Capítulo 1

"Olvida todas las estrellas fugaces y las lunas plateadas. Hemos estado creando sombras púrpuras con rojo y azul."
—For Him
(Troye Sivan)


Hoseok dejó que su mirada se desplazase por el bosque conocido. Más allá de sus pasos, sus hermanos y algunos de los guardianes altiorem de confianza para la unión se encontraban revisando la frontera que cubría la parte baja del sur y llevaba hacia la única carretera que unía su territorio con el mundo de los humanos.

A lo lejos, en el mar que rodeaba su montaña, pequeñas embarcaciones de pescadores lanzaban redes y sedal al mar que durante mucho tiempo había estado protegido por leyendas y mitos mucho más antiguos que él y sus ancestros cercanos. Dejarlos acercarse fue una decisión del antiguo consejo territorial que estaba siendo debatida a diario por el nuevo consejo. Se trataba de una cuestión especialmente complicada de solucionar. La necesidad de recuperar su modo de vida continuaba dividiendo a la gente entre la economía necesaria después de la caída de Casiopea, el lugar con el que la mayoría de lobos de su montaña lograban alimentarse sin recurrir al mundo más allá de su territorio, o el ansia por blindar su hogar ante posibles personas curiosas o la intervención de los cazadores.

Había pasado un año desde que recibieron la primera amenaza y desde entonces estas habían continuado llegando una tras otra, mas no los ataques. De alguna manera lograban entrar en su montaña sin hacer saltar las alarmas y aquello causaba terror en sus gentes. La impotencia de saber que estaban jugando con ellos, tentándolos a ser los primeros en atacar…

"Heeseung"— Hoseok fijó la vista sobre el lobo de su hermano pequeño, este se había mantenido dos pasos tras él durante toda la mañana —. "Acércate al arenal con cuidado, quiero que vigiles a los pescadores de cerca con el grupo de guardianes principiantes. Tus superiores sabrán que hacer si surge alguna urgencia. Hazlo bien y asegúrate de que ninguno de ellos cruce la línea de boyas amarillas, hermano."

Heeseung todavía parecía un cachorro mientras saltaba felizmente hacia la línea de seguridad que formaban los lobos asentados cerca de la frontera y a él no dejaba de preocuparle el hecho de que para sus hermanos ser parte de la guardia parecía un juego divertido más que un deber esencial e importante que implicaba la necesidad de moverse con cuidado a través de la montaña. Algunos de los guardianes que ahora se extendían por la zona de seguridad se habían graduado tan solo un año atrás, Jungkook habría estado también entre ellos si hubiera decidido regresar tras su ceremonia de mayoría de edad. Hoseok pensaba en ello cada día porque de alguna forma ese sureño fue durante mucho tiempo un compañero de trabajo y un apoyo fiel en la necesidad de atrapar al culpable del ataque a las tribus.

—"Oído, hermano." —Heeseung no dudó en corretear hacia los árboles que bordeaban la arena de la playa.

El hecho de que los cazadores estuvieran amenazando pero no atacando todavía, hacía que Hoseok se sintiese tremendamente ansioso y por eso no apartó ni por un instante la mirada de su hermano pequeño. La mayoría de humanos dedicados a la caza eran ancianos pero el tiempo que se estaban tomando para llevar a cabo lo que decían querer hacer, podría implicar una nueva generación en proceso de preparación. El pasado año su montaña había estado más activa de lo que lo había estado en el último siglo y la suma de los mestizos de sombras a su pueblo… Él sencillamente no quería arriesgarse a creer en la falsa sensación de seguridad que a muchos guardianes le causaban las amenazas vacías porque en realidad estaba seguro de que cada carta y nota que hacían llegar los cazadores envolvía un propósito concreto lleno de peligro.

"Mantened la posición y obedeced a vuestros superiores. La línea de seguridad se mantendrá todo el día, cuando llegue el momento de cambiar el turno no quiero que nadie se retire hasta que sus compañeros lleguen. ¿Lo habéis entendido?"

Una respuesta común llegó como una sola voz hasta los oídos de Hoseok.

"Entendido."

Un paso hacia el interior del hostal fue más que suficiente para obtener la presión añadida de su madre persiguiéndolo a través de la estancia. Hoseok la saludó con un beso en la mejilla pero a pesar de que se excusó en que tenía prisa y le explicó que necesitaba obtener material para la nueva llegada de aprendices que formarían la primera generación de guardias surgidos de la unión entre la manada del sur y del norte, ella no cesó en el empeño de perseguirlo por todo el lugar.

—Está bien. Dime lo qué ocurre, mamá.

La omega suspiró un instante y frenó sus pasos. A pesar de que su marido se había dedicado a la guardia durante muchos años antes de morir, todavía no se acostumbraba al hecho de que todos sus hijos quisieran seguir el legado de un padre. Él había perdido la vida realizando ese trabajo por el que ahora su familia al completo era conocida y respetada, había puesto su corazón y alma en proteger a los lobos de su manada durante la guerra entre sur y norte que ahora al fin se había terminado.

Todos sus cachorros habían admirado al hombre y al recuerdo de padre que ella lloraba a diario, así que sin importar que este hubiese muerto defendiendo a su manada, sabía que sus hijos querían honrar la fama de guardianes que daba sentido al apellido Jung y respetaba cada decisión tomada por estos a pesar de que la mantuviese sintiéndose inquieta casi a diario. Sobre todo ahora que existía la posibilidad de que los cazadores estuviesen planeando atacar la montaña.

—Yoongi necesita salir del hostal. El hecho de tener a sus cachorros aquí lo está estresando y los trabajadores empiezan a temer hasta el simple hecho de tener que cambiar sus sábanas de cama. Cada vez que alguien se lo encuentra en los pasillos tiene que dar la vuelta porque comienza a gruñir—la señora Jung suspiró profundamente—. Ha perdido a su familia y a su pareja, hace tiempo que no se convierte a pesar de que semanalmente intentamos que salga a caminar un poco entre los jardines y esto es más una prisión que un hostal para él a estas alturas. Debería comenzar a salir a los bosques y tener una privacidad que nuestras paredes no pueden aportarle. Por una vez piensa como la persona justa que sé que eres y no como el guardián responsable que te obligas a ser. Tú estás llevando toda la responsabilidad de este caso desde que ese lobo apareció en nuestro territorio buscando venganza y los líderes decidieron apresarlo, así que pon tus normas al respecto. Por favor, hijo.

Hoseok asintió, entendía cada una de las cosas que su madre le decía pero el caso de Min Yoongi era complicado porque había atacado a sus manadas en el pasado y eso lo convertía en un lobo potencialmente peligroso para el resto. Ya fuese en medio de un trauma que lo había hecho buscar venganza o por todo el dolor que en aquel entonces sentía, Min Yoongi fue responsable de herir a guardianes y lobos inocentes dentro de la zona que comprendía el territorio de su manada. Aquella vez hace un año, antes de que nadie supiera siquiera que las tribus habían sufrido un ataque, fue él quién llegó dispuesto a matar sin tan siquiera querer escuchar explicaciones.

Cuando Hoseok lo frenó y apresó lo hizo prometiéndose a sí mismo ayudar a encontrar al culpable de las tribus, sin dejarse influenciar por el hecho de que Yoongi hubiese atacado en medio de un enorme sufrimiento. Encontraría al responsable del dolor causado para la manada de la cima de la montaña pero también se encargaría de que Min recibiera un juicio justo y un castigo adecuado ante las acciones cometidas.

—Todavía es un prisionero, mamá. Debes entender que incluso bajo nuestra protección actual, Yoongi cometió un intento de asesinato hacia nuestra gente. No importa si logramos detenerlo a tiempo o si alguien provocó su irá al causar una masacre en su hogar. Es un lobo que sigue en este hostal porque se espera que se enfrente a un juicio justo como consecuencia de sus acciones y decisiones. Ya sea como servicio a nuestra comunidad o en una celda, tendrá que ser castigado por lo que hizo…Debe pagar por sus errores incluso si nos duele admitirlo.

La señora Jung frunció el ceño.

—Yo mejor que nadie sé porqué  actúas con la cabeza en lugar de con el corazón. Eres justo y objetivo en el trabajo, pero a veces las excepciones son necesarias —la omega extendió una mano para acariciar la mejilla de su hijo—. Yoongi solo cometió un error después de sufrir un enorme shock. Ha estado entre las paredes de este hostal por casi un año completo y sus cachorros empiezan a crecer entre los mismos muros a los que tú has querido darle el significado de celda…

—Este lugar dista bastante de ser una celda. Yo mismo me he encargado de darle a sus cachorros todo lo que han necesitado, puede moverse libremente por todas las estancias y pasea habitualmente por el campo de manzanos que rodea las inmediaciones de nuestra casa. Así mismo me he encargado de que los niños que sobrevivieron a la masacre de las tribus tengan familias de acogida y…

—Y ese sigue sin ser su hogar. Deberían regresar a la cima, a sus tradiciones y a su lugar de origen. Incluso el pequeño que ahora vive con los líderes, todos deberían regresar a su casa si es seguro hacerlo.

Hoseok suspiró.

—Lo harán una vez encontremos al culpable de lo que pasó en ese sitio, madre. Puedo jurarlo, pero de momento está montaña no es segura para nadie. No lo es para ellos y no lo es para nosotros. Lo creas o no, estoy tratando de proteger a Yoongi y a esos niños con las decisiones que tomo.

—Y yo puedo creerte sin necesidad de preguntar el motivo pero mientras tanto, si quieres que ese chico siga colaborando para decirte lo que sabe y recuerda sobre los culpables, debes darle libertad y espacio. Ayúdalo a encontrar una casa en la que se sienta libre. ¿Acaso no ha empezado a mostrarse participativo cada vez que el mínimo resquicio de pistas sobre quién atacó su hogar aparece?

Aunque Hoseok dudó mucho de su respuesta, finalmente asintió. Respetaba la opinión de su madre más que la de cualquier otro lobo en aquella montaña. También sabía que ella actuaba con el corazón, eran diferentes en muchos aspectos y por eso su modo de pensar solía aportar un equilibrio necesario a su toma de decisiones.

—Esta noche tendré una reunión con el consejo territorial, los líderes de la unión y otros guardias altiorem. Prometo hablar del tema y pedir una votación al respecto. Si se decide que el lobo puede tener más libertad junto con sus cachorros, yo mismo le haré un sitio en mi casa. Me lo llevaré conmigo para protegerlos, darle espacio y seguir investigando. Todo a la vez. ¿Está bien?

Porque aunque el hostal era la casa familiar, hacía años que Hoseok tenía su propio sitio en el poblado de guardianes, el lugar en el que desconectaba y vivía su vida privada sin miedo a tener que dar explicaciones ante su madre o hermanos. Se trataba de una casa de dos pisos cercana al río, no muy grande y con un huerto repleto de plantas medicinales. Ese quizás podría ser un buen sitio para un lobo con dos cachorros de cuatro meses que se sentía especialmente sobreprotector con estos, incluso si significaba que él nunca podría llegar a desconectar del todo de su trabajo.

Pero antes de mover un solo dedo, la decisión tenía que ser tomada en presencia con el beneplácito de los líderes de la unión territorial.

El líder del norte se encontraba de pie a un lado de Joy, sujetaba al pequeño cachorro de las tribus que su pareja y él habían decidido acoger en su hogar mientras lidiaba con el detalle de que al muchacho habían comenzado a crecerle sus caninos definitivos y ahora lanzaba dentelladas contra todo aquello con lo que se topaba.

La líder de la unión dejó escapar una pequeña sonrisa entre sus labios cuando Hoseok recibió una mordida en sus dedos tras intentar revolver el cabello rubio del pequeño. Por suerte, los dientes todavía no habían salido del todo tras la caída de los antiguos.

—Más vale que tengas cuidado, o de lo contrario acabarás con una buena herida —Sungjae bromeó, colocando al niño sobre sus hombros y causando la fuerte carcajada de este ante el hecho de poder mantenerse en las alturas—. Este cachorro es más peligroso de lo que parece.

—No me cabe duda de ello.

Jung Hoseok sonrió. Últimamente el hostal se sentía vacío sin los niños de las tribus y los refugiados de Casiopea caminando y charlando animadamente por los pasillos, pero se alegraba de haber encontrado una casa de acogida para casi todos ellos. Ahora, cuando se los topaba por los bosques y poblados de la montaña, todos parecían mucho más felices y sanos de lo que lo habían estado en los meses posteriores a su rescate. Las cosas habían sido especialmente complicadas tras la guerra que había dado paso a la unión entre Sur y Norte.

Pensando en ello no pudo evitar reconocer que tal vez su madre estuviera en lo cierto, como casi siempre ocurría. Quizás Yoongi y sus cachorros necesitaban un lugar al que pudiesen llamar hogar aunque fuese temporalmente y ese hostal no lo era. Además, Hoseok le prometió a ese lobo personalmente que protegería a los cachorros sobrevivientes al brutal ataque que habían sufrido las tribus pero él no podría saber que todos estaban bien si no los veía viviendo con las familias adecuadas con sus propios ojos.

Una habitación bonita, comida deliciosa y paseos por los jardines no eran suficientes para que se curasen las heridas internas del lobo de viento a pesar del empeño de Hoseok y su familia para que eso sucediese. Así que se dispuso a tratar de convencer a los líderes de aquello que ni tan siquiera él sabía si era correcto o adecuado.

—Antes de empezar con las novedades sobre la protección de la zona de seguridad quisiera hacer una petición. Cómo guardián y como lobo que ha decidido tomar completa responsabilidad ante todo lo que envuelve a Min Yoongi y a sus cachorros. Es una petición que sé que el consejo territorial tendrá que debatir pero tal vez mientras no lleguen a un acuerdo nosotros podamos encontrar cierto equilibrio en lo que deseo conseguir.

Joy extendió una mano hacia Sungjae para cederle a este un mordedor de madera con forma de pez que rapidamente el pequeño se llevó a la boca para mordisquear. No debía tener más de seis o siete años pero los caninos definitivos podían continuar creciendo hasta los doce  por lo menos. Hoseok había sido testigo de cómo sus hermanos pequeños pasaron por el mismo proceso y a pesar de los mordedores, había obtenido más que un par de mordidas sin tan siquiera merecerlo. Así que sonrió al ver aquello.

Puede que con un cachorro de las tribus acogido y con uno propio de tan solo unos meses entre sus brazos, los líderes se apiadasen de los bebés que habían nacido entre las paredes del hostal, después de todo estos no tenían culpa alguna de que su padre hubiera buscado venganza en el lugar incorrecto en medio del shock y el trauma. Tal vez Yoongi y sus hijos consiguieran un pequeño indulto si todo iba bien y si Hoseok lograba presentar su petición de forma adecuada. Si los líderes veían en esos pequeños inocencia, tal vez su presente y futuro estuvieran resueltos.

—¿Qué es? —Joy sonrió. En los últimos meses se había mostrado especialmente radiante, incluso si la salud de Sungjae todavía no era completamente estable por el cambio constante entre territorios de la montaña al que los líderes estaban expuestos—. Confiamos en tí, así que puedes hablar sin miedo.

Hoseok sonrió y asintió. Así que lo hizo, expresó sus intenciones lo mejor que fue capaz y cruzó los dedos para obtener un okay por parte de los líderes y quizás más adelante del consejo territorial.

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Hiii!!!

El capítulo llega un día antes de tiempo porque no podía aguantar las ganas de publicarlo. Estoy súper ilusionada con este segundo libre de The Howling Saga y de veras espero que os guste.

Por favor dejadme saber vuestras opiniones baes.

Un beso,
os amo
Mel
💜

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