☽The Mark☾ Chapter 21
Multimedia: Ojos Keyla y Keyla
Canción: Truth (Extended)/Ramin Djawadi
"El infierno está vacío, todos los demonios están aquí" William Shakespeare.
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☽Capítulo 20☾
Keyla.
Sus ojos son rojos y furiosos como los de una bestia salvaje y herida que mira cautelosa a su depredador sin saber si huir o enfrentarse a él. Un lobo, mirando al cazador que le ha pegado un tiro, dispuesto a atacar su yugular si tiene ocasión.
Un hilo de sangre se desliza por su boca entreabierta, mientras esta coge y deja escapar el aire en grandes bocanadas; haciendo subir y bajar su pecho constante y bruscamente.
Pero son sus ojos por lo menos para mí, los que no puedo dejar de mirar, rojos, con destellos, llameantes de furia e impregnados de poder.
¿Acaso hemos logrado convertirla o es tan solo el poder de Aric viajando por su cuerpo y haciéndole recuperar la vitalidad que había en él?
La mordió varias veces y le inyectamos su veneno, directo en el corazón, pero parecía no haber surtido efecto en ella. Eso es lo único que me hace dudar; puesto que se ve poderosa para ser una convertida y más aún para ser tan solo un poder visitante y pasajero, por mucho que se trate de un pequeño trazo del poder de un Alfa.
Pareciera al fin y al cabo que hubiéramos despertado algún tipo de bestia que se ocultaba de nosotros o que dormía en ella esperando paciente que alguien la despertara.
¿Y si alguien la manejaba o se adueñó de su cuerpo? Explicaría que pudiera escapar montada en Oráculo e incluso, que se recupera de los golpes tan fácilmente, golpes que hubieran matado a un simple ser humano.
Imposible... la voz de Muriel resuena en mi cabeza debido a nuestro don de hombre lobo y me corta la respiración por la sorpresa.
Me observa de reojo, mientras se mantiene al frente de una multitud de mujeres asustadas que esperan el menor de los gestos para chillar y huir despavoridas.
Aún siguen pensando que es una Banshee...
Esto resulta increíble.
Muriel resoplan escucharme, dándome a entender que tampoco ella se lo explica.
Puede que no sea una Banshee, pero tampoco sabemos lo que es contesta en mi cabeza una vez lo ha pensado bien.
Y en eso tiene toda la razón.
—¿Nara? —pregunta Muriel dulcemente, dando un paso hacia delante, a pesar de la insistencias y los agarres de algunas de las mujeres.
»Nara cielo, soy Muriel... —se acerca poco a poco a ella pero Nara no la mira, sigue con la mirada perdida en el horizonte y con los ojos brillantes como dos ascuas del hogar.
»Nara cariño... —levanta su mano para acariciar su rostro.
Sus dedos apenas tocan su rostro cuando Nara gira su cara hacia ella bruscamente y retrocede con ira, comenzando a gritar.
Las mujeres revolotean de un lado a otro chillando por los gritos de Nara, qué era lo único que faltaba para que creyeran que es una banshee.
»Nara cielo, cálmate... Somos nosotras mi vida —insiste Muriel pero Nara se resiste a que la agarren.
Muriel me da una señal con su mirada para que desde el otro lado la ayude a intentar agarrarla.
Ambas nos ponemos de acuerdo y nos abalanzamos sobre Nara, sujetándola por los hombros y pegando a su espalda el colchón, aprisionándola.
Nara chilla y patalea desesperada en respuesta.
—¡No! ¡No! ¡No me toquéis! ¡Socorro! ¡No! —se retuerce en nuestro agarre.
—Nara... cariño, calma por favor... —sujeta con fuerza Muriel, intentando que se tranquilice al mismo tiempo.
—¡Soltadme! ¡Socorro! ¡Lobos! ¡Lobos! —solloza mientras intenta escapar.
—Nara cielo... estás a salvo. No hay lobos —acaricio su rostro explicándoselo y lo retira bruscamente de mi tacto, gritando.
»Está ardiendo... —informo a Muriel y asiente en mi respuesta.
—Lo más seguro es que esté delirando. Ayúdame a desnudarla, hay que ponerle trapos húmedos o llevarla al río si colabora. De alguna manera hay que bajarle la fiebre... ¿Tienes hierbas o sabes como usar las de Gea, para las calenturas? —pregunta intranquila soltando el vestido de Nara de la cintura y asiento.
—Sé usarlas —le ayudo a pasar las telas por los hombros de Nara, desvistiéndola por completo mientras patalea e intenta arroparse.
De repente, Muriel suelta de golpe a Nara y se queda fijamente mirándola, como si hubiera visto un fantasma.
—¿Qué ocurre? —sostengo a Nara, mirando a Muriel preocupada.
—Es ella... —comenta con emoción y mis ojos se dirigen a ese punto en el que se encuentra su mirada; en su seno izquierdo, casi abrazando la aureola de su pezón, a tan solo un milímetro de piel blanca, la marca de la luna que tanto traía de cabeza a Aric.
Naiara
Mis ojos arden y la respiración se atora en mi pecho con dificultad, como si alguien hubiera metido un pañuelo en mi tráquea y no dejara pasar el oxígeno por ella.
¿Esto ha sido un ataque de ansiedad? ¿Una pesadilla? Las mujeres... el castillo... aquella que decía ser mi madre... ¿Hija de Ariadna?
Un ardor recorre mi cuerpo llameante y me cuesta mover un solo pelo pese al poder que siento fluir en él.
Intenté huir... no fue un sueño... ¿no?
No. No fue un sueño. Einar me ayudó... subí en Oráculo, galope por el bosque pese a Keyla me dijo que nadie podía montarlo, estuve a punto de llegar a mi destino, cruce un río, me persiguieron los lobos... lobos.... lobos...
—¿Nara? —escucho de lejos como si fuera una ilusión.
»Nara cielo, soy Muriel... —escucho más claramente, más no puedo ver nada que no sean dos destellos rojos atravesando mis pupilas.
Rojo... la luz... los lobos... Aric. Aric... en el aire, en medio de un gran destello granate como la sangre y con un aura poderosa, con sus facciones fundidas con las de una bestia negra como la noche.
El resto de la gente del poblado, alzadas en el viento, desnudas tras las siluetas distintos el lobos desvaneciéndose en el aire.
No puede ser... debe ser producto de mi imaginación.
No existen... no pueden existir, ¿no?
Un lobo color arena tocando mi mejilla con su húmeda nariz. Mi cuerpo inmóvil y mi sangre hirviente y temblorosa.
Un aullido desgarrador, un llanto desolador... una voz conocida...
Aric corriendo hasta mi, como Dios le trajo al mundo, con las mejillas empapadas en lágrimas, tocando mi rostro acolchado con desesperación.
De repente James y su voz se hacen presentes en mi cabeza, cada vez que esa bestia llora.
Quiero hablar, quiero decir que lo he visto todo, gritar como una loca que son lobos, qué son monstruos, más no puedo decir más que su nombre antes de que me invada la oscuridad.
De repente, mis ojos reaccionan. El velo rojo se disipa y la luz natural se filtra por mis pupilas. Mi pecho sube y baja con brusquedad en respuesta a los recuerdos que han cruzado mi mente.
Porque ahora más que nunca sé que son recuerdos y no parte de mi imaginación, no es mi mente proyectando todo aquello que he leído como tantas veces me dijo Bianca que sucedería; no es una mala jugada de mi propia cabeza delirante por el golpe.
Es real.
Tan real que asusta.
»Nara cariño... —escucho de golpe y antes de que sus dedos tracen mi rostro, giro mi cabeza y grito al verlas plantadas ante mí.
No sé lo que me ocurre, pero ahora puedo verlo; sus ojos chispeantes y antinaturales propios de bestias que habitan la noche y ven en la oscuridad.
Puedo sentir su aura, su diabólica magia, como si alguien hubiera encendido un interruptor en mi cuerpo que me hiciera ver lo que antes me era imposible ni de imaginar.
Retrocedo y sigo gritando presa del pánico.
La gente revolotea por la tienda, chillando como gallinas cluecas, como si fueran ellas las que debieran temerme a mí.
»Nara cielo, cálmate... Somos nosotras mi vida —insiste Muriel pero no pienso dejarme agarrar.
Keyla y Muriel se miran unos instantes que yo gasto en patalear y en buscar una salida, ¿dónde estará Einar?
Antes de que pueda ser consciente de lo que hacen, se abalanzan sobre mí sujetándome las piernas y brazos para que no escape, aprisionando mi espalda contra el colchón.
Chillo y pataleo en cuanto las noto.
—¡No! ¡No! ¡No me toquéis! ¡Socorro! ¡No! —grito intentando captar la atención de alguien, quiero nombrar a Einar a los cuatro vientos y que venga a mí, más no puedo delatarle, ni comprometerle, no puedo traicionarle de esta forma.
Me retuerzo intentando escapar.
—Nara... cariño, calma por favor... —Muriel me sujeta con fuerza intentando desesperadamente tranquilizarme, más no hacer declara criatura se trata.
—¡Soltadme! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Lobos! ¡Lobos! —les acuso llorando y muerta de miedo, gritando e intentando nuevamente escapar.
—Nara cielo... estás a salvo. No hay lobos —Keyla acaricia mi rostro explicando y la observo atónita varios segundos antes de retirarlo de tu tacto con brusquedad.
Iba a matarme... antes de que Einar me sacará, planeaba matarme. Querrá hacerlo de nuevo ahora que he vuelto...
Lloro con rabia.
¿De verdad puede Keyla llamarse amiga? ¿Después de lo que planeaba hacer?
Una ola de calor atraviesa mi cuerpo desde que Keyla me tocó, como una autodefensa y ella parece notarlo.
»Está ardiendo —Keyla informa a la otra y esta asiente.
—Lo más seguro es que esté delirando —¿yo delirando? Son ellas las que deben estar haciéndolo —. Ayúdame a desnudarla, hay que ponerle trapos húmedos o llevarla al río si colabora —apenas puedo escuchar la conversación de las hierbas de Gea que mantienen después.
¿Desnudarme? de repente las palabras y el tacto de Einar sobre mi pecho se hacen presentes: "Ambos sabemos que aquí, más abajo, sí se esconde algo. Entre las finas telas que protegen de la luz ciertas partes que no deberían ser vistas sin tu consentimiento..."
La marca... me van a descubrir.
Grito y pataleo como una loca cuándo comienzan a desvestirme. No puedo dejar que lo descubran. No puedo. Me arropo con las sábanas y devuelvo a su sitio las prendas, a tirones.
—Einar...
—¿Sí?
—¿Cómo sabías qué...?
—Cállate y no lo menciones. Para. No vuelvas a sacar el tema y mucho menos a preguntarle a nadie.
Muriel pelea conmigo hasta que consigue desnudar mi torso y ve la marca que tanto buscaban y que Einar y yo tanto escondíamos.
Me suelta de golpe.
—¿Qué ocurre? —escucho a Keyla a lo lejos.
—No vuelvas a sacar esa conversación nunca. Ni conmigo, ni con el resto del campamento; ni siquiera con Keyla. No sabes de quién puedas o no fiarte y créeme, que si ahora te lo estás pasando mal y hay pocas posibilidades de volver a casa; no habrá ninguna y tu vida se volviera un infierno si descubren lo que hay ahí...
—Es ella...
—Íara... nunca digas tu verdadero nombre.
—No vuelvas a sacar el tema y mucho menos a preguntarle a nadie...
—No sabes de quien puedes o no fiarte...
—Tu vida se volverá un infierno si descubren lo que hay ahí.
Einar... Me han descubierto. Te he fallado.
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Hola lobitos mios! Sé que no he estado por aquí pero no he esta siendo la mejor de mis rachas. No quiero amargaros las fiestas por lo que no voy a entrar en detalle. Solo no quería despedirme del año sin saludaros y poner el último cap del 2019. Sois mi familia y por ello, pese a todo he de mimaros, con lo cual aquí teneis el cap nº 21. No me olvido del maratón, la navidad aun no ha terminado.
Hoy no os dejo preguntas, solo pido que me comenteis con las conclusiones que teneis sobre la que se avecina en la nove y que creeis que pasará con Naiara y esa marca.
Os deseo la mejor de las felicidades para este nuevo año. Feliz Navidad y prospero año nuevo 2020.
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