☽Hunting☾ Chapter 19
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Canción: Invincible/Ruelle
COMUNICADO AL FINAL DEL CAPÍTULO
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☽Capítulo 19☾
Oráculo se abre paso a través del bosque manteniendo un galope corto y cómodo. Me tengo que recolocar varias veces sobre él para no salir despedida por la base de su cuello con los vaivenes de su tranco, pero he de admitir que se me está haciendo más fácil de lo que pensaba.
Ve un árbol enorme señalando con calaveras y trapos a lo lejos, sobre una colina y mi rostro se ilumina al reconocerlo. Solo tengo que atravesar el río y la cañada y pronto estaré en el portal de Cernunnos.
—Vamos Oráculo... —lo espoleo alegre, animándolo a ir más deprisa y el animal relincha y aumenta el tranco en respuesta.
Observo la luna, en cuarto menguante. Hermosa y con un aura celestial. Creo que no he visto cielo más bonito que en Irlanda; tan estrellado que pareciera ser un manto de luciérnagas.
Los aullidos se escuchan a lo lejos.
Mierda.
Otra vez no.
—Vamos Oráculo —le insto a correr más, nerviosa.
Oráculo resopla moviendo la cabeza y aprieta el paso velozmente. Pronto llegamos a la orilla del río y desacelera, disminuyendo el tranco para pisar firmemente por el cauce.
Los aullidos se hacen cada vez más cercanos y Oráculo no puede ir más deprisa por esta zona del río sin resbalar. Miro hacia atrás buscando la ubicación de los lobos, pero nada. Solo puedo escucharlos.
Oráculo da un traspié antes de salir por fin del río. En cuanto sus cuatro patas tocan el pasto, vuelvo a espolearlo y a chasquear la lengua para que galope.
Cada vez estoy más cerca, pero cada vez lo están ellos más de nosotros.
Mis mejillas se humedecen.
Soy gafe.
No hay otra explicación.
No morí aquella noche, pese incluso a la caída y ahora que llevo un caballo y voy quince veces más rápido, lo haré hoy.
—Vamos Oráculo, por favor. Más deprisa chico —mi labio tiembla con desesperación y ya poco me importa el escaso equilibrio que tengo en la montura.
Todas las esperanzas de mi victoria se van ahogando en mi garganta cada vez que escucho algunos de sus mortíferos cantos. Tengo miedo de morir esta noche y no ver jamás sus rostros, ni siquiera ahora podré ver el de Einar o el de la traidora de Keyla en el último de mis alientos.
No me extrañaría que esos lobos fueran los del campamento dándome caza. Total, ¿no iban hoy de cacería? Seguro que soy su diversión, seguro que Einar preparó todo esto con ellos. Seguro que me traicionó, al igual que Keyla, llenando mi cabeza de falsas esperanzas y palabras vacías.
—Por favor... Oráculo... sálvame, corre —lloro con desesperación al ver como los lobos tocan nuestros talones.
—Sí. Mi señora —escucho de repente y miro a todos lados, observando como las crines blancas de Oráculo se iluminan.
Quiero chillar de la impresión y del miedo de esa voz que me he imaginado, pero lo cierto es que lo hago por el tropezón que da el caballo con las patas delanteras. Miro hacia atrás y entonces veo el motivo que ha hecho que Oráculo resbale.
Los lobos atacan por los posteriores, echando las zarpas a las cañas de sus patas, intentando morderle y haciendo que este relinche de dolor y vuelvo a tropezar nuevamente. Mi estómago se encoge por verlo sufrir así.
Un lobo color arena consigue atrapar una de las cañas con sus dientes provocando que pare lo suficiente para que el resto ataquen y derriben al animal al suelo y a mí con él.
Mi cabeza choca fuertemente con una roca al caer, ocasionando que me oído comienza a pitar y apenas puede escuchar los alaridos de Oráculo y los gruñidos de los lobos. Todo me da vueltas, mi visión está nublada y un sabor metálico acude a mi boca.
Puedo ver escasamente como Oráculo se remueve en el suelo y lanza una coz aún tumbado, lanzando al lobo por los aires, chillando por tal patada.
Mi mandíbula tiembla al ver tal escena. Los lobos comienzan a acercarse a mí y yo apenas soy capaz de respirar.
Unos destellos aparecen a unos metros y puedo vislumbrar a varios chicos viniendo hacia mí, con los torsos al descubierto.
—¡Es Oráculo! —grita uno y comienzan las voces, los movimientos rápidos y la confusión.
Varios corren hacia él y lo rodean, haciéndose los lobos a un lado.
Un lobo color arena se acerca a mí trotando y olfatea mi cara. Quiero gritar, llorar, chillar, pero mi cuerpo apenas responde para tener los ojos entreabiertos y respirar levemente con dificultad. El animal restriega su húmedo hocico por mi rostro y me lame, antes de hacer su cabeza hacia atrás y aullar amargamente.
Mi impulso es encogerme, pero dudo mucho que se me haya movido un solo pelo.
El lobo sigue aullando y entonces lo veo, por el bosque, en el cielo... un resplandor tan grande y anaranjado que pareciera haberse provocado un incendio. Miró de dónde procede y veo a un lobo prácticamente desvanecerse en el aire y tras él surge una figura humana que corre firmemente hasta mí.
—Oh...por los Dioses... Nara... —habla con dolor y acuna mi rostro.
Enfoco su cara con dificultad.
Es Aric...
Me mira con amargura sin saber si tocarme o no.
—Aric... —soy capaz de articular débilmente antes de comenzar a toser y que una bocanada metálica atraviese en fuente mi boca y la oscuridad se adueñe por fin de mis ojos.
ARIC
Llego trotando hasta los demás, que ya han desplomado al intruso en el suelo. Estábamos de caza cuando le vimos, no sé quién, ni qué estarán pensando para mi derrocamiento por lo de la dichosa profecía, pero lo pagarán, a sangre, garras y espada, lo harán.
"Es Oráculo... Oráculo" escucho el murmullo en mi cabeza de mi manada.
¿Oráculo? Imposible...
—¡Es Oráculo! —advierten los que ya han vuelto a su forma humana.
Corro hasta ellos para comprobar lo que dicen, puedo ver como el animal se agita en el suelo moribundo, pero apenas soy capaz de dar un, cuando paro en seco al escucharle. El aullido febril y escalofriante de James resuena en el bosque y agita mi alma. No era un intruso, era uno de los nuestros y por sus alaridos, lo hemos perdido.
Mi sangre se congela y mis manos comienzan a sudar y a temblar del solo hecho de pensar que hayamos podido matar a uno de los nuestros. Nuestra desconfianza por cualquier sospecha nos ha nublado el juicio, mi desconfianza se lo ha nublado al resto de mi manada.
No soy un buen líder, dudo mucho que lo sea algún día, no con mis inseguridades.
Los alaridos y aullidos de James no cesan, puedo escucharlo sollozar en su mente a través de nuestra conexión y entonces, se le escapa su nombre al fin: Nara.
Hemos matado a Nara... a una simple mortal que poco tenía que ver con nuestra lucha interna pese todas las sospechas que caían sobre ella.
Una bocanada amarga atraviesa mi garganta y pese a mi forma lobuna me invaden las ganas de vomitar. Mi corazón se encoge mi pecho y no puedo reprimir el aullido triste que sale de mi boca en respuesta a los de James.
Pese a todo, pese a que mi madre me envenenara una y otra vez en su contra, había nacido algo en mi interior hacia ella, algo que me hacía querer protegerla y no sacrificar su vida con un embarazo; pero ya es tarde. La hemos matado, pese que jamás quise verla muerta, pese que fingía torturarla para que las ansiedades de mi madre no despertaran y buscara disfrutar de su agonía, pese a que pensé sacarla de aquí con alguna excusa un millón de veces, aunque solo fuera por no destrozar el corazón de Keyla... pero ya es demasiado tarde, yo y mi mente envenenada la hemos matado.
El dolor y la impotencia provocan mi transformación, más fuerte y rápidamente que nunca, haciendo que más que una luz, una llamarada roja rodee mi cuerpo.
Salgo corriendo hasta ella, la cual está tumbada a lo largo del suelo sobre las brozas. James se hace a un lado por respeto y me agacho a su altura, con las manos temblorosas y reprimiendo un sollozo.
—Oh... por los dioses... Nara... —acuno su rostro entre mis manos, sollozando.
Todo su cuerpo es sangre y golpes y apenas puede ya respirar o mantener sus preciosos ojos azules abiertos.
—Aric... —logra articular, sin saber cómo.
Es una luchadora... no puedo evitar pensar.
Pero entonces sucede, tose con fuerza y una bocanada de sangre atraviesa su boca, seguida de un hilo rojo que aparece por su nariz y dos torrentes de la misma, que caen de sus ojos y oídos. Ha muerto, ya no hay esencia vital en ella y el vacío se apodera de mi cuerpo.
Gruño y grito con fuerza al notar como su cuerpo se tensa por su muerte, y no lo pienso más, subo su muñeca hasta mi boca entre sollozos y la muerdo.
Muerdo una, dos, tres veces. En su muñeca, en su antebrazo, brazo y su hombro. Le inyecto mi veneno. Prefiero tenerla en mis tropas, aun siendo una loca, que volver con su cadáver a Keyla. No puedo ver en su rostro el vacío y el dolor por la pérdida, y yo tampoco puedo sentirlo.
La cojo en brazos, pasando uno por sus piernas y otro tras su espalda, dejando que su roja cabellera caiga inmóvil hacia atrás, antes de que sus extremidades terminen de engarrotarse.
—¡Aric! —viene Mika hacia mí con unos pantalones.
Le paso a Nara un momento, para ponerme los pantalones y vuelvo a agarrarla.
—¿Lleva alguien algo de mí veneno encima? —James asiente en su forma lobuna y Mika también.
»Bien... puede que nos haga falta si no llegamos a tiempo al campamento —si veo que sigue tesándose y no afloja, yo mismo se lo inyectaré en el corazón.
Corro, vuelo como un loco hacia el asentamiento rodeando a Nara fuertemente con mis brazos. Y no sé si lo hago por protegerla de una caída o porque no puedo ni pensar en el dolor de mi alma al no ver mejora en ella.
Su cuerpo no reacciona, ni para bien, ni para mal.
No tardamos en poner un pie en el asentamiento y un enorme alivio recorre mi cuerpo. La van a salvar, sonrío. Aquí tenemos los medios, mi madre, Einar o algún druida que haya venido para mi boda, lo hará.
—¡¿Qué ha pasado?! —grita Keyla con agonía y corre hasta su amiga agarrando su cabeza.
—Necesitamos ayuda. ¿Dónde están Einar o mi madre? —pregunto algo aliviado.
—Se fueron a Nemeton a buscar a los druidas para el juicio y nuestra boda —exclama con pesar y todo mi juicio se nubla.
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Hola, chico/as, aquí teneis un nuevo capítulo. Sé que me he tardado, pero no ha sido un mes muy fácil... de hecho no tenía muchas ganas de volver, pero os lo debía. Prometo que lo explicaré más adelante, puede que para algunos sea una tontería... pero a mi afectado mucho, asi que os pido un poco de respeto y comprensión, además ayer tuve un susto muy grande, que era justo lo que me faltaba.
Hoy no os dejo preguntas, no tengo muchos ánimos de poner a pensar nada... de hecho esto lo he podido subir porque ya estaba escrito y medio pasar a ordenador desde hace un tiempo. Comentar lo que más a gustado, lo que menos, vuestras especulaciones de lo que ha pasado o va a pasar... si quereis. Solo os dejo una cosa, ¿os habeis dado cuenta que es la primera vez que Aric narra? ARIC... Y no la protagonista, que es en quien gira la historia, ahí lo dejo.
Por hoy, solo me queda disculparme con vosotros por tardarme tanto. Nos vemos pronto. Os quiere, Nhoa♥
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