•02:"Despertar Confianza"
—El paciente no está en condiciones de hablar.— dijo seriamente, los dos hombres lo miraron para seguir escuchando lo. Shinichi suspiró y prosiguió en su explicación.—Esta vivo sí, pero aún sigue inconsciente. Incluso cuando despierte hay que hacerle varios exámenes, debido que el golpe afecto una importante parte de su cerebro y ésto puede provocar secuelas en su memoria que aún desconocemos. Todavía debemos hacerle un ultrasonido craneal y ver su reacción al despertar.— terminó de explicar con detalles y su ensamble serio pero siempre manteniendo la debida calma. No demasiado, solo lo suficiente para demostrar lo delicado de la situación.
Hubo tan sólo un breve silencio, donde ambas partes, la policía y el doctor se ponían a reflexionar sobre el asunto.
Con mucho sudor y esfuerzo, Kudou se abrió paso a lo que es la carrera de medicina. Si bien en las últimas décadas los Omegas se han hecho valer y adentrarse en trabajos que solo se creía que Alphas y Betas varones podían realizar. Antes se especulaba que la medicina es un oficio difícil, por no decir imposible para un Omega o mujer Beta.
Actualmente, son muy pocos Omegas en todo Japón que son doctores, pero todos se fueron a la rama de pediatría, familiar o incluso veterinaria. Él es el único que se fue a algo un poco más complejo, difícil pero demostró con su mirada en alto que pudo conseguirlo.
Sin conexiones ni palancas, fue uno de los mejores de su generación y uno de los doctores más jóvenes que hay actualmente de un buen calibre. Además de Omega. El mundo sigue cambiando, y aún hay gente que no se confía de su talento y trabajo, pero el sólo continúa para ayudar a la gente.
Uno de los motivos por los cuales también cambió su carrera apenas entró a la Universidad fue para ayudar a las personas en grave estado. Cuando ayudaba en casos junto a la policía u otros detectives, la gente ya estaba muerta y lo único que hacía era buscar el asesino para llevarlo a la justicia. Pero ahora, salva vidas. Y eso le hace más feliz.
Su trabajo le pone contento y aún tiene mucho que aprender, sin embargo ha demostrado ser uno de los mejores en el hospital en su área de trabajo.
—Entendemos, solo queremos que nos llame cuando esté en condiciones.— dijo el detective, de cabellos cortos, ligeramente moreno y orbes verdes olivo. Entregándole una tarjeta con su nombre y número de teléfono, aparte de la dirección donde trabaja.
Kudou no leyó bien, tan sólo la guardó y siguió mirando a ambos. Realmente se sentía cansado, no había tomado suficiente café al confiarse que de verdad iba a salir de su trabajo temprano por ser su cumpleaños.
—Mantener esto en discreción. Y si ve algo sospechoso, pedir ayuda de nosotros.— habló el policía, se le hacía vagamente familiar el hombre de la tercera edad con bigote. Quizás hace mucho tiempo se lo encontró en ciertas ocasiones.
—Nada a los reporteros, entiendo. Y apenas esté recuperado, prometo contactor con ustedes. También sobre ser discreto.— resumió a lo que les entendió y pudo recordar.
Al a ver salvado una vida que seguramente los reporteros ya habrán puesto como noticia del día; debe ser precavido y que su nombre aún siga en anonimato. Si aquel joven que salvó está en vuelto y es el blanco de una asesino serial o a sangre fría, no debe comentar nada a ninguna persona que se le acerque para preguntarle sobre su estado. Sobre si realmente lo alejó del peligro o aún está en un estado crítico.
Hablar con los demás estarían bien, que no revelen su nombre. Que los medios de comunicación no sepan que el doctor Kudou Shinichi está a cargo del joven que sufrió el accidente en la motocicleta en la media noche. Justo en su cumpleaños, cabe agregar. Pero eso no es dato importante para la noticia. Sólo saber sobre su paciente, que iba detrás de qué.
—Gracias por su tiempo, joven Kudou. — sonrió el detective, quién parecía ser de su misma edad. El beta de cabellos oscuros ondulados, realmente él tenía algo diferente a los otros chicos, más no sabía exactamente que podría ser.
Aunque tampoco es algo de su incumbencia, y cree que pasará un buen tiempo para saber alguna noticia de su paciente.
Suelta otro largo suspiró, pesado. Viendo de reojo como esos dos se alejaban de ahí.
—¿Qué harás ahora?— se acercó el moreno de Osaka a preguntarle.
—A descansar. Dudo que mi paciente despierta en varias horas, quizás días.— respondió brevemente acariciando su cien. Se relamio los labios y prosiguió.— Encargare a una enfermera de cuidarlo mientras no estoy. Necesito mi día libre.— dijo con urgencia despidiéndose de su amigo y colega de trabajo.
Heiji entendió y sólo asintió con una sonrisa alargada, deseándole buenos sueños apenas llegué a su casa.
Shinichi se preguntó si las condiciones de su paciente Kuroba pueden mejorar durante su ausencia.
X
"El que necesito
Ayúdame a ver más allá de la superficie
Mi propósito"
La habitación es gris, y hay mucha sangre en ella. Confundido, sin saber porque está ahí o quién es. Las paredes están llenas de letras que forman dos palabras. "Kuroba Kaito" escrito en ellas, con tanta desesperación. No sabe si es tinta roja o sangre de verdad. Pero todo el lugar está lleno del nombre y apellido.
Ve una sombra aterradora en el espejo, la cuál le sonríe y sale de ahí para ir por él.
Correr y corre, no está seguro. Lo va atrapar, y está aterrado. Correr y corre, pero no parece avanzar. El mundo es pequeño, huele sangre y metal juntos. Desesperado, hasta escuchar una extraña voz que lo abraza y protege de aquella oscuridad de la que quiere escapar en ese mundo de blanco y negro.
"Lo voy a salvar, si o sí." La desconoce, pero le provoca un alivio que le extraña y hace eco en un instante. Pero decide atesorar esa voz, dulce, suave y decidida. Cómo su rayo de esperanza.
Sigue solo y desorientado, pero huele un embriagador aroma. Que es leve, pero él lo siente fuerte cada vez más, con cada hora que pasa.
¿Cuánto lleva ahí? Sólo puede estar más calmado con ese aroma a gramos de café y manzanilla. Sirve para dormir. Pero huele también a flores.
El aroma, ese aroma me es familiar. ¿No? Sus pensamientos hablan por él, y no puede escuchar bien su voz entonces.
Sale de lo que parece ser un gran edifico, un hotel quizás. Hay una pradera, el día es soleado y hay un bosque cerca. En donde puede visualizar un lobo cerca, escondido y de pelaje blanco. Hermoso.
Cómo si aquel lobo fuese él, o eso siente al ver en sus ojos como un reflejo de la realidad. En aquellos ojos rojos bestiales, de un Alpha. Puede ver su reflejo pero, su rostro está borroso.
Todo se vuelve nítido y largo. Parece eterno esas horas que en realidad son días. Quiere moverse, siente su alma hacerlo, pero su cuerpo no. Sus pensamientos viajan de aquí para allá en ese pequeño mundo.
A veces siente su cuerpo muy pesado, y le impide poder abrir los ojos.
No volvió a escuchar esa voz nuevamente. Pero si de vez en cuando, y apenas de lejos su aroma. Tan vivido. Tan encantador. Es el paraíso, seguramente.
¿Entonces morí? Sumido en eso, con temor de ser verdad. Pero, por alguna razón tampoco le importa. Ya que no recuerda por qué debería tener miedo, no recuerda si alguien puede extrañarlo. Además, ese aroma estará ahí. Y con ese es suficiente, ¿Verdad?
Pasa el tiempo, y ya es cansado y aburrido ver las mismas escenas. No volvió a ver aquella sombra que lo asecho. Pero pasan imágenes borrosas y voces que desconoce. Quizás de su familia, su infancia. Todo sigue siendo confuso.
No alcanza a ver el rostro de sus padres, y cuando hay un espejo enfrente no puede distinguir bien su propio rostro. De vez en cuando aquel lobo de bello pelaje blanco le hacía compañía. A veces es tranquilo, solitario y distante. Otras veces parece gruñirle y querer atacarlo desde lejos. Pero nunca lo hace.
De repente, escucha el sonido de una motocicleta lo cuál lo alarma, como si se acercará mucho a él con cada minuto que transcurre, y además escucha balazos en el lugar. Tanto que consigue reaccionar.
Es ahí cuando su mundo blanco y negro se desvanece. Y se abre a un nuevo mundo donde ve el techo de una habitación, y una enfermera ahí dándole la espalda. Quizás revisando unos papeles o su posible nuevo horario.
Decepción, pues ella no desprende el aroma que tanto lo acompañó en sus días grises y largos. De los cuales por fin despertó, pero ahora, está confundido y no sabe que hacer.
"Eras mi estrella del norte
Tú fuiste mi siempre
Tú eras mi brújula
Ahora me he girado hacia los lados
Tal vez me convierta en cenizas, cenizas"
X
Kuroba tardó todo un mes en despertar. Fue un jueves cuatro de junio para ser más precisos. Estando en coma, de poco a poco iba moviendo un poco sus dedos y reaccionando a pequeños toques que la enferma o el mismo doctor a cargo de él hacían para saber si reaccionaba correctamente. Según las estimulaciones en su cerebro, conectado a veces a una máquina que enviaba sus ondas cerebrales.
Kaito en los primeros diez minutos que estuvo despierto, pudo recordar casi en su totalidad todos sus sueños. El lobo blanco, el olor que le encantó y se sintió tan real, la sangre en las paredes con su propio nombre, los espejos y sobre todo aquel sonido de motocicleta y disparos acercándose causando por fin su despertar. Después de un largo tiempo.
Cuándo despertó, acudieron a Shinichi de inmediato. Le parecía increíble que en ese tiempo ningún familiar o conocido a pareciera para estar ahí o saber de él. Incluso cuando contactaron con sus compañeros de facultad, al parecer todos tenían cosas más importantes que hacer que ir a visitarlo. Sin mencionar que ninguno era lo suficientemente cercano a él.
Aunque por otra parte, asistir sería hacerse responsable de él. Y nadie quería hacerlo si tan sólo son conocidos o amigos no tan cercanos, ningún familiar interesado. Nada. El estudiante parecía estar completamente solo.
Pero Shinichi pudo saber más de él minutos antes de entrar a su habitación, cuando una enfermera le aviso que había despertado hace una hora.
Su nombre es Kuroba Kaito. De veintiún años, en unas semanas cumpliría veintidós. Es un estudiante que está en la carrera de criminología. Entró en su último año apenas. Alpha de cabellos castaños que vive solo en casa. Y por la dirección si que está lejos de su casa.
Cuando Shinichi lo saludó y fue para hacerle un examen y así diagnosticar si posee otros síntomas, notó la mirada perdida del Alpha sobre él.
Se veía joven, atractivo ahora con menos moretones ni sangre escurriendo de su cabeza. Y a pesar de estar recostado, podía percibir lo alto que debe ser. Cuando estuvo haciendo la operación y después, lo puso notar. Su pecho tonificado, esbelta espalda, hombros anchos y cuello grueso. Aún es un estudiante, joven pero también es todo un adulto.
—¿Tú eres el doctor?— su vos rasposa le causó preocupación. Así que pidió a la enfermera traer algo de tomar para el joven. De preferencia agua tibia por mientras.
Kaito lo ocultó, no sabe porque, realmente quisiera saberlo, pero algo dentro de él se removió al verlo a él. Junto a esa leve aroma que tanto quiso conocer en persona. Aquel que le hizo compañía pero apenas despertó fue olvidando poco a poco.
—Si. Mi nombre es Kudou Shinichi. — aseguró, decidió saludarlo con tan sólo con una media sonrisa por educación y amabilidad. Sentándose en una silla que está a un costado de él.
El Omega pudo percibir la barba que le creció al su paciente durante estás semanas que pasó. Quizás eso le daba un aire de ser más maduro de lo que es haciendo contraste con su juventud.
La enfermera llegó y le entregó el vaso de agua. Kaito notó entonces que tenía uno de sus brazos enyesados, realmente decidió no preguntar sobre eso aún.
—¿Fuiste mi salvador?— preguntó con interés apenas terminó de beber su vaso de agua. Realmente lo necesito. No era lo mismo cuando le inyectaban líquidos para que su cuerpo siguiera con vida a qué el agua dulce pasará por su seca garganta.
—No es para tanto, al final tú no te rendiste. Resististe muy bien. — le dijo de una forma para que se sintiera reconfortado. Continuó.—Te haré un examen para diagnosticar tu estado.
—Shinichi. . .— repitió su nombre, para oírlo en su voz y poder recordarlo. El nombrado sólo le sonrió un poco más.
Hubiese preferido por costumbre, que le llamase por su apellido. Pero tampoco podía pelearse con el hombre por algo como eso.
—Primero haré pruebas a tu cuerpo, si tus pupilas reaccionan y sientes los leves golpes en tu rodilla. ¿Si?
—De acuerdo.— asintió para prepararse.
El Omega le indicó que no hiciera tantos movimientos, solo debía tomar asiento. Aunque varios de sus moretones sanaron en su tiempo de reposo, aún debe tener o sentir dolor por su fractura en su pierna. Y lo comprobó al moverla un poco para acomodarse.
Shinichi le hizo la revisión, todo ante la atenta mirada de aquel Alpha de orbes violetas. Jamás había visto ese color de ojos en otra persona que no fuese su mejor amiga Ran. Y siempre le han resultado únicos y preciosos.
—Parece que todo está en orden. — dijo apenas terminó su trabajo, también decidió escuchar los latidos de su corazón.
—Disculpe. — habló bajito, pero el contrario pudo escucharlo.
Shinichi con tan sólo verlo pudo darse cuenta de su gran atractivo rostro, su mentón y barbilla donde tiene la barba. Sus ojos afilados, nariz puntiaguda y labios gruesos. Solo le falta ejercitarse para recuperar músculo.
—¿Si?
—¿Cómo llegué aquí?— preguntó, después de todo aquello que había rondando en todo momento en su cabeza. La enfermera solo le dijo que estuvo en coma por todo un mes y que el doctor que lo atendió, haciendo gran énfasis que lo mantuvo con vida fue un tal Kudou.
Nunca se imagino que sería una Omega; fue sin duda una agradable sorpresa. Ahora comprendía más porque se siente tan engachado con su dulce aroma. Aunque verlo con esa bata de doctor lo hace ver tanto aburrido como profesional.
—¿No lo recuerda?
—No recuerdo nada de mi vida.— contestó con una sonrisa triste, manteniendo su deseo de desesperación.
Shinichi se quedó callado unos segundos, analizando las palabras del contrario. Haciendo varios diagnósticos en su cabeza.
—. . . ¿Sabes tu nombre?— preguntó para ayudarlo a recostarse y tomar asiento cerca suyo.
Tenía que cortarle esa barba que le creció, personalmente se aseguraría de hacerlo. Aunque también debe preguntarle si quería.
—Soy Kuroba Kaito, Alpha. Y hasta ahí.— dijo lanzando un largo suspiró. Recordando brevemente su nombre grabado en las paredes de aquel sueño largo que tuvo.— No se mi edad o como me veo. ¿Dónde hay un espejo?— preguntó con interés e intrigado, rascándose un poco su barbilla.
—En el baño, te traeré uno después ¿En serio no recuerdas nada más?
—Nada, todo da vueltas y es borroso. Confuso. — contestó con total sinceridad, y al oír sus propias palabras en voz alta y ver la mirada compasiva del Omega, se comenzó a sentir peor.—Doctor Kudou, ¿Mi familia vino a verme? ¿Quienes son?
Shinichi no supo que decir, increíblemente sintió pena o tristeza por su paciente. Al comprender mejor qué clase de secuela sufrió por el golpe, sus posibles reacciones pueden ser muy elocuaces.
—Por favor, pido que no te desesperes. Te explicaré todo, pero no te alteres, ¿Si?
—¿Algo malo es?— alzó una ceja en forma de duda.
—¿Prometes no alterarte? Eso te haría más daño por tu estado.
—Esta bien.— sonrió lo mejor que pudo, por dentro ya comenzaba a ponerse ansioso y desesperado. Tenía un mal presentimiento. Y mucha curiosidad hacia el doctor que le salvó, pero eso sería para despues.— Por favor, cuénteme ya que pasó. Porque no recuerdo nada y dónde está mi familia.— dijo en un tono suplicante.
—Tu familia. . . Nadie ha venido a verte. No hemos podido encontrarla. Pareces ser hijo único. — comenzó a decir según lo que la policía investigo días atrás y le informaron. Miró con atención las expresiones de su paciente. Estaban confusas por el momento. —Tu padre falleció y tú madre está desaparecida desde hace un buen tiempo, incluso antes de tu accidente. Es probable que esté fuera del país. Y tú. . . — tragó duro a la primera señal de alteración en el rostro de Kuroba. Detrás de aquellos ojos que desconocían al mundo, había algo más oculto. Podía asegurarlo.
Shinichi tomó su mano, quizás fue un acto de ¿Reflejo?, Solo para hacerlo sentir un poco más seguro. De inmediato sintió el pequeño apretón en ella, la mano del Alpha envolviendo la suya. Fue una sensación extraña pero cálida a su manera.
—Sufriste un grabé accidente en motocicleta. Inmediatamente te atendimos el cuatro de mayo en la madrugada, al rededor de la una. La operación fue exitosa y se consiguió salvarte. Hasta ahora has estado recuperándote. Y por lo que veo, el fuerte golpe si produjo secuelas delicadas en ti.
—¿Delicadas? Esto es. . . — bajó por un momento su mirada, y la regreso para sostenerla con él.
—Amnesia. — sentenció, el pánico en esos ojos violetas aumentó pero aún así, supo de manera increíble controlarse. Tan sólo sosteniendo con más fuerza su mano.—Aún debo investigar más a fondo que tipo de Amnesia sufres, pero. . . — se vio interrumpido al ver cómo el otro comenzó tomar bocanadas de aire. Seguramente pensando en tantas cosas. En porque no tiene familia o algún amigo cercano que haya ido a visitarlo. En porque tuvo que pasarle ese accidente. En qué si fue mejor haber salido con vida de todo eso. Se está atemorizando.— ¿Kuroba?
—Estoy solo, no tengo a nadie. Ni una mascota.— respondió casi con brusquedad, aún procesando todo.
Un dolor empezó a emerger de su pecho, las dudas, enojo y miedo quieren apoderarse de él para hacerlo todo un caos. No poder recordar nada, o no tener a alguien en quien apoyarse. Sin duda no sabe cuál podría ser peor. No hay alguna sola cosa que lo reconforte.
Excepto él.
—Ya Alpha, tranquilo. — extrañamente, tan repentino y posiblemente culpa a su propio instinto, lo abrazó. Él no es alguien de ser muy afectivo, y menos con sus pacientes. Pero no pudo evitar abrazarlo.
No era lástima, tan sólo quería hacerle entender que no está solo y que puede contar con él incluso incondicionalmente. Que debía saber que a pesar de todo, debe tomar en cuenta que hay cosas buenas que lo rodean, aunque sean pocas o no muy significativas, las hay y debe tomarlas.
No evito embriagarse en su aroma. Cuando lo operó solo olía a sangre y metal, pero ahora ya no. Ahora huele a él. Su calor se expande y lo hace aún mejor. Y Kaito quien se lo tomó por sorpresa no se hizo del rogar para corresponderle. Durando así varios segundos. El Alpha con su brazo "bueno," lo rodeó por encima de su cintura haciendo más fuerte el abrazo. Porque lo necesitó tanto. Todo él necesito una sensación de bienestar, familiar y cálida.
—No estás solo, no se si esto ayude realmente pero. . . Me tienes a mí.— formuló apartándose de él regalándole una sonrisa que marcó sus hoyuelos. Manteniendo un poco su distancia.
Kaito se la devolvió, confiando en él. Sin estar seguro del todo pero, no podía no sentirse cómodo en brazos de aquel doctor Omega. Le hace sentir cálido, olía bien y suave. Agradable y dulce. Olía a todos aquellos aromas que le gustan mucho, o que le están encantado y envuelven de manera abrazadora.
El Alpha acarició una de sus mejillas sin poder resistirse ante esos adorables hoyuelos que admiró en silencio del contrario, dejando confundido y pasmado a Kudou por no comprender la acción de esté. Ni como rechazar el tacto sin ser brusco o parecer grosero. No quería darle demasiadas libertades o que su paciente confunda las cosas entre ellos ahora.
Sí, le dijo que podía contar con él, pero eso no significa que podía tocarlo todo lo que quiera.
Pero Shinichi pudo ver en aquellos ojos violetas, que ahora se ha convertido en el nuevo hogar de Kuroba Kaito y debía hacerse cargo. Que ahora mismo, el joven Alpha sólo confía en él y está muy agradecido y debe corresponderle.
Y quizás más adelante, no se arrepentiría de ser su nuevo hogar.
Palabras: 3,466
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: viernes 24 de enero del 2019
Au: Omegaverse
Historia: "Alpha"
Nota del escritor:
Por fin algo de Kaishin al final, xd. El capítulo me salió algo largo. Pero decidí no cortarle ninguna escena del final. Esté capítulo lo tenía desde el doce de enero (quizás poco antes)
Estoy atrasado con las actualizaciones, no sólo de está historia también de otras mías. Esto se debe a que el fin de semana de la otra semana fue de viaje, y no sólo por las salidas no pude actualizar, también por qué me compré cuatro libros y me las pase leyendo.
Aunque dos de ellos me los termine en todo un día.
Y decidí pausar el tercero (Wolfsong) por las tareas que tenía, y para poder actualizar también. Aunque el tercero me falta menos de 100 páginas para acabarlo (tiene 701 páginas) le avance mucho en un día y medio. 580 páginas ahre. Pero está noche me lo terminó por qué me lo terminó.
Si no es que me muero :v me tengo una gripe desde temprano, y según dicen eso es un comienzo del coronavirus.
Ya veremos(?
El libro de Wolfsong está siendo mi favorito de todos los libros que tengo (que son pocos) y me da por escribir un Kaishin similar el libro :v si no lo conocen o no lo han leído, este libro tiene lo que más me gusta.
Gays protagonistas y lobos.
En fin, nos vemos en la próxima actualización y esperemos que haya más Kaishin!
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