☽Any Adversity☾ Chapter 28


Multimedia: Vestido de Naiara

Canción: "Where Do We Go From Here"/Ruelle

"Como despertar de una fantasía, todo lo que queda somos tú y yo" Ruelle

☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽

Eres la elegida, hija de Ariadna...

Llevando una mano hacia mi pecho, me incorporo rápidamente en el camastro con la respiración agitada. Desde que llegué a Irlanda estos sueños me traen de cabeza, aunque parecen haberse intensificado desde el que tuve cuando me encontraba en el limbo, entre la vida y la muerte.

Carraspeo con fuerza mi garganta y me levanto, dejando a un lado las mantas que me arroparon en la noche, para ir a buscar la jarra de plata que hay depositada en la mesa, junto con el resto del desayuno.

Cogiéndola por el asa, vierto el agua en un vaso del mismo material de la jarra y lo llevo a mis labios, para beber su contenido del tirón, a grandes tragos. Una vez no queda ni una gota en el fondo del vaso, vuelvo a rellenarlo y tomo el agua del mismo modo que en el vaso anterior, aunque con más tranquilidad en los últimos sorbos.

Una vez he saciado mi sed, provocada por una noche intranquila por los sueños, decido acercar una silla y tomar algo de alimento. Porque sé que en cuanto salga por esa puerta, la poca tranquilidad que me queda será interrumpida por los cuatro locos que habitan estas tierras.

Si hubiera sabido lo que ocurriría al llegar a este país, Dios sabe la negativa que habría recibido Frederick por mi parte a venir a él, pero claro, quién lo iba a saber... Todo esto era impensable.

Tomo un cuenco de requesones humeantes que hay al lado de una bandeja de frutas y busco con la mirada algo para endulzarlos, hasta que encuentro un pequeño frasco con miel. Le echo en cantidad y lo mezclo bien, fundiéndolo también con el escaso suero azucarado, que estos portan. Espolvoreo también un poco de canela y una cuchara en la comida, para después llevármelo a la boca, donde los requesones se deshacen en mí paladar.

Estos aún están calientes, por lo que deduzco que debieron hacerlos esta mañana a primera hora. Una vez he comido unas dos o tres cucharadas, rebusco algo en la mesa que me ayude a pasar la comida y me topo con una jarra tapada. Una vez la alcanzo, veo que se trata de una infusión floral, la cual se encuentra también a unos cuantos grados, cosa que agradezco. Esta mañana, pese a tratarse de una mañana de junio, ha amanecido fresca y junto a mi destemple, ha provocado que se me calen hasta los huesos. Termino mi desayuno, entrando en calor con los cálidos manjares que me prepararon y armándome de valor, me levanto de la mesa y voy en busca de una nueva muda. Necesito vestirme e ir a buscar a Einar lo antes posible.

Me encuentro junto a una de las butacas que hay al lado del sillón, lo que creo que es mi ropa, ya preparada. Deslizo la mano apreciando la suave tela y tomo la blusa por los hombros, desplegando un magnífico vestido azul noche de terciopelo.

Me quito el camisón que me tuve puesto desde la noche anterior y me aseo dentro del barreño de madera, con las palanganas de agua tibia que habían preparado. Entre tiritones me visto rápidamente, comprobando nuevamente que el vestido se ajusta a mi cuerpo como pasó con el que me puse ayer, como si hubieran cogido cada una de las medidas de mi cuerpo mientras dormía. Agarro también el cinturón y lo paso por mi cintura, amarrándolo a ella.

Una vez vestida me calzo unas sandalias y las enlazo a mis pantorrillas. Justo cuando paso por al lado de la mesa para salir de la tienda, veo la manzana que dejé sin tocar, de soslayo y la agarro.

Camino a grandes zancadas y salgo al exterior. Unos cuántos pares de ojos en mí, pero decido ignorarlos por completo. Ninguno de los que merodean por aquí es Einar. Tengo que encontrarlo antes de que alguien nos encuentre a alguno de los dos. Necesito aclarar lo que pasó la otra noche entre nosotros dos. Necesito saber en qué piensa; pero sobre todo necesito saber que haremos de ahora en adelante.

No sé porqué, pero desde que lo conocí me siento atraída por él y desde que nos dimos ese casto beso antes de mi huida, ya no hay otra cosa en la que pueda pensar.

Miro hacia todos lados mientras camino, sin encontrarle y recibiendo inclinaciones de cabeza de los que antes me rehuían. He pasado de ser una banshee, a una Alfa para ellos. Ni yo soy capaz de creerlo.

Estoy apunto de acercarme a un grupito de mujeres dónde se encuentra Muriel, para preguntar por Einar, ya cansada de buscarle cuando la veo. A unos metros frente a mí, se encuentra Enyd, con los hombros cuadrados perfectamente, encajando una postura recta y elegante. Su pelo negro cae en una trenza suelta y deshecha hasta la altura de su cadera, resaltando su piel pálida, junto a su vestido azul y púrpura y sus grandes ojos azules, enmarcados en una espesas y largas pestañas negras.

No cabe duda de que es una mujer tan fría como hermosa. Me mira con detenimiento y seriedad desde la lejanía, como si estudiara mis movimientos antes de cazarme. Estoy casi segura, que por un instante, sus ojos se vuelven ambarinos por la furia de su loba, retándome, amenazándome...

Trago saliva y la ladeo mi mirada de la de ella, sin bajarla y manteniéndola al frente, con el mentón expuesto. Hay algo que esconde y deja entrever un oscuro corazón, eso es indiscutible y por ello, me hiela la sangre. Su marido no provoca la misma sensación en mí, pero Enyd... algo en mi interior me dice que no es de fiar, con la misma certeza y fuerza con la que mi corazón late en él.

No obstante, no pienso darle el gusto de ver mi temeridad. Sigo con mi camino, con la barbilla alzada e intentando tener el paso firme a medida de lo posible, sin que pueda notar que en verdad, todo mi cuerpo tiembla con su sola presencia.

—Mi Alfa. Buenos días mi señora —saluda Muriel con una suave reverencia, seguida por las mujeres que la acompañan.

—Buenos días Muriel —es notable como la actitud de todos ha cambiado ahora que me toman por su líder destinada, o como quieran llamarme.

—¿Se le ofrece algo? —se limpia las manos con un paño que lleva atado a sus faldas y soy consciente ahora, desde que llegué junto a ella, que se encontraba arreglando la carne de varios conejos.

—No quería interrumpirle, solo buscaba a Einar... —Muriel frunce el ceño cuando le nombro—. Para comentarle algo sobre Oráculo. Me gustaría saber su estado y si pudiera, acompañarme a verlo. Me da reparo ir yo sola a ver el estado del animal —salgo del paso como puedo y una pícara sonrisa atraviesa el rostro de Muriel, como si un pensamiento divertido hubiera pasado por su mente.

—No es molestia mi señora, estamos aquí para servirle. No obstante, no he visto al joven Einar esta mañana. Puede que se encuentre cazando o pendiente de los asuntos diplomáticos de la manada. Pero si quiere puedo avisar a algún hombre o doncella que la acompañe a ver al animal. O si lo desea y se encuentra más cómoda, puedo decir que avisen a su hermano, para que le muestre la mejoría de Oráculo.

»¿Quién mejor para mostrarselo que él? Es el único al que el caballo ha permitido cuidarle desde que apareció por el poblado. Además a él si lo vi esta mañana temprano. No andará muy lejos... —sonríe con amabilidad y niego, lo último que quiero es ponerlo en sobreaviso con mis intenciones de encontrar a Einar.

—No hace falta que lo moleste, ya veré el animal más tarde. Lo último que quiero es molestar a Aric en estos instantes. Debe de estar llevando a cabo los últimos preparativos de la boda... y... de la ejecución —esto último se atasca en mi garganta, con escozor, como si hubiera tratado de tragar un puñado de ascuas del hogar.

—No es molestia mi señora. Pero si así gusta, así será —justo inclina su cabeza para acatar mis órdenes cuando divisa algo a mi espalda y lo fulmina con la mirada.

»¡Keera! —exclama con fuerza pillándome desprevenida y provocando mi sobresalto —. Perdón, mi señora —se disculpa antes de seguir reprendiendo a su hija, la cual se encontraba con los ojos como platos observando a su madre y con la cesta de manzanas desparramadas a sus pies.

»¿Qué te he dicho de comer a deshoras?

—¡Pero mamá..! —el labio de Keera comienza a temblar mientras se cruza de brazos, rebotada y sus ojos se empañan en lágrimas.

—¡Pero mamá ni nada!

—¡Pero si aún faltan varias horas para comer! —los gritos de la niña resuenan por todo el asentamiento y he de decir, que la actitud de madre e hija, lejos de molestarme me hace gracia.

—¡El problema es que tú empiezas por una manzana y acabas exterminando una plantación de manzanos! ¡Y como no, se te quita el hambre y luego dices que el guiso me lo coma yo! —Muriel se pone de asas enfadada y antes de que la niña replique, decido interrumpirlas.

—Deja que la niña coma una manzana Muriel, para cuando llegue la hora del almuerzo se le habrá bajado a los talones —me agacho junto al cesto para recoger las manzanas del suelo. Antes de ponerme a ello, cojo la más roja y madura que veo y la limpio con la tela de la manga de mi vestido, para después extendérserla.

—Toma Keera, cómetela. Pero haz caso a tu madre y no comas más; que luego me regaña a mi también y con motivo— bromeo ante la atenta y divertida mirada que me da Muriel.

—¡Pero Reina Naiara! ¡No limpieis la manzana con su vestido, ni recojáis el resto con vuestras delicadas manos! ¡Os ensuciareis y eso no es propio de una dama de la corte! —Keera se lleva las manos a la cabeza al observar mi acción y hace que todo aquel que estaba pendiente a la conversación, incluida yo, estallemos en carcajadas.

—¡¿Como que Reina Naira?! Yo soy la eachtrach, ¿ya no lo recuerdas? —bromeo y el aura de Muriel se enturbia como la lluvia de barro, cuando me escucha.

—¡¿Cómo que eachtrach?! ¡¿Has llamado tú así a nuestra Alfa, Keera?! —vuelve a regañar.

—Fue cuando llegó a la tribu escoltada por James —confiesa con pesar.

—Y a mí me agrada esa palabra, no es nada por lo que avergonzarse —acaricio su mejilla con ternura, arrancándole una sonrisa.

—No obstante ella pertenece a Éire y a nuestra tribu. No vuelvas a referirte a ella de tal modo —tolera Muriel, pero con sus términos y condiciones.

—Sí madre... —contesta pesarosa.

—¿Dónde están tus hermanos? —cambia de tema Muriel y yo termino de recoger las manzanas del suelo.

—James está enseñando a Connor a preparar flechas junto a la laguna —informa Keera y a mi se me enciende una bombilla en cuanto escucho nombrar a su hermano mayor.

—Llévale a ellos unas manzanas también y quédate a aprender. Una mujer debe aprender a defenderse lo mismo que un hombre y no conformarse nunca con sus conocimientos. No sé dónde has escuchado que todas sois débiles y princesas, pero ya basta —las palabras de Muriel me dejan helada. Esos ideales... no eran precisamente los ideales en los que encasillaba a esta gente.

—Pero madre..

—Pero nada. Eres una mujer, no una inútil —zanja la conversación y carraspeo, cogiendo varias manzanas entre mis faldas.

—Llevémosle la merienda a tus hermanos. A mí tampoco me vendría mal aprender a hacer flechas —intento inculcarle interés, a la vez que procuro escabullirme para encontrar a Einar. Y al fin y al cabo, puede que también que James lo sepa.

—Pero tú eres una reina, no hace falta que aprendas. Ya tienes quien te proteja —me pongo a la altura de Keera y me quedo observando sus grandes ojos negros.

—Una reina es igual de fuerte que un rey, y ambos lo son al igual que el resto —no es el momento de aclarar que no soy su reina, sino de enseñarle una lección —. Y todos sin excepción, debemos aprender cosas, sobre todo a defendernos. Es lo más esencial en nuestras vidas. Aprender que no somos menos que nadie y que independientemente de nuestro rango o sexo, no debemos tolerar que otros nos ninguneen, desprecien o pisoteen —Keera me observa envelesada.

»¿Te ha quedado claro Keera?

—Sí, majestad —contesta firmemente, sin parar de contemplarme con respeto y devoción.

—Soy Naiara para ti —zanjo y esta vez espero que sea para siempre.

Parece que he convencido a Keera con mis palabras, ojalá le dure tal convencimiento. Y sobre todo, ojalá me las crea yo en algún momento.

Ojalá aprenda que puedo ser fuerte igual que cualquier otro mortal.

Y ojalá encuentre a Einar rápidamente y por fin pueda aclarar lo que hay entre los dos y por encima de todo, aclarar lo que ocurre en mi corazón. Porque no sé lo que siento por él, ni que me deparará la vida a partir de ahora, solo sé que él me da la calma que necesito para enfrentar cualquier adversidad.


☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽☾❂☽


Hola lobitos! Como la mayoría de los que leen esta novela saben, he estado desde agosto sin actualizar. Aquellos que me siguen aquí en Wattpad o en mis redes sociales saben el motivo ya que lo comuniqué en mi tablero y en redes. Pero para aquellos que no lo sepan, lo volveré a repetir. No es que no he estado escribiendo, es que tuve una crisis en la que quise dejar de hacerlo para siempre, tuve un bloqueo de escritor y de los gordos, de esos que crees que no saldrás nunca, porque en agosto perdí a un ser que quería con locura, mi abuelo, mi yayo... 

Todavía no estoy de el todo bien, pero algo voy comenzando a escribir, por lo que teniendo casi un cap más preparado, he decidido compartir este con vosotros. No sé si quedó del todo bien o si os ha gustado, solo diré que es el enlace para lo que a partir de ahora se avecina en Alpha: Dinastía. 

No voy a decir mucho más que no sea que os he echado mucho de menos y que espero que hayáis entendido lo que me ha estado ocurriendo.

Os dejo unas preguntillas:

-¿Os ha gustado?

-¿Qué creéis que pasará a partir de ahora?

-¿Qué opináis sobre lo que le dice Naia a Keera?

-¿Naiara y Einar se reencontraran? ¿Qué creéis que pasará si eso pasa?

-¿Qué queréis que pase en el siguiente cap o más adelante en la novela? Escucho sugerencias:

Y hasta aquí el capítulo de hoy. Dedicado a mi yayo que junto a mi yaya, mi otro abuelo y el resto de mis seres queridos que ya no están conmigo, cuidan de mí desde el cielo, alumbrándome en la oscuridad y guiándome como estrellas fugaces. Gracias por darme fuerza aún cuando no quería seguir sin vosotros.

Gracias a vosotros mis lectores, por darme vuestro apoyo. Os quiere, Nhoa ♥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top