•05:"Enamorado"
Shinichi guardó silencio, estacionando se a un par de varias cuadras de la residencia donde vive actualmente. Aquella gran mansión que sus padres le dejaron —debido al trabajo que los tiene ocupado y siempre están viajando— y en dónde alguna vez vivió con aquel ser querido que murió hace dos años atrás. Dicha mansión solo la habita él y un confiable y conocido químico que conoce desde pequeño. Una vez a la semana viene a un mujer que contrató para el servicio, sólo para que lo ayudé a limpiar e ir a comprar una despensa no muy grande. Fuera de ésto, el amplio lugar muchas veces se siente solitario por eso mismo. Invadido por libros, muebles y marcos enormes colgados en la pared, con otras estatuas y televisores.
El silencio pareció eterno, lleno de incertidumbre y un misterio en las voces. Kudou siguió meditando cuidadosamente que decir, que respuesta darle al hombre a lado suyo, pero fue su mismo acompañante que está en el asiento copiloto quién volvió hablar.
—Cuando me dijiste que me llevarías a tu casa y no a la mía, se me hizo un poco sospechoso. — empezó a explicar.— Pero no le tomé mucha importancia porque confío mucho en ti. — hace una breve pausa.— Hasta que escuche las noticias ayer.
Oh claro, ¿Cómo no se le ocurrió eso antes? En la habitación de Kaito hay un televisor, pero cada vez que iba nunca estaba encendida por lo que intuyó que Kuroba jamás la había prendido para ver los canales o algo en específico. Pero fue un estúpido e ingenuo al creer que su paciente nunca sabría los detalles de su accidente o se enterará de la falsa noticia que dieron a la prensa para desviar la atención del posible asesino que está en las sombras esperando cualquier paso en falso.
—¿Qué oíste exactamente?— preguntó Shinichi, observando desde el retrovisor que nadie los siguiera o algo sospechoso.
—La prensa dijo mi nombre completo, y mi supuesto fallecimiento.— aclaró su garganta. Desde que Kuroba despertó, nunca lo escuchó hablar tan serio y preocupado, ansioso.— Me gustaría saber, ¿Por qué dijeron que estoy muerto? ¿Por qué estar vivo puede ser un problema?
Shinichi tomó aire, ¿Cómo decírselo? Aún considera que está algo delicado mentalmente. No quiere causarle alguna clase de shock y menos si todavía están muy lejos de su casa.
—No es un problema.
—¿Entonces que es?
—Te está buscando.— se muerde el labio inferior indeciso. Ya se lo dijo, y la única reacción de Kaito no es sorpresa como pensó, es más bien una de intriga.
Quizás él al oír la noticia, no le fue difícil deducir que la razón por la cuál dieron esa falsa noticia de su supuesta muerta es para "protegerlo", pero no sabe de qué o de quién.
—¿Quién me está buscando?— frunce el ceño, teniendo una mala espina acerca del asunto. Ya de por sí es demasiado malo que tenga Amnesia global y que ningún familiar haya ido a visitarlo, para que ahora resulte que alguien posiblemente peligroso lo este buscando.
—No sé quién es exactamente.— dice, mirando fijamente por un momento a su paciente para que esté no se distraiga o pierda el conocimiento por lo que está por decirle.—Solo que es un asesino. Y si descubre que sobreviviste, podría ir por ti. Y yo... No quiero que te pase algo malo, Kaito.— confiesa sincero y un tanto temeroso. Puede ver su propio reflejo en aquellos ojos violetas del contrario.
Las miradas no se pierden, se mantienen y por un instante creyó sentir un escalofrío recorre su espalda por aquella profunda mirada del Alpha quién por suerte, más que sorprenderse, no se desmayó o algo peor por lo que le acaba de contar. El Alpha no tardó en darse cuenta que por primera vez o al menos que él recuerda, Shinichi le habló por su nombre, sólo con éste lo cuál le sacudió por completo su mundo, le estremeció y más por la forma en como el Omega lo mira. Preocupado pero más allá de esto, sólo puede perderse en aquellos ojos zafiros y pálidos labios rosados.
Todavía no cree que aquel doctor sea mayor que él, fácilmente lo podría confundir con alguien de su misma edad.
—Por eso decidimos que es mejor que vinieras a la casa del doctor que se hace responsable de ti. Y ese doctor, soy yo. ¿Puedes entender la seriedad de esto?
—Tu... ¿Cuidarás de mi?
—Si, Kuroba.
El viaje continuó en silencio, no incómodo. El Alpha miraba a través de la ventana los autos y personas pasar, las calles y casas alrededor preguntándose cómo sería volver a su hogar y tener a alguien con quién contar. Por lo poco que recuerda ya que el mismo Kudou le contó, su padre falleció, es hijo único y su madre está desaparecida, lo cuál le aterra enormemente y le hace sentir solitario. ¿Acaso no tiene familia? ¿Ni una mascota? ¿Qué tipo de animales le gusta? Piensa en un perrito, un gatito o un pez.
Frunce el ceño, por alguna razón que desconoce, no le agrada la idea de tener un pez cerca suyo, quién sabe porqué. Sea como sea, ahora no tiene familia, solo es un joven desafortunado que perdió la memoria, que apenas se libró de la muerte pero para su mala fortuna, un asesino va detrás de él. Y sólo hay un doctor que cuidara de él... El Omega más bello, serio o "profesional" que ha conocido de momento.
Kaito quiere ser más que un paciente para él.
X
—¿Llegaron bien?— preguntó desde el otro lado de la línea el inspector Nakamori.
No ha pasado ni quince minutos desde que Kudou por fin trajo a su paciente al lugar donde a partir de ahora se quedaría para su pronta "recuperación". Todavía no ha revisado ciertos detalles como la ropa que usará, en dónde dormirá y que cosas exactamente le puede enseñar. Sólo tiene planeado que le puede proporcionar a Kuroba para que practique su memoria. También debe decirle que en cierta habitación que parece una biblioteca enorme y está conectada a un estudio químico hay alguien ahí que trabaja y es mejor no molestarlo.
—Si, si ningún problema. Mi paciente está... Viendo la casa, intentando acomodarse.— le contestó, observando desde donde está como el castaño ve todo con asombro. Las escaleras que llevan a la segunda planta, los ventanales, las lámparas, los marcos y algunos floreros con girasoles o rosas.
Todo el lugar huele a madera, a libros y un poco el aroma de las mismas flores.
—Perfecto. Dejar que el tiempo pase y no tocar más el tema hará creer al asesino que si acabó con su vida. Por eso estaremos vigilando la casa de Kuroba, por si un extraño se acerca a ella.— le comenta el inspector, Shinichi medita las cosas que dice a su vez que no deja de observar a su paciente a unos metros de él.
—¿Puedo pedirles algo?
—¿Algo?
—Quiero que me traigan algo de la casa de Kuroba Kaito.— murmuró está vez para que su paciente no alcanzará a escucharlo. Esté parecía muy distraído con las flores y los marcos colgados en la pared. —Sino es mucho problema. Es para intentar hacer que recupere su memoria. Un incentivo. — comenta Kudou, casi seguro de que puede funcionar.
—Si es así, me parece bien. ¿Qué quiere que busquemos, exactamente?
Luego de que terminará la llamada, Shinichi se acercó a su paciente para darles ciertas instrucciones de dónde puede dormir, y por supuesto un tour en su mansión. Con que lugares debe familiarizarse rápidamente, a qué habitaciones no debe entrar, cuáles son los baños, la cocina y el comedor, y lo más importante, donde está su habitación.
—Por cierto, ¿Con quién hablabas hace rato?— preguntó curioso Kaito refiriéndose a la llamada telefónica.
—Un conocido. Es alguien que ayudará para protegerte de quién te está buscando. — le contestó encogido de hombros, para que su paciente no se altere o preocupe demás.
Recorrieron un pasillo hasta llegar a unas puertas.
—Vas a dormir la habitación de enfrente. — le indica para abrirla con unas llaves que trae.
—¿De enfrente?
—Enfrente a la mía. Por si te llega a pasar algo, así estaré cerca. — le comenta.
A Kuroba la puede dar algún dolor de cabeza o hasta desmayo, cualquier cosa debe estar ahí para él. Lo que tiene que hacer ahora es ajustar sus horarios.
No quiere dejar de trabajar en el hospital aunque el director le dijo que su trabajo será dedicarse cien por ciento a su paciente Kuroba ya que esté estará en su hogar. Que le dejará solo papeleo y si alguna emergencia sale lo llamarán. Pero de momento, estará trabajando desde su casa.
—Oye Kaito...
—¿Qué pasa?
—¿Sabes cuándo te llega tu celo?— le pregunta al acordarse de algo muy importante como lo es le temporada de calor de su paciente. ¿Cómo se le pudo haber olvidado?
Aunque será una verdadera suerte si su paciente logra acordarse de ello.
X
Ha transcurrido desde entonces cinco días, es un jueves del mes de junio. Cinco días conviviendo con el otro; con un joven Alpha que no es nadie más ni menos que su propio paciente, uno que puede correr peligro. Cómo él por el momento no sale de la residencia — apenas sale al jardín— los vecinos no se han percatado que tiene visita en casa o que vive ahora con alguien más. Aún así, trata de imaginar respuestas que les pueda dar si llegase la casualidad de recibir visitas repentinas, como por ejemplo la de su mejor amiga Ran, aunque de ella últimamente, por estar ambos muy ocupados casi nunca lo visita.
Tampoco puede decir la verdad sobre que es su paciente que tiene oculto en su casa a la vez que le da tratamiento, ni mentir diciendo que es algún pariente suyo que por motivos personales se ha quedado a vivir con él. O quizás ésto último sí, podría decir perfectamente que es algún primo que viene de visita y casi nunca sale por dichos motivos privados.
Y hablando de tratamiento, gracias a Kuroba tiene menos tiempo de trabajo. De echo, sólo lo llaman cuando es una super emergencia que de momento no ha ocurrido. Cuando no hay más doctores y necesitan de su presencia a toda costa. Y con mayor motivo si es algo en lo que se especializa.
Ni siquiera puede hablarle a su mejor amiga sobre todo esté asunto privado, a ella que conoce desde la infancia y siempre le cuenta todo. Aunque por suerte ella no ha tenido tiempo de visitarlo como se dijo anteriormente, e incluso cuando se reunían, su casa era la última de las opciones. Preferían ir o la casa de los Mouri o alguna plaza en especial.
En esos cinco días, seguía poniéndole a su paciente juegos para el mejoramiento de la memoria. O incluso le hacía leer libros que posiblemente debió leer al ser muy populares en Japón o porque en la Universidad se lo habrán pedido. Todo esto con el objetivo de que tanto puede llegar a recordar o si al menos no se perdió su intelecto.
Cómo Shinichi ya no salía al trabajo por estar más al pendiente de su paciente; podía darse libertades de dormir o leer más. Aquéllas novelas que no terminó o releer sus favoritas y que por falta de tiempo no consiguió terminar. También le hacía unos arreglos al jardín y ya no necesitaba de la ayuda de una mucama o mujer del servicio que mandó a pedir hace varios meses. Ahora él con ayuda de Kuroba quien no quería estar todo el día acostado podían hacerse cargo de las tareas de todo el hogar. Y si salía, sólo lo hacía algún centro comercial más cercano y para comprarle más ropa nueva. Fue difícil al no saber exactamente su talla al principio. Pero luego consiguió comprar ropa y uno que otro zapato acertada a su talla.
Aquella tarde; estaba leyendo una novela literaria que trata sobre asesinatos con un toque de fantasía, y un humor bastante oscuro. No es especialmente su gusto esté último, pero los otros géneros y así, además que la historia parece enganchar le muchísimo.
—¿Qué lees?— preguntó cierta caballera castaña curiosa ocupando espacio en el sofá de tres comportamientos en el que Kudou se encontraba medio recostado.
—La historia del pueblo ococle. Es un clásico pero, por alguna razón no lo había leído. Y como tardo mucho para hacerse popular, no podía conseguirla en inglés ni mucho menos Japonés.— le contesta dejando de leer por unos momentos y centrado su mirada en su paciente que últimamente, ha tomado mucha más confianza y cercanía con él hasta el punto que a veces le acaricia sus pies descalzos cuando ve la oportunidad o también su cabellera oscura.
—¿No estuvo en Inglés? — pregunta extrañado. No conocía dicha novela que el Omega se encuentra leyendo.— La mayoría de los escritores son americanos o británicos.
—Pues el escritor es de esos pocos que no es de origen inglés y escribió su historia en español debido a sus raíces. El idioma español aún me cuesta aprenderlo... — confiesa. Sabe hablar fluido el inglés, chino y coreano. Pero lo que es el español le cuesta bastante.—
Estás muy cerca... — murmura sin darse cuenta en qué momento Kaito se puso muy cerca suyo.
—Se ve interesante. — le sonríe juguetón para después recostarse encima suyo. Se posiciona entre sus piernas media abiertas y recuesta su cabeza en su pecho, mirando hacia el techo. Para cuando Shinichi reacciona ya es tarde.
—¿¡Q-Qué haces!?— pregunta avergonzado. No son muy cercanos para tomarse esas libertades, se sigue repitiendo que él es solamente su paciente y además Alpha.
—Solo quiero leer junto a ti. Se ve que apenas llevas unas páginas, me gustaría leerlo contigo.— insiste el joven tomándose la situación tranquila.
Kudou no evita oler por accidente al tenerlo tan cerca el cabello de Kuroba. Huele al shampoo de olor coco y piña que compró específicamente para él, y también a jabón de frutos rojos.
—Te lo presto cuando lo terminé.
—No, quiero leerlo así.
—Esto viola la privacidad entre doctor y paciente.— le reprocha frunciendo el ceño, no está molesto, tan sólo quiere dejar una línea clara de la relación que tienen.
—Eres muy serio.
Shinichi en un instante había pensando en decirle cientos de cosas sobre que se alejara de él. Pero por alguna u otra razón, no pudo hacerlo. Y decidió perdonar la inproducencia de su paciente porque le gusta (bastante) su aroma. Incluso aunque lo esté abrazando, lo esté tocando, no va más allá de la línea.
—No puedo creer que seas mayor que yo. Todo un doctor.— confiesa.— Y yo apenas estuve estudiando mi último año en criminalogia.— suspira, pues hace nada Kudou le habló un poco de como era él antes del accidente. En qué universidad estudiaba y que facultad escogió.
—Esa carrera me gustaba.— admite al recordarlo. Le parece irónico que ahora que es médico, tiene un caso delicado y su paciente haya estudiado justo lo que él antes quería. Olvidando casi por completo la cercanía de Kuroba hacia él.
—Me gustas más de doctor, porque así te conocí. — admite sin vergüenza. —
Oye, ¿Cuántos años tienes? Espero no te ofenda que pregunte.
—Cumplí veintiocho hace poco.— le responde. Omitiendo el dato de que justo la madrugada que cumplió años, fue cuando él llegó en mal estado al hospital y lo atiendo para entrar en cirugía. Hace ya un par de semanas atrás.
—Wow, cuando te vi por primera vez pensé que eras un estudiante. Incluso aunque tuvieras la bata. Te ves de mi edad. — admite Kaito. Para él, Shinichi podría pasar de desapercibido como un joven estudiante de veintidós o veintitrés años, y no más como en realidad tiene. Pero sea como sea, le sigue pareciendo un Omega muy bonito, de hermosos ojos azules y pestañas largas. Labios un poco gruesos y piel Nivea.—¿Cuándo cumpliste años?— pregunta totalmente interesado. Quiere anotar ahora su fecha de cumpleaños para recordarla.
Shinichi titubea un poco en si decirle o no. Es curioso que le pregunté su fecha de cumpleaños.
—La noche en qué te atendí.— contesta, y a pesar de que Kudou iba a proseguir porque no cree que su paciente se acuerde exactamente de que día era ya que sólo se lo mencionó como dos veces hace tiempo, Kaito agrega:
—¿Cuatro de mayo?— pronuncia para sorpresa de Kudou quien asiente lentamente.—Nunca olvidaré esa fecha. Que coincidencia.— suspira agradecido. Es claro una gran coincidencia y como le hubiera gustado conocerlo mucho antes de la fecha, antes de su accidente.—
¿Sabes cuándo cumplo años yo?
Kudou asiente. Fue algo que investigó hace tiempo atrás cuando la policía y el hospital quiso buscar a su paciente, información principal o básica. Fecha de nacimiento, nacionalidad, padres, tipo de sangre, casta, estatura y en qué escuela estudia.
—En pocos días ahora que lo mencionas.
Kudou decide ponerse de pie al darse cuenta que de momento no podrá continuar con su lectura si Kaito anda de preguntón y queriendo acaparar de más su atención y espacio personal. El Alpha imita la acción y lo sigue.
—Me gusta que seas tan bajito.— agrega Kaito poniéndose recto, haciéndose notar la diferencia de estaturas.
—Soy un Omega. Nosotros somos bajitos por naturaleza. Lo máximo que alcanza a medir un Omega es 1,72 cm. Y es justo lo que yo mido.— explica brevemente haciendo un mohín en sus labios, mirando con recelo al contrario. Es muy raro que un Omega logré alcanzar a medir más que lo promedio, no imposible, pero muy inusual.
—¿Yo cuánto medire?— pregunta en voz alta curioso.
—Si no mal recuerdo por tu última revisión en el hospital de peso y estatura...— comienza a recordar cuando le hizo aquel chequeo días atrás.—Mides diez centímetros más que yo. Que injusto.— bufa de una manera que a Kuroba le parece gracioso. — Eres menor que yo, pero más alto y corpulento.
—Me gusta.— sonríe burlón. Cómo si le gustará ver fastidiado a su doctor.
—Oh, ahora que me acuerdo. Quiero enseñarte algo.— reacciona de inmediato el Omega para ir a buscarlo a su habitación, detrás de él su paciente lo sigue en silencio.— Le pedí especialmente a alguien que me hicieran el favor de traerme lo. Fue sacado desde tu casa.
—Que emoción. ¿Qué es?
—Miralo por ti mismo.
Shinichi saca de un cajón suyo con cerradura lo que parece ser un álbum de fotos, acompañado de un mini calendario que al parecer Kuroba ya tenía con varias fechas marcadas. Algunas parecían ser de su propio cumpleaños o el de alguna amiga suya que no sabe quién podría ser. Y otras no las entiende con exactitud.
—¿Cómo lo conseguiste? ¿Fuiste a mi casa?— pregunta ansioso y curioso Kuroba. Los pocos días que han estado ahí, siempre ha visto Shinichi merodear por la mansión. Solo una vez salió pero según fue para comprarle ropa y zapatos, tardó como dos y media horas afuera.
—Tengo mis métodos.— respondió sonriendo orgulloso. Sin estar seguro si decirle exactamente como lo consiguió, no lo considera relevante.
Lo único importante ahora, es ver esas fotografías y echarle una hojeada al calendario con fechas marcadas, quizás así haya un indicio para que Kaito recupere su memoria más pronto o al menos recuerde cosas esenciales.
Kaito sólo observa momentáneamente a su doctor. Realmente no deja de mirar su belleza natural y manera de ser.
Realmente, ¿Esta enamorado de su doctor? Y si es así, ¿Existirá alguna forma de que sus sentimientos sean correspondidos por Kudou Shinichi?
El Omega ni siquiera parece estar interesado en él de esa manera romántica. O quizás...
Palabras: 3,277
Fecha de publicación; domingo 07 de marzo del 2021.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse
Historia: "Alpha"
Nota del escritor:
No tenía planeado actualizar hoy, pero me di cuenta que este capítulo lo tenía casi terminado así que aproveché xd. Si les soy sincero el próximo capítulo no lo tengo avanzado, así que puede que me tarde mucho en actualizar el siguiente.
En fin; nos vemos~
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