☽Welcome to Mullingar☾ Chapter 2

  Canción: Invincible/Ruelle

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—Esto es precioso... —estoy pegada como una estrella de mar a la ventanilla del coche que alquilamos en el aeropuerto, observando un autentico cuento de hadas.

—Es como si hubieras abierto uno de tus libros fantásticos ¿verdad, Naiara? —comenta Leyre igual de emocionada.

—Sabía que Irlanda te gustaría. Después de todo no paras de leer —habla Freddie peleándose con las marchas —Coche más bronco no había, maldita sea.

—Tú sabrás lo que alquilas —ríe Raúl haciéndonos reír a todos.

—Cállate —gruñe de tal manera que pareciera un animal.

—Calma chico —arrasco su cabeza —A ver si vas a empezar a conducir por la derecha —bromeo y me mira por el retrovisor, ya risueño.

—No soy un perro Naia... —replica divertido y Bianca bufa enfadada.

—Estamos buenos —Leyre la mira y niega.

Fredie la mira de reojo consternado por su actitud e imita a Leyre.

—¡Cuidado! —chillo al ver una sombra cruzar por la carretera y Fredie frena de golpe haciendo que los frenos de este trasto chirrien como almas en pena gritando.

—¡¿Eso es un lobo?! —exclama Raúl apreciando el enorme animal que hay frente al coche.

Apenas se mueve y si no es porque puedo ver que está de pie y no he escuchado ningún golpe diría que lo hemos atropellado. El animal nos mira fijamente en concreto a Fred, en quien clava sus enormes ojos amarillos. Fredie aprieta el volante de tal forma que sus nudillos se vuelven blancos y mira fijamente a aquel animal.

—¿Fred? —se escucha por primera vez a Bianca en todo el viaje y toca su antebrazo —¿Fredie? ¿Estás bien?

Este reacciona y comienza a presionar el claxon de manera repetida y larga, sin hacer pausa alguna. El lobo da un paso atrás y abre sus paras delanteras como si fuera a atacar, con la boca llena de afilados dientes y gruñendo; y justo cuando creo que saltará sobre el coche, sale corriendo al otro lado de la carretera como una mancha plateada brillante perdiéndose en el bosque.

—Bienvenidos a Irlanda. Tierra de leyendas, prados verdes, aguas cristalinas, leprechauns y ahora, lobos... —anuncia Frederick y lo único que soy capaz de escuchar es el ruido salvaje de mi corazón que golpea de manera impulsiva mi pecho, como si yo misma fuera aquel animal.

—¿No los habían exterminado hace siglos? —inquiere Raúl.

—Mullingar está llevando a cabo una repoblación dado a la amenaza que hay frente a la especie. Así que no será difícil verlos merodear por aquí... —Fredie mira fijamente a la carretera notablemente nervioso.

—Genial. Nos has traído a un sitio plagado de alimañas y no podremos salir ni a la puerta del bungalow a tomar el fresco... —refunfuña por enésima vez Bianca.

—Ni siquiera se acercan a la civilización, solo por aquí... puedes ver alguna que otra manada —Fredie le da un toquecito en la frente y esta chista.

—¿Manada? Pero si este iba solo...

—Será un omega... —gira el volante avanzando por la carretera.

—¿Un qué? —cuestiona Raúl, esta vez.

—Un omega, un lobo solitario... Probablemente en busca de una nueva manada —aclara y suspira.

—¿Naiara? ¿Estás bien? —me traquetea Leyre haciendo que vuelva en mi.

—¿Eh? Sí ¿Por qué? —miro a todos con la respiración agitada, observando los profundos ojos azules de Fredie por el retrovisor.

—Estás pálida. Más que de costumbre... y habías dejado de hablar —pone una mano en mi espalda y deja escapar un pequeño gritito.

»¡Oh Dios mío! ¡Se te va a salir el corazón! ¿Tanto te ha asustado ese lobo? —grita mi espalda en un intento por tranquilizarme.

—No, increíblemente no. Solo... no sé porque me he alterado tanto. Era precioso... —Fred carraspea en cuanto hablo y nos quedamos mirándole.

—Demasiadas horas sin conciliar el sueño... —dice al fin.

—Y leyendo historias fantásticas —ríe Raúl provocando que ría levemente.

—Puede ser...

—Puedes ser no. Es. ¿Cómo no va a tener sueño después de pasarse el vuelo entero leyendo? —Bianca se cruza de brazos dejando de mirarme y golpea su espalda contra el asiento.

—¡Ya está bien! ¡Me cago en todos los arcoiris y tréboles de cuatro hojas ya, hoy! —grita Fredie furioso golpeando el volante —¡¿Tú es qué no sabes a estas alturas de tu vida qué hay gente qué no puede conciliar el sueño mientras viaja?! ¡¿Qué más te da a ti lo que haga ella, si no puede conciliar el sueño?! ¡Tú más que nadie debería saber lo que le puede pasar a alguien en un puto trayecto, así que cierra la maldita boca y deja de creerte la maldita reina del drama! —aprieta el volante con rabia hasta el punto de volver sus nudillos blancos —No voy a estar todo el puñetero viaje así. O te calmas y comienzas a no ver donde no hay, o esto se acaba tan pronto como empezó. Te vuelves a Mérida echando leches y aquí no ha pasado nada —da un giro brusco del volante y todos nos callamos, incluso Bianca, que se muerde los labios y mira hacia el suelo.

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—Esto es precioso... —entra Raúl en la casa mirando los alrededores.

—¿Verdad que sí? —habla risueña Leyre entrando con su maleta.

—Y el bungalow no se queda atrás... —toco las paredes de madera barnizada totalmente fascinada.

—Que esperabas, la he alquilado yo —Fredie aparece tras de mi y besa mi mejilla por detrás, sonriendo de oreja a oreaja.

—Menudo ego tienes chaval —niego divertida y entro con la maleta al comedor, dejando de obstruir el paso de la puerta principal.

—No es ego, es la verdad —me choca el hombro con el suyo jugueteando.

—Eres imposible Gallagher —río y nos topamos con Bianca, que sale de las habitaciones y nos mira con una expresión seria, agachando enseguida la cabeza y pasando a toda prisa sin decir ni mu por nuestro lado, provocando que Fred suspire.

—Es imposible...

—No. No es imposible. El imposible aquí eres tú —enarca una ceja en cuanto lo digo —¿Acaso crees qué no me he dado cuenta? Bianca solo está viendo donde no hay. ¿Cuándo piensas decirle lo qué tú sientes?

—Como si fuera fácil, melocotón... —suspira y entra tras de mi a la habitación, a dejar las maletas.

—Es más fácil de lo que tú te piensas, eres tú quien lo hace dificil.

—No es tan sencillo... —se rasca la nuca nervioso.

—Entiendo que tengas miedo, pero ella siente lo mismo que tú, deja de ser tan cobarde y dile lo que sientes. Solo está asustada de perderte. No dejes que siga viendo fantasmas donde no los hay —doy unas palmadas en su espalda y asente antes de salir de la habitación.

—Oye melocotón... —entra corriendo Leyre mirando hacía atrás.

—Dime... —suspiro sacando el móvil del bolsillo.

—¿Soy yo o entre Fred y Bianca hay tensión..? —alza las cejas mirándome fijamente.

—¿Tensión? —la miro confundida y asiente efusiva.

—Sí, tensión. Ya sabes, -niego sin entender —Tensión sexual, -hago una mueca —ya me entiendes; que tienen ganas de echar un kiki entre los dos... —los ojos se me salen de las órbitas y todo como una desmadrada.

—¡Leyre, por Dios!

—También cabe la posibilidad de que sea más que atracción y esten enamorados... pero teniendo en cuenta la lista interminable de conquistas que han pasado por la cama de Fred, casi lo descarto... —se toca la barbilla pensativa.

—La gente puede sorprenderte más de lo que tú crees —abro el móvil esperando ver algún mensaje de mi madre, pero como era de esperar, no hay nada.

—Entonces... ¿tú sabes algo? —habla emocionada.

—No tengo ni idea... —prácticamente gruño cabreada por el desinterés de mi madre.

—¿No te ha llamado? —pone una mano sobre mi hombro y niego —Estará reunida con alguien, ya lo hará después.

—Supongo... —apago el móvil y lo guardo en mi pantalón.

—Verás como sí. Venga vamos a bañarnos al lago —tira de mi para terminar de descargarlo todo.

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—Naia ¡Naia! —me traquetea y me despierto sobresaltada.

—¿Qué? —hablo agitada y compruebo que es Raúl quien me llamaba.

—¿Recuperando as horas de sueño? —ríe y me extiende la mano para que me incorpore.

—Probablemente... —bostezo incorporandome —¿Qué pasa?

—Fredie y yo vamos a bajar al pueblo al super y a encargar la cena. Las chicas pasan del tema, han entrado en casa a ducharse. ¿Te vienes? —asiento adormilada y me levanto de la hamaca tirando el libro que tenía en la barriga.

—De acuerdo —dejo el libro en la hamaca mientras me mira.

—Vamos entonces, melocotón —sonríe y le sigo andando atontada.

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—¿Pizza o alitas? —pregunta Fredie cerrando el maletero.

—Tú eres de aquí. ¿Qué está más bueno? —cuestiono entrando en el asiento trasero del coche.

—Sueño con las alitas picantes de Rose desde la última vez que entré aquí —me responde y ambos se montan en el coche.

—Pues alitas se ha dicho —dice Raúl y mira hacia atrás sonriendo.

—El pueblo ha hablado —bromeo haciendo una mueca graciosa con la boca.

—Bien, pues a por alitas que vamos —gira el volante y salimos de parking del super.

Nos adentramos en la carretera de nuevo y le pido a Frederick que suba la radio en cuanto escucho una de mis canciones favoritas de Ruelle.

—Tú y tus gustos —protesta pero no tarda en subir el volumen de la música y comiendo a cantar embobada, la canción.

Para mi disgusto no tarda en aparcar frente a un pub, sin dejar que termine de escuchar el resto de la canción.

»Si lo prefieres puedes quedarte a terminar de escuchar la canción...

—No. Déjalo, ya habrá más oportunidades de oírla por aquí... —abro la puerta saliendo del vehículo.

—¿Muy segura estás tu de eso, no? —se burla Raúl y le meto un codazo en el estómago.

—¡Ahu! —sé que tengo un gusto peculiar, pero no por ello voy a dejar que se burle.

—Te lo tienes bien merecido por arrogante —escupo y entro en la taberna "Black Rose" detrás de Frederick.

Nos acercamos a la barra donde una chica morena con el pelo rizado y corto y unos ojos exageradamente rasgados coloca las copas limpias en los ganchos que hay por encima de la barra.

—¿Está por aquí mi Rosie? —pregunta Fred apoyándose diversido en la barra.

—¡Frederick! ¡Dichosos los ojos qué te ven cachorro! —deja el trapo que tenía a un lado y salta por encima de la barra para engancharse como un llavero de su cuello —¡Qué alegría!

—Hacía mucho tiempo —la achucha por la cintura.

»Es como si fuera ayer cuando estuve la última vez por aquí... —la suelta y mira el local por encima.

—Para mí hace como ocho años... —le muestra una sonrisa torcida y acuna su mejilla con su mano.

—Rosie...

La puerta de la entrada se abre con fuerza, azotándonos con un aire helado. ¿Cuando ha llegado el invierno si puede saberse?

—¡Menudo Cabrón! ¡¿Cuando ha sido que Nikolai se ha creído que puede hacer y deshacer a su antojo?! —entra en el bar un chico alto de pelo castaño seguido por dos más.

—Mica... —advierte Rosie y este la mira.

—¡Rose ese imbécil...

—¡Ya está bien! —gruñe alguien desde atrás y acaba entrando.

—¡Einar, por todos lo Dioses! ¡Cachorro! ¡¿Qué te ha hecho esos lobos?! —exclama Rose y sale corriendo hacia el tocándole el rostro y haciendo a un lado el cuella de la camiseta paramirarle el pecho, igual de magullado y ensangrentado que el primero.

—¿Lobos? —le susurro espamentada a Frederick y este frunce el ceño negando con la cabeza.

—Es una forma de hablar Naia... —me echa el brazo por encima y me apega a su cuerpo.

—No es nada Rose... —sigo escuchando como el chico intenta calmarla.

—¿Lo sabe Aric? —se cruza de brazos y da un paso atrás, una vez se da cuenta que intenta evitar sus caricias.

—No. Aun no... y no seré yo quien se lo diga —habla serio y ella niefa.

—Pero eres su...

—Pero nada —le interrumpe -No importa lo que sea de él. Es un tema que solo me incumbe a mí y por lo tanto lo solucionaré yo. No me hace falta que ningún alfa se meta por medio.

»Atiende a tus clientes... —espeta y me mira fijamente cuando se dispone a pasar por mi lado.

Y de nuevo, vuelve esa sensación. El pecho se me oprime con cada golpe que me provoca el corazón contra él y el aire escasea cada vez más a mi alrededor, al punto de que unas manos invisibles agarran y estrujan mi garganta. Mi cuerpo tiembla sin razón, como si el ambiente estuviera bajo cero, pero sin embargo mi piel arde de tal forma que creo que puedan salirme ampollas de los grados que emanan de él.

Noto como cada gota de sangre corre desesperada y palpitante por cada milímetro de mis venas y entonces me fijo en sus ojos, que cambian de marrones a dorado en cuanto conectan con los míos y doy un respingo asustada.

—¿Te encuentras bien ? —Fred me zarandea por los hombros y asieto volviendo al mundo de los vivos.

—Sí... —respondo jadeante y le miro asintiendo.

—¿Estás segura? —me observa intrigado y vuelvo a asentir.

_Claro... —sonrío con la boca cerrada, casi creando una mueca antes que una sonrisa.

—Está bien... —suspira y mira de nuevo a Rose con los chicos que había llegado aquel muchacho hace unos instantes. Giro mi cabeza disimuladamente buscando aquel chico, el cual se encuentra al final de la barra, avarios metros de mí, observándome.

Devuelvo mi vista a los demás rápidamente, impresionada por haber sido pillada.

—¿Y bien? ¿Qué quereis tomar? —nos habla Rosie volviendo hacia nosotros.

—¿Nos puedes poner dos raciones de alitas picantes, dos normales con la salsa de la casa y cuatro raciones de patatas, para llevar por favor? —sonríe Frederick pidiendole de todo.

—Claro que sí cachorro... —se mete tras la barra y sube el volumen de la radio —Me encanta esta canción —comenta risueña y Raúl ríe por lo bajo.

—Sí, a Naia también... —responde Frederick.

—¿Qué? —contesto mareada, supongo que por la luces.

—La canción... —se da toquecitos en la oreja instándome a escuchar y asiento boquiabierta cuando roto que es la que iba escuchando en el coche.

—Sí. Es de mis favoritas... —sonrío a Rose y ella me sonríe de vuelta.

—Tiene buen gusto entonces... —se mete en la cocina a pedir la comanda.

Los chicos hablan, pero no soy capaz de escucharles más allá de un eco lejano. Frederick soba mi brazo pero eso no hace que me tranquilice, estoy tan nerviosa que es no hace que me tranquilice. Estoy tan nerviosa que me zumban los oídos como si hubiera agua en ellos, o tal vez si la haya, y sea por el corto chapuzón de esta tarde... Sea como fuere me hago la valiente y vuelvo a mirar hacía atrás, volviéndome a encontrar un par de ojos puestos sobre mí.

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Hey que tal? Siento la tardanza pero es que esta novela la estaba preparando para el NanoWrimo de este año. Así que pido muchísimas disculpas por todo. Tengo ya varios caps escritos por lo que no nos faltará. Estoy pensando en poner un día o dos a la semana para subir... que días os gustaría que fueran? Si fuera uno, decir el que mas os guste y también si fueran dos. 

De momento, aquí tenéis uno de los caps del maratón de Halloween. Con retraso, os deseo que hayáis pasado un feliz halloween, día de todos los santos y día de las ánimas (2 de noviembre este último, para quien no lo sepa).

Aquí os dejos unas preguntillas:

-¿Os ha gustado el cap?

-¿Qué os parecen hasta ahora los personajes?

-¿Y ese lobo? ¿Os ha resultado algo raro verlo por allí?

-¿Frederick y Bianca se gustan de verdad o es lo que dice Leyre?

-¿Qué le ha pasado al chico del bar?

-¿Por qué a Naia le parece tan interesante?

Un beso enorme, espero que os haya gustado este primer cap del maratón de Halloween 1/3.  No os olvideis de votar y comentar, para poder seguir escribiendo. Gracias por vuestro apoyo. (Historia disponible en Wattpad, Litnet e Inkspired). Hasta luego mis lobeznito/as ♥

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