Capítulo 10
Sus amigos le echaron una mirada confundida al castaño. Ambos ya habían guardado sus cosas en sus respectivas mochilas y estaban esperando a Pedri al lado de la puerta mientras este terminaba de subir su tarea al Drive.
Pedri dejó correr su mirada de Gavi a sus amigos y viceversa. Acabó encogiéndose de hombros al no saber que quería el cachorro justo en estos momentos de él. ¿Acaso estaban siendo demasiado obvios?
—Esperen afuera, chicos, ya iré—les comentó, y ambos chicos salieron no sin antes de regalarle una mirada preocupada al canario, sabiendo perfectamente que el tiempo estaba corriendo en su contra.
Una vez que la puerta estaba cerrada se quedó mirando de manera expectante a Gavi, esperando a qué diga algo.
—¿Querías hablar?
-Yo...¿No crees que es mejor que me mude con Emiliano?-¡Bravo! Pablo Martin, eres increíble, solo tenías que hacer una cosa bien y fallas.
-Digo, no te gusta compartir tu habitación, se nota que te molesta mi presencia así que, creo que sería mejor que me quede con Emi.-decir que la mirada y la forma en la que Pedri se estaba acercándo no lo asustó y seria mentir.
-A-Ademas no creo que a sea un problema para Emi.
El buen humor que llevaba consigo el mayor se vio erradicado de un momento al otro tras los comentarios de su cachorro.
Hizo una mueca de disgusto.
—¿De verdad te he dado una tan mala impresión? Joder, Pablo, te voy a buscar a no sé qué hora de la madrugada para devolverte acá y me sigues diciendo estas cosas como si yo viviese amargado 24/7 de tu presencia.
El alfa arrugó la nariz al solo pensar en lo que posiblemente haría Emiliano con él una vez estarían más tiempo a solas.
—Yo te he advertido y quién avisa no es traidor. Emiliano no es un buen hombre, cachorro y no me da corte decirlo.
Sus uñas se hundieron en las palmas de sus manos, tratando de calmar su creciente molestia. Le costaba mucho más en días de luna llena, pero normalmente tampoco sería un problema.
Pedri de verdad se estaba comenzando a preocupar que por qué en la presencia de Gavi se volvía un torbellino de emociones.
-¡Deja de acusar a Emiliano! Desde que llegue, él fue el único que se preocupo, si llegaba bien a mis clases, si comía o si tenia frío.
-No entiendo tu problema con él, pero no lo voy a apartar de mi lado, es mi amigo.-Dijo lo último acercándose de una forma muy peligrosa a Pedri, centímetros eran los que faltaban para que sus rostros tuvieran un contacto directo.
-No sé tus razones, y tampoco pienso preguntar, pero quiero que entiendas una cosa, no soy alguien manipulable, si lo que te preocupa es que Emiliano se aproveche de mí, eso no va a pasar, no si yo no quiero.-dicho eso se apartó de golpe, como si recién se hubiera dado cuenta de la posición que había tomado.
-Ten buenas noches.-dijo para salir de la habitación, vio a los amigos de Pedri, los cuales fingian no haber estado escuchando detrás de la puerta.
-Buenas noches.
Hizo una mueca de desagrado cuando Gavi volvió a comenzar a chillar, sintiéndose incómodo por el elevado volumen.
Pedri mentía si diría que aquellas palabras no le dolían, pero no sabía ni por qué. Tal vez era porque temía por su futuro, aunque en el fondo sabía que no era así, y su lobo se lo estaba dejando muy claro.
—¿Pepi?—llamó con cuidado Ferran cuando veía que Pedri no se movía.
Tenía a Gavi tan, pero tan cerca de él que hacía su lobo aullar. Quería extender su mano y atraerlo hacia el, pero se contuvo con todas sus fuerzas, sabiendo que sería un error.
Sacudió la cabeza antes de salir finalmente de la habitación.
—Vámonos, que la luna ya va a salir.
Y con eso continuaron con su plan. Dejaron sus cosas en la habitación de Ansu antes de volver a colarse fuera de las murallas del basto internado.
Todos sus sentidos estaban en alerta, pero Pedri sabía perfectamente que los cazadores no se ensuciarían las manos como ellos para escapar del enorme edificio a sus espaldas sino que salían y entraban como cualquier persona normal.
Debía ser bonito ser hijo del director del internado.
Gavi sentía un revoltijo de sentimientos, no era su intención haberle gritado a Pedro, pero todas las cosas se le acumularon.
Con pasos decididos fue hasta la habitación de Emiliano, estando parado ahí volvió a replantearse las cosas ¿Realmente va a seguir a Emiliano hasta el bosque en medio de la noche para ver a un hombre lobo? Y dicho hombre lobo era su compañero de habitación, del cual tenía sentimientos encontrados.
Tan metido estaba en sus pensamientos que se sobresaltó cuando Emiliano lo cubrió con su abrigo.
-Es mejor que lleves mi aroma, él sabe que yo estaré ahí, así que pasaras desapercibido.
-Emiliano...¿Eres un cazador no?-Los cazadores son un grupo de personas que cazan a toda criatura sobrenatural que se encuentran, entre ellos principalmente los hombres lobo.
-De no ser así no sabrías sobre Pedri y tampoco estarías tan calmado.
-Leíste el libro... Sí, soy un cazador y no soy el único, es hora de irnos.
Gavi ya no dijo nada, simplemente tomo la mano que el otro le ofrecía, no es como la calidez de Pedri, Emiliano le daba hasta cierto punto, una sensación de seguridad, pero Pedri... Con él era diferente.
Con la luna casi en lo alto, ambos jóvenes se adentraron en el bosque.
-Escucha, lo veras y te iras ¿De acuerdo? No quiero arriesgarme a que algo malo te pase.-decía Emiliano apretando su mano.
-¿Sus amigos también son lobos?
-¿Te refieres a Ferran y Ansu?
Gavi asintió, si ellos no eran lobos, entonces...
-No, ellos son como tú.
-Entonces ¿Por qué no les advertiste a ellos también?
-¿Sinceramente? No me importa, cuidado con las raíces.-decía ayudándolo con la linterna.-Ellos sabían en que se metían, pero tú...
-¿Yo qué?
-No quiero que nada malo te pase, ni que salgas lastimado.-dijo para detenerse y mirar al menor con los ojos de alguien con temor.
-Eres importante para mí ¿ok?
-Emi...
-Vamos, por allá hay un sitio en el que podemos ver casi todo el bosque.
Emiliano volvió a seguir y llevando a Gavi de la mano llegaron aún pequeño barranco, y efectivamente se podía ver mucho del bosque desde ahí.
-¿Y ahora?-pregunto Gavi sentándose en el suelo.
-Vamos a esperar, cuando la luna llegue a su punto má..-Antes de seguir hablando, Emiliano fue derrumbado por una cosa con mucho pelo, pelo blanco.
-¡Emi! -Gavi trato de acercarse, pero Emiliano se lo impidió.
-¡Corre! ¡Estaré bien!
Era joven, y acababa de descubrir que los hombres lobo era reales, porque esa cosa era uno, es imposible que un lobo normal tenga semejante tamaño.
Con miedo, empezó a correr, esquivando raíces, ramas. Tanto era el miedo que sin darse cuenta, terminó más profundo en el bosque y para empeorar, terminó perdido y por un descuido tropezó con unas raíces lo que provocó su caída en picada desde una preocupante altura.
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