第8章

sentado en la camilla, piernas cruzadas, luke tenía la mente en blanco e imaginación completamente vacía. fruncía el ceño observando con repudio la hoja de papel encima de sus pies, cuando unos levesーapenas audiblesーgolpes a su puerta lo sacaron de su trance.  

"¡adelante!" gritó, suspirando un tanto exhausto, aunque tal acto estaba fuera de lugar ya que el muchacho no había hecho más que investir su tiempo en hacer casi nada.

su mirada se posó atentamente en la puerta de la habitación, vio cómo la dorada perilla se giraba. a pasos inseguros el invitado se adentró al interior, quedándose de pie a medias una vez de haber alzado vacilantemente su mano en modo de saludo.

"desteñido." luke murmuró más para sus adentros debido a la sorpresa, no esperaba que el muchacho fuera a añorar su compañía.

michael asintió indeciso, se sentía como un tonto por haber dejado que sus impulsos lo rigieran. al alzar la mirada que mantenía clavada por unos momentos en el suelo, visualizó al rubio palmando la superficie de su cama, una discreta sonrisa dibujada en sus labios.

el desteñido mostró una hilera sonriente apenas notable, y procedió a acatar a la pedida de éste.

"sabía que me extrañarías." luke habló, clara diversión y picardía en su semblante. pero en parte mentía, pues estaba al tanto que en diversos casos él podía llegar a ser una molesta piedra en el calzado.

"y-yo no, no te extrañaba, sólo es que," dijo precipitado, un tanto titubeante. "solamente vine para cerciorarme de que no hubieras cometido una locura."

"sí, como tú digas." el rubio le guiñó un ojo y punzó el estómago lateral de michael. éste no hizo más que retorcerse.

luke sonrió nuevamente, pero luego el recuerdo de su asignatura aún por concluir atestó su cerebro. liberó un profundo suspiro apoyando ambos codos en sus rodillas y acopando sus mejillas. a los ojos de michael parecía cansado.

"¿qué hacías?" el desteñido preguntó, ojeando la blanca hoja que yacía intacta en su cama.

"un estúpido trabajo que según billy 'es necesario para expresarnos'" bufó rodando los ojos. "tengo que escribir lo que sea con tal de reflejar mis emociones."

"oh," inclinó su cabeza."¿qué es lo tienes hasta ahora?"

"esto."

"pero está en blanco."

"exacto." chasqueó sus dedos y se frotó el rostro desesperado. michael soltó una risita chillona.

"¿por qué no dibujas? los dibujos pueden llegar a expresar mucho más que las palabras." propuso inocente, lo cual guió a luke a entrecerrar los ojos y carcajear, inclinando su cabeza hacia atrás como si aquello hubiera sido una gran broma.

"¿estás bromeando, cierto? ¿tengo pinta de poder dibujar?" continuó burlándose encarnecidamente de su propia persona.

"y-yo te," el desteñido parpadeó fugazmente. "yo te podría enseñar." dijo en voz baja, tímida mirada como un animal desprotegido.

"¿¡harías eso por mí!?" abrió sus zarcos ojos sorprendido. michael asintió con la cabeza en silencio.

el rubio estuvo a medio metro de lanzarse encima suyo y rodearlo con sus brazos, él desentendía lo que era el espacio personal. pero el tono bullicioso del teléfono en la mesilla de noche se interpuso entre su desaliñado disparate.

luke puso los ojos en blanco y resopló, sabía muy bien de quién se trataba.

"¿bueno?" respondió luego de alzar un dedo hacia michael con el fin de que aguardara. "sí, ajá." masculló desganado. "ya lo hice, sí. me va muy bien, ¿qué crees? mejor que nunca." el sarcasmo se notaba a leguas.

aquella conversación en donde el muchacho formulaba respuestas secas y cortantes perduró unos cuantos minutos más, hasta que eventualmente finalizó la llamada, casi atizando el aparato a su lugar.

"ugh, no sabes lo molesta que es mi madre." se despeinó el cabello negando con la cabeza, exhausto de escuchar a diario sus preguntas exigentes.

"no deberías decir eso. ella simplemente se preocupa por ti." michael contradijo, mirando cabizbajo sus manos mientras jugaba con sus dedos.

"quizás, pero puede llegar a ser muy asfixiante." rió, ya que no restaba otra reacción posible de emplear.

"yo no me quejaría."

"apuesto a que sí."

"yo sé que no." alzó su verdosa mirada, y en ese preciso momento luke supo que aquellas palabras tenían detrás una historia.

"¿por qué lo dices?" decidió preguntar, él no estaba dispuesto a quedarse con la nefasta duda.

michael desvió sus ojos hacia el suelo, fruncía el ceño como si estuviera conteniendo un sollozo por dentro. el muchacho de al lado ladeó la cabeza con el fin de hacer nuevamente contacto visual, murmurándole que él también podía ser su inigualable confidente.

entonces, michael contó su historia. al menos, una parte de ella. desde pequeño había tenido problemas en relacionarse en la escuela, lo cual conllevó a que siempre estuviera acompañado de sí mismo. él siempre estaba solo, y más aún; cuando lo que le ocurrió creó también la indiferencia de sus padres.

ambos eran un matrimonio reconocido por la sociedad, su madre era una respetuosa jueza y su padre un famoso presentador en el mundo televisivo. ellos tenían problemas maritales, como todos; pero a la vista del mundo eran la pareja perfecta. pulcros y adinerados. lo cual los llevó a internar a su único hijo con problemas por el que sentían vergüenza. creían que sería una gran mancha en su impecable pública figura.

el desteñido retuvo victoriosamente las lágrimas que amenazan por salir. dolía demasiado. él simplemente anhelaba cariño, y lo único que había obtenido en esta vida era la espalda de todos.

"y por eso hay una diferencia inmensa entre nosotros, luke. a ti te internaron porque tus padres te quieren, mientras que los míos lo hicieron para deshacerse del estorbo que soy." sonrió afligido, le ayudaba a reprimir el líquido salado en sus ojos.

"yo no creo que seas un estorbo, michael." llamó la atención del desteñido de inmediato, sabía que siempre usaba su nombre en intentos de hablar con seriedad.

"lo soy, luke." afirmó seguro. "malditamente lo soy. no sirvo para nada. lo único que hago es despertar todos los días y pensar acerca de lo inservible que soy." ya no podía más. sus lágrimas se deslizaban libremente por sus mejillas. "nadie me quiere. a nadie le importo. absolutamente a nadie le importaría si mañana muriera de improviso."

su campo visual se encontraba distorsionado por el mar en sus ojos, pero entonces, divisó una mano enfrente de su cuerpo. luke estaba ahí, parado a poca distancia, brazo rígido con su mano extendida. michael no supo en qué momento éste se había puesto de pie.

el rubio una vez le juró que nunca sentiría pena por él, y de alguna manera posible estaba sustituyendo esa pena por un poco de aprecio.

"¿q-qué, qué estás haciendo?" juntó sus cejas limpiándose las lágrimas de su rostro. su entrecejo se unió aún más cuando el rubio sonrió y tomó su mano sin aviso, agitándola alborozadamente.

"me estoy presentando nuevamente," el rubio dijo calmado sin diluir la sonrisa de sus labios. "hola, desteñido. gusto en conocerte. mi nombre es nadie."

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