores con pétalos de Zafiro que albergan.
—Sería una ofensa para nuestros líderes conocer el mero detalle de que para nosotros la manada y el clan no son esenciales, sobre todo cuando durante milenios se nos ha concedido el honor de protegerlos. Debes saber que siempre que haya que elegir entre salvar la montaña o a una pequeña facción de lobos en esta, nuestra elección irá más allá de la familia, amigos y conocidos. Nuestro corazón está con los animales, árboles, plantas y con el mismísimo suelo. Está con la tierra que pisan nuestras patas al caminar.
Yoongi comenzaba a entender el motivo por el cuál los druidas habían pedido que los guardianes y los líderes abandonasen la sala pero de todos modos no era un secreto para nadie que los druidas estaban dedicados en cuerpo y alma a la naturaleza. Él también lo había estado durante gran parte de su vida. Su familia y manada lo estuvieron. Los ancianos eran conscientes de que contaría todo aquello que le confesasen durante la charla, así que la decisión de hacerlo quedarte a solas con ellos seguía suponiendo una jugada por parte de los druidas que estaba llena de incógnitas. El motivo parecía ser desconocido. Nada en sus palabras hasta el momento revelaba algo claro al respecto.
Pero decidió callar y escuchar. Por el momento, quizás habría más cosas que podría llegar a deducir dejando que ellos hablasen, más incluso de las que llegaría a obtener preguntando.
—Es por lo tanto un hecho de justicia admitir que no sabemos el motivo que llevó a los antiguos lobos de esta montaña a construir los laberintos que se mueven bajo nuestros pies, como tampoco estamos seguros de a dónde llevan en su totalidad… —low cuatro ancianos compartieron una mirada inquieta, como si revelar tal certeza supusiera una afirmación repleta de peligro—. Pero sí sabemos que nuestros antepasados nos encargaron su cuidado para proteger los Pétalos de Zafiro de manos demasiado ambiciosas y también nos encargaron los encantamientos de cada una de las paredes que conocemos con el objetivo de evitar la posibilidad de que cazadores y brujos pudiesen llegar hasta las flores durante épocas en las que nuestros ojos estuviesen prestando atención a asuntos más esenciales.
Yoongi tomó una respiración profunda. Se mantuvo en silencio por varios segundos hasta comprender que los ancianos habían terminado de hablar y entonces se decidió a preguntar.
—¿P…Por qué habéis deshabilitado las r..runas de protección de los t.. túneles?
Los ancianos se miraron durante un corto instante, entonces un asentimiento unanime precedió la respuesta.
—No hemos hecho tal cosa. Mantener hechizos que recorren una montaña completa es un trabajo complejo que requiere una cantidad de magia incontable. La batalla de las Lunas desgraciadamente causó la pérdida de gran cantidad de druidas, nos dejó sin fuerzas, sin medios y sin hermanos a los que acudir. Me temo que muchas runas están inactivas porque no hemos sido capaces de encontrar la forma de cumplir con todas nuestras tareas. Con menos de la mitad de nuestros adeptos conjurando y rezando, es imposible blindar la montaña y asegurarla de males mayores. Hay mucho trabajo y pocas personas disponibles. La manada y el clan…
—Corren peligro. —el anciano en fase de Luna Creciente finalizó.
(***)
Yook Sungjae no pudo evitar sonreír mientras se mantenía apoyado contra la pared del templo, tomando la mano de Joy entre los dedos de su mano izquierda y manteniendo su espalda recta sobre la fría roca. Justo delante de ellos, separado por menos de un metro de distancia, uno de los guardianes Jung sostenía a los cachorros del lobo de viento con torpeza de la misma forma en la que sostendría una corteza envenenada por algún tipo de peste.
Y no lo hacía de ese modo porque no sintiese apego hacia los dos pequeños que se removían en sus brazos, si fuera de esa manera los bebés nunca hubiesen sido capaces de conciliar el sueño cerca de un lobo que les dedicase sentimientos desagradables. Simplemente… Parecía fuera de lugar. Desentrenado e incómodo. Cómo si el hecho de tener que mantenerlos en su regazo le estuviera resultando una tarea tremendamente inesperada. No podía parar de levantarse para después volver a sentarse sobre las piedras que rodeaban el templo, de avanzar hacia delante y hacia atrás, de caminar y parar, de mirar más allá de donde el padre de los cachorros todavía permanecía tras las paredes.
—Son cachorros, incluso si sus colmillos de leche estuviesen plenamente formados dudo que su mordida pudiese hacerle demasiado daño a un guardián que proviene de una familia tan competente como la tuya —Joy sonrió, levantando la mano que mantenía entrelazada con la de Sungjae y alzando uno de sus dedos para señalar a los pequeños—. Apuesto a que te hemos encomendado tareas mucho más complicadas que la que hoy te ha adjudicado ese lobo, Jung.
Hoseok alzó la mirada, ojos iluminados en color violeta y la enorme sorpresa implícita en sus pupilas debido a la intromisión inesperada de su líder.
—No me han entrenado precisamente para sostener cachorros entre mis brazos. Creo que todos son plenamente conscientes de que mi deber es otro.
—Sostener a un cachorro no debería estar tan lejos de tus deberes —Sungjae necesitó tragarse una carcajada, así que colocó la mano que mantenía libre sobre sus labios para disimular un gesto que claramente no debería estar mostrando en una situación como esa. Se ganaría una regañina de su futura esposa esa misma noche por no saber mantener la compostura como los serios y aburridos sureños lo hacían a diario—. Quiero decir, si algún niño de nuestra manada llega a correr peligro será bueno que sepas cómo tratar con ellos. Me refería a eso, claramente mis palabras estaban dirigidas al hecho de que sería útil para cualquier guardia de nuestro clan poder sostener bien entre sus brazos a un cachorro. Además de visualmente atractivo, un hombre delicado vale por dos.
Joy golpeó finalmente el costado de Sungjae y este le sonrió.
—Cuando dije que sí a casarme contigo, no me negué a poder ver. Pensé que los dos podríamos conversar tranquilamente acerca de los muchos gustos que tenemos en común.
—A diferencia de tí, mis gustos van en único sentido. Líder Yook.
Sungjae rodó los ojos.
—Eso es porque los sureños nos lleváis un retraso de al menos dos décadas a los norteños en multitud de ámbitos, incluso en aquellos que refieren a la cam..
—Cierra ese hocico y centra tu cabeza en la misión que tienes ante tus ojos o recibirás un buen mordisco, omega.
—Claro que sí, mi alfa. Cómo podría yo desobedecer a mi futura esposa, de todos modos ya llevo un anillo con tu nombre en la mano. No hay hombre o mujer al que pueda mirar que consiga arrebatarte ese puesto.
Hoseok gruñó, cansado de escuchar esa charla superficial y fuera de lugar que estaba tomando el relevo de su responsabilidad como guardián altiorem mientras Yoongi seguía encerrado en el maldito templo. Y finalmente los dos líderes dejaron escapar una carcajada, sus cabezas se echaron hacia atrás contra la roca de la pared exterior del templo y la tensión de la espera pareció desaparecer por un pequeño instante. No todos se quitaban los nervios de encima de la misma forma en la que él lo hacía, Joy y Sungjae parecían necesitar pelear con amor. A ellos les gustaba sumarse en ese tira y afloja incluso cuando el mundo se derrumbaba una y otra y otra vez a su alrededor.
Pero él no podría decir nada en su contra, al fin y al cabo el peso de un clan entero caía sobre los hombros de dos personas que todo en lo que tendrían que estar pensando sería en su amor. No en las mil y una formas en las que necesitaban evitar la muerte de todos aquellos a los que amaban. Eran demasiado jóvenes, maldita sea. Todos ellos, sin excepción. Los guardianes que ahora esperaban fuera del templo estarían estudiando en la universidad, saliendo con chicos y chicas o divirtiéndose en fiestas si fueran humanos.
—Que te jodan, Sungjae.
—Con gusto dejaré que lo hagas, Joy.
No sólo ellos dos parecían divertidos ante la situación, muchos de los guardianes a su alrededor habían dejado sus movimientos de espera nerviosa para posar su atención sobre sus líderes. De alguna manera a la gente parecía gustarle verlos pelear. Porque no peleaban realmente, nunca lo hacían cuando todo lo que había en sus bocas mientras intercambiaban palabras eran sonrisas.
En algún momento la máscara de responsabilidad tenía que ser dejada a un lado. Al menos por unos minutos al día ellos dos podían permitirse ser simplemente personas reales que empezaban a gustarse. De vez en cuando flirteaban, de vez en cuando no estaban de acuerdo y a menudo se perdían uno en la mirada del otro.
—Estoy seguro de que mamá y el hecho de tener una docena de hermanos pequeños deberían haberte enseñado cómo sostener correctamente a un cachorro.
Esa voz solo podía provenir de alguien. Hoseok ni siquiera necesitó darse la vuelta para encontrarse con la respuesta pero sí que apartó los ojos del lugar en el que Joy y Sungjae continuaban sonriendose el uno al otro. El fuerte y seguro agarre de su hermano mayor se posó contra su espalda cuando le golpeó los omóplatos a modo de saludo.
Jung Yunho era el verdadero hermano mayor de los Jung. Un lobo que pocas veces se encontraba en la montaña y que a menudo trabajaba para la guardia entre los humanos como agente encubierto. Era la razón por la cuál Hoseok sentía que nunca podría ser lo suficientemente bueno. De todos sus hermanos, el más similar a la figura de lo que su padre había sido en vida. En ocasiones mirarlo a los ojos resultaba tan complicado como aguantar la respiración bajo el agua helada de Crystallo durante el invierno más frío.
Por eso no se giró del todo mientras apretaba a Winter y a Drako contra su pecho, hacía mucho tiempo que no se atrevía a mirar a la cara directamente a Yunho. Había pasado demasiado desde la última vez que realmente había podido disfrutar de la compañía de su hermano mayor sintiéndose plenamente bien. Confiaba en él y lo amaba, pero acercarse a este le resultaba sencillamente imposible.
Desde la muerte de su padre. Porque sus facciones eran…
—Sea como sea, estoy seguro de que lo harás bien cuando llegue el momento.
Yunho revolvió su cabello y Hoseok se sintió paralizado. Frío. De hielo. Incluso en aquel gesto su hermano mayor se parecía tanto a su padre… Tanto que su cuerpo entero dolía ante el simple hecho de tenerlo cerca.
Llevaba muchos años acostumbrado a ser el mayor de los Jung. Después de todo, quienes le superaban en edad estaban fuera de la montaña, habían abandonado la guardia o se encontraban demasiado lejos del hostal porque decidieron formar sus propias familias. Y en cambio, era muy consciente de que bastaba con encontrarse al lado de Yunho para que el niño pequeño y lleno de dolor que había perdido a su padre demasiado pronto volviese a aparecer.
Esa persona que fue cuando el dolor y la ansiedad casi le hicieron perder la cabeza, regresaba cada una de las veces en las que miraba a Yunho a los ojos. Él había estado allí. Lo había visto llorar, desangrarse… Había lamido sus heridas y lo había abrazado durante las peores noches de luto. Solo para después abandonarlo. Por la guardia y el deber.
Y Hoseok lo entendía. De verdad que lo hacía.
Hoseok ansiaba poder entenderlo. Todavía.
Había sido demasiado para su hermano, pero también para ellos. Yunho decidió largarse. Por el deber. Dijo. Ellos se quedaron. Atrás. En la montaña. También por el deber. Por su madre. Por sus hermanos. Por la manada y por el clan. Por la guardia. Por el hostal. Por la casa familiar. Por… ¿Por qué en realidad? Si todo lo que había ahí era dolor y guerra.
Yunho no. Yunho se fue. Yunho lo supo. Yunho era más listo que todos ellos. Y ahora Yunho incluso amaba a un humano. Yunho besaba a uno de ellos. Yunho se lo follaba, le mentía y no le decía una mierda acerca de su familia de lobos. Yunho no se acordaba nunca de la maldita montaña, ni de la manada, el clan, el hostal, su poder de tierra… Incluso cuando trabajaba todavía para la guardia y realizaba informes mensuales. Yunho era un humano más. Un jodido informático con una tienda en la que había aprendido a cambiar pantallas de smartphones y ordenadores de mesa.
Y Yunho seguía siendo Yunho, solo que ahora tenía un título universitario colgado en alguna casa de algún pueblecito patético en el que nunca se aullaba a la Luna ni se corría por los bosques o se pasaban los celos teniendo sexo hasta el amanecer con las parejas que uno decidía compartir hasta la muerte, donde no existían las runas y la gente podía comprar en los supermercados sin necesidad de correr peligro por comerciar con intermediarios. Y su madre seguía hablando de él como si fuera perfecto. Pero Yunho los había abandonado. Y Hoseok no lo entendía. Simplemente no lo hacía. Por mucho que ansiaba hacerlo. Por mucho que quería. Todavía.
—¿Hoseok?
Yunho frunció el ceño.
—¿Estás bien, hermano?
Y ahí estaba él de nuevo. Se sentía como ese lobo de seis años persiguiendo a su hermano mayor a través de los bosques, queriendo aullar tan alto como lo hacía él, deseando correr tan rápido, morder tan fuerte, saltar tan alto… Ser tan fuerte o tener una pareja tan bonita como la que él llevaba a su lado.
En cambio no había llegado a parecerse en nada a Jung Yunho. Él no era nada de lo que era su hermano. Tampoco era en absoluto lo que fue un día su padre. Maldita sea, ni siquiera era capaz de terminar una misión antes de empezar con la siguiente y el trabajo siempre se acumulaba sobre su despacho. Él era un desastre y una vergüenza para su familia.
Y ni hablar de una carrera. Si ni siquiera estaba seguro de saber ser un buen guardián cuando se suponía que esa mierda era lo que le corría por cada vena del cuerpo.
Y muy a pesar de eso, dió su primer beso en el mismo sitio en el que lo hizo Yunho porque siguió los consejos de su hermano sobre cómo ser romántico. Golpeó con fuerza a su primer adversario hasta hacerlo caer contra el suelo de la forma en la que Yunho se lo enseñó. Hizo mil y una de las cosas que él le dijo porque confiaba en cada una de las palabras de Yunho. Su hermano mayor.
—Mmm… Bien… Estoy bien. Es solo que me sorprende verte aquí. ¿Cuándo fue la última vez que te dignaste a asomar tu hocico por la montaña? ¿Está tu novio humano bien?
Yunho tragó saliva y Hoseok pudo olisquear el modo en el que su aroma natural a tierra y hierba buena se agrietaba.
—Fue en la ceremonia de papá, en el aniversario de su muerte. Pero entiendo tu rencor, Hoseok. No he cuidado demasiado de vosotros, mis hermanos pequeños ni siquiera me conocen del todo. ¿No es así? En cuanto a Jongho, creo recordar que me pediste que no mencione su nombre en tu presencia. No te gustan los humanos.
—Te equivocas. Lo que no me gusta es que le digas que no tienes una familia. Si nosotros no existimos para tu novio, entonces no veo el motivo por el cual él debe existir para nosotros.
El ambiente volvió a tensarse. Los guardianes se dispersaron, los líderes se apartaron del camino de los hermanos y a pesar de su ágil oído todos los lobos presentes trataron de evitar escuchar la conversación privada que mantenían los dos Jung.
—Yo…
Winter y Drako comenzaron a llorar. Y antes de que Hoseok pudiera decir algo más, los pasos apurados de Yoongi resonaron sobre las escaleras de entrada del templo.
Algo en su lobo lo hizo moverse como un imán. Más tarde se diría a sí mismo que fueron los cachorros que llevaba en brazos, pero en ese instante avanzó rápidamente dejando a Yunho con las palabras en la boca atrás.
—Maldita sea, llevas una hora ahí dentro. ¿Tan larga era la charla de esos ancianos?
Hoseok estiró su mano y alcanzó la muñeca de Yoongi, tirando de este hacia él de forma natural. Cómo si aquel fuese un gesto tan cotidiano como cualquier otro.
—C..creo que a vuestros druidas les g..gusta un poco el sonido de sus p..propias voces. No han dicho mucho pero m..me han advertido acerca del posible peligro que está por venir.
Yoongi no soltó su muñeca del agarre de Hoseok, sin embargo estiró su brazo libre hacia los cachorros y agradeció la tranquilidad instantánea que el tenerlos cerca le provocó a su corazón.
Vió el rostro desconocido moverse rápidamente hacia Hoseok y el modo en el que esté lo bloqueó sin que el olor natural de su aroma se modifícase, señal de que no era una amenaza pero de que tampoco lo quería demasiado cerca en ese instante. Fuese quién fuese, la nueva cara bonita tendría que esperar para ser presentada.
—Creo que puedo entender a lo que te refieres. Esos druidas podrían pasarse el día hablando pero saben lo que hacen, hay un motivo por el cual nuestra manada los respeta. Nos han salvado más veces de las que puedo contar en voz alta.
—Es b..bueno saberlo. Espero que sus predicciones sean tan precisas c..como solía decir mi padre.
—Lo son. Eso creo, ¿por qué? ¿Han predicho algo que tengamos que temer?
Entonces los líderes llegaron hasta ellos y su presencia pareció romper una cápsula. Cómo si de alguna manera ellos cuatro hubieran formado un círculo que no debería estar ahí.
Yoongi miró a Hoseok y a la cara desconocida de nuevo. El poder de tierra del guardián se había ampliado como una especie de escudo de manera que nadie podía cruzar el círculo de hojas marcado por este sobre el suelo que los rodeaba. No al menos hasta que el propio Hoseok decidió romper la alineación sin dar signos de que el movimiento le causase algún tipo de dificultad.
—Tú… —Yoongi lo observó con curiosidad—. ¿Acabas de…?
—Hablaremos de esto en casa. Atiende a los líderes.
Dos pasos atrás y Hoseok estaba lejos de nuevo.
—¿Estás bien? —Joy habló con amabilidad.
El círculo de hojas solo los había rodeado por un minuto pero Yoongi podía sentir el cosquilleo en la piel de su cuerpo por la pérdida de este ahora que Hoseok lo había hecho desaparecer. Se obligó a parpadear para centrar su atención en los dos líderes que se encontraban situados ante él esperando respuestas.
—Lo e..estoy.
—Entonces deberíamos reunirnos en un lugar seguro. Que el hermano de Hoseok haya llegado no es una simple casualidad, trae información importante consigo. Yoongi, te presento a Jung Yunho, nuestro guardián altiorem encubierto. Yunho lleva años moviéndose entre humanos, cazadores y miembros del submundo. Si hay alguien que pueda ayudarnos en esta misión, ese es él.
Sungjae asintió.
Hoseok bajó la mirada. Puños cerrados. Aroma agrio.
Yoongi se tensó.
Los cachorros lloraron.
—H..Hola. Mi n..nombre es Min Yoongi, hijo de la tribu del v..viento.
—Es un honor conocer a un lobo de las tribus. Encantado de conocerte Min.
—Descansemos por un par de horas y reunámonos en la sala de la casa de líderes como hemos hecho en las ocasiones anteriores —Joy intervinó, carraspeando—. Cuidad cada uno de vuestros pasos, sea lo que sea que los druidas hayan advertido, me temo que debe ser importante. Si Sungjae confía en sus palabras y su poder. Yo también lo hago.
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Hiiiii!!
Este capítulo tendría que haber sido subido ayer pero decidí cambiar algunas cosillas a última hora sobre la aparición del hermano de Hoseok, así que espero que podáis entenderlo.
También quiero deciros que en un máximo de dos EPS habrá beso Yoonseok Juju.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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