18
Un poquito de Angst porque... Seamos sinceras; no es una historia mía si no tiene aun que sea un poquito de Angst.
No hay, no existe, no es posible.
Mención especial para TheEternal_, porque dió en el blanco con los lazos en el capítulo anterior.
El único día que Jimin tenía permitido entrar medianamente tarde a su trabajo, eran los miércoles. Y la razón de ello no era otra que su pequeña y adorada hermanita menor SaeMin.
Jimin atravesó las puertas del hospital y saludó a las enfermeras y cuerpo médico con la familiaridad de alguien que pasa mucho tiempo ahí, tanto como para conocer a cada persona por su nombre y crear un lazo de amistad y aprecio por parte de las personas que se compadecían de su lamentable situación.
De quien una vez fue un niño que se vió obligado a tomar responsabilidades demasiado pesadas paras sus frágiles hombros, pero que a pesar de eso vió la forma de salir adelante y ayudar a su hermanita en el proceso.
De alguien a quien a sus escasos diecisiete años corrió ante la llamada del hospital y tuvo que endurecer el corazón para lidiar con la repentina muerte de sus padres y hacerse cargo de la única familia que le quedaba.
Que tuvo que tragarse las lágrimas y explicar a su pequeña hermana de cinco años por qué mamá y papá no podrían visitarle en el hospital y que dos meses después apenas habiendo cumplido la mayoría de edad, se convertiría en su tutor legal.
Jimin caminó entre saludos y sonrisas que nunca llegaban a sus ojos al ala de pediatría del hospital y se detuvo frente a una puerta tan terriblemente familiar para él. Por alguna razón el aire no llegaba del todo hasta sus pulmones y se estaba mareando. Necesitaba un momento para recuperarse y componer una sonrisa por el bien de su hermana, aun si lo único que quería hacer era hacerse una bolita muy pequeña en el suelo y llorar. Llorar por su situación, por sus padres muertos, por su hermanita que posiblemente nunca tendría una vida normal como otros niños de su edad y por él mismo, que tal vez nunca tendría una vida normal también.
La vibración de su celular en el bolsillo de su pantalón lo sacó de sus agobiantes sentimientos y una sonrisa triste se asomó en sus abultados labios. Yoongi le estaba llamando.
Su omega gimoteó en reconocimiento de su alfa, llamándole en la distancia, necesitando su amor y protección cuando más vulnerable se sentía, y Jimin estaba de acuerdo con su omega. No sabía en que momento se había vuelto tan dependiente del mayor, cuando nunca lo había sido de nadie más, pero le necesitaba. Le necesitaba desesperadamente para decirle que todo estaría bien, que podrían salir adelante juntos, que no estaba solo. Quería apoyarse en él, contarle sus miedos y preocupaciones pero su relación era tan nueva y tierna para cargarla con sentimientos tan pesados. Tenía miedo de que el alfa se asustara y se alejara al ver el peso que Jimin cargaba en sus hombros y que nunca podría sacarse de encima. Pero le necesitaba tanto... ¿Sería un error apoyarse en él?
Jimin decidió que sería buen momento para poner a prueba al alfa. A pesar de que su relación estaba muy al inicio, como un pequeño brote de una semillita al crecer, su relación era tan tierna y frágil. Pero mejor ahora que después, así sabría si esa pequeña semilla germininaría y se convertiría en una hermosa flor o si moriría tan pronto que no tendría tiempo para crecer.
Jimin presionó el botón verde en la pantalla del celular para aceptar la llamada y se llevó el dispositivo a la oreja.
Jimin ni siquiera tuvo tiempo de decir hola, cuando la profunda y preocupada voz del alfa se dejó escuchar al otro lado de la línea.
——Minnie, amor ¿Estás bien? N-no sé cómo explicar esto pero mi lobo se estaba sintiendo agitado e intranquilo y algo me decía que eras tú. ¿Estás bien, no te ha pasado nada? ¿Estoy siendo paranoico?
Jimin se dejó caer contra la pared blanca del pasillo del hospital con un suspiro entre cansado y divertido. Una pequeña sonrisa elevó las comisuras de sus labios y un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas. Bajó la vista hasta sus zapatos para ocultar sus expresiones aún si sus feromonas estaban comenzando a delatarle sin su permiso. Un cálido sentimiento se estaba extendiendo en su pecho como una cálida manta envolviendo su cuerpo en una fría noche de invierno. Feliz, acogedor y relajante. Éste era el Yoongi que conocía y del que se estaba enamorando perdidamente aún si no debía por su trabajo, pero así eran las cosas. Este era su Yoongi; amable, amoroso, protector y tan hermoso que le hacía doler el corazón. Tan perfectamente imperfecto. Ahora quería decirle sus problemas pero por razones completamente distintas. Y lo haría.
——Estoy bien, Yoonie hyung. No me ha pasado nada.
——¿Estás seguro de eso? ¿Dónde estás? ¿Quiéres que vaya para allá? Estaré ahí en nada. Háblame, cariño. Apoyate en mí si lo necesitas, no te lo guardes para tí mismo. Estoy aquí para tí, siempre lo estaré.
Jimin sintió las lágrimas acumularse tanto de tristeza como de felicidad. ¿Cómo es que había encontrado a alguien tan perfecto? ¿Cómo había tenido tanta suerte? Su omega lloriqueó, llamando una vez más al alfa de preciosos ojos negros, necesitandolo. Cálidas lágrimas agridulces rodaron por las mejillas de Jimin, rompiendo el dique en el que había mantenido sus sentimientos tan celosamente, desbordando todas las emociones que había mantenido atrapadas ahí por los últimos siete años. Ahogandolo lentamente. Emociones que se reflejaron en su voz cuando fue necesario contestar después de largos segundos, haciendo salir su voz infinitamente triste y ahogada.
——Hyung... Te necesito.
Yoongi tropezó un par de veces mientras corría por los pasillos del hospital, importandole muy poco las malas miradas de las enfermeras, pacientes y demás personas que le miraban pasar. Ignoró dos veces las advertencia de no correr dentro de las instalaciones y se detuvo, con la respiración agitada y el sudor escurriendo por su rostro, solo hasta que vió la rubia cabellera de su chico frente a él.
Jimin estaba hecho bolita en el suelo, justo al lado de una habitación, abrazando sus piernas contra su cuerpo y la cabeza recostada en sus rodillas. Se veía tan pequeño y tan perdido que Yoongi sintió que su corazón se rompía. Preciosos ojos azules como el cielo de un día de verano le dieron la bienvenida, rojos y brillantes por las silenciosas lágrimas que caían constantemente de ellos hasta morir contra la tela del pantalón negro dónde ya formaban un círculo húmedo que eran prueba de la muerte de las otras lágrimas antes de ellas. Labios temblorosos que eran machacados constantemente por los pequeños y perlados dientes que los atrapan para contener, lo que seguramente serían sollozos.
Yoongi sintió su corazón contraerse dolorosamente. No sabía que había pasado o por qué Jimin estaba en el hospital, el Omega no le había dado ninguna explicación pero verlo así, tan pequeño y perdido lastimaba profundamente al alfa. Su lobo gruñía ansioso, disconforme con la situación y deseoso de proteger a su omega, de remplazar el dolor en esos hermosos ojos que estaba seguro que amaba, por cálida y hermosa felicidad. Yoongi no podía estar más de acuerdo con su lobo. Hacer feliz a Jimin se estaba convirtiendo rápidamente en una necesidad para él. Resguardarlo y protegerlo del mundo y sus males.
Agachandose a la altura de Jimin, Yoongi estiró una mano para acariciar la suave melena rubia del omega. Transmitiendo tranquilidad y amor con su tacto y serenidad y protección con sus feromonas hasta que un suspiro tranquilo escapó de los labios de Jimin.
Yoongi levantó con suavidad a Jimin del suelo y lo guió hasta la salida de emergencia más cercana. Asegurándose de que nadie los viese abrir la puerta y cruzó al otro lado con Jimin de la mano. El lugar estaba completamente solo y lo único que se escuchaba era el eco de sus pasos en las paredes en el pequeño espacio donde escaleras iban hacia arriba y hacia abajo, el lugar perfecto para hablar sin interrupciones.
Jimin no dijo una sola palabra, ni siquiera parecía ser consciente de que Yoongi lo había guiado hasta ahí, sus preciosos ojos perdidos en memorias de las cuales Yoongi no tenía idea y tal vez algún día sabría si el precioso chico entre sus brazos le quería contar.
——Jimin, bebé. Mírame.
Era una pequeña orden para sacar al omega de su estupor, pero no había funcionado por lo cuál, Yoongi tomó el pequeño rostro de Jimin entre sus grandes manos y lo obligó a que lo mirara a los ojos. Nada, ni una reacción. Los preciosos ojos azules seguían perdidos mientras lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, empapando las pálidas manos del alfa.
——Cariño, vuelve a mí.
Yoongi no sabía que estaba pasando ni que había llevado a Jimin hasta ese punto de quiebre, pero estaba decidido a traerlo de vuelta. A sacarlo de esa pequeña habitación en su mente en la que se había encerrado para protegerse.
Una parte de él podía escuchar al omega de Jimin llamarle, pidiéndole ayuda.
No sabiendo qué más hacer, Yoongi levantó el rostro de Jimin y lo besó. Un beso suave y delicado que no exigía nada del omega. Solo un roce de labios superficial, tranquilo que se movía suavemente como ondas en el agua. Un beso que estaba destinado a transmitir amor, seguridad y protección. Que pretendía persuadir a Jimin a salir de su mente, a regresar a la realidad, a una en la que Yoongi construiría con él con el pasar del tiempo pero que prometía infinito amor.
Lentamente Yoongi sintió a Jimin responder al beso, y eventualmente devolverlo transmitiendo su aceptación y su entrega al alfa. Yoongi finalizó el beso con otro más sobre la pequeña nariz de Jimin y apoyó su frente en la del omega, aliviado. Entonces Jimin le rodeó el cuello con ambos brazos y ocultó su rostro ahí, en ese pequeño espacio. Un sollozo desgarrador rompió el silencio y el llanto se hizo presente otra vez, pero esta vez Yoongi se sintió partícipe del dolor de Jimin y lo envolvió con sus brazos, acariciando su espalda en círculos, meciendo el delgado cuerpo lentamente, susurrando palabras tranquilizadoras.
——Estoy tan malditamente cansado, Yoongi... Tan cansado. Yo no pedí esta vida, pero tampoco puedo cambiarla.
——Shh, mi amor, estoy aquí. Apoyate en mi. Quitaré el peso de tus hombros tanto como pueda. Solo confía en mí y cuentame qué pasa. ¿Quién está en esa habitación, Jiminie?
Por primera vez Yoongi se dió cuenta del peso tan grande que cargaba el chico del que se había enamorado. Ese chico que le regaló tiernas sonrisas y dulces caricias para alejar su dolor y su estrés. Ese mismo chico que le había enamorado con su gran corazón y palabras gentiles estaba sufriendo, atrapado en una vida que odiaba.
——Mi hermanita SaeMin está ahí. Ha estado ahí por siete largos años. Tiene el cuarenta por ciento de su cuerpo paralizado y su sistema inmune es débil, por lo que necesita cuidados constantes debido a que cualquier enfermedad, por común o simple que sea, puede ser fatal. Solo tiene doce años, Yoongi.
Yoongi sintió que se le oprimía el corazón. ¿Cuánto debió de sufrir su Jimin en todos esos años? ¿Dónde estaban sus padres que le dejaban una carga tan grande a alguien tan joven? Yoongi apretó un poco más fuerte al omega entre sus brazos, pero sin llegar a causarle daño.
——¿Dónde están tus padres cariño? ¿Por qué no están aquí contigo?
Tenía que preguntar, no era posible que su Jimin sufriera tanto como lo hacía y sus padres no se preocuparan por eso. Simplemente no era posible.
——E-ellos... Ellos murieron en el accidente que dejó a SaeMin en esa cama poco antes de que cumpliera los dieciocho.
Ahora definitivamente se le rompió el corazón a Yoongi, todo tenía sentido ahora. Su precioso omega estaba solo, nadie en quien pudiese apoyarse, que lo ayudara, que le dijera lo fuerte y valiente que había sido a lo largo de todos esos años al hacerse cargo de su hermanita y de sí mismo y de todas esas costosas facturas medicas. Diosa Luna, al alfa no le extrañaba que Jimin se quebrara como lo hizo, ni que se mostrara tan triste cuando le pidió cortejo el fin de semana pasado, era solo cuestión de tiempo para que su pobre Jimin no lo soportara más.
Yoongi tomó el rostro de Jimin con ambas manos y juntó ambas frentes mientras los dos cerraban los ojos al mismo tiempo. Uno dando amor y conciliación apoyo mientras el otro recibía y guardaba de éste tanto como podía dentro de su corazón.
——Ahora estoy yo aquí, Jimin. Y no me iré. Me quedaré firmemente a tu lado, como una roca, como tu alfa. Me convertiré en el pilar que necesitas para que puedas salir adelante. Juntos lo haremos.
Toy triste :c
Ya casi salimos de la ola de dramas, no se preocupen. ❤
Les dejo un Yoongi riendo en los medios para que no se sientan tan tristes. Y porque puedo escuchar su risita en mi cabeza y se lo había prometido a una autora muy especial unos capítulos atrás.
-Kim
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top